Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 8.3.8-9

Texto

na vidyate yasya ca janma karma vā
na nāma-rūpe guṇa-doṣa eva vā
tathāpi lokāpyaya-sambhavāya yaḥ
sva-māyayā tāny anukālam ṛcchati
tasmai namaḥ pareśāya
brahmaṇe ’nanta-śaktaye
arūpāyoru-rūpāya
nama āścarya-karmaṇe

Palabra por palabra

na — no; vidyate — hay; yasya — de quien (de la Suprema Personalidad de Dios); ca — también; janma — nacimiento; karma — actividades; — o; na — ni; nāma-rūpe — ningún nombre o forma materiales; guṇa — cualidades; doṣaḥ — defectos; eva — ciertamente; — o; tathāpi — aun así; loka — de la manifestación cósmica; apyaya — quien es la destrucción; sambhavāya — y creación; yaḥ — aquel que; sva-māyayā — por Su propia potencia; tāni — actividades; anukālam — eternamente; ṛcchati — acepta; tasmai — a Él; namaḥ — ofrezco mis reverencias; para — trascendental; īśāya — que es el controlador supremo; brahmaṇe — que es el Brahman Supremo (Parabrahman); ananta-śaktaye — de potencia ilimitada; arūpāya — que no posee forma material; uru-rūpāya — con diversas formas o encarnaciones; namaḥ — ofrezco mis reverencias; āścarya-karmaṇe — cuyas actividades son maravillosas.

Traducción

La Suprema Personalidad de Dios no tiene nacimiento, ni actividades, ni forma, ni nombre, ni defectos ni cualidades materiales. A fin de cumplir el objetivo por el cual se crea y se destruye el mundo material, Él adviene con la forma de un ser humano, como el Señor Rāma o el Señor Kṛṣṇa, mediante Su potencia interna original. Él posee una potencia inmensa, y actúa de modo maravilloso en Sus diversas formas, todas las cuales están libres de contaminación material. Él es, por lo tanto, el Brahman Supremo, y a Él ofrezco mis respetos.

Significado

En el Viṣṇu Purāṇa se dice: guṇāṁś ca doṣāṁś ca mune vyatīta samasta-kalyāṇa-guṇātmako hi. La Suprema Personalidad de Dios no tiene forma material, ni cualidades ni defectos materiales. Él es espiritual, y es el único receptáculo de todas las cualidades espirituales. En el Bhagavad-gītā (4.8), la Suprema Personalidad de Dios afirma: paritrāṇāya sādhūnāṁ vināśāya ca duṣkṛtām. Las actividades del Señor, que salva a los devotos y aniquila a los demonios, son trascendentales. Todo el que es aniquilado por la Suprema Personalidad de Dios obtiene el mismo resultado que el devoto protegido por el Señor; ambos se elevan a la posición trascendental. La única diferencia está en que el devoto va directamente a los planetas espirituales para gozar de la compañía del Señor Supremo, mientras que los demonios se elevan a brahmaloka, la refulgencia impersonal del Señor. No obstante, ambos se elevan a una posición trascendental. El Señor mata o aniquila a los demonios, pero ese matar no es como el matar del mundo material. Aunque parece actuar en el ámbito de las modalidades de la naturaleza material, el Señor es nirguṇa, está por encima de las modalidades de la naturaleza. Su nombre no es material; de lo contrario, ¿cómo podría alcanzarse la liberación mediante el canto de Hare Kṛṣṇa, Hare Rāma? Los nombres del Señor, como Rāma y Kṛṣṇa, no son diferentes de la persona Rāma o Kṛṣṇa. Así, con el canto del mantra Hare Kṛṣṇa, nos relacionamos constantemente con Rāma y Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios; de ese modo, alcanzamos la liberación. Un ejemplo práctico al respecto es el de Ajāmila, que se mantuvo siempre trascendental a sus actividades por el simple hecho de cantar el nombre de Nārāyaṇa. Si esto fue así en el caso de Ajāmila, ¿qué puede decirse cuando se trata del Señor Supremo? El Señor, cuando viene al mundo material, no pasa a ser producto de la materia. Así lo confirma constantemente el Bhagavad-gītā (janma karma ca me divyamavajānanti māṁ mūḍhāḥ mānuṣīṁ tanum āśritam). Por lo tanto, cuando la Suprema Personalidad de Dios, Rāma o Kṛṣṇa, desciende para realizar actividades trascendentales en nuestro beneficio, no debemos considerarle un ser humano corriente. Cuando el Señor adviene, lo hace en virtud de Su potencia espiritual (sambhavāmy ātma-māyayā). Como no es forzado a venir por la energía material, es siempre trascendental. No debemos considerar al Señor Supremo un ser humano corriente. Los nombres y las formas materiales están contaminados, pero el nombre y la forma espirituales son trascendentales.