Texto 16

VERSO 16

Texto

manaḥ sva-buddhyāmalayā niyamya
kṣetra-jña etāṁ ninayet tam ātmani
ātmānam ātmany avarudhya dhīro
labdhopaśāntir virameta kṛtyāt

Palabra por palabra

Sinônimos

manaḥ — la mente; sva-buddhyā — mediante su propia inteligencia; amalayā — puro; niyamya — mediante la regulación; kṣetra-jñe — a la entidad viviente; etām — todos ellos; ninayet — funde; tam — eso; ātmani — el ser; ātmānam — el ser; ātmani — en la Superalma; avarudhya — estando atrapado; dhīraḥ — el plenamente satisfecho; labdha-upaśāntiḥ — aquel que ha conseguido bienaventuranza plena; virameta — deja de; kṛtyāt — todas las demás actividades.

manaḥ — a mente; sva-buddhyā — com sua própria inteligência; amalayā — imaculada; niyamya — regulando; kṣetra-jñe — na entidade viva; etām — todos eles; ninayet — imergem; tam — isto; ātmani — o eu; ātmānam — eu; ātmani — no Supereu; avarudhya — fechando-se; dhīraḥ — plenamente satisfeito; labdha-upaśāntiḥ — alguém que alcançou completa bem-aventurança; virameta — desvencilha-se de; kṛtyāt — todas as outras atividades.

Traducción

Tradução

Después, el yogī debe fundir la mente en la entidad viviente mediante su inteligencia pura, y luego fundir la entidad viviente en la Superalma. Y al hacer eso, la entidad viviente plenamente satisfecha se sitúa en la etapa suprema de la satisfacción, para así dejar de hacer todas las demás actividades.

Em seguida, através de sua inteligência imaculada, o yogī deve imergir sua mente na entidade viva e, então, imergir a entidade viva no Supereu. E, tomando essa atitude, a entidade viva completamente satisfeita situa-se na fase de suprema satisfação, desvencilhando-se de todas as outras atividades.

Significado

Comentário

Las funciones de la mente son pensar, sentir y desear. Cuando la mente es materialista, o está absorta en el contacto con lo material, actúa en aras del adelanto material del conocimiento, terminando de un modo destructivo en el descubrimiento de las armas nucleares. Pero cuando la mente actúa bajo la incitación espiritual, actúa maravillosamente para ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios, en aras de una vida de completa dicha y eternidad. En consecuencia, la mente tiene que ser manipulada mediante una inteligencia buena y pura. La inteligencia perfecta se manifiesta en el hecho de prestar servicio al Señor. Uno debe ser lo suficientemente inteligente como para entender que el ser viviente es, en todas las circunstancias, un sirviente de las circunstancias. Todo ser viviente está cumpliendo las órdenes del deseo, la ira, la lujuria, la ilusión, la locura y la envidia, afectadas todas por lo material. Pero incluso mientras ejecuta esas órdenes de diferentes temperamentos, es infeliz perpetuamente. Cuando uno siente esto de hecho y vuelve la inteligencia hacia el proceso de investigar el asunto con las fuentes idóneas, recibe información acerca del amoroso servicio trascendental del Señor. En vez de servir de un modo material para ser objeto de los diferentes humores del cuerpo que se mencionaron antes, la inteligencia de la entidad viviente se libera entonces de la infeliz ilusión producto del temperamento materialista, y, así pues, mediante la inteligencia pura, la mente es puesta al servicio del Señor. El Señor y Su servicio son idénticos, ya que ambos se encuentran en el plano absoluto. Por lo tanto, la inteligencia pura y la mente se funden en el Señor, y de ese modo la entidad viviente no sigue siendo vidente ella misma, sino que es vista por el Señor de un modo trascendental. Cuando el Señor ve a la entidad viviente directamente, le indica que actúe conforme a Su deseo, y cuando la entidad viviente lo sigue a Él de una manera perfecta, deja de desempeñar cualquier otro deber que busque su satisfacción ilusoria. En su estado puro e inmaculado, la entidad viviente alcanza la etapa de plena bienaventuranza, labdhopaśānti, y acaba con todos los anhelos materiales.

SIGNIFICADO—As funções da mente são pensar, sentir e desejar. Quando é materialista, ou absorta em contato material, a mente age com o propósito de avançar em conhecimento material, e acaba descobrindo armas nucleares destrutivas. Porém, ao agir sob o impulso espiritual, a mente faz maravilhas, tentando voltar ao lar, voltar ao Supremo, e obter uma vida em completa bem-aventurança e eternidade. Portanto, a mente deve ser manipulada por uma inteligência boa e pura. Verdadeira inteligência é prestar serviço ao Senhor. A pessoa deve ser bastante inteligente para compreender que, em qualquer situação, a entidade viva é um servo das circunstâncias. Todo ser vivo está servindo aos ditames do desejo, da ira, da ilusão, da insanidade e da inveja – todos os quais sofrem influência da matéria. Contudo, mesmo enquanto executa essas imposições dos diferentes temperamentos, não deixa de ser infeliz. Ao desenvolver essa percepção e passar a usar sua inteligência para indagar sobre isso das fontes corretas, a pessoa obtém informações sobre o transcendental serviço amoroso ao Senhor. Ao invés de prestar serviço material a esses diferentes sentimentos físicos, a inteligência da entidade viva liberta-se, então, dessa infeliz ilusão, o temperamento materialista, e, dessa maneira, com a inteligência pura, a mente é induzida a servir o Senhor. O Senhor e Seu serviço são idênticos, estando no plano absoluto. Assim, a inteligência pura e a mente imergem no Senhor, de modo que a entidade viva não permanece sendo a própria pessoa que vê, senão que passa a ser vista transcendentalmente pelo Senhor. Quando a entidade viva é diretamente vista pelo Senhor, Ele ordena que ela atue de acordo com o desejo dEle, e, ao seguir à risca Suas instruções, a entidade viva não cumpre mais nenhum outro dever que produza apenas sua satisfação ilusória. Em seu estado puro e imaculado, o ser vivo alcança a fase de bem-aventurança plena, labdhopaśānti, e perde todos os anseios materiais.