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Capítulo 2

El Señor que está en el corazón

Texto

śrī-śuka uvāca
evaṁ purā dhāraṇayātma-yonir
naṣṭāṁ smṛtiṁ pratyavarudhya tuṣṭāt
tathā sasarjedam amogha-dṛṣṭir
yathāpyayāt prāg vyavasāya-buddhiḥ

Palabra por palabra

śrī-śukaḥ uvāca — Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo; evam — justo de la misma manera; purā — antes de la manifestación del cosmos; dhāraṇayā — mediante esa concepción; ātma-yoniḥ — de Brahmājī; naṣṭām — perdido; smṛtim — recuerdo; pratyavarudhya — por el hecho de recobrar el conocimiento; tuṣṭāt — por apaciguar al Señor; tathā — después; sasarja — creó; idam — este mundo material; amogha-dṛṣṭiḥ — aquel que ha logrado tener una visión clara; yathā — como; apyayāt — creado; prāk — al igual que antes; vyavasāya — averiguó; buddhiḥ — inteligencia.

Traducción

Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo: Previamente, antes de la manifestación del cosmos, el Señor Brahmā, por el hecho de meditar en el virāṭ-rūpa y apaciguar al Señor, recobró la conciencia que había perdido. En virtud de ello, él pudo reconstruir la creación tal como estaba antes.

Significado

A Śrī Brahmājī se lo menciona aquí como un ejemplo de olvido. Brahmājī es la encarnación de uno de los atributos mundanos del Señor. Como él es la encarnación de la modalidad de la pasión de la naturaleza material, el Señor lo apodera para que genere la hermosa manifestación material. Sin embargo, puesto que es una de las numerosas entidades vivientes, es propenso a olvidar el arte de su energía creativa. Este olvido del ser viviente —yendo desde Brahmā hasta la más baja e insignificante de las hormigas— es una tendencia que se puede contrarrestar mediante el acto de meditar en el virāṭ-rūpa del Señor. Esta oportunidad se encuentra disponible en la forma de vida humana, y si el ser humano sigue la instrucción del Śrīmad-Bhāgavatam y comienza a meditar en el virāṭ-rūpa, entonces el restablecimiento de su conciencia pura y la neutralización de la tendencia a olvidar la relación eterna que tiene con el Señor, pueden ocurrir simultáneamente. En cuanto este olvido se aparta, el vyavasāya-buddhi, tal como se menciona aquí y en el Bhagavad-gītā (2.41), aparece de inmediato. Este conocimiento comprobado del ser viviente lleva al servicio amoroso que se le presta al Señor, del cual el ser viviente requiere. El Reino de Dios es ilimitado; por lo tanto, el número de manos asistentes que tiene el Señor también es ilimitado. El Bhagavad-gītā (13.14) afirma que el Señor tiene Sus manos, piernas, ojos y bocas en absolutamente todos y cada uno de los rincones de Su creación. Esto significa que las expansiones de las partes integrales diferenciadas, que se denominan jīvas o entidades vivientes, son manos asistentes del Señor, y todas ellas tienen la función de prestar al Señor un determinado tipo de servicio. El alma condicionada, incluso en la posición de brahmā, olvida eso por influencia de la energía material ilusoria que se genera del egoísmo falso. Ese egoísmo falso se puede contrarrestar, si se invoca un estado de conciencia de Dios. Liberación significa salirse del estado de sopor causado por el olvido, y situarse en el estado del verdadero servicio amoroso del Señor, tal como sirve de ejemplo el caso de Brahmā. El servicio de Brahmā es el modelo del servicio que se presta en un estado liberado, a diferencia de los mal llamados servicios altruistas llenos de errores y olvido. La liberación nunca es inacción, sino servicio sin errores humanos.

Texto

śābdasya hi brahmaṇa eṣa panthā
yan nāmabhir dhyāyati dhīr apārthaiḥ
paribhramaṁs tatra na vindate ’rthān
māyāmaye vāsanayā śayānaḥ

Palabra por palabra

śābdasya — del sonido védico; hi — ciertamente; brahmaṇaḥ — de los Vedas; eṣaḥ — estos; panthāḥ — el camino; yat — que es; nāmabhiḥ — mediante diferentes nombres; dhyāyati — cavila; dhīḥ — inteligencia; apārthaiḥ — mediante ideas sin sentido; paribhraman — deambulando; tatra — ahí; na — jamás; vindate — disfruta; arthān — realidades; māyā-maye — en cosas ilusorias; vāsanayā — mediante diferentes deseos; śayānaḥ — como si soñara mientras duerme.

Traducción

La manera en que se presentan los sonidos védicos es tan engañosa, que dirige la inteligencia de la gente hacia cosas sin sentido, tales como los reinos celestiales. Las almas condicionadas se la pasan soñando con esos ilusorios placeres celestiales, pero en verdad no saborean ninguna felicidad tangible en esos lugares.

Significado

El alma condicionada siempre está dedicada a trazar planes en busca de la felicidad dentro del mundo material, incluso hasta el tope de los límites del universo. Ella ni siquiera se siente satisfecha con las comodidades que hay disponibles en este planeta Tierra, en donde ha explotado los recursos naturales lo mejor que ha podido. Ella quiere ir a la Luna o al planeta Venus a explotar los recursos naturales de ahí. Pero el Señor nos ha advertido en el Bhagavad-gītā (8.16) que todos los innumerables planetas de este universo, así como también aquellos que se encuentran en otros sistemas, no valen la pena. Existe una infinidad de universos, y también hay una infinidad de planetas en cada uno de ellos. Pero ninguno es inmune a los principales sufrimientos de la existencia material, es decir, a los tormentos del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. El Señor dice que ni siquiera el planeta más elevado de todos, conocido como Brahmaloka o Satyaloka (y ni qué hablar de otros planetas, tales como los planetas celestiales), es una tierra apropiada para residir en ella, debido a la presencia de los tormentos materiales, tal como se mencionó antes. Las almas condicionadas se encuentran estrictamente controladas por las leyes de las actividades fruitivas, a raíz de lo cual a veces ascienden hasta Brahmaloka y de nuevo descienden a Pātālaloka, como si fueran niños poco inteligentes que juegan en un tiovivo. La verdadera felicidad se encuentra en el Reino de Dios, en donde nadie tiene que someterse a los tormentos de la existencia material. Por lo tanto, los derroteros védicos que presentan actividades fruitivas a las entidades vivientes, son engañosos. Uno piensa que existe un modo de vida superior en este país o en aquel, o en este planeta o en aquel otro, pero en ninguna parte del mundo material uno puede cumplir el verdadero deseo de su vida, es decir, conseguir una vida eterna, plena inteligencia y bienaventuranza total. De una manera indirecta, Śrīla Śukadeva Gosvāmī afirma que, en la última etapa de la vida, Mahārāja Parīkṣit no debe desear trasladarse a los llamados planetas celestiales, sino que debe prepararse para ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios. Ninguno de los planetas materiales, ni las comodidades que hay disponibles en ellos para vivir, son perdurables; por ende, uno debe mostrar una verdadera renuencia a disfrutar de esa felicidad temporal que ellos proporcionan.

Texto

ataḥ kavir nāmasu yāvad arthaḥ
syād apramatto vyavasāya-buddhiḥ
siddhe ’nyathārthe na yateta tatra
pariśramaṁ tatra samīkṣamāṇaḥ

Palabra por palabra

ataḥ — por esta razón; kaviḥ — la persona iluminada; nāmasu — de nombres únicamente; yāvat — mínima; arthaḥ — necesidad; syāt — debe ser; apramattaḥ — sin estar loco tras ellas; vyavasāya-buddhiḥ — con inteligencia fija; siddhe — para el éxito; anyathā — de lo contrario; arthe — por el bien de; na — nunca debe; yateta — esforzarse por; tatra — ahí; pariśramam — trabajando mucho; tatra — ahí; samīkṣamāṇaḥ — aquel que ve en la práctica.

Traducción

En razón de eso, mientras la persona iluminada se encuentra en el mundo de los nombres, debe esforzarse únicamente por satisfacer las necesidades básicas de la vida. Ella debe tener la inteligencia fija y nunca debe esforzarse por cosas poco recomendables, estando en capacidad de percibir en la práctica que toda esa clase de esfuerzos solo significan trabajar mucho para nada.

Significado

El bhāgavata-dharma, o el culto del Śrīmad-Bhāgavatam, es totalmente distinto de la senda de las actividades fruitivas, que los devotos consideran que solo son una pérdida de tiempo. Todo el universo, o, a decir verdad, toda la existencia material, sigue existiendo como jagat, con el solo fin de hacer planes para lograr una posición muy cómoda o segura, aunque todo el mundo ve que esta existencia no es ni cómoda ni segura, ni jamás podrá serlo en ninguna etapa de su desarrollo. Aquellos que están cautivados por el adelanto ilusorio de la civilización material (siguiendo la senda de la fantasmagoría), son sin duda unos locos. Toda la creación material es únicamente un malabarismo de nombres; en efecto, no es más que una engañosa creación de elementos tales como tierra, agua y fuego. Los edificios, los muebles, los automóviles, las cabañas, los molinos, las fábricas, las industrias, la paz, la guerra e incluso la máxima perfección de la ciencia material, es decir, la energía atómica y la electrónica, son tan solo nombres engañosos de elementos materiales junto con las reacciones de las tres modalidades que los acompañan. Como el devoto del Señor los conoce perfectamente bien, a él no le interesa crear cosas poco recomendables, para una situación que no es real en absoluto, sino que simplemente está hecha de nombres que no tienen más importancia que el murmullo de las olas del mar. Los grandes reyes, líderes y soldados pelean entre sí a fin de perpetuar sus nombres en la historia. En el transcurso del tiempo son olvidados, y abren paso a otra era en la historia. Pero el devoto se da cuenta de la medida en que la historia y los personajes históricos son productos inútiles del tiempo fluctuante. El trabajador fruitivo ambiciona tener una gran fortuna en lo que se refiere a riquezas, mujeres y adoración mundana, pero aquellos que están fijos en la realidad absoluta, no se interesan para nada en esas cosas falsas. Para ellos, todo eso es una pérdida de tiempo. Puesto que cada segundo de la vida humana es importante, un hombre iluminado debe tener sumo cuidado y utilizar el tiempo muy cautelosamente. Un segundo de la vida humana que se desperdicie en la vana búsqueda de planes que lleven a la felicidad en el mundo material, nunca puede reponerse, ni siquiera si se gastan millones de monedas de oro. Por lo tanto, al trascendentalista que desea liberarse de las garras de māyā, o de las actividades ilusorias de la vida, se le advierte aquí que no se deje cautivar por las apariencias externas de los actores fruitivos. La vida humana jamás tiene por objeto la complacencia de los sentidos, sino la autorrealización. El Śrīmad-Bhāgavatam nos instruye exclusivamente en esto desde el mismo principio hasta el fin. La vida humana tan solo está hecha para la autorrealización. La civilización que apunta a esa perfección suprema nunca se da a crear cosas poco recomendables, y una civilización así de perfecta prepara a los hombres a que acepten únicamente las cosas básicas que se necesitan en la vida, o a seguir el principio de sacar el mejor provecho a una mala compra. Nuestros cuerpos materiales y nuestras vidas en relación con ellos son malas compras, porque la entidad viviente es de hecho espíritu, y el adelanto espiritual de la entidad viviente es algo absolutamente necesario. La vida humana tiene por objeto que uno se llegue a percatar de este importante factor, y se debe actuar de conformidad con ello, aceptando únicamente las cosas básicas que se necesitan en la vida y dependiendo más de los dones de Dios, sin desviar la energía humana hacia ningún otro fin, tal como ocurre al estar loco por el disfrute material. El adelanto materialista de la civilización es para lo que se denomina «la civilización de los demonios», que en fin de cuentas termina en guerras y escasez. Al trascendentalista se le advierte aquí específicamente que tenga la mente fija, de modo que incluso si hay dificultades en lo que respecta a la vida sencilla y el pensamiento elevado, no ceda ni un centímetro en su rígida determinación. Para un trascendentalista, estar íntimamente relacionado con aquellos que viven en el mundo en aras de la complacencia de los sentidos, es una norma suicida, porque ello va a hacer que fracase en la consecución del máximo beneficio de la vida. Śukadeva Gosvāmī se reunió con Mahārāja Parīkṣit cuando este último sintió la necesidad de un encuentro como ese. Un trascendentalista tiene el deber de ayudar a las personas que desean la verdadera salvación, y de respaldar la causa de la salvación. Uno puede notar que Śukadeva Gosvāmī nunca se reunió con Mahārāja Parīkṣit mientras este se hallaba gobernando como un gran rey. La manera en que un trascendentalista debe llevar a cabo sus actividades, se explica en el siguiente śloka.

Texto

satyāṁ kṣitau kiṁ kaśipoḥ prayāsair
bāhau svasiddhe hy upabarhaṇaiḥ kim
saty añjalau kiṁ purudhānna-pātryā
dig-valkalādau sati kiṁ dukūlaiḥ

Palabra por palabra

satyām — poseyendo; kṣitau — tierras llanas; kim — qué necesidad hay; kaśipoḥ — de camas y catres; prayāsaiḥ — esforzándose en; bāhau — los brazos; sva-siddhe — siendo autosuficiente; hi — ciertamente; upabarhaṇaiḥ — cama y bastidor; kim — de qué sirve; sati — estando presente; añjalau — las palmas de las manos; kim — de qué sirve; purudhā — variedades de; anna — comestibles; pātryā — con los utensilios; dik — espacio abierto; valkala-ādau — cortezas de árboles; sati — existiendo; kim — de qué sirve; dukūlaiḥ — ropa.

Traducción

Si hay mucha tierra llana en la que uno se puede acostar, ¿qué necesidad hay de catres y camas? Si uno puede usar sus propios brazos, ¿qué necesidad hay de una almohada? Si uno puede usar las palmas de las manos, ¿qué necesidad hay de los diferentes utensilios? Si hay mucho con qué cubrirse, o cortezas de árboles, ¿qué necesidad hay de tener ropa?

Significado

Las necesidades que se tienen en la vida para la protección y la comodidad del cuerpo, no se deben aumentar innecesariamente. La energía humana se malogra en una vana búsqueda tras esa felicidad ilusoria. Si uno puede acostarse en el suelo, entonces ¿por qué tiene que esforzarse por conseguir un buen bastidor o un cojín blando para hacerlo? Si uno puede descansar sin ninguna almohada y hacer uso de los blandos brazos que nos ha dado la naturaleza, no hay necesidad de buscar una almohada. Si hacemos un estudio general de la vida de los animales, veremos que ellos no tienen la inteligencia para construir grandes casas, muebles y demás enseres domésticos, y aun así llevan una vida sana con solo acostarse en la tierra a la intemperie. Ellos no saben cocinar ni preparar comidas, mas, no obstante, llevan una vida sana con más facilidad que un ser humano. Esto no significa que la civilización humana deba retroceder a la vida animal, o que el ser humano deba vivir desnudo en las selvas sin ninguna cultura, educación ni sentido de moralidad. Un ser humano inteligente no puede llevar la vida de un animal; más bien, el hombre debe tratar de utilizar su inteligencia en las artes y en las ciencias, en la poesía y en la filosofía. De ese modo puede favorecer la marcha progresiva de la civilización humana. Pero la idea que Śrīla Śukadeva Gosvāmī presenta aquí es que la energía de reserva de la vida humana, que es muy superior a la de los animales, debe ser únicamente empleada para la autorrealización. El adelanto de la civilización humana debe tener por meta que establezcamos la relación que tenemos con Dios y que ahora está perdida, cosa que no es posible lograr en ninguna otra forma de vida que no sea la humana. Uno debe percatarse de la inutilidad del fenómeno material y considerarlo una fantasmagoría pasajera, y uno debe esforzarse por buscar una solución a los sufrimientos de la vida. Sentirse orgulloso de un tipo refinado de civilización animal encaminada hacia la complacencia de los sentidos es una ilusión, y esa clase de «civilización» no es digna de ese nombre. Mientras el ser humano busca esas actividades falsas, se encuentra en las garras de māyā, o la ilusión. Los grandes sabios y santos de los días de antaño no vivían en residencias palaciegas bien amuebladas y dotadas de las llamadas comodidades de la vida. Ellos solían vivir en chozas y en los bosques, y solían sentarse en el suelo llano, y, aun así, han dejado con toda perfección inmensos tesoros de elevado conocimiento. Śrīla Rūpa Gosvāmī y Śrīla Sanātana Gosvāmī eran importantes ministros de Estado, pero pudieron dejar tras de sí gran cantidad de escritos acerca del conocimiento trascendental, mientras residían una sola noche bajo el mismo árbol. Ellos no vivían ni siquiera por dos noches bajo el mismo árbol, y ni qué hablar de que lo hicieran en cuartos bien amueblados y dotados de comodidades modernas. Y, aun así, pudieron darnos importantísimas Escrituras acerca de la autorrealización. Las llamadas comodidades de la vida no son en realidad una ayuda para la civilización progresiva; por el contrario, van en detrimento de esa vida progresiva. En el sistema de sanātana-dharma, o sistema de cuatro divisiones de vida social y cuatro órdenes de comprensión progresiva, hay muchas oportunidades y suficientes indicaciones para una feliz conclusión de la vida progresiva, y en ese sistema se aconseja a los seguidores sinceros que acepten una vida de renunciación voluntaria, con el fin de alcanzar la meta que se desea en la vida. Si uno no está acostumbrado desde el principio a ceñirse a una vida de renunciación y abnegación personal, debe tratar de acostumbrarse en una etapa posterior de la vida, tal como lo recomienda Śrīla Śukadeva Gosvāmī, y eso lo ayudará a lograr el éxito deseado.

Texto

cīrāṇi kiṁ pathi na santi diśanti bhikṣāṁ
naivāṅghripāḥ para-bhṛtaḥ sarito ’py aśuṣyan
ruddhā guhāḥ kim ajito ’vati nopasannān
kasmād bhajanti kavayo dhana-durmadāndhān

Palabra por palabra

cīrāṇi — ropa raída; kim — acaso; pathi — en el camino; na — no; santi — hay; diśanti — dar como caridad; bhikṣām — limosnas; na — no; eva — además; aṅghripāḥ — los árboles; para-bhṛtaḥ — aquel que mantiene a otros; saritaḥ — los ríos; api — además; aśuṣyan — se han secado; ruddhāḥ — cerrado; guhāḥ — cuevas; kim — acaso; ajitaḥ — el Todopoderoso Señor; avati — da protección; na — no; upasannān — el alma entregada; kasmāt — para qué, entonces; bhajanti — adula; kavayaḥ — los eruditos; dhana — riqueza; durmada-andhān — demasiado embriagados por.

Traducción

¿Acaso no hay ropa raída tirada en la vía pública? ¿Acaso los árboles, que existen para mantener a otros, han dejado de dar limosna? ¿Acaso los ríos se han secado y han dejado de proporcionar agua al sediento? ¿Acaso las cuevas de las montañas se encuentran ahora cerradas? Y, por encima de todo, ¿acaso el Todopoderoso Señor no protege a las almas que se han entregado por completo? ¿Por qué van, entonces los eruditos sabios a adular a aquellos que están embriagados por la riqueza arduamente ganada?

Significado

El propósito de la orden de vida de renuncia nunca es el de mendigar o vivir como un parásito a costa de los demás. Según el diccionario, un parásito es un adulador que vive a costa de la sociedad sin hacer ninguna contribución a la misma. La orden de renuncia tiene por objeto aportar algo sustancial a la sociedad, y no depender de los ingresos de los casados. Por el contrario, que el mendicante genuino acepte las limosnas de los casados, es una oportunidad que da el santo en aras del beneficio tangible del que dona. En la institución sanātana-dharma, el dar limosna a un mendicante es parte del deber de una persona casada, y en las Escrituras se aconseja que los casados deben tratar a los mendicantes como a los niños de la familia, y deben proveerles de comida, ropa, etc., sin que se los pidan. Por consiguiente, los seudomendicantes no deben aprovecharse de la disposición caritativa de los casados fieles. El primer deber de una persona que pertenece a la orden de vida de renuncia es el de aportar alguna obra literaria para beneficio del ser humano, con el fin de darle una guía experimentada que lo lleve hacia la autorrealización. Entre los deberes que desempeñaron en la orden de vida de renuncia Śrīla Sanātana, Śrīla Rūpa y los demás Gosvāmīs de Vṛndāvana, el principal era el de sostener conversaciones eruditas entre sí en Sevākuñja, Vṛndāvana (el lugar en el que Śrīla Jīva Gosvāmī estableció el Templo de Śrī Rādha-Dāmodara y en el que se encuentran las verdaderas tumbas samādhi de Śrīla Rūpa Gosvāmī y Śrīla Jīva Gosvāmī). Para el beneficio de todos los miembros de la sociedad humana, ellos dejaron tras de sí infinidad de obras literarias de trascendental importancia. Así mismo, todos los ācāryas que aceptaron voluntariamente la orden de vida de renuncia perseguían beneficiar a la sociedad humana, y no el llevar una vida cómoda o irresponsable a costa de los demás. Sin embargo, aquellos que no pueden dar ninguna contribución no deben acudir a los casados en busca de comida, pues esos mendicantes que piden pan a los casados son un insulto a la más elevada de las órdenes. Śukadeva Gosvāmī hizo esta advertencia especialmente para aquellos mendicantes que adoptan esta profesión con el fin de resolver sus problemas económicos. Esa clase de mendicantes abundan en la era de Kali. Cuando un hombre se vuelve mendicante deliberadamente o por las circunstancias, debe tener la firme fe y convicción de que el Señor Supremo es el sustentador de todos los seres vivientes en todas partes del universo. ¿Por qué, entonces, habría Él de descuidar la manutención de un alma entregada que está dedicada en un cien por ciento a Su servicio? Un amo común vela por las necesidades de su sirviente, así que, ¿cuánto más no va a cuidar el todopoderoso y plenamente opulento Señor Supremo, de las necesidades que tiene en la vida un alma totalmente entregada? La regla general es que un devoto mendicante se pone un pequeño y sencillo taparrabos, sin pedírselo a nadie como caridad. Él sencillamente lo recoge de la tela raída y rechazada que se encuentra tirada en la calle. Cuando le da hambre, puede ir a un árbol magnánimo del que caigan frutas, y cuando le da sed, puede tomar agua del río. Él no necesita vivir en una cómoda casa, sino que debe buscar una cueva en las montañas y no temer a los animales de la selva, teniendo fe en Dios, quien vive en el corazón de todo el mundo. El Señor puede ordenar a los tigres y demás animales de la selva que no perturben a Su devoto. Haridāsa Ṭhākura, un gran devoto del Señor Śrī Caitanya, solía vivir en una de esas cuevas, y, por casualidad, había una gran serpiente venenosa que la compartía con él. Un admirador de Ṭhākura Haridāsa que tenía que visitarlo todos los días le tenía miedo a la serpiente, y sugirió al Ṭhākura que se fuera de ese lugar. Como sus devotos temían a la serpiente y estaban visitando la cueva con regularidad, Ṭhākura Haridāsa accedió a la proposición para complacerlos. Pero en cuanto se llegó a este acuerdo, de hecho la serpiente salió del hoyo que tenía en la cueva, y se fue de esta para siempre ante los ojos de todos los presentes. Por inspiración del Señor, quien vivía también dentro del corazón de la serpiente, esta dio preferencia a Haridāsa y decidió irse del lugar y no perturbarlo. Así que este es un ejemplo tangible de cómo el Señor brinda protección a un devoto genuino tal como Ṭhākura Haridāsa. De acuerdo con las regulaciones de la institución sanātana-dharma, a uno se le enseña desde el principio a depender por completo de la protección del Señor en todas las circunstancias. La senda de la renunciación se recomienda que la acepte aquel que es sumamente competente y cuya existencia se encuentra purificada por completo. Esta etapa también se describe en el Bhagavad-gītā (16.15) como daivī sampat. El ser humano debe acumular daivī sampat, o bienes espirituales; de lo contrario, la siguiente posibilidad, los āsurī sampat, o bienes materiales, lo dominarán desproporcionadamente, y de ese modo uno se verá forzado a enredarse en diferentes sufrimientos del mundo material. Un sannyāsī siempre debe vivir solo, sin compañía, y no debe temer a nada. Él nunca debe tener miedo de vivir solo —aunque nunca está solo—. El Señor reside en el corazón de todo el mundo, y a menos de que uno se haya purificado mediante el proceso prescrito, se sentirá solo. Pero el hombre que se encuentra en la orden de vida de renuncia se debe purificar con el proceso; de ese modo sentirá la presencia del Señor en todas partes y no tendrá nada que temer (como, por ejemplo, el estar sin compañía). Todo el mundo puede convertirse en una persona valiente y honesta, si su propia existencia se purifica por medio del desempeño del deber que se ha prescrito a todas y cada una de las órdenes de la vida. Uno puede desempeñar de un modo fijo su deber prescrito, si presta oídos fielmente a las instrucciones védicas, y si asimila la esencia del conocimiento védico mediante la actividad de prestarle servicio devocional al Señor.

Texto

evaṁ sva-citte svata eva siddha
ātmā priyo ’rtho bhagavān anantaḥ
taṁ nirvṛto niyatārtho bhajeta
saṁsāra-hetūparamaś ca yatra

Palabra por palabra

evam — así pues; sva-citte — en el corazón de uno; svataḥ — mediante Su omnipotencia; eva — ciertamente; siddhaḥ — plenamente representada; ātmā — la Superalma; priyaḥ — muy querida; arthaḥ — esencia; bhagavān — La Suprema Personalidad de Dios; anantaḥ — la eterna e ilimitada; tam — a Él; nirvṛtaḥ — estando desapegado del mundo; niyata — permanente; arthaḥ — el beneficio supremo; bhajeta — se debe adorar; saṁsāra-hetu — la causa del estado condicionado de la existencia; uparamaḥ — cese; ca — ciertamente; yatra — en el cual.

Traducción

Fijo de ese modo, uno debe prestar servicio a la Superalma que, mediante Su omnipotencia, está situada en el corazón de uno. Como Él es la Todopoderosa Personalidad de Dios, eterna e ilimitada, Él es la meta última de la vida, y por el hecho de adorarlo a Él, uno puede acabar con la causa del estado condicionado de la existencia.

Significado

Tal como se confirma en el Bhagavad-gītā (18.61), la Suprema Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa es la omnipresente Superalma que se encuentra dentro y fuera de todo. Por consiguiente, aquel que es un yogī puede adorarlo solo a Él, porque Él es la esencia y no una ilusión. Cada criatura viviente se dedica al servicio de alguna otra cosa. La posición constitucional del ser viviente es la de prestar servicio, pero en el ambiente de māyā, o la ilusión, o en el estado condicional de la existencia, el alma condicionada busca el servicio de la ilusión. Un alma condicionada trabaja al servicio de cosas temporales tales como su cuerpo, parientes del cuerpo tales como la esposa y los hijos, y los enseres necesarios para mantener el cuerpo y las relaciones corporales, es decir, cosas tales como la casa, la tierra, la riqueza, la sociedad y el país; pero dicha persona no sabe que toda esa clase de ejecuciones de servicio es totalmente ilusoria. Según lo hemos discutido en muchas ocasiones anteriores, este mundo material es de por sí una ilusión, como un espejismo en el desierto. En el desierto existe la ilusión de que hay agua, y los necios animales se ven atrapados por esa ilusión y corren tras el agua del desierto, aunque no hay agua en absoluto. Pero porque no haya agua en el desierto, uno no concluye que no existe agua en ninguna parte. La persona inteligente sabe bien que es seguro que hay agua, agua en los mares y en los océanos, pero esos inmensos depósitos de agua se encuentran lejísimos del desierto. Por lo tanto, uno debe buscar agua en los alrededores de los mares y océanos, y no en el desierto. Cada uno de nosotros está buscando en la vida la verdadera felicidad, es decir, la vida eterna, el conocimiento eterno o ilimitado y una vida bienaventurada sin fin. Pero gente necia que no tiene ningún conocimiento acerca de la esencia, busca la realidad de la vida en la ilusión. Este cuerpo material no dura eternamente, y todo lo que está relacionado con este cuerpo temporal, tal como la esposa, los hijos, la sociedad y el país, también cambia junto con el cambio del cuerpo. Eso se denomina saṁsāra, o la recurrencia del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. A nosotros nos gustaría encontrar una solución a todos esos problemas de la vida, pero no sabemos cómo. Aquí se sugiere que todo aquel que quiera poner fin a esas desdichas de la vida, es decir, a la recurrencia del nacimiento, la muerte, las enfermedades y la vejez, debe emprender este proceso de adorar al Señor Supremo y no a otros, tal como también se sugiere en definitiva en el Bhagavad-gītā (18.65). Si de algún modo queremos acabar con la causa de nuestra vida condicionada, debemos entregarnos a la adoración del Señor Śrī Kṛṣṇa, quien está presente en el corazón de todo el mundo debido al afecto natural que siente por todos los seres vivientes, que son en realidad las partes integrales del Señor (Bg. 18.61). El bebé que se encuentra en el regazo de su madre, naturalmente está apegado a la madre, y la madre está apegada al hijo. Pero cuando el hijo crece y se ve agobiado por las circunstancias, gradualmente se va desapegando de la madre, aunque esta siempre espera algún tipo de servicio procedente del hijo adulto y siente el mismo afecto por él, pese a que este se olvide. De modo similar, como todos nosotros somos parte integral del Señor, Él siempre es afectuoso con nosotros, y siempre trata de hacernos ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios. Pero a nosotros, las almas condicionadas, no nos importa Él, y corremos más bien tras las ilusorias relaciones del cuerpo. Debemos, pues, librarnos de todas las relaciones ilusorias del mundo y buscar reunirnos con el Señor, tratando de prestar servicio a Él, porque Él es la Verdad Suprema. De hecho, estamos anhelando estar con Él, tal como el niño busca a la madre. Y para buscar a la Suprema Personalidad de Dios no tenemos que ir a ninguna otra parte, porque el Señor está en nuestros corazones. Esto no significa, sin embargo, que no debamos ir a los lugares de adoración, es decir, a los templos, iglesias y mezquitas. El Señor también ocupa esos sagrados lugares de adoración, porque Él es omnipresente. Para el hombre común, esos lugares sagrados son centros en los que se aprende la ciencia de Dios. Cuando los templos están desprovistos de actividades, la gente pierde interés en ellos, y, en consecuencia, se vuelve atea gradualmente, lo cual produce como resultado una civilización atea. Una civilización así de infernal aumenta artificialmente las condiciones de vida, y la existencia se vuelve intolerable para todo el mundo. Los necios líderes de una civilización atea tratan de ingeniar diversos planes, para que haya paz y prosperidad en el mundo ateo con el sello patentado del materialismo, y como esos intentos son tan solo ilusorios, la gente elige a líderes ciegos e incompetentes, uno tras otro, que son incapaces de dar soluciones. Si de algún modo queremos acabar con esta anomalía que es una civilización atea, tenemos que seguir los principios de Escrituras reveladas tales como el Śrīmad-Bhāgavatam, y seguir la instrucción de una persona como Śrī Śukadeva Gosvāmī, a quien no lo atrae la ganancia material.

Texto

kas tāṁ tv anādṛtya parānucintām
ṛte paśūn asatīṁ nāma kuryāt
paśyañ janaṁ patitaṁ vaitaraṇyāṁ
sva-karmajān paritāpāñ juṣāṇam

Palabra por palabra

kaḥ — quién más; tām — eso; tu — pero; anādṛtya — por desdeñar; para-anucintām — pensamientos trascendentales; ṛte — sin; paśūn — los materialistas; asatīm — en lo no permanente; nāma — nombre; kuryāt — adoptarán; paśyan — viendo claramente; janam — la generalidad de la gente; patitam — caída; vaitaraṇyām — en Vaitaraṇī, el río del sufrimiento; sva-karma-jān — producido por el trabajo de uno; paritāpān — sufrimiento; juṣāṇam — agobiado por.

Traducción

¿Quién más, aparte de los muy materialistas, va a desdeñar ese pensamiento trascendental y adoptar solo los nombres temporales, viendo que las masas están caídas en el río del sufrimiento como consecuencia del resultado que han devengado de su propio trabajo?

Significado

En los Vedas se dice que las personas que están apegadas a los semidioses con exclusión de la Suprema Personalidad de Dios, son como los animales que siguen al pastor aunque los esté llevando al matadero. Los materialistas, al igual que los animales, tampoco saben cómo están siendo desencaminados al desdeñar el pensamiento trascendental acerca de la Persona Suprema. Nadie puede estar con la mente vacía. Se dice que una inteligencia ociosa es el taller del diablo, porque una persona que no puede pensar correctamente, tendrá que pensar en algo que puede causar un desastre. Los materialistas siempre están adorando a algunos semidioses menores, aunque ello se condena en el Bhagavad-gītā (7.20). Mientras una persona esté ilusionada con las ganancias materiales, les hace pedidos a los semidioses respectivos para obtener cierto y determinado beneficio que, al fin y al cabo es ilusorio y temporal. Al trascendentalista iluminado no lo cautivan esas cosas ilusorias; por consiguiente, él siempre está absorto en el pensamiento trascendental acerca del Supremo, en las diferentes etapas de la comprensión, es decir Brahman, Paramātmā y Bhagavān. En el verso anterior se indica que uno debe pensar en la Superalma, lo cual está un escalón más arriba que el pensamiento impersonal acerca del Brahman, tal como se sugirió en el caso de completar el virāṭ-rūpa de la Personalidad de Dios.

Las personas inteligentes que pueden ver bien, pueden analizar las condiciones generales de las entidades vivientes que están deambulando en el ciclo de las 8 400 000 especies de vida, así como también en las diferentes clases de seres humanos. Se dice que existe una faja perpetua de agua, llamada el río Vaitaraṇī, a la entrada del planeta plutónico de Yamarāja, quien castiga a los pecadores de diferentes maneras. Después de que el pecador es sometido a esos sufrimientos, se le asigna una determinada especie de vida, conforme a sus actos en el pasado. Esas entidades vivientes, según las castiga Yamarāja, se ven en diferentes variedades de vida condicionada. Algunas de ellas están en el cielo, y otras están en el infierno. Algunas de ellas son brāhmaṇas, y otras son avaras. Pero nadie es feliz en este mundo material, y todas ellas son prisioneras de primera, segunda o tercera categoría, que están sufriendo a causa de sus propias acciones. El Señor es imparcial en todas las circunstancias de los sufrimientos de las entidades vivientes, pero a aquel que se refugia en Sus pies de loto, el Señor le da la debida protección, y Él lleva a esa clase de entidad viviente de vuelta al hogar, de vuelta a Él Mismo.

Texto

kecit sva-dehāntar-hṛdayāvakāśe
prādeśa-mātraṁ puruṣaṁ vasantam
catur-bhujaṁ kañja-rathāṅga-śaṅkha-
gadā-dharaṁ dhāraṇayā smaranti

Palabra por palabra

kecit — otros; sva-deha-antaḥ — dentro del cuerpo; hṛdaya-avakāśe — en la región del corazón; prādeśa-mātram — que mide solo veinte centímetros; puruṣam — la Personalidad de Dios; vasantam — que reside; catuḥ-bhujam — con cuatro manos; kañja — loto; ratha-aṅga — la rueda de una cuadriga; śaṅkha — caracola; gadā-dharam — y con una maza en la mano; dhāraṇayā — concibiendo de ese modo; smaranti — meditan en Él.

Traducción

Otros conciben a la Personalidad de Dios que reside en el cuerpo en la región del corazón y mide solo veinte centímetros, con cuatro manos, en las que lleva un loto, la rueda de una cuadriga, una caracola y una maza, respectivamente.

Significado

La omnipotente Personalidad de Dios reside como Paramātmā en el corazón de todas y cada una de las entidades vivientes. La medida de la Personalidad de Dios localizada se calcula como la distancia que hay entre el dedo anular y la punta del pulgar, es decir, más o menos veinte centímetros. La forma del Señor que se describe en este verso con la distribución de diferentes símbolos —comenzando desde la mano derecha inferior y yendo hasta la mano izquierda inferior, con el loto, la rueda de una cuadriga, la caracola y la maza, respectivamente— se denomina Janārdana, o la porción plenaria del Señor que controla a las masas. Hay muchas otras formas del Señor con variadas ubicaciones de los símbolos del loto, la caracola, etc., y a todas se las conoce por diferentes nombres, tales como Puruṣottama, Acyuta, Narasiṁha, Trivikrama, Hṛṣīkeśa, Keśava, Mādhava, Aniruddha, Pradyumna, Saṅkarṣaṇa, Śrīdhara, Vāsudeva, Dāmodara, Janārdana, Nārāyaṇa, Hari, Padmanābha, Vāmana, Madhusūdana, Govinda, Kṛṣṇa, Viṣṇumūrti, Adhokṣaja y Upendra. Estas veinticuatro formas de la Personalidad de Dios localizada son adoradas en diferentes partes del sistema planetario, y en cada sistema hay una encarnación del Señor que tiene un planeta Vaikuṇṭha diferente en el cielo espiritual, que se denomina el paravyoma. Hay muchos otros cientos y miles de diferentes formas del Señor, y todas y cada una de ellas tiene un planeta específico en el cielo espiritual, del cual este cielo material es tan solo un retoño fragmentario. El Señor existe como el puruṣa, o el disfrutador masculino, aunque no puede hacerse ninguna comparación entre Él y alguna forma masculina del mundo material. Pero todas esas formas son advaita, es decir no son diferentes entre sí, y cada una de ellas es joven eternamente. El joven Señor con cuatro manos está hermosamente adornado, tal como se describe a continuación.

Texto

prasanna-vaktraṁ nalināyatekṣaṇaṁ
kadamba-kiñjalka-piśaṅga-vāsasam
lasan-mahā-ratna-hiraṇmayāṅgadaṁ
sphuran-mahā-ratna-kirīṭa-kuṇḍalam

Palabra por palabra

prasanna — expresa felicidad; vaktram — boca; nalina-āyata — alargados como los pétalos de un loto; īkṣaṇam — ojos; kadamba — la flor kadamba; kiñjalka — azafrán; piśaṅga — amarillo; vāsasam — ropa; lasat — colgando; mahā-ratna — joyas preciosas; hiraṇmaya — hecho de oro; aṅgadam — adorno; sphurat — brillante; mahā-ratna — joyas preciosas; kirīṭa — tocando; kuṇḍalam — aretes.

Traducción

Su boca expresa Su felicidad. Sus ojos son alargados como los pétalos de un loto, y Su ropa, amarillenta como el azafrán de una flor kadamba, está adornada con joyas preciosas. Todos Sus ornamentos están hechos de oro y engastados con joyas, y Él lleva en la cabeza un tocado brillante y usa aretes.

Texto

unnidra-hṛt-paṅkaja-karṇikālaye
yogeśvarāsthāpita-pāda-pallavam
śrī-lakṣaṇaṁ kaustubha-ratna-kandharam
amlāna-lakṣmyā vana-mālayācitam

Palabra por palabra

unnidra — floreciente; hṛt — corazón; paṅkaja — flor de loto; karṇikā-ālaye — en la superficie del verticilo; yoga-īśvara — los grandes místicos; āsthāpita — colocaron; pāda-pallavam — los pies de loto; śrī — la diosa de la fortuna, o un hermoso ternero; lakṣaṇam — marcado de ese modo; kaustubha — la joya Kaustubha; ratna — otras joyas; kandharam — en el hombro; amlāna — muy fresca; lakṣmyā — belleza; vana-mālayā — con una guirnalda de flores; ācitam — extendida.

Traducción

Sus pies de loto están colocados sobre los verticilos de los corazones cual lotos de los grandes místicos. En Su pecho se encuentra la joya Kaustubha, en la que hay tallado un hermoso ternero, y hay otras joyas en Sus hombros. Todo Su torso está enguirnaldado con flores frescas.

Significado

Los adornos, flores, ropa y todas las demás decoraciones que hay en el cuerpo trascendental de la Personalidad de Dios, son idénticos al cuerpo del Señor. Ninguno de ellos está hecho de ingredientes materiales; de lo contrario, no habría habido ninguna posibilidad de que adornaran el cuerpo del Señor. Así pues, en el paravyoma, las variedades espirituales también se distinguen de la variedad material.

Texto

vibhūṣitaṁ mekhalayāṅgulīyakair
mahā-dhanair nūpura-kaṅkaṇādibhiḥ
snigdhāmalākuñcita-nīla-kuntalair
virocamānānana-hāsa-peśalam

Palabra por palabra

vibhūṣitam — bien adornado; mekhalayā — con una faja decorativa alrededor de la cintura; aṅgulīyakaiḥ — con anillos en los dedos; mahā-dhanaiḥ — todos muy valiosos; nūpura — ajorcas tintineantes en los tobillos; kaṅkaṇa-ādibhiḥ — también con ajorcas; snigdha — grasoso; amala — inmaculado; ākuñcita — ondulado; nīla — azulado; kuntalaiḥ — cabello; virocamāna — muy agradable; ānana — cara; hāsa — sonrisa; peśalam — hermosa.

Traducción

Él está bien adornado con un trenzado decorativo alrededor de la cintura, y con anillos en los dedos, tachonados con joyas preciosas. Las ajorcas de Sus tobillos, Sus brazaletes, Su aceitoso cabello, ondulado y de un tono azulado, y Su hermosa cara sonriente, es todo muy placentero.

Significado

La Suprema Personalidad de Dios es la persona más hermosa de todas, y Śrīla Śukadeva Gosvāmī describe cada parte de Su belleza trascendental, una tras otra, a fin de enseñar al impersonalista que la Personalidad de Dios no es un producto de la imaginación del devoto para facilitar la adoración, sino que es la Persona Suprema en todo el sentido de la palabra. El aspecto impersonal de la Verdad Absoluta no es más que la radiación que emana de Él, así como los rayos solares no son más que las radiaciones que emanan del Sol.

Texto

adīna-līlā-hasitekṣaṇollasad-
bhrū-bhaṅga-saṁsūcita-bhūry-anugraham
īkṣeta cintāmayam enam īśvaraṁ
yāvan mano dhāraṇayāvatiṣṭhate

Palabra por palabra

adīna — muy magnánimo; līlā — pasatiempos; hasita — sonriendo; īkṣaṇa — mirando; ullasat — brillante; bhrū-bhaṅga — señales de la ceja; saṁsūcita — indicado; bhūri — extensa; anugraham — bendición; īkṣeta — uno debe concentrarse en; cintāmayam — trascendental; enam — este en particular; īśvaram — el Señor Supremo; yāvat — mientras; manaḥ — la mente; dhāraṇayā — mediante la meditación; avatiṣṭhate — puede estar fija.

Traducción

Los magnánimos pasatiempos del Señor y la brillante mirada de Su cara sonriente es todo ello indicación de Sus extensas bendiciones. Por lo tanto, uno debe concentrarse en esta forma trascendental del Señor, mientras la mente pueda estar fija en Él por medio de la meditación.

Significado

En el Bhagavad-gītā (12.5) se dice que el impersonalista se somete a una serie de programas difíciles, como resultado de su meditación impersonal. Pero el devoto, debido al servicio personal del Señor, progresa muy fácilmente. La meditación impersonal es, pues, una fuente de sufrimiento para el impersonalista. En esto, el devoto tiene una ventaja sobre el filósofo impersonalista. El impersonalista duda del aspecto personal del Señor, debido a lo cual siempre trata de meditar en algo que no es objetivo. Por esa razón existe una declaración auténtica en el Bhāgavatam en relación con la concentración positiva de la mente en la verdadera forma del Señor.

El proceso de meditación que se recomienda aquí es el de bhakti-yoga, o el proceso del servicio devocional después de que uno se ha liberado de las condiciones materiales. El jñāna-yoga es el proceso para liberarse de las condiciones materiales. Después de que uno se libera de las condiciones de la existencia material, es decir, cuando uno se vuelve nivṛtta, como se ha dicho aquí anteriormente, o cuando uno está libre de todas las necesidades materiales, se vuelve apto para desempeñar el proceso de bhakti-yoga. Por lo tanto, el bhakti-yoga incluye el jñāna-yoga, o, en otras palabras, el proceso del servicio devocional puro cumple simultáneamente con el propósito del jñāna-yoga; el librarse de las condiciones materiales se logra automáticamente a través del desarrollo gradual del servicio devocional puro. Estos efectos del bhakti-yoga se denominan anartha-nivṛtti. Con el progreso del bhakti-yoga, las cosas que se han adquirido artificialmente, van desapareciendo de un modo gradual. El meditar en los pies de loto de la Personalidad de Dios, el primer paso del proceso, debe mostrar su efecto por medio del anartha-nivṛtti. El tipo más craso de anartha que ata al alma condicionada en la existencia material es el deseo sexual, y este deseo sexual se desarrolla paulatinamente hasta llegar a la unión del macho y la hembra. Cuando el macho y la hembra se unen, el deseo sexual se agrava aún más mediante la acumulación de edificios, hijos, amigos, parientes y riqueza. Cuando el alma condicionada adquiere todo esto, queda agobiada por esos enredos, y el falso sentido egoísta, o el sentido de «yo» y «mío», se hace patente, y el deseo sexual se expande a diversas ocupaciones políticas, sociales, altruistas, filantrópicas y a muchas otras ocupaciones poco recomendables, semejantes a la espuma de las olas del mar, la cual se vuelve muy resaltante en un determinado momento, y un instante después desaparece con tanta rapidez como una nube en el cielo. El alma condicionada está rodeada de esos productos, así como de los productos del deseo sexual, y, en consecuencia, el bhakti-yoga lleva a la gradual evaporación del deseo sexual, el cual se reduce a tres cosas: ganancia, adoración y distinción. Todas las almas condicionadas están locas tras estas diferentes formas de deseo sexual, y uno ha de ver por sí solo cuánto se ha librado de esos anhelos materiales basados principalmente en el deseo sexual. Así como una persona siente que su hambre se satisface con cada bocado de comida que ingiere, así mismo debe ser capaz de ver el grado en el que se ha librado del deseo sexual. El deseo sexual se disminuye junto con sus diversas formas por medio del proceso de bhakti-yoga, porque el bhakti-yoga, por la gracia del Señor, proporciona conocimiento y renunciación de un modo automático y eficaz, incluso si el devoto no está muy bien educado desde el punto de vista material. Conocimiento significa conocer las cosas tal como son, y si mediante la deliberación se descubre que hay cosas que son del todo innecesarias, naturalmente la persona que ha adquirido conocimiento hace a un lado esas cosas poco recomendables. Cuando el alma condicionada descubre por medio del cultivo de conocimiento que las necesidades materiales son cosas indeseables, se desapega de ellas. Esta etapa del conocimiento se denomina vairāgya, o desapego de las cosas indeseables. Ya hemos discutido con anterioridad que al trascendentalista se le exige que sea autosuficiente y que no mendigue a las personas ricas y ciegas, para satisfacer las necesidades básicas de la vida. Śukadeva Gosvāmī ha sugerido algunas posibilidades para satisfacer las necesidades básicas de la vida, es decir, el problema de comer, dormir y refugiarse, pero no ha sugerido nada para la satisfacción sexual. Aquel que aún lleva consigo el deseo sexual, no debe tratar en absoluto de adoptar la orden de vida de renuncia. Para aquel que no ha alcanzado esa etapa, no hay ninguna posibilidad de adoptar la orden de vida de renuncia. De modo que, mediante el proceso gradual del servicio devocional bajo la guía de un maestro espiritual idóneo y siguiendo los principios del Bhāgavatam, uno debe ser capaz al menos de controlar el deseo sexual burdo, antes de adoptar de hecho la vida de renuncia.

Así que purificación significa irse librando gradualmente del deseo sexual, y ello se logra por medio del proceso de meditar en la persona del Señor tal como se describe aquí, comenzando desde los pies. Uno no debe tratar de ascender artificialmente, sin ver por sí mismo cuánto se ha liberado del deseo sexual. La sonriente cara del Señor es el Décimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam, y hay muchos arribistas que tratan de comenzar de inmediato con el Décimo Canto, y especialmente con los cinco capítulos que describen la rāsa-līlā del Señor. Esto es sin duda indebido. Mediante ese indebido estudio o audición del Śrīmad-Bhāgavatam, los oportunistas materialistas han causado estragos al entregarse a la vida sexual en el nombre del Bhāgavatam. Esta denigración del Bhāgavatam ocurre por los actos de los mal llamados devotos; uno debe estar libre de toda clase de deseos sexuales antes de tratar de dar un espectáculo de recitación del Bhāgavatam. Śrī Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura define claramente el significado de purificación como el cese de la complacencia sexual. Él dice: yathā yathā dhīś ca śudhyati viṣaya-lāmpaṭyaṁ tyajati, tathā tathā dhārayed iti citta-śuddhi-tāratamyenaiva dhyāna-tāratamyam uktam. Y al uno irse liberando de la embriaguez de la complacencia sexual mediante la purificación de la inteligencia, debe proseguir hacia la siguiente meditación; o, en otras palabras, el progreso en el proceso de meditar en los diferentes miembros del cuerpo trascendental del Señor, debe seguir adelante en proporción al progreso de la purificación del corazón. Se concluye, pues, que aquellos que aún están atrapados por la complacencia sexual, nunca deben pasar a meditar por encima de los pies del Señor; luego, su recitación del Śrīmad-Bhāgavatam se debe limitar a los Cantos Primero y Segundo de la gran obra literaria. Uno tiene que completar el proceso purificatorio, asimilando el contenido de los primeros nueve cantos. Después será uno admitido en el reino del Décimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam.

Texto

ekaikaśo ’ṅgāni dhiyānubhāvayet
pādādi yāvad dhasitaṁ gadābhṛtaḥ
jitaṁ jitaṁ sthānam apohya dhārayet
paraṁ paraṁ śuddhyati dhīr yathā yathā

Palabra por palabra

eka-ekaśaḥ — uno a uno, o uno a continuación del otro; aṅgāni — miembros; dhiyā — mediante la atención; anubhāvayet — meditar en; pāda-ādi — piernas, etc.; yāvat — hasta; hasitam — sonriendo; gadā-bhṛtaḥ — la Personalidad de Dios; jitam jitam — controlando la mente de un modo gradual; sthānam — lugar; apohya — dejando; dhārayet — meditar en; param param — cada vez más arriba; śuddhyati — purificada; dhīḥ — inteligencia; yathā yathā — tanto como.

Traducción

El proceso de la meditación debe comenzar desde los pies de loto del Señor e ir progresando hasta Su cara sonriente. La meditación debe concentrarse en los pies de loto, luego en las pantorrillas, luego en los muslos, y así ir subiendo cada vez más. Cuanto más la mente queda fija en las diferentes partes de los miembros, uno tras otro, más se purifica la inteligencia.

Significado

El proceso de meditación que se recomienda en el Śrīmad-Bhāgavatam no consiste en que uno fije la atención en algo impersonal o vacío. La meditación debe concentrarse en la Persona de la Divinidad Suprema, ya sea en Su virāṭ-rūpa, la gigantesca forma universal, o en Su sac-cid-ānanda-vigraha, tal como se describe en las Escrituras. Existen descripciones autorizadas acerca de las formas de Viṣṇu, y en los templos hay representaciones autorizadas en la forma de las Deidades. Así pues, uno puede practicar meditando en la Deidad, concentrando la mente en los pies de loto del Señor y ascendiendo gradualmente cada vez más hasta Su cara sonriente.

Según la escuela bhāgavata, la danza rāsa del Señor constituye la cara sonriente del Señor. Como en este verso se recomienda que uno progrese de un modo gradual desde los pies de loto hasta la cara sonriente, no debemos saltar de inmediato a tratar de comprender los pasatiempos del Señor en la danza rāsa. Es mejor practicar concentrando la atención por medio del ofrecimiento de flores y tulasī a los pies de loto del Señor. De este modo, gradualmente nos vamos purificando por medio del proceso arcanā. Nosotros vestimos al Señor, lo bañamos, etc., y todas estas actividades trascendentales nos ayudan a purificar nuestra existencia. Si cuando alcancemos el máximo nivel de purificación vemos la sonriente cara del Señor u oímos hablar de los pasatiempos de la danza rāsa del Señor, podremos entonces saborear Sus actividades. En el Śrīmad-Bhāgavatam, por consiguiente, los pasatiempos de la danza rāsa se describen en el Décimo Canto (capítulos 29-34).

Cuanto más uno se concentra en la trascendental forma del Señor, ya sea en los pies de loto, en las pantorrillas, en los muslos o en el pecho, más se purifica. En este verso se afirma claramente: «más la inteligencia se purifica», lo cual significa que más uno se desapega de la complacencia de los sentidos. En el presente estado condicionado de la vida tenemos la inteligencia impura, por estar dedicados a la complacencia de los sentidos. El resultado del proceso de meditar en la forma trascendental del Señor, se manifestará en uno mediante su desapego de la complacencia de los sentidos. De manera que, el fin último de la meditación es la purificación de la inteligencia.

A aquellos que están demasiado enfrascados en la complacencia de los sentidos, no se puede permitir que participen en el arcanā o que toquen la forma trascendental de las Deidades de Rādha-Kṛṣṇa o Viṣṇu. Para ellos es mejor meditar en la gigantesca forma virāṭ-rūpa del Señor, tal como se recomienda en el verso siguiente. A los impersonalistas y a los nihilistas se les recomienda, pues, meditar en la forma universal del Señor, mientras que a los devotos se les recomienda meditar en la adoración de la Deidad que se lleva a cabo en el templo. Debido a que los impersonalistas y los nihilistas no están suficientemente purificados en sus actividades espirituales, el arcanā no es para ellos.

Texto

yāvan na jāyeta parāvare ’smin
viśveśvare draṣṭari bhakti-yogaḥ
tāvat sthavīyaḥ puruṣasya rūpaṁ
kriyāvasāne prayataḥ smareta

Palabra por palabra

yāvat — mientras; na — no; jāyeta — desarrolle; para — trascendental; avare — mundano; asmin — en esta forma de; viśva-īśvare — el Señor de todos los mundos; draṣṭari — al vidente; bhakti-yogaḥ — servicio devocional; tāvat — mientras; sthavīyaḥ — el muy materialista; puruṣasya — del virāṭ-puruṣa; rūpam — forma universal; kriyā-avasāne — al final de los deberes prescritos de uno; prayataḥ — con la debida atención; smareta — se debe recordar.

Traducción

A menos que en el muy materialista se desarrolle un sentido de prestar un servicio amoroso al Señor Supremo, quien es el vidente tanto del mundo trascendental como del material, aquel deberá recordar la forma universal del Señor o meditar en ella, al terminar sus deberes prescritos.

Significado

El Señor Supremo es el vidente de todos los mundos, tanto materiales como trascendentales. En otras palabras, el Señor Supremo es el beneficiario y disfrutador supremo de todos los mundos, tal como se confirma en el Bhagavad-gītā (5.29). El mundo espiritual es la manifestación de Su potencia interna, y el mundo material es la manifestación de Su potencia externa. Las entidades vivientes son, además, Su potencia marginal, y por su propia elección pueden vivir, ya sea en los mundos trascendentales, o en los materiales. El mundo material no es un lugar adecuado para las entidades vivientes, porque estas son uno con el Señor en sentido espiritual, y en el mundo material las entidades vivientes quedan condicionadas por las leyes del mundo material. El Señor quiere que todas las entidades vivientes, quienes son Sus partes integrales, vivan con Él en el mundo trascendental, y para iluminar a las almas condicionadas que están en el mundo material es para lo que existen todos los Vedas y las Escrituras reveladas: expresamente para hacer que las almas condicionadas vuelvan al hogar, de vuelta a Dios. Por desgracia, las entidades vivientes condicionadas, aunque padecen continuamente las tres clases de sufrimientos de la vida condicionada, no están muy interesadas en ir de vuelta a Dios. Ello se debe a su extraviado modo de vida, complicado por pecados y virtudes. Algunas de ellas que son virtuosas por sus obras, comienzan a restablecer la relación que tienen con el Señor y que se ha perdido, pero son incapaces de entender el aspecto personal de Él. El verdadero propósito de la vida es el de ponerse en contacto con el Señor y dedicarse a Su servicio. Esa es la posición natural de las entidades vivientes. Pero a aquellos que son impersonalistas y que son incapaces de prestar algún servicio amoroso al Señor, se ha aconsejado que mediten en Su aspecto impersonal, el virāṭ-rūpa, o la forma universal. De un modo u otro, uno debe tratar de restablecer la relación que tiene con el Señor y que está olvidada, si de alguna manera desea obtener verdadera felicidad en la vida, así como para recobrar su condición natural de ser libre. A los principiantes poco inteligentes, el meditar en el aspecto impersonal, el virāṭ-rūpa, o la forma universal del Señor, los capacitará de a poco para ascender hasta el contacto personal. Aquí se aconseja a uno meditar en el virāṭ-rūpa que se especificó en los capítulos anteriores, a fin de entender cómo los diferentes planetas, mares, montañas, ríos, aves, bestias, seres humanos, semidioses y todo lo que podemos concebir, no son más que diferentes partes y miembros de la forma virāṭ del Señor. Esta manera de pensar también es un tipo de meditación en la Verdad Absoluta y en cuanto esa clase de meditación comienza, se desarrollan en uno las cualidades divinas, y el mundo entero parece ser una residencia feliz y apacible para toda la gente que se halla en él. Sin esa meditación en Dios, o bien personal, o bien impersonal, todas las buenas cualidades del ser humano quedan cubiertas con concepciones erróneas acerca de su posición constitucional, y sin ese conocimiento superior, el mundo entero se vuelve un infierno para el ser humano.

Texto

sthiraṁ sukhaṁ cāsanam āsthito yatir
yadā jihāsur imam aṅga lokam
kāle ca deśe ca mano na sajjayet
prāṇān niyacchen manasā jitāsuḥ

Palabra por palabra

sthiram — sin ser perturbado; sukham — cómodo; ca — también; āsanam — lugar para sentarse; āsthitaḥ — estando situado; yatiḥ — el sabio; yadā — cuando quiera; jihāsuḥ — desee abandonar; imam — este; aṅga — ¡oh, rey!; lokam — este cuerpo; kāle — en el tiempo; ca — y; deśe — en un lugar idóneo; ca — también; manaḥ — la mente; na — no; sajjayet — no se desconcierte; prāṇān — los sentidos; niyacchet — debe controlar; manasā — por la mente; jita-asuḥ — conquistando el aire vital.

Traducción

¡Oh, rey!, cuando quiera que el yogī desee irse de este planeta de seres humanos, no debe desconcertarse en relación con el lugar o tiempo idóneos para hacerlo, sino que debe sentarse cómodamente sin que nada lo perturbe, y, regulando el aire vital, debe controlar los sentidos por medio de la mente.

Significado

En el Bhagavad-gītā (8.14) se afirma de un modo claro que, la persona que está dedicada por entero al amoroso servicio trascendental del Señor, y quien constantemente y a cada paso lo recuerda a Él, consigue con facilidad la misericordia del Señor y se pone en contacto con Él personalmente. Esa clase de devotos no necesitan buscar un momento oportuno para dejar el cuerpo actual. Mas, aquellos que son devotos con mezcla, que están aleados con la acción fruitiva o la especulación filosófica empírica, requieren de un momento oportuno para abandonar este cuerpo. Para ellos, los momentos oportunos se indican en el Bhagavad-gītā (8.23-26). Pero esos momentos oportunos no son tan importantes como el hecho de ser un yogī de éxito capaz de dejar el cuerpo como guste. Un yogī de esa clase debe ser capaz de controlar los sentidos por medio de la mente. La mente se conquista fácil con solo ocuparla a los pies de loto del Señor. De un modo gradual y en virtud de ese servicio, todos los sentidos se van ocupando automáticamente en el servicio del Señor. Esa es la manera de fundirse en el Absoluto Supremo.

Texto

manaḥ sva-buddhyāmalayā niyamya
kṣetra-jña etāṁ ninayet tam ātmani
ātmānam ātmany avarudhya dhīro
labdhopaśāntir virameta kṛtyāt

Palabra por palabra

manaḥ — la mente; sva-buddhyā — mediante su propia inteligencia; amalayā — puro; niyamya — mediante la regulación; kṣetra-jñe — a la entidad viviente; etām — todos ellos; ninayet — funde; tam — eso; ātmani — el ser; ātmānam — el ser; ātmani — en la Superalma; avarudhya — estando atrapado; dhīraḥ — el plenamente satisfecho; labdha-upaśāntiḥ — aquel que ha conseguido bienaventuranza plena; virameta — deja de; kṛtyāt — todas las demás actividades.

Traducción

Después, el yogī debe fundir la mente en la entidad viviente mediante su inteligencia pura, y luego fundir la entidad viviente en la Superalma. Y al hacer eso, la entidad viviente plenamente satisfecha se sitúa en la etapa suprema de la satisfacción, para así dejar de hacer todas las demás actividades.

Significado

Las funciones de la mente son pensar, sentir y desear. Cuando la mente es materialista, o está absorta en el contacto con lo material, actúa en aras del adelanto material del conocimiento, terminando de un modo destructivo en el descubrimiento de las armas nucleares. Pero cuando la mente actúa bajo la incitación espiritual, actúa maravillosamente para ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios, en aras de una vida de completa dicha y eternidad. En consecuencia, la mente tiene que ser manipulada mediante una inteligencia buena y pura. La inteligencia perfecta se manifiesta en el hecho de prestar servicio al Señor. Uno debe ser lo suficientemente inteligente como para entender que el ser viviente es, en todas las circunstancias, un sirviente de las circunstancias. Todo ser viviente está cumpliendo las órdenes del deseo, la ira, la lujuria, la ilusión, la locura y la envidia, afectadas todas por lo material. Pero incluso mientras ejecuta esas órdenes de diferentes temperamentos, es infeliz perpetuamente. Cuando uno siente esto de hecho y vuelve la inteligencia hacia el proceso de investigar el asunto con las fuentes idóneas, recibe información acerca del amoroso servicio trascendental del Señor. En vez de servir de un modo material para ser objeto de los diferentes humores del cuerpo que se mencionaron antes, la inteligencia de la entidad viviente se libera entonces de la infeliz ilusión producto del temperamento materialista, y, así pues, mediante la inteligencia pura, la mente es puesta al servicio del Señor. El Señor y Su servicio son idénticos, ya que ambos se encuentran en el plano absoluto. Por lo tanto, la inteligencia pura y la mente se funden en el Señor, y de ese modo la entidad viviente no sigue siendo vidente ella misma, sino que es vista por el Señor de un modo trascendental. Cuando el Señor ve a la entidad viviente directamente, le indica que actúe conforme a Su deseo, y cuando la entidad viviente lo sigue a Él de una manera perfecta, deja de desempeñar cualquier otro deber que busque su satisfacción ilusoria. En su estado puro e inmaculado, la entidad viviente alcanza la etapa de plena bienaventuranza, labdhopaśānti, y acaba con todos los anhelos materiales.

Texto

na yatra kālo ’nimiṣāṁ paraḥ prabhuḥ
kuto nu devā jagatāṁ ya īśire
na yatra sattvaṁ na rajas tamaś ca
na vai vikāro na mahān pradhānam

Palabra por palabra

na — no; yatra — en el que; kālaḥ — el tiempo destructor; animiṣām — de los semidioses celestiales; paraḥ — superior; prabhuḥ — controlador; kutaḥ — donde hay; nu — ciertamente; devāḥ — los semidioses; jagatām — las criaturas mundanas; ye — esas; īśire — reglas; na — no; yatra — ahí; sattvam — bondad mundana; na — ni; rajaḥ — pasión mundana; tamaḥ — ignorancia mundana; ca — también; na — ni; vai — ciertamente; vikāraḥ — transformación; na — ni; mahān — el océano Causal material; pradhānam — la naturaleza material.

Traducción

En ese trascendental estado de labdhopaśānti no existe la supremacía del devastador tiempo, el cual controla incluso a los semidioses celestiales que están apoderados para gobernar a las criaturas humanas. (¡Y ni qué hablar de los propios semidioses!) Ni tampoco existe en él la modalidad de la bondad material, ni la pasión, ni la ignorancia, y ni siquiera el ego falso, ni el océano Causal material, ni la naturaleza material.

Significado

El devastador tiempo que controla incluso a los semidioses celestiales por medio de sus manifestaciones del pasado, presente y futuro, no actúa en el plano trascendental. La influencia del tiempo se exhibe en los signos del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades, y esos cuatro principios de las condiciones materiales se encuentran presentes en todas partes del cosmos material, yendo hasta el planeta Brahmaloka, donde la duración de la vida de los habitantes nos parece a nosotros fabulosa. El tiempo insuperable ocasiona incluso la muerte de Brahmā, y ni qué hablar de los otros semidioses, tales como Indra, Candra, Sūrya, Vāyu o Varuṇa. La influencia astronómica que ejercen los diferentes semidioses en las criaturas mundanas también brilla por su ausencia. En la existencia material, las entidades vivientes temen a la influencia satánica, pero para un devoto que se encuentra en el plano trascendental, no existe ese temor en absoluto. Las entidades vivientes cambian sus cuerpos materiales y adoptan diferentes formas bajo la influencia de las diferentes modalidades de la naturaleza material, pero en el estado trascendental el devoto se encuentra guṇātīta, o por encima de las modalidades materiales de la bondad, la pasión y la ignorancia. Así pues, el ego falso de «soy el señor de todo lo que veo» ahí no surge. En el mundo material, el ego falso del ser viviente que trata de enseñorearse de la naturaleza material, es algo así como la caída de un insecto en un fuego ardiente. El insecto es cautivado por la belleza radiante del fuego, y cuando se acerca a disfrutarla, el ardiente fuego lo consume. En el estado trascendental, el ser viviente tiene pura la conciencia, y debido a ello no tiene ego falso con el cual enseñorearse de la naturaleza material. Más bien, su conciencia pura lo lleva a entregarse al Señor Supremo, tal como se declara en el Bhagavad-gītā (7.19): vāsudevaḥ sarvam iti sa mahātmā sudurlabhaḥ. Todo esto indica que en el estado trascendental no hay ni creación material, ni el océano Causal del que requiere la naturaleza material.

La situación antedicha se cumple en el plano trascendental, pero se revela de hecho cuando el trascendentalista adquiere conocimiento del estado superior de la conciencia pura. Esos trascendentalistas son de dos tipos: los impersonalistas y los devotos. Para el impersonalista, la meta o destino último es el brahmajyoti del cielo espiritual, pero para los devotos la meta última la constituyen los planetas Vaikuṇṭha. Los devotos tienen la vivencia de la mencionada situación por medio de formas espirituales que adquieren para actuar en el trascendental servicio amoroso del Señor. Pero el impersonalista, por desdeñar la compañía del Señor, no desarrolla un cuerpo espiritual para la actividad espiritual, sino que permanece únicamente como una chispa espiritual, fundido en los refulgentes rayos espirituales de la Suprema Personalidad de Dios. El Señor es la forma completa de la eternidad, la bienaventuranza y el conocimiento, pero el informe brahmajyoti es simplemente eternidad y conocimiento. Los planetas Vaikuṇṭha también son formas de eternidad, bienaventuranza y conocimiento, y, por lo tanto, los devotos del Señor, a quienes se los admite en la morada del Señor, también obtienen cuerpos de eternidad, bienaventuranza y conocimiento. Así pues, no hay diferencia entro lo uno y los otros. La morada, el nombre, la fama, el séquito, etc., del Señor son de la misma calidad trascendental, y aquí, en este verso, se explica cómo esa calidad trascendental difiere del mundo material. En el Bhagavad-gītā, el Señor Śrī Kṛṣṇa ha explicado tres asuntos principales, es decir, el karma-yoga, el jñāna-yoga y el bhakti-yoga, pero uno puede llegar a los planetas Vaikuṇṭha solo mediante la práctica del bhakti-yoga. Los otros dos son incapaces de ayudarlo a uno a llegar a los Vaikuṇṭhalokas, aunque sí pueden, sin embargo, llevarlo a uno al refulgente brahmajyoti de la manera más conveniente, tal como se describió antes.

Texto

paraṁ padaṁ vaiṣṇavam āmananti tad
yan neti netīty atad utsisṛkṣavaḥ
visṛjya daurātmyam ananya-sauhṛdā
hṛdopaguhyārha-padaṁ pade pade

Palabra por palabra

param — la suprema; padam — situación; vaiṣṇavam — en relación con la Personalidad de Dios; āmananti — saben ellos; tat — eso; yat — lo cual; na iti — no es esto; na iti — no es esto; iti — así pues; atat — sin Dios; utsisṛkṣavaḥ — aquellos que desean eludir; visṛjya — abandonando por completo; daurātmyam — perplejidades; ananya — absolutamente; sauhṛdāḥ — de buena fe; hṛdā upaguhya — poniéndolos en el corazón; arha — aquello que es lo único venerable; padam — pies de loto; pade pade — a cada momento.

Traducción

Los trascendentalistas desean eludir todo lo ateo, pues conocen esa situación suprema en la que todo está relacionado con el Supremo Señor Viṣṇu. Luego un devoto puro que esté en absoluta armonía con el Señor no crea perplejidades, sino que adora los pies de loto del Señor a cada momento y se los pone en el corazón.

Significado

En el Bhagavad-gītā se menciona varias veces mad-dhāma («Mi morada»), y de acuerdo con lo que dice la Suprema Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa, existe el ilimitado cielo espiritual, en el que los planetas se denominan Vaikuṇṭhas, o la morada de la Personalidad de Dios. En ese cielo, que se encuentra muchísimo más allá del cielo material y sus siete coberturas, no hay necesidad del Sol ni de la Luna, ni hay necesidad de electricidad para la iluminación, porque los planetas son autoiluminadores y más brillantes que los soles materiales. Los devotos puros del Señor están en armonía absoluta con la Personalidad de Dios, o, en otras palabras, siempre piensan en el Señor como su único bienqueriente y amigo de confianza. A ellos no les llama la atención ninguna criatura mundana, ni siquiera hasta el nivel de Brahmā‚ el Señor del universo. Solo ellos pueden tener de modo definitivo una visión clara de los planetas Vaikuṇṭhas. Como a esos devotos puros los dirige perfectamente el Señor Supremo, ellos no crean ninguna perplejidad artificial en lo referente a la comprensión trascendental, perdiendo el tiempo en discutir lo que es Brahman y lo que no es Brahman, o māyā, ni tampoco creen falsamente que son uno con el Señor, ni arguyen que el Señor no existe separadamente, ni que no existe Dios en absoluto, o que los propios seres vivientes son Dios, o que cuando Dios se encarna, adopta un cuerpo material. Y ellos tampoco se interesan en las muchas y oscuras teorías especulativas, que en realidad son grandes obstáculos que se interponen en la senda de la comprensión trascendental. Aparte de la clase de los impersonalistas o los no devotos, también hay otras clases de personas que se hacen pasar por devotas del Señor, pero que en el fondo mantienen la idea de salvarse por medio del hecho de volverse uno con el Brahman impersonal. Ellas manufacturan erróneamente su propia forma de servicio devocional mediante un libertinaje descarado, y engañan a otras personas que son simplonas o libertinas como ellas mismas. Todos estos no devotos y libertinos son, según Viśvanātha Cakravartī, durātmās, o almas engañadoras disfrazadas de mahātmās, o de grandes almas. Con la presentación de este verso en particular, Śukadeva Gosvāmī excluye de la lista de los trascendentalistas a esa clase de no devotos y libertinos.

De modo que, los planetas Vaikuṇṭhas son en efecto los lugares residenciales supremos denominados los paraṁ padam. El brahmajyoti impersonal también se denomina el paraṁ padam, por su condición de ser los rayos de los planetas Vaikuṇṭhas, tal como los rayos solares son los rayos del sol. En el Bhagavad-gītā (14.27) se dice claramente que el brahmajyoti impersonal descansa en la persona del Señor, y como todo descansa directa e indirectamente en el brahmajyoti, todo procede del Señor, todo descansa en Él, y después de la aniquilación, todo se funde únicamente en Él. Por lo tanto, nada es independiente de Él. El devoto puro del Señor deja de perder el valioso tiempo en discriminar entre el Brahman y el no Brahman, porque sabe perfectamente bien que el Señor Parabrahman, por medio de Su energía Brahman, está entretejido en todo, en virtud de lo cual el devoto ve todo como propiedad del Señor. El devoto trata de ocupar todo al servicio de Él, y no crea perplejidades mediante el hecho de enseñorearse falsamente de la creación del Señor. Él es tan fiel, que se ocupa él mismo, así como también ocupa todo lo demás, en el amoroso servicio trascendental del Señor. El devoto ve en todo al Señor, y ve todo en el Señor. El disturbio específico creado por el durātmā, o el alma engañadora, se debe a la idea que él sostiene de que la forma trascendental del Señor es algo material.

Texto

itthaṁ munis tūparamed vyavasthito
vijñāna-dṛg-vīrya-surandhitāśayaḥ
sva-pārṣṇināpīḍya gudaṁ tato ’nilaṁ
sthāneṣu ṣaṭsūnnamayej jita-klamaḥ

Palabra por palabra

ittham — así pues, mediante la comprensión Brahman; muniḥ — el filósofo; tu — pero; uparamet — debe retirarse; vyavasthitaḥ — bien situado; vijñāna-dṛk — por medio del conocimiento científico; vīrya — fuerza; su-randhita — bien regulado; āśayaḥ — el objetivo de la vida; sva-pārṣṇinā — con el talón del pie; āpīḍya — obstruyendo; gudam — el orificio del aire; tataḥ — después; anilam — el aire vital; sthāneṣu — en los lugares; ṣaṭsu — seis principales; unnamayet — debe ser elevado; jita-klamaḥ — mediante la extinción de los deseos materiales.

Traducción

Mediante el conocimiento científico, uno debe estar bien situado en el estado de la comprensión absoluta, y de ese modo ser capaz de extinguir todos los deseos materiales. Uno debe abandonar entonces el cuerpo material obstruyendo el orificio del aire [a través del cual se evacua el excremento] con el talón del pie, y elevando el aire de la vida de un lugar a otro, pasando por los seis lugares principales.

Significado

Hay muchos durātmās que dicen haber comprendido a la perfección que son Brahman, y, sin embargo, son incapaces de conquistar los deseos materiales. En el Bhagavad-gītā (18.54) se explica claramente que un alma plenamente autorrealizada se llega a apartar por completo de todos los deseos materiales. Los deseos materiales se basan en el ego falso del ser viviente, y se manifiestan en las infantiles e inútiles actividades que este realiza para conquistar las leyes de la naturaleza material, y en su deseo de enseñorearse de los recursos constituidos por los cinco elementos. Con esa mentalidad, uno es llevado a creer en el poder de la ciencia material, con su descubrimiento de la energía atómica y los viajes espaciales por medio de vehículos mecánicos, y mediante esos diminutos adelantos de la ciencia material, el egoísta falso trata de desafiar incluso el poder del Señor Supremo, quien en menos de un segundo puede acabar con todos los diminutos esfuerzos del hombre. El ser bien situado, o el alma que ha llegado a la comprensión perfecta del Brahman, entiende perfectamente que el Brahman Supremo, o la Personalidad de Dios, es el todopoderoso Vāsudeva, y que él (el ser viviente autorrealizado) es una parte integral del todo supremo. Como tal, su posición constitucional es la de cooperar con Él en todos los aspectos, en la relación trascendental del servido y servidor. Un alma así de autorrealizada deja de exhibir las inútiles actividades en las que intenta enseñorearse de la naturaleza material. Como está bien y científicamente informada, se dedica por entero a la devoción fiel por el Señor.

Al yogī experto que ha practicado a fondo el control del aire vital por medio del método prescrito del sistema de yoga, se le aconseja dejar el cuerpo de la siguiente manera. Él debe obstruir con el talón del pie el orificio de la evacuación, y luego desplazar progresiva y sucesivamente el aire vital a través de seis lugares: el ombligo, el abdomen, el corazón, el pecho, el paladar, las cejas y el agujero cerebral. Controlar el aire vital por medio del proceso yóguico prescrito es algo mecánico, y la práctica es más o menos un esfuerzo físico en aras de la perfección espiritual. En días de antaño, esa práctica era muy común para el trascendentalista, pues en esos días la manera de vivir y el carácter eran favorables. Pero hoy en día, cuando la influencia de la era de Kali es tan perturbadora, prácticamente nadie está preparado en ese arte del ejercicio físico. En estos días, la concentración de la mente se logra con mayor facilidad mediante el canto del santo nombre del Señor. Los resultados son más eficaces que los que se obtienen del ejercicio interno del aire vital.

Texto

nābhyāṁ sthitaṁ hṛdy adhiropya tasmād
udāna-gatyorasi taṁ nayen muniḥ
tato ’nusandhāya dhiyā manasvī
sva-tālu-mūlaṁ śanakair nayeta

Palabra por palabra

nābhyām — en el ombligo; sthitam — situado; hṛdi — en el corazón; adhiropya — colocando; tasmāt — desde ahí; udāna — elevándose; gatyā — fuerza; urasi — en el pecho; tam — después; nayet — debe tirar; muniḥ — el devoto meditativo; tataḥ — a ellos; anusandhāya — tan solo para buscar; dhiyā — mediante la inteligencia; manasvī — el meditativo; sva-tālu-mūlam — en la base del paladar; śanakaiḥ — lentamente; nayeta — pueda ser llevado dentro.

Traducción

El devoto meditativo debe empujar lentamente el aire vital desde el ombligo hasta el corazón, desde ahí hasta el pecho, y desde ahí hasta la base del paladar. Él debe buscar con inteligencia los lugares apropiados.

Significado

Hay seis círculos en los que se mueve el aire vital, y el bhakti-yogī inteligente debe buscar esos lugares con inteligencia y con una actitud meditativa. Entre dichos lugares, el que se acaba de mencionar es el svādhiṣṭhāna-cakra, o la central de energía del aire vital, y por encima de este, justo por debajo del abdomen y el ombligo, está el maṇipūraka-cakra. Cuando se busca un lugar más arriba, en el corazón, se llega al anāhata-cakra, y aún más arriba, cuando el aire vital se coloca en la base del paladar, se llega al viśuddhi-cakra.

Texto

tasmād bhruvor antaram unnayeta
niruddha-saptāyatano ’napekṣaḥ
sthitvā muhūrtārdham akuṇṭha-dṛṣṭir
nirbhidya mūrdhan visṛjet paraṁ gataḥ

Palabra por palabra

tasmāt — desde ahí; bhruvoḥ — de las cejas; antaram — entre; unnayeta — debe ser llevado dentro; niruddha — obstruyendo; sapta — siete; āyatanaḥ — salidas del aire vital; anapekṣaḥ — independiente de todo disfrute material; sthitvā — manteniendo; muhūrta — de un momento; ardham — la mitad; akuṇṭha — de vuelta al hogar, de vuelta a Dios; dṛṣṭiḥ — aquel cuyo objetivo se enfoca así; nirbhidya — perforando; mūrdhan — el agujero cerebral; visṛjet — debe abandonar el cuerpo; param — el Supremo; gataḥ — habiendo ido a.

Traducción

Después, el bhakti-yogī debe empujar el aire hacia arriba y llevarlo entre las cejas, y luego, obstruyendo las siete salidas del aire vital, debe mantener su objetivo de ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios. Si él se halla totalmente libre de todos los deseos de disfrute material, debe llegar entonces hasta el agujero cerebral y abandonar sus relaciones materiales habiéndose ido al Supremo.

Significado

Aquí se recomienda el proceso de abandonar todas las relaciones materiales y regresar al hogar, de vuelta a Dios, el Supremo. La condición que se requiere para ello es que uno esté totalmente libre del deseo de disfrute material. Existen diferentes grados de disfrutes materiales en relación con la duración de la vida y la complacencia sensual. El plano más alto de disfrute sensual por el período de vida más largo que existe, se menciona en el Bhagavad-gītā (9.20). Todas esas cosas no son más que disfrutes materiales, y uno debe estar plenamente convencido de que no se necesita un período de vida tan largo, ni siquiera en el planeta Brahmaloka. Se debe regresar al hogar, de vuelta a Dios, y no hay que sentirse atraído por ninguna cantidad de facilidades materiales. En el Bhagavad-gītā (2.59) se dice que esa clase de desapego material se puede lograr cuando uno conoce lo que es la suprema asociación de la vida. Paraṁ dṛṣṭvā nivartate. Uno no puede librarse de la atracción material, a menos que tenga una comprensión completa acerca de la naturaleza de la vida espiritual. La propaganda que hacen cierta clase de impersonalistas que dicen que la vida espiritual está desprovista de todas las variedades, es una propaganda peligrosa destinada a engañar a los seres vivientes para que se sientan cada vez más atraídos a los disfrutes materiales. Así pues, las personas que tienen muy escaso conocimiento no pueden formarse ningún concepto acerca del param, el Supremo; ellas tratan de aferrarse a las variedades de los disfrutes materiales, aunque se jacten de ser almas que han comprendido el Brahman a la perfección. Esa clase de personas poco inteligentes no pueden formarse ningún concepto acerca del param, como se mencionó en este verso, y, por consiguiente, no pueden alcanzar al Supremo. Los devotos tienen pleno conocimiento del mundo espiritual, de la Personalidad de Dios y de Su trascendental compañía en ilimitados planetas espirituales llamados Vaikuṇṭhalokas. Aquí se menciona la palabra akuṇṭha-dṛṣṭiḥ. Akuṇṭha y Vaikuṇṭha expresan el mismo significado, y solo aquel que tiene su objetivo fijo en ese mundo espiritual y en asociarse personalmente con la Divinidad, puede abandonar sus relaciones materiales incluso mientras vive en el mundo material. Este param y el paraṁ dhāma que se menciona en varias partes del Bhagavad-gītā, son exactamente lo mismo. Aquel que va al paraṁ dhāma, no regresa al mundo material. Esa libertad no se logra ni siquiera si se llega al loka más elevado del mundo material.

El aire vital pasa a través de siete aberturas, a saber, los dos ojos, las dos fosas nasales, los dos oídos y la boca. Por lo general, en el momento de la muerte de un hombre ordinario, dicho aire pasa a través de la boca. Pero, tal como se mencionó anteriormente, el yogī que controla el aire vital a su manera, generalmente lo libera perforando el agujero cerebral en la cabeza. El yogī obstruye entonces todas las siete aberturas antedichas, de modo que el aire vital irrumpa naturalmente a través del agujero cerebral. Ese es el signo seguro de que un gran devoto ha dejado la relación con lo material.

Texto

yadi prayāsyan nṛpa pārameṣṭhyaṁ
vaihāyasānām uta yad vihāram
aṣṭādhipatyaṁ guṇa-sannivāye
sahaiva gacchen manasendriyaiś ca

Palabra por palabra

yadi — sin embargo; prayāsyan — manteniendo un deseo; nṛpa — ¡oh, rey!; pārameṣṭhyam — el planeta regente del mundo material; vaihāyasānām — de los seres conocidos como vaihāyasas; uta — se dice; yat — que es; vihāram — lugar de disfrute; aṣṭa-ādhipatyam — enseñoreándose con los ocho logros; guṇa-sannivāye — en el mundo de las tres modalidades de la naturaleza; saha — junto con; eva — ciertamente; gacchet — debe ir; manasā — acompañado por la mente; indriyaiḥ — y los sentidos; ca — también.

Traducción

Sin embargo, ¡oh, rey!, si el yogī mantiene un deseo de tener mejores disfrutes materiales, tales como el de trasladarse al planeta más elevado de todos, Brahmaloka, o el de lograr las ocho perfecciones, viajar por el espacio sideral con los vaihāyasas o tener un lugar en uno de los millones de planetas que existen, entonces tiene que llevarse consigo la mente y los sentidos amoldados a lo material.

Significado

En la condición superior de los sistemas planetarios hay facilidades miles y miles de veces mayores para los disfrutes materiales, que en los sistemas planetarios inferiores. Los sistemas planetarios más elevados están integrados por planetas tales como Brahmaloka y Dhruvaloka (la estrella polar), y todos ellos están situados más allá de Maharloka. Los habitantes de esos planetas están apoderados con ocho logros de la perfección mística. Ellos no tienen que aprender ni practicar los procesos místicos de la perfección del yoga para adquirir el poder de volverse tan pequeños como una partícula (aṇimā-siddhi) o más ligeros que una suave pluma (laghimā-siddhi). Ellos no tienen que buscar nada en ninguna parte (prāpti-siddhi), ni tienen que volverse más pesados que lo más pesado (mahimā-siddhi), ni tienen que actuar libremente como para crear algo maravilloso, ni tienen que aniquilar nada a voluntad (īśitva-siddhi), ni tienen que controlar todos los elementos materiales (vaśitva-siddhi), ni tienen que poseer un poder tal que nunca se vea frustrado con ningún deseo (prākāmya-siddhi), ni tienen que adoptar ninguna figura ni forma como se desee caprichosamente (kāmāvasāyitā-siddhi). Todas estas conveniencias son tan comunes para los habitantes de esos planetas superiores, como los dones naturales. Ellos no requieren de ninguna ayuda mecánica para viajar por el espacio sideral, y pueden desplazarse y viajar a voluntad desde un planeta a cualquier otro en un abrir y cerrar de ojos. Los habitantes de la Tierra ni siquiera pueden desplazarse hasta el planeta más cercano sin vehículos mecánicos tales como las astronaves, pero los muy talentosos habitantes de esos planetas superiores pueden hacer todo con mucha facilidad.

Como el materialista generalmente siente curiosidad por conocer lo que hay en realidad en esos sistemas planetarios, quiere ver todo personalmente. Así como las personas indagadoras viajan por el mundo entero para obtener una experiencia local y directa de los lugares, así mismo el trascendentalista poco inteligente desea tener alguna experiencia de esos planetas acerca de los cuales ha oído tantas cosas maravillosas. El yogī puede, no obstante, complacer su deseo fácilmente, yendo ahí con la mente y los sentidos materialistas que posee. La inclinación principal que tiene la mente materialista es la de enseñorearse del mundo material, y todos los siddhis que se mencionaron antes son aspectos del deseo de dominar el mundo. Los devotos del Señor no ambicionan dominar un fenómeno falso y temporal. Por el contrario, el devoto desea ser dominado por el Señor, el predominador supremo. El deseo de servir al Señor, el predominador supremo, es espiritual o trascendental, y uno tiene que alcanzar esa purificación de la mente y los sentidos para ser admitido en el reino espiritual. Con la mente materialista se puede llegar al mejor planeta del universo, pero nadie puede entrar así en el Reino de Dios. Se dice que los sentidos están purificados espiritualmente, cuando no están involucrados en la complacencia de los sentidos. Los sentidos requieren de ocupaciones, y cuando están totalmente dedicados al amoroso servicio trascendental del Señor, no tienen ninguna posibilidad de que los contaminen las infecciones materiales.

Texto

yogeśvarāṇāṁ gatim āhur antar-
bahis-tri-lokyāḥ pavanāntar-ātmanām
na karmabhis tāṁ gatim āpnuvanti
vidyā-tapo-yoga-samādhi-bhājām

Palabra por palabra

yoga-īśvarāṇām — de los grandes santos y devotos; gatim — destino; āhuḥ — se dice; antaḥ — dentro; bahiḥ — fuera; tri-lokyāḥ — de los tres sistemas planetarios; pavana-antaḥ — dentro del aire; ātmanām — del cuerpo sutil; na — nunca; karmabhiḥ — mediante actividades fruitivas; tām — esa; gatim — rapidez; āpnuvanti — logra; vidyā — servicio devocional; tapaḥ — austeridades; yoga — poder místico; samādhi — conocimiento; bhājām — de aquellos que consideran.

Traducción

A los trascendentalistas les interesa el cuerpo espiritual. Así pues, en virtud de su servicio devocional, austeridades, poder místico y conocimiento trascendental, sus movimientos no están restringidos ni dentro ni fuera de los mundos materiales. Los trabajadores fruitivos, o la gente muy materialista, nunca pueden desplazarse de una manera así de libre.

Significado

El esfuerzo que hace el científico materialista para llegar a otros planetas mediante vehículos mecánicos, es solo un intento vano. Sin embargo, uno puede llegar a los planetas celestiales por medio de actividades virtuosas, pero nunca puede esperar que irá más allá de Svarga o Janaloka mediante esa clase de actividades mecánicas o materialistas, ya sean burdas o sutiles. Los trascendentalistas que no tienen nada que ver con el cuerpo material burdo, pueden desplazarse por todas partes, dentro o fuera de los mundos materiales. Dentro de los mundos materiales se desplazan por los sistemas planetarios del Maharloka, Janaloka, Tapoloka y Satyaloka, y más allá de los mundos materiales pueden desplazarse por los Vaikuṇṭhas como cosmonautas que no tienen restricciones. Nārada Muni es uno de los ejemplos de esa clase de cosmonautas, y Durvāsā Muni es uno de esos místicos. En virtud del servicio devocional, las austeridades, los poderes místicos y el conocimiento trascendental, todo el mundo puede desplazarse como Nārada Muni o Durvāsā Muni. Se dice que en el lapso de un solo año, Durvāsā Muni viajó por todo el espacio material y parte del espacio espiritual. La velocidad de los trascendentalistas nunca la pueden alcanzar ni los materialistas burdos, ni los sutiles.

Texto

vaiśvānaraṁ yāti vihāyasā gataḥ
suṣumṇayā brahma-pathena śociṣā
vidhūta-kalko ’tha harer udastāt
prayāti cakraṁ nṛpa śaiśumāram

Palabra por palabra

vaiśvānaram — la deidad controladora del fuego; yāti — va; vihāyasā — por el camino que hay en el cielo (la Vía Láctea); gataḥ — pasando por; suṣumṇayā — por el Suṣumṇā; brahma — Brahmaloka; pathena — en el camino; śociṣā — iluminador; vidhūta — limpiándose de; kalkaḥ — suciedad; atha — después; hareḥ — del Señor Hari; udastāt — hacia arriba; prayāti — llega; cakram — círculo; nṛpa — ¡oh, rey!; śaiśumāram — llamado Śiśumāra.

Traducción

¡Oh, rey!, cuando ese místico pasa por encima de la Vía Láctea a través del iluminador Suṣumṇā para llegar al más elevado de los planetas, Brahmaloka, primero va a Vaiśvānara, el planeta de la deidad del fuego, en el que se limpia por completo de todas las contaminaciones, y después va aún más arriba, al círculo de Śiśumāra, a relacionarse con el Señor Hari, la Personalidad de Dios.

Significado

La estrella polar de este universo con su círculo correspondiente se denomina el círculo Śiśumāra, y en él se encuentra el planeta local que sirve de residencia a la Personalidad de Dios (Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu). Antes de llegar ahí, el místico pasa por encima de la Vía Láctea para llegar a Brahmaloka, y, mientras se dirige hacia allá, llega primero a Vaiśvānaraloka, en donde el semidiós regente controla el fuego. En Vaiśvānaraloka, el yogī se limpia por completo de todos los sucios pecados que adquirió mientras estaba en contacto con el mundo material. La Vía Láctea que hay en el cielo se señala aquí como el camino que lleva a Brahmaloka, el planeta más elevado del universo.

Texto

tad viśva-nābhiṁ tv ativartya viṣṇor
aṇīyasā virajenātmanaikaḥ
namaskṛtaṁ brahma-vidām upaiti
kalpāyuṣo yad vibudhā ramante

Palabra por palabra

tat — eso; viśva-nābhim — el ombligo de la Personalidad de Dios universal; tu — pero; ativartya — atravesando; viṣṇoḥ — del Señor Viṣṇu, la Personalidad de Dios; aṇīyasā — debido a la perfección mística; virajena — por el purificado; ātmanā — por la entidad viviente; ekaḥ — solo; namaskṛtam — venerable; brahma-vidām — por aquellos que están en el plano trascendental; upaiti — llega; kalpa-āyuṣaḥ — un período de 4 300 000 000 de años solares; yat — el lugar; vibudhāḥ — almas autorrealizadas; ramante — disfrutan.

Traducción

Este Śiśumāra es el pivote alrededor del cual gira todo el universo, y se lo llama el ombligo de Viṣṇu (Garbhodakaśāyī Viṣṇu). Solo el yogī va más allá de este círculo de Śiṣumāra y alcanza el planeta [Maharloka] en el que santos purificados tales como Bhṛgu disfrutan de una vida que dura 4 300 000 000 de años solares. Ese planeta es digno de ser adorado incluso por los santos que están en el plano trascendental.

Texto

atho anantasya mukhānalena
dandahyamānaṁ sa nirīkṣya viśvam
niryāti siddheśvara-yuṣṭa-dhiṣṇyaṁ
yad dvai-parārdhyaṁ tad u pārameṣṭhyam

Palabra por palabra

atho — después; anantasya — de Ananta, la encarnación de Dios en la que Él descansa; mukha-analena — mediante el fuego que emana de Su boca; dandahyamānam — reduciendo a cenizas; saḥ — él; nirīkṣya — viendo esto; viśvam — el universo; niryāti — sale; siddheśvara-yuṣṭa-dhiṣṇyam — aviones usados por las grandes almas purificadas; yat — el lugar; dvai-parārdhyam — 15 480 000 000 000 de años solares; tat — eso; u — el excelso; pārameṣṭhyam — Satyaloka, en el que reside Brahmā.

Traducción

A la hora de la devastación final de todo el universo [al final del período de la vida de Brahmā], una llamarada de fuego emana de la boca de Ananta [desde el fondo del universo]. El yogī ve que todos los planetas del universo se incendian y van siendo reducidos a cenizas, por lo cual parte para Satyaloka en aviones usados por las grandes almas purificadas. Se calcula que en Satyaloka la duración de la vida es de 15 480 000 000 000 de años.

Significado

Aquí se indica que los residentes de Maharloka, en donde los semidioses o entidades vivientes purificadas tienen un período de vida que se calcula que es de 4 300 000 000 de años solares, poseen aeronaves con las cuales pueden llegar a Satyaloka, el planeta más elevado del universo. En otras palabras, el Śrīmad-Bhāgavatam nos da muchos indicios acerca de otros planetas que se encuentran sumamente lejos de nosotros, a los cuales los aviones y astronaves modernas no pueden llegar, ni siquiera a velocidades imaginarias. Grandes ācāryas tales como Śrīdhara Svāmī, Rāmānujācārya y Vallabhācārya aceptan las afirmaciones del Śrīmad-Bhāgavatam. El Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu acepta el Śrīmad-Bhāgavatam específicamente como la autoridad védica inmaculada, y, en consecuencia, ningún hombre cuerdo puede hacer caso omiso de las declaraciones del Śrīmad-Bhāgavatam cuando lo expone la autorrealizada alma Śrīla Śukadeva Gosvāmī, quien sigue los pasos de su gran padre Śrīla Vyāsadeva, el compilador de todas las Escrituras védicas. En la creación del Señor hay muchas cosas maravillosas que podemos ver con nuestros propios ojos todos los días y todas las noches, pero no estamos en capacidad de llegar a ellas con el equipo que nos da la ciencia materialista moderna. De manera que, no debemos depender de la autoridad fragmentaria de la ciencia materialista, para conocer cosas que se encuentran más allá de los límites del campo científico. Para el hombre común, tanto la ciencia moderna como la sabiduría védica simplemente tienen que ser aceptadas, porque él no puede verificar ninguna de las declaraciones de la ciencia moderna ni de la literatura védica. La alternativa que tiene el hombre común es la de creer en una de ellas o en las dos. El camino del conocimiento védico es, sin embargo, más auténtico, porque ha sido aceptado por los ācāryas, quienes además de ser hombres eruditos y fieles, son almas liberadas que no tienen ninguno de los defectos de las almas condicionadas. No obstante, los científicos modernos son almas condicionadas propensas a cometer muchísimos errores; por consiguiente, la posición más segura es la de aceptar la versión auténtica de las Escrituras védicas, tales como el Śrīmad-Bhāgavatam, el cual es aceptado unánimemente por los grandes ācāryas.

Texto

na yatra śoko na jarā na mṛtyur
nārtir na codvega ṛte kutaścit
yac cit tato ’daḥ kṛpayānidaṁ-vidāṁ
duranta-duḥkha-prabhavānudarśanāt

Palabra por palabra

na — nunca; yatra — hay; śokaḥ — aflicción; na — ni; jarā — vejez; na — ni; mṛtyuḥ — muerte; na — ni; artiḥ — dolores; na — ni; ca — también; udvegaḥ — ansiedades; ṛte — con la excepción; kutaścit — a veces; yat — debido a; cit — conciencia; tataḥ — por lo tanto; adaḥ — compasión; kṛpayā — movido por la compasión sincera; an-idam-vidām — de aquellos que ignoran el proceso del servicio devocional; duranta — insuperable; duḥkha — desdicha; prabhava — reiterados nacimientos y muertes; anudarśanāt — mediante la experiencia sucesiva.

Traducción

En ese planeta de Satyaloka no hay aflicción, ni vejez, ni muerte. Ahí no hay dolor de ninguna especie, y, por lo tanto, no hay ansiedades, salvo que a veces, debido a la conciencia, hay un sentimiento de compasión por aquellos que ignoran el proceso del servicio devocional y que están sometidos a insuperables desdichas en el mundo material.

Significado

Los hombres necios de temperamento materialista no sacan provecho del conocimiento autorizado que viene en sucesión. El conocimiento védico es autorizado, y no se adquiere mediante el experimento, sino mediante las declaraciones auténticas de las Escrituras védicas explicadas por las autoridades genuinas. Uno no puede entender las declaraciones védicas por el simple hecho de convertirse en un erudito; hay que acudir a la verdadera autoridad que ha recibido el conocimiento védico a través de la sucesión discipular, como se explica claramente en el Bhagavad-gītā (4.2). El Señor Kṛṣṇa afirma que el sistema de conocimiento tal como se explica en el Bhagavad-gītā, se explicó al dios del sol, y el conocimiento descendió por sucesión discipular del dios del sol a su hijo Manu, y de Manu al rey Ikṣvāku (el antepasado del Señor Rāmacandra), y de ese modo el sistema de conocimiento se explicó y descendió por la línea de los grandes sabios, uno tras otro. Pero con el transcurso del tiempo la sucesión autorizada se rompió, y, por lo tanto, tan solo para restablecer el verdadero espíritu del conocimiento, el Señor le explicó de nuevo el mismo conocimiento a Arjuna, quien era un candidato genuino para entenderlo, debido a que era un devoto puro del Señor. La manera en que Arjuna entendió el Bhagavad-gītā también se explica (Bg. 10.12-13), pero hay muchos hombres necios que no siguen los pasos de Arjuna en lo referente a entender el espíritu del Bhagavad-gītā. Más bien, ellos crean sus propias interpretaciones, que son tan necias como ellos mismos, y de ese modo solo ayudan a poner un obstáculo en la senda de la verdadera comprensión, desencaminando a los seguidores inocentes que son poco inteligentes, es decir, a los śūdras. Se dice que antes de poder entender las declaraciones védicas hay que volverse brāhmaṇa, y esta restricción es tan importante como la restricción de que nadie puede volverse abogado sin la cualidad de haberse graduado de ello. Esa restricción no es un impedimento que se le imponga a todo el mundo en la senda del progreso, pero es necesaria para evitar una comprensión incompetente de una determinada ciencia. Aquellos que no son brāhmaṇas aptos interpretan mal el conocimiento védico. Un brāhmaṇa apto es aquel que se ha sometido a una formación estricta, bajo la guía de un maestro espiritual genuino.

La sabiduría védica nos guía para que entendamos nuestra relación con el Supremo Señor Kṛṣṇa y para que actuemos de conformidad con ello, a fin de que logremos el resultado deseado de ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios. Pero los hombres materialistas no entienden esto. Ellos quieren hacer un plan para ser felices en un lugar en el que no hay felicidad. En aras de una felicidad falsa, tratan de llegar a otros planetas, bien sea por medio de los rituales védicos o por medio de las astronaves; pero ellos deben saber, sin que les quepa la menor duda, que cualquier cantidad de ajustes materialistas que se hagan en aras de la felicidad en un lugar que está hecho para el sufrimiento, no puede beneficiar al hombre desencaminado, porque, al fin y al cabo, todo el universo, con todos sus enseres, llegará a su fin después de un cierto período. En ese momento, todos los planes de felicidad materialista llegarán automáticamente a su fin. Así pues, la persona inteligente hace un plan para regresar al hogar, de vuelta a Dios. Una persona así de inteligente supera todos los tormentos de la existencia material, tales como el nacimiento, la muerte, las enfermedades y la vejez. Ella es verdaderamente feliz porque no tiene ansiedades producto de la existencia material, pero en su carácter de simpatizante compasivo, se siente infeliz a causa del sufrimiento de los hombres materialistas, y, en consecuencia, a veces se presenta ante ellos para enseñarles lo necesario que es el ir de vuelta a Dios. Todos los ācāryas genuinos predican esta verdad de regresar al hogar, de vuelta a Dios, y advierten a los hombres que no hagan un falso plan para conseguir la felicidad en un lugar en el que la felicidad solo es un mito.

Texto

tato viśeṣaṁ pratipadya nirbhayas
tenātmanāpo ’nala-mūrtir atvaran
jyotirmayo vāyum upetya kāle
vāyv-ātmanā khaṁ bṛhad ātma-liṅgam

Palabra por palabra

tataḥ — después; viśeṣam — particularmente; pratipadya — obteniendo; nirbhayaḥ — sin ninguna duda; tena — mediante eso; ātmanā — el ser puro; āpaḥ — agua; anala — fuego; mūrtiḥ — formas; atvaran — superando; jyotiḥ-mayaḥ — refulgente; vāyum — atmósfera; upetya — habiendo llegado ahí; kāle — a su debido tiempo; vāyu — aire; ātmanā — por el ser; kham — etéreo; bṛhat — gran; ātma-liṅgam — la verdadera forma del ser.

Traducción

Después de llegar a Satyaloka, el devoto es específicamente apto para que el cuerpo sutil lo incorpore sin temor en una identificación similar a la del cuerpo burdo, y gradualmente va alcanzando, uno tras otro, estados de existencia que van de lo terreno a lo acuoso, a lo ígneo, a lo resplandeciente y a lo aéreo, hasta llegar a la etapa etérea.

Significado

Todo aquel que pueda llegar a Brahmaloka, o Satyaloka, en virtud de la práctica y la perfección espiritual, está capacitado para lograr tres tipos diferentes de perfección. Aquel que ha alcanzado un planeta específico a fuerza de actividades piadosas, alcanza los lugares en función de sus actividades piadosas relativas. Aquel que ha alcanzado el lugar en virtud de la adoración Hiraṇyagarbha o virāṭ, se libera junto con la liberación de Brahmā. Pero a aquel que ha alcanzado el lugar en virtud del servicio devocional, se lo menciona aquí específicamente, en relación con la manera en que puede penetrar en las diferentes coberturas del universo y así descubrir finalmente su identidad espiritual en la atmósfera absoluta de la existencia suprema.

Según Śrīla Jīva Gosvāmī, todos los universos están arracimados hacia arriba y hacia abajo, y todos y cada uno de ellos tienen por sí solos siete coberturas. La porción acuosa está más allá de las siete coberturas, y cada una de estas es diez veces más extensa que la anterior. La Personalidad de Dios que crea todos esos universos mediante Su período respiratorio, yace por encima del racimo de los universos. El agua del océano Causal es de una naturaleza diferente que el agua que cubre el universo. El agua que sirve de cobertura al universo es material, mientras que el agua del océano Causal es espiritual. Así pues, la cobertura acuosa que se menciona aquí se considera que es la cobertura del ego falso de todas las entidades vivientes, y el proceso gradual para liberarse de las coberturas materiales, una tras otra, tal como se menciona aquí, es el proceso gradual de liberarse de los conceptos egoístas falsos del cuerpo material burdo, y luego absorberse en la identificación del cuerpo sutil hasta que se obtenga el cuerpo espiritual puro en el ámbito absoluto del Reino de Dios.

Śrīla Śrīdhara Svāmi confirma que una parte de la naturaleza material, después de ser iniciada por el Señor, se conoce como el mahat-tattva. Una porción fraccionaria del mahat-tattva se denomina el ego falso. Una porción del ego es la vibración del sonido, y una porción del sonido es el aire atmosférico. Una porción de la atmósfera aérea se convierte en formas, y las formas constituyen el poder de la electricidad o el calor. El calor produce el olor del aroma de la tierra, y la tierra burda es producida por ese aroma. Y todo ello en conjunto constituye el fenómeno cósmico. La extensión del fenómeno cósmico se calcula que es, diametralmente (en ambas direcciones), de seis mil cuatrocientos treinta y seis millones de kilómetros. A partir de ahí comienzan las coberturas del universo. El primer estrato de la cobertura se calcula que se extiende hasta ciento veintiocho millones setecientos veinte mil kilómetros, y las coberturas subsecuentes del universo son, respectivamente, de fuego, refulgencia, aire y éter, una a continuación de la otra, extendiéndose cada una de ellas diez veces más que la anterior. El devoto del Señor penetra sin temor en cada una de ellas, y por último llega a la atmósfera absoluta, en la que todo es de una misma identidad espiritual. El devoto entra entonces en uno de los planetas Vaikuṇṭhas, en el que adopta una forma exactamente igual a la del Señor, y se dedica al amoroso servicio trascendental del Señor. Esa es la perfección máxima de la vida devocional. No existe nada más allá de esto que el yogī perfecto deba desear o lograr.

Texto

ghrāṇena gandhaṁ rasanena vai rasaṁ
rūpaṁ ca dṛṣṭyā śvasanaṁ tvacaiva
śrotreṇa copetya nabho-guṇatvaṁ
prāṇena cākūtim upaiti yogī

Palabra por palabra

ghrāṇena — oliendo; gandham — aroma; rasanena — mediante el sabor; vai — exactamente; rasam — paladar; rūpam — formas; ca — también; dṛṣṭyā — mediante la visión; śvasanam — contacto; tvacā — tacto; eva — como si fuera; śrotreṇa — mediante la vibración del oído; ca — también; upetya — logrando; nabhaḥ-guṇatvam — identificación del éter; prāṇena — mediante los órganos de los sentidos; ca — también; ākūtim — actividades materiales; upaiti — consigue; yogī — el devoto.

Traducción

El devoto supera así los objetos sutiles de los diferentes sentidos, tales como el aroma, mediante el acto de oler; el paladar, mediante el acto de saborear; la visión, mediante el acto de ver formas; el tacto, mediante el contacto; las vibraciones del oído, mediante la identificación etérea; y los órganos de los sentidos, mediante las actividades materiales.

Significado

Más allá del cielo hay coberturas sutiles, que se asemejan a las coberturas elementales de los universos. Las coberturas burdas proceden del desarrollo de ingredientes parciales de las causas sutiles. De modo que, el yogī o devoto, junto con la liquidación de los elementos burdos, abandona las causas sutiles, tales como el aroma, mediante el acto de oler. La chispa espiritual pura, la entidad viviente, queda así completamente limpia de toda contaminación material, y se hace merecedora de entrar en el Reino de Dios.

Texto

sa bhūta-sūkṣmendriya-sannikarṣaṁ
manomayaṁ devamayaṁ vikāryam
saṁsādya gatyā saha tena yāti
vijñāna-tattvaṁ guṇa-sannirodham

Palabra por palabra

saḥ — él (el devoto); bhūta — las burdas; sūkṣma — y las sutiles; indriya — sentidos; sannikarṣam — el punto de la neutralización; manaḥ-mayam — el plano mental; deva-mayam — en el plano de la modalidad de la bondad; vikāryam — egoísmo; saṁsādya — superando; gatyā — mediante el progreso; saha — junto con; tena — ellos; yāti — va; vijñāna — conocimiento perfecto; tattvam — verdad; guṇa — las modalidades materiales; sannirodham — suspendidas por completo.

Traducción

El devoto, superando así las formas burdas y sutiles de las coberturas, entra en el plano del egoísmo. Y en ese estado, funde las modalidades materiales de la naturaleza [la ignorancia y la pasión] en este punto de neutralización, y de ese modo llega al egoísmo del plano de la bondad. Después de eso, todo el egoísmo se funde en el mahat-tattva, y el devoto llega al punto de la autorrealización pura.

Significado

La autorrealización pura, tal como lo hemos discutido varias veces, es el estado de conciencia pura en el que uno admite que es el servidor eterno del Señor. De esa manera, uno se reinstituye en su posición original, en la que presta al Señor un amoroso servicio trascendental, tal como se explicará claramente en el verso que sigue. Esta etapa de prestar al Señor un amoroso servicio trascendental sin esperar retribuciones procedentes del Señor ni de ninguna otra fuente, puede alcanzarse cuando los sentidos materiales se han purificado y el estado puro y original de los sentidos se ha revivido. Aquí se sugiere que el proceso para purificar los sentidos es hacerlo de la manera yóguica, es decir, hacer que los sentidos burdos se fundan en la modalidad de la ignorancia, y los sentidos sutiles se fundan en la modalidad de la pasión. La mente pertenece a la modalidad de la bondad, y, en consecuencia, se denomina devamāyā, o divina. La perfecta purificación de la mente se logra cuando uno tiene la firme convicción de que es el servidor eterno del Señor. Por consiguiente, el solo llegar al plano de la bondad también es algo que forma parte de una modalidad material; hay que superar esta etapa de bondad material y llegar al punto de la bondad purificada, o vasudeva-sattva. Ese vasudeva-sattva lo ayuda a uno a entrar en el Reino de Dios.

Debemos recordar también, en relación con esto, que el proceso de emancipación gradual que llevan a cabo los devotos de la manera en que se mencionó antes, si bien es autoritativo, no es algo viable en la era actual, principalmente porque la gente desconoce lo que es la práctica del yoga. La supuesta práctica del yoga que hacen los protagonistas profesionales puede que sea beneficiosa desde el punto de vista fisiológico, pero esos pequeños éxitos no pueden ayudarlo a uno a lograr la emancipación espiritual tal como se menciona aquí. Hace cinco mil años, cuando la condición social de la sociedad humana se hallaba en el perfecto orden védico, el proceso de yoga que se menciona aquí era una cuestión común para todo el mundo, porque todos, y en especial el brāhmaṇa y el kṣatriya, eran formados en el arte trascendental bajo el cuidado del maestro espiritual, muy lejos del hogar, en la condición de brahmacarya. Sin embargo, el hombre moderno es incapaz de entenderlo a la perfección.

Por lo tanto, el Señor Caitanya facilitó todo para el aspirante a devoto de la era actual, de la siguiente manera específica. En fin de cuentas, no hay diferencia en el resultado. Lo primero y principal es que uno tiene que entender la importancia primordial del bhakti-yoga. Los seres vivientes de las diferentes especies de vida están pasando por diferentes períodos de enjaulamiento, conforme a sus acciones y reacciones fruitivas. Pero en medio de la ejecución de diferentes actividades, aquel que consigue algunos recursos en el bhakti-yoga, puede entender la importancia del servicio al Señor a través de la misericordia sin causa del Señor, así como también de la del maestro espiritual. El Señor ayuda al alma sincera a través del encuentro con un maestro espiritual genuino, que es el representante del Señor. En virtud de la instrucción de ese maestro espiritual, uno recibe la semilla del bhakti-yoga. El Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu recomienda que el devoto plante la semilla de bhakti-yoga en su corazón, y la nutra por medio del riego del proceso de oír y cantar acerca del santo nombre, la fama, etc., del Señor. El sencillo proceso de cantar y oír sin ofensas el santo nombre del Señor, lo promoverá a uno gradual y muy prontamente hasta la etapa de la emancipación. Hay tres etapas en el proceso del canto del santo nombre del Señor. La primera es la del canto ofensivo del santo nombre, y la segunda es la etapa reflexiva del canto del santo nombre. La tercera etapa es la del canto sin ofensas del santo nombre del Señor. Solo en la segunda etapa, la etapa de la reflexión, que se encuentra entre la etapa ofensiva y la etapa sin ofensas, uno alcanza automáticamente la etapa de la emancipación. Y en la etapa sin ofensas, uno de hecho entra en el Reino de Dios, aunque físicamente parezca encontrarse en el mundo material. Para alcanzar la etapa en la que no hay ofensas, uno debe ponerse en guardia de la siguiente manera.

Cuando hablamos de oír y cantar, ello no solo significa que uno deba cantar y oír acerca del santo nombre del Señor como Rāma, Kṛṣṇa (o, sistemáticamente, los dieciséis nombres Hare Kṛṣṇa Hare Kṛṣṇa Kṛṣṇa Kṛṣṇa Hare Hare/Hare Rāma Hare Rāma Rāma Rāma Hare Hare), sino que también se deben leer y oír el Bhagavad-gītā y el Śrīmad-Bhāgavatam en compañía de devotos. La práctica primaria del bhakti-yoga hará que germine la semilla que ya está plantada en el corazón, y mediante un proceso regular de riego, tal como se mencionó antes, la enredadera del bhakti-yoga comenzará a crecer. Mediante la nutrición sistemática, la enredadera crecerá hasta tal punto, que penetrará las coberturas del universo, tal como lo hemos oído decir en los versos anteriores, llegará al cielo refulgente, el brahmajyoti, e irá cada vez más lejos y llegará al cielo espiritual, en el que hay infinidad de planetas espirituales denominados Vaikuṇṭhalokas. Por encima de todos ello se encuentra Kṛṣṇaloka, o Goloka Vṛndāvana, en el que la enredadera que está creciendo entra y se posa a los pies de loto del Señor Śrī Kṛṣṇa, la Personalidad de Dios original. Cuando uno llega a los pies de loto del Señor Kṛṣṇa en Goloka Vṛndāvana, el proceso de riego de oír y leer, así como también el canto del santo nombre en la etapa devocional pura, fructifica, y los frutos que crecen ahí en la forma del amor por Dios son saboreados de un modo tangible por el devoto, aunque se encuentra aquí, en este mundo material. Los frutos maduros del amor por Dios solo lo saborean los devotos que están constantemente dedicados al proceso de riego tal como se describió antes. Pero el devoto que está trabajando debe cuidar siempre que la enredadera que de ese modo ha ido creciendo no sea cortada. Por lo tanto, él debe tener presente las siguientes consideraciones:

1) La ofensa que se comete a los pies de un devoto puro es como el elefante loco que, si entra en un jardín muy bueno, lo destroza.

2) Uno debe tener sumo cuidado en protegerse de esas ofensas a los pies de los devotos puros, tal como uno protege una enredadera cercándola a todo su alrededor.

3) Resulta que, por medio del proceso de riego, también crecen algunas malas hierbas, y a menos que sean arrancadas, la nutrición de la enredadera principal, o la enredadera del bhakti-yoga, puede verse obstaculizada.

4) En efecto, estas malas hierbas son: el disfrute material, el fundir el ser en el Absoluto sin individualidad separada, y muchos otros deseos en el campo de la religión, el desarrollo económico, la complacencia de los sentidos y la emancipación.

5) Hay muchas otras malas hierbas, tales como el desobedecer los mandatos de las reverenciadas Escrituras, las ocupaciones innecesarias, el matar animales y el anhelar adoración, prestigio y ganancia material.

6) Si no se tiene suficiente cuidado, entonces el proceso de riego puede que solo ayude a cultivar las malas hierbas, impidiendo el crecimiento sano de la enredadera principal y dando como resultado que no fructifique el requisito final: el amor por Dios.

7) Los devotos deben, por ende, ser muy cuidadosos en arrancar las diferentes malas hierbas desde el mismo comienzo. Solo entonces el sano crecimiento de la enredadera principal no se verá impedido.

8) Y al hacer esto, el devoto es capaz de saborear el fruto del amor de Dios, y con ello vivir prácticamente con el Señor Kṛṣṇa, incluso en esta vida, y poder ver al Señor a cada paso.

La máxima perfección de la vida es la de disfrutar constantemente de ella en compañía del Señor, y aquel que puede saborear esto no ambiciona ningún disfrute temporal del mundo material que pueda obtener por otros medios.

Texto

tenātmanātmānam upaiti śāntam
ānandam ānandamayo ’vasāne
etāṁ gatiṁ bhāgavatīṁ gato yaḥ
sa vai punar neha viṣajjate ’ṅga

Palabra por palabra

tena — por ese purificado; ātmanā — por el ser; ātmānam — la Superalma; upaiti — logra; śāntam — reposo; ānandam — satisfacción; ānanda-mayaḥ — siendo así naturalmente; avasāne — estando libre de toda contaminación material; etām — ese; gatim — destino; bhāgavatīm — devocional; gataḥ — logrado por; yaḥ — la persona; saḥ — ella; vai — ciertamente; punaḥ — de nuevo; na — nunca; iha — en este mundo material; viṣajjate — se siente atraída; aṅga — ¡oh, Mahārāja Parīkṣit!

Traducción

Solo el alma purificada puede lograr la perfección de asociarse con la Personalidad de Dios en su estado constitucional, con plena dicha y satisfacción. Todo aquel que sea capaz de renovar esa perfección devocional, nunca se verá atraído de nuevo por este mundo material, y nunca regresará a él.

Significado

En este verso debemos notar especialmente la descripción de gatiṁ bhāgavatīm. El hecho de fundirse con los rayos del Parabrahman, la Suprema Personalidad de Dios, tal como lo desea el impersonalista brahmavādī, no constituye la perfección bhāgavatīm. Los bhāgavatas nunca aceptan el fundirse en los rayos impersonales del Señor, sino que siempre ambicionan tener la compañía personal del Señor Supremo en uno de los planetas espirituales Vaikuṇṭhas del cielo espiritual. Todo el cielo espiritual, del cual el total de los cielos materiales es tan solo una parte insignificante, está lleno de un número ilimitado de planetas Vaikuṇṭhas. El destino del devoto (el bhāgavata) es el de entrar en uno de los planetas Vaikuṇṭhas, en cada uno de los cuales la Personalidad de Dios, en Sus ilimitadas expansiones personales, disfruta en compañía de un ilimitado número de devotos puros asociados. Las almas condicionadas del mundo material, al lograr la emancipación por medio del servicio devocional, son promovidas a esos planetas. Pero el número de almas eternamente liberadas es muchísimo mayor que el número de almas condicionadas que hay en el mundo material, y a las almas eternamente liberadas de los planetas Vaikuṇṭhas nunca les interesa visitar este desolador mundo material.

Los impersonalistas, quienes ambicionan fundirse en la refulgencia brahmajyoti impersonal del Señor Supremo, pero que no tienen ningún concepto acerca del amoroso servicio devocional que en la manifestación espiritual se le presta a Él en Su forma personal, puede decirse que son como ciertas especies de peces, los cuales, si bien nacen en los ríos y riachuelos, emigran al gran océano. Ellos no pueden quedarse en el océano indefinidamente, pues su instinto de complacer los sentidos los lleva de vuelta a los ríos y arroyos a reproducirse. De igual modo, cuando el materialista fracasa en sus intentos de disfrutar en el limitado mundo material, puede que busque la liberación impersonal mediante el proceso de fundirse, o bien con el océano Causal, o con la refulgencia brahmajyoti impersonal. Sin embargo, como ni el océano Causal ni la refulgencia brahmajyoti impersonal proporcionan ningún sustituto que sea mejor para asociarse y ocupar los sentidos, el impersonalista caerá de nuevo al limitado mundo material para enredarse una vez más en la rueda de los nacimientos y muertes, llevado por el inextinguible deseo de ocupar los sentidos. Pero cualquier devoto que entre en el Reino de Dios mediante el proceso trascendental de ocupar los sentidos en el servicio devocional, y que se asocie ahí con almas liberadas y con la Personalidad de Dios, nunca se sentirá atraído por el limitado medio ambiente del mundo material.

En el Bhagavad-gītā (8.15) también se confirma lo mismo, cuando el Señor dice: «Los grandes mahātmās, o los bhakti-yogīs, después de obtener Mi compañía, nunca regresan a este mundo material, que está lleno de sufrimientos y que no es permanente». Luego, la máxima perfección de la vida es la de obtener la compañía de Él, y nada más. Como el bhakti-yogī está totalmente dedicado al servicio del Señor, no siente atracción por ningún otro proceso de liberación, tal como el jñāna o el yoga. Un devoto puro es en un cien por ciento devoto del Señor, y nada más.

En este verso debemos observar también las dos palabras śāntam y ānandam, que denotan que el servicio devocional del Señor puede de hecho conferirle al devoto dos importantes bendiciones, es decir, la paz y la satisfacción. El impersonalista está deseoso de volverse uno con el Supremo, o, en otras palabras, quiere convertirse en el Supremo. Eso es solo un mito. Los yogīs místicos se ven sobrecargados con diversos poderes místicos, por lo cual no tienen ni paz ni satisfacción. Así que, ni los impersonalistas ni el yogī pueden tener verdadera paz y satisfacción, pero el devoto puede volverse totalmente apacible y sentirse plenamente satisfecho en virtud de su asociación con el todo completo. En consecuencia, el devoto no siente ninguna atracción por fundirse en el Absoluto ni por conseguir algunos poderes místicos.

Tener amor por Dios significa liberarse por completo de todas las demás atracciones. El alma condicionada tiene muchas ambiciones, tales como la de volverse una persona religiosa, una persona rica o un disfrutador de primera, o la de volverse el propio Dios, o la de volverse poderosa como los místicos y actuar de un modo maravilloso, pudiendo obtener cualquier cosa o hacer cualquier cosa; pero todas esas ambiciones deben ser rechazadas por el aspirante a devoto que verdaderamente quiera revivir su amor latente por Dios. El devoto impuro ambiciona tener todas las cosas materiales antedichas, por medio de la perfección de la devoción. Pero un devoto puro no tiene ninguno de los matices de las contaminaciones mencionadas, que son producto de la influencia de los deseos materiales, las especulaciones impersonales y el logro de poderes místicos. Uno puede llegar a la etapa del amor por Dios por medio del servicio devocional puro, o por medio de un «trabajo desinteresado con conocimiento» a favor del objeto de la adoración del devoto, la Personalidad de Dios.

Para ser más claros, si uno quiere llegar a la etapa del amor por Dios, debe abandonar todos los deseos de disfrute material, debe abstenerse de adorar a cualquiera de los semidioses, y debe consagrarse únicamente a la adoración de la Suprema Personalidad de Dios. Además, se debe abandonar la necia idea de volverse uno con el Señor, y el deseo de tener algunos poderes maravillosos, tan solo para recibir la efímera adoración del mundo. El devoto puro únicamente está dedicado al servicio del Señor de un modo favorable, sin esperar retribución alguna. Esto dará como resultado el amor por Dios, o la etapa de śāntam y ānandam, tal como se afirma en este verso.

Texto

ete sṛtī te nṛpa veda-gīte
tvayābhipṛṣṭe ca sanātane ca
ye vai purā brahmaṇa āha tuṣṭa
ārādhito bhagavān vāsudevaḥ

Palabra por palabra

ete — todo lo que se describe; sṛtī — manera; te — a ti; nṛpa — ¡oh, Mahārāja Parīkṣit!; veda-gīte — de acuerdo con la versión de los Vedas; tvayā — por su majestad; abhipṛṣṭe — siendo debidamente interrogado; ca — además; sanātane — en lo referente a la verdad eterna; ca — en verdad; ye — lo cual; vai — ciertamente; purā — antes; brahmaṇe — al Señor Brahmā; āha — dijo; tuṣṭaḥ — estando satisfecho; ārādhitaḥ — siendo adorado; bhagavān — la Personalidad de Dios; vāsudevaḥ — el Señor Kṛṣṇa.

Traducción

Su majestad Mahārāja Parīkṣit, has de saber que todo lo que te he descrito en respuesta a tu idónea pregunta está muy de acuerdo con la versión de los Vedas, y es una verdad eterna. El Señor Kṛṣṇa describió esto personalmente a Brahmā, con quien el Señor se sintió satisfecho al ser debidamente adorado.

Significado

Las dos diferentes maneras de llegar al cielo espiritual y con ello lograr emanciparse de todo el cautiverio material, es decir, o bien el proceso directo de llegar al Reino de Dios, o el proceso gradual de ir a través de los demás planetas superiores del universo, se presentan siguiendo exactamente la versión de los Vedas. Las versiones védicas en relación con esto son: yadā sarve pramucyante kāmā ye ’sya hṛdi śritāḥ/atha martyo ’mṛto bhavaty atra brahma samaśnute (Bṛhad-āraṇyaka Up. 4.4.7) y te ’rcir abhisambhavanti (Bṛhad-āraṇyaka Up. 6.2.15), «Aquellos que están libres de todos los deseos materiales, que son enfermedades del corazón, son capaces de conquistar la muerte y entrar en el Reino de Dios a través de los planetas Arci». Estas versiones védicas corroboran la versión del Śrīmad-Bhāgavatam, y esta última la confirma adicionalmente Śukadeva Gosvāmī, quien declara que la verdad se la reveló la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Śrī Kṛṣṇa, Vāsudeva, a Brahmā, la primera autoridad de los Vedas. La sucesión discipular sostiene que los Vedas se los profirió el Señor Kṛṣṇa a Brahmā, Brahmā a Nārada, y Nārada a Vyāsadeva, y luego Vyāsadeva a Śukadeva Gosvāmī, y así sucesivamente. De modo que, no hay diferencia entre las versiones de todas las autoridades. La verdad es eterna, en virtud de lo cual no puede haber ninguna opinión nueva acerca de la verdad. Esa es la manera de entender el conocimiento que contienen los Vedas. Ello no es algo que uno va a entender por medio de su erudición académica o por medio de interpretaciones elegantes que hagan los eruditos mundanos. No hay nada que añadir ni nada que quitar, pues la verdad es la verdad. Uno tiene que aceptar, al fin y al cabo, a alguna autoridad. Para el hombre común, los científicos modernos también son autoridades de ciertas verdades científicas. El hombre común sigue la versión del científico. Esto significa que el hombre común sigue a la autoridad. El conocimiento védico también se recibe de esa manera. El hombre común no puede argüir acerca de lo que se encuentra más allá del cielo o más allá del universo; él debe aceptar las versiones de los Vedas tal como las entiende la sucesión discipular autorizada. En el cuarto capítulo del Bhagavad-gītā también se declara que ese es el mismo proceso a seguir para entender el Gītā. Si uno no sigue la autorizada versión de los ācāryas, buscará en vano la verdad que se menciona en los Vedas.

Texto

na hy ato ’nyaḥ śivaḥ panthā
viśataḥ saṁsṛtāv iha
vāsudeve bhagavati
bhakti-yogo yato bhavet

Palabra por palabra

na — nunca; hi — ciertamente; ataḥ — más allá de esto; anyaḥ — cualquier otro; śivaḥ — auspicioso; panthāḥ — medios; viśataḥ — errando; saṁsṛtau — en el mundo material; iha — en esta vida; vāsudeve — al Señor Vāsudeva, Kṛṣṇa; bhagavati — la Personalidad de Dios; bhakti-yogaḥ — servicio devocional directo; yataḥ — en el que; bhavet — pueda dar como resultado.

Traducción

Para aquellos que están errando por el universo material, no existe ningún medio más auspicioso para liberarse, que lo que se persigue con el servicio devocional directo del Señor Kṛṣṇa.

Significado

Tal como se aclarará en el siguiente verso, el servicio devocional, o el bhakti-yoga directo, es el único medio absoluto y auspicioso para liberarse de las garras de la existencia material. Hay muchos métodos indirectos para liberarse de las garras de la existencia material, pero ninguno de ellos es tan sencillo y auspicioso como el bhakti-yoga. Los medios de jñāna, yoga y otras disciplinas relacionadas, no son independientes en lo que respecta a liberar al ejecutor. Esas actividades lo ayudan a uno a llegar a la etapa bhakti-yoga después de muchísimos años. En el Bhagavad-gītā (12.5) se dice que aquellos que están apegados al aspecto impersonal del Absoluto se exponen a tener muchos problemas en la búsqueda de la meta que desean, y los filósofos empíricos, que buscan la Verdad Absoluta, después de muchísimos nacimientos se percatan de la importancia de llegar a comprender que Vāsudeva es lo máximo que existe (Bg. 7.19). En lo que se refiere a los sistemas de yoga, también se dice en el Bhagavad-gītā (6.47) que entre los místicos que buscan la Verdad Absoluta, aquel que siempre está dedicado al servicio del Señor es el más grande de todos. Y la última instrucción del Bhagavad-gītā (18.66) recomienda que uno se entregue por completo al Señor, dejando a un lado todas las demás ocupaciones o los diferentes procesos para la autorrealización y la liberación del cautiverio material. Y todas las Escrituras védicas tienen por objeto inducirlo a uno a aceptar por todos los medios el amoroso servicio trascendental del Señor.

Como ya se explicó en los textos del Śrīmad-Bhāgavatam (en el Primer Canto), o bien el bhakti-yoga directo, o bien los medios que en fin de cuentas culminan en el bhakti-yoga, sin ningún vestigio de actividad fruitiva, constituyen la forma más elevada de religión que existe. Todo lo demás es simplemente una pérdida de tiempo para el ejecutor.

Śrīla Śrīdhara Svāmī y todos los demás ācāryas‚ tales como Jīva Gosvāmī, están de acuerdo en que el bhakti-yoga no solo es fácil, sencillo, natural y está libre de problemas, sino que además es la única fuente de felicidad para el ser humano.

Texto

bhagavān brahma kārtsnyena
trir anvīkṣya manīṣayā
tad adhyavasyat kūṭa-stho
ratir ātman yato bhavet

Palabra por palabra

bhagavān — Brahmā, la gran personalidad; brahma — los Vedas; kārtsnyena — mediante el resumen; triḥ — tres veces; anvīkṣya — examinó escudriñadoramente; manīṣayā — con atención erudita; tat — eso; adhyavasyat — lo comprobó; kūṭa-sthaḥ — con concentración de mente; ratiḥ — atracción; ātman (ātmani) — a la Suprema Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa; yataḥ — por lo cual; bhavet — ocurre que.

Traducción

Brahmā, la gran personalidad, estudió los Vedas tres veces con gran atención y concentración de la mente, y después de examinarlos escudriñadoramente, concluyó que el sentir atracción por la Suprema Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa es la máxima perfección de la religión.

Significado

Śrī Śukadeva Gosvāmī se está refiriendo a la máxima autoridad védica, el Señor Brahmā, quien es la encarnación cualitativa de la Divinidad. Los Vedas se le enseñaron a Brahmājī al comienzo de la creación material. Aunque Brahmājī iba a oír las instrucciones védicas directamente de labios de la Personalidad de Dios, a fin de satisfacer la curiosidad de todos los futuros estudiantes de los Vedas, Brahmājī, tal como un erudito, estudió los Vedas tres veces, de la misma manera en que por lo general lo hacen todos los eruditos. Él estudió con gran atención, concentrándose en el propósito de los Vedas, y después de examinar escudriñadoramente todo el proceso, concluyó que el convertirse en un devoto puro e inmaculado de la Suprema Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa, es la perfección más elevada de todos los principios religiosos. Y esa es la última instrucción del Bhagavad-gītā que presentó directamente la Personalidad de Dios. La conclusión védica la aceptan, pues, todos los ācāryas, y aquellos que están en contra de esta conclusión son tan solo veda-vāda-ratas, tal como se explica en el Bhagavad-gītā (2.42).

Texto

bhagavān sarva-bhūteṣu
lakṣitaḥ svātmanā hariḥ
dṛśyair buddhy-ādibhir draṣṭā
lakṣaṇair anumāpakaiḥ

Palabra por palabra

bhagavān — La Personalidad de Dios; sarva — todas; bhūteṣu — en las entidades vivientes; lakṣitaḥ — es visible; sva-ātmanā — junto con el yo; hariḥ — el Señor; dṛśyaiḥ — por lo que se ve; buddhi-ādibhiḥ — mediante la inteligencia; draṣṭā — aquel que ve; lakṣaṇaiḥ — por medio de diferentes signos; anumāpakaiḥ — mediante la hipótesis.

Traducción

La Personalidad de Dios, el Señor Śrī Kṛṣṇa, se encuentra en cada ser viviente junto con el alma individual. Y este hecho se percibe y se admite como hipótesis en nuestros actos de ver y de recibir ayuda de la inteligencia.

Significado

El argumento general que presenta el hombre común es que, como el Señor no está visible ante nuestros ojos, ¿cómo puede uno entregarse a Él, o prestarle un amoroso servicio trascendental? Para ese hombre común, he aquí una sugerencia práctica que da Śrīla Śukadeva Gosvāmī de cómo uno puede percibir al Señor Supremo por medio de la razón y la percepción. En verdad, al Señor no lo podemos percibir con nuestros actuales sentidos materializados, pero cuando uno se convence de la presencia de Él mediante una actitud práctica de servicio, ocurre una revelación por la misericordia del Señor, y ese devoto puro del Señor puede percibir la presencia de Él siempre y en todas partes. Él puede percibir que la inteligencia es la forma directriz de la porción plenaria Paramātmā de la Personalidad de Dios. La presencia de Paramātmā que acompaña a todo el mundo no es muy difícil de percibir, ni siquiera para el hombre común. El procedimiento es el siguiente. Uno puede percibir la identificación de su ser, y sentir a ciencia cierta que existe. Puede que uno no lo sienta muy abruptamente, pero con usar un poco de inteligencia, uno puede sentir que no es el cuerpo. Uno puede sentir que la mano, la pierna, la cabeza, el cabello y las extremidades son todas partes integrales de su cuerpo, pero como tales, la mano, la pierna, la cabeza, etc., no pueden ser identificadas con su ser. Por lo tanto, con solo usar la inteligencia, uno puede distinguir y separar su yo de otras cosas que ve. Así que, la conclusión natural es que el ser viviente, ya sea hombre o bestia, es el vidente, y además de verse a sí mismo, ve todas las demás cosas. Existe, pues, una diferencia entre el vidente y lo visto. Ahora bien, con un pequeño uso de la inteligencia podemos también aceptar fácilmente que, el ser viviente que mediante la visión ordinaria ve las cosas que están más allá de sí mismo, no tiene la capacidad de ver ni de moverse independientemente. Todas nuestras acciones y percepciones ordinarias dependen de varias formas de energía que la naturaleza nos suministra en diversas combinaciones. Nuestros sentidos de percepción y de acción, es decir, nuestros cinco sentidos perceptivos de (1) oír, (2) tocar, (3) ver, (4) saborear y (5) oler, así como también nuestros cinco sentidos de acción, a saber (1) las manos, (2) las piernas, (3) el habla, (4) los órganos de la evacuación y (5) los órganos de la reproducción, y también nuestros tres sentidos sutiles, es decir (1) la mente, (2) la inteligencia y (3) el ego (trece sentidos en total), nos los suministran diversas disposiciones de formas burdas y sutiles de energía natural. Y es igualmente evidente que los objetos de nuestra percepción no son más que productos de las inagotables combinaciones y permutaciones de las formas que adopta la energía natural. Como esto demuestra de modo definitivo que el ser viviente ordinario no tiene una capacidad independiente de percepción ni de movimiento, y como nosotros sentimos sin duda que nuestra existencia está condicionada por la energía natural, concluimos que el que ve es espíritu, y que los sentidos, así como los objetos de la percepción son materiales. La cualidad espiritual del vidente se manifiesta en nuestra insatisfacción con el estado limitado de la existencia condicionada por lo material. Esa es la diferencia entre el espíritu y la materia. Existen ciertos argumentos poco inteligentes de que en la materia se desarrolla la capacidad de ver y moverse como resultado de un cierto desarrollo orgánico, pero ese argumento no se puede aceptar, porque no existe ninguna evidencia experimental de que la materia haya producido una entidad viviente en alguna parte. No confíe en el futuro, por agradable que parezca, las conversaciones vanas acerca de que en el futuro la materia se desarrollará y se convertirá en espíritu, son en realidad absurdas, porque en ninguna parte del mundo ha habido alguna materia en la que alguna vez se haya desarrollado la capacidad de ver o de moverse. Por lo tanto, no hay duda de que la materia y el espíritu son dos identidades diferentes, y a esta conclusión se llega por medio del uso de la inteligencia. Ahora llegamos al punto de entender que las cosas que se ven por medio de un pequeño uso de la inteligencia, no pueden ser animadas a menos que aceptemos que alguien es el usuario o director de la inteligencia. La inteligencia le da a uno indicaciones como una autoridad superior, y el ser viviente no puede ver, ni moverse, ni comer, ni hacer nada, sin usar la inteligencia. Cuando uno deja de utilizar la inteligencia se convierte en una persona trastornada, y, por lo tanto, el ser viviente depende de la inteligencia o de las indicaciones de un ser superior. Esa inteligencia es omnipresente. Cada ser viviente tiene su inteligencia, y como esta constituye las indicaciones que da una autoridad superior, es tal como un padre que da indicaciones a su hijo. La autoridad superior, la cual está presente y reside dentro de cada ser viviente individual, es el Super-yo.

A estas alturas de nuestra investigación, podemos considerar el planteamiento siguiente: por una parte, nos damos cuenta de que todas nuestras percepciones y actividades están condicionadas por disposiciones de la naturaleza material, y, aun así, de ordinario también sentimos y decimos: «yo percibo» o «yo hago». En consecuencia, podemos decir que nuestros sentidos materiales de percepción y acción actúan porque estamos identificando el yo con el cuerpo material, y que el principio superior del Super-yo nos está guiando y proveyendo de todo conforme lo deseamos. Al hacer uso de la guía que brinda el Super-yo en la forma de la inteligencia, podemos, o bien continuar estudiando y poniendo en práctica nuestra conclusión de que «no soy este cuerpo», o bien elegir que habremos de permanecer sumidos en la falsa identificación material, imaginándonos que somos los poseedores y autores. Nuestra libertad consiste en orientar nuestro deseo, ya sea hacia la errónea concepción material e ignorante, o hacia la concepción espiritual y verdadera. Podemos llegar fácilmente a la concepción espiritual verdadera, si reconocemos que el Super-yo (Paramātmā) es nuestro amigo y guía, y si acoplamos nuestra inteligencia con la inteligencia superior de Paramātmā. El Super-yo y el yo individual son ambos espíritu, y, por lo tanto, el Super-yo y el yo individual son ambos cualitativamente idénticos y distintos de la materia. Pero el Super-yo y el yo individual no pueden estar en el mismo nivel, porque el Super-yo da indicaciones o proporciona inteligencia, y el yo individual sigue las indicaciones, y de ese modo las acciones se ejecutan como es debido. El individuo depende por completo de las indicaciones del Super-yo, porque a cada paso el yo individual sigue las indicaciones del Super-yo en lo referente a ver, oír, pensar, sentir, desear, etc.

En lo que concierne al sentido común, llegamos a la conclusión de que existen tres identidades, es decir, la materia, el espíritu y el Superespíritu. Ahora bien, si acudimos al Bhagavad-gītā, o la inteligencia védica, podemos entender además que todas las tres identidades, es decir, la materia, el espíritu individual y el Superespíritu, dependen de la Suprema Personalidad de Dios. El Superespíritu es una representación parcial o una porción plenaria de la Suprema Personalidad de Dios. El Bhagavad-gītā afirma que la Suprema Personalidad de Dios domina el mundo material únicamente por medio de Su representación parcial. Dios es grande, y Él no puede ser tan solo un abastecedor de pedidos de los seres individuales; por lo tanto, el Super-yo no puede ser una representación plena del Ser Supremo, Puruṣottama, la Personalidad de Dios Absoluta. Que el yo individual llegue a comprender por completo al Super-yo constituye el comienzo de la autorrealización, y mediante el progreso de dicha autorrealización se es capaz de llegar a comprender por completo a la Suprema Personalidad de Dios, por medio de la inteligencia, por medio de la ayuda de las Escrituras autorizadas, y, principalmente, por la gracia del Señor. El Bhagavad-gītā presenta la concepción preliminar acerca de la Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa, y el Śrīmad-Bhāgavatam es la explicación adicional acerca de la ciencia de Dios. De modo que, si nos aferramos a nuestra determinación y oramos por la misericordia del director de la inteligencia —que está sentado en el mismo árbol del cuerpo, tal como un pájaro que está sentado junto a otro (como se explica en los Upaniṣads)—, es seguro que el significado de la información revelada que se encuentra en los Vedas se vuelve claro ante nuestra visión, y deja de haber dificultades para comprender por completo a la Suprema Personalidad de Dios, Vāsudeva. Así pues, el hombre inteligente, después de muchos nacimientos en los que ha hecho esa clase de uso de la inteligencia, se entrega a los pies de loto de Vāsudeva, tal como lo confirma el Bhagavad-gītā (7.19).

Texto

tasmāt sarvātmanā rājan
hariḥ sarvatra sarvadā
śrotavyaḥ kīrtitavyaś ca
smartavyo bhagavān nṛṇām

Palabra por palabra

tasmāt — por lo tanto; sarva — todos; ātmanā — alma; rājan — ¡oh, rey!; hariḥ — el Señor; sarvatra — en todas partes; sarvadā — siempre; śrotavyaḥ — debe ser oído; kīrtitavyaḥ — glorificado; ca — también; smartavyaḥ — sea recordado; bhagavān — la Personalidad de Dios; nṛṇām — por el ser humano.

Traducción

Por lo tanto, ¡oh, rey!, es esencial que todo ser humano oiga hablar del Señor Supremo, la Personalidad de Dios, y lo glorifique y lo recuerde, siempre y en todas partes.

Significado

Śrīla Śukadeva Gosvāmī comienza este verso con la palabra tasmāt, o «por lo tanto», porque en el verso anterior ya ha explicado que no existe ningún otro medio auspicioso para lograr la salvación, aparte del sublime proceso del bhakti-yoga. El proceso del bhakti-yoga lo practican los devotos con diferentes métodos, tales como el oír, el cantar, el recordar, el servir los pies de loto del Señor, el adorar, el orar, el prestar servicio con amor, el hacerse amigo y ofrecer todo lo que uno posea. Todos los nueve métodos son procesos genuinos, y todos ellos, algunos de ellos, o incluso uno de ellos, pueden brindarle al devoto sincero el resultado deseado. Pero de todos los nueve diferentes métodos, el primero, es decir, oír, es la función más importante del proceso del bhakti-yoga. Sin oír suficiente y debidamente, nadie puede progresar para nada por medio de ninguno de los métodos de la práctica. Y tan solo para oír, existen todas las Escrituras védicas, recopiladas por personas autorizadas, tales como Vyāsadeva, quien es la poderosa encarnación de la Divinidad. Y puesto que se ha comprobado que el Señor es la Superalma de todo, entonces a Él ṣe lo debe oír y glorificar siempre y en todas partes. Ese es el deber especial que tiene el ser humano. Cuando el ser humano abandona el proceso de oír hablar de la omnipresente Personalidad de Dios, se vuelve víctima de oír los disparates que transmiten las máquinas hechas por el hombre. La maquinaria no es mala, pues a través de la máquina se puede sacar el provecho de oír hablar del Señor, pero como la maquinaria se usa con propósitos ulteriores, está causando una rápida degradación en el nivel de la civilización humana. Aquí se dice que a los seres humanos les atañe el oír, porque Escrituras tales como el Bhagavad-gītā y el Śrīmad-Bhāgavatam se han hecho con ese fin. Aparte de los seres humanos, los demás seres vivientes no tienen la capacidad de oír la exposición de esas Escrituras védicas. Si la sociedad humana se entrega al proceso de oír lo que dice la literatura védica, no será víctima de los sonidos impíos emitidos por hombres impíos que degradan las pautas de toda la sociedad. El oír se solidifica mediante el proceso de cantar. Aquel que ha oído perfectamente a la fuente perfecta, queda convencido de todo lo que se refiere a la omnipresente Personalidad de Dios, y, en virtud de ello, siente entusiasmo por glorificar al Señor. Todos los grandes ācāryas, tales como Rāmānuja, Madhva, Caitanya, Sarasvatī Ṭhākura, o incluso, en otros países, Mahoma, Cristo y otros, han glorificado extensamente al Señor por medio del acto de cantar siempre y en todo lugar. Como el Señor es omnipresente, es esencial glorificarlo siempre y en todas partes. En el proceso de glorificar al Señor no debe haber restricción de tiempo y espacio. Eso se denomina sanātana-dharma o bhāgavata-dharma. Sanātana significa eterno, siempre y en todas partes. Bhāgavata significa «relativo a Bhagavān, el Señor». El Señor es el amo de todo tiempo y de todo espacio, y, por consiguiente, el santo nombre del Señor debe ser oído, glorificado y recordado en todas partes del mundo. Eso dará como resultado la deseada paz y prosperidad que tan ansiosamente espera la gente del mundo. La palabra ca incluye a todos los demás procesos o métodos restantes del bhakti-yoga, tal como se mencionó anteriormente.

Texto

pibanti ye bhagavata ātmanaḥ satāṁ
kathāmṛtaṁ śravaṇa-puṭeṣu sambhṛtam
punanti te viṣaya-vidūṣitāśayaṁ
vrajanti tac-caraṇa-saroruhāntikam

Palabra por palabra

pibanti — que beben; ye — aquello; bhagavataḥ — de la Personalidad de Dios; ātmanaḥ — del muy querido; satām — de los devotos; kathā-amṛtam — el néctar de los mensajes; śravaṇa-puṭeṣu — dentro de los oídos; sambhṛtam — totalmente llenos; punanti — purifican; te — su; viṣaya — disfrute material; vidūṣita-āśayam — meta corrupta de la vida; vrajanti — van de vuelta; tat — del Señor; caraṇa — pies; saroruha-antikam — cerca del loto.

Traducción

Aquellos que beben a través de la audición y que están totalmente llenos del nectáreo mensaje del Señor Kṛṣṇa, el bienamado de los devotos, purifican la meta corrupta de la vida conocida como el disfrute material, y de ese modo van de vuelta a Dios, a los pies de loto de Él [la Personalidad de Dios].

Significado

Los sufrimientos de la sociedad humana se deben a una meta corrupta que se tiene en la vida, es decir, el enseñorearse de los recursos materiales. Cuanto más la sociedad humana se dedique a la explotación de los recursos materiales subdesarrollados en aras de la complacencia de los sentidos, más la atrapará la ilusoria energía material del Señor, y de ese modo la aflicción del mundo se intensificará en vez de disminuirse. Las necesidades humanas que se tienen en la vida las satisface plenamente el Señor en la forma de granos alimenticios, leche, fruta, madera, roca, azúcar, seda, joyas, algodón, sal, agua, vegetales, etc., en cantidades suficientes para alimentar y cuidar a la raza humana del mundo, así como también a los seres vivientes de todos y cada uno de los planetas del universo. La fuente de suministro está completa, y solo requiere que el ser humano haga uso de un poquito de energía, para poner las cosas que necesita en el canal indicado. No hay necesidad de máquinas y herramientas o de inmensas plantas de acero para crear artificialmente comodidades para vivir. La vida nunca se vuelve cómoda por medio de cosas artificiales, sino por medio de una manera de vivir sencilla y un pensamiento elevado. Śukadeva Gosvāmī sugiere aquí lo que es la máxima perfección del pensamiento, es decir, el oír lo suficiente el Śrīmad-Bhāgavatam. Para los hombres de esta era de Kali, era en la que han perdido la visión perfecta de la vida, este Śrīmad-Bhāgavatam es la antorcha con la cual se puede ver el sendero verdadero. Śrīla Jīva Gosvāmī Prabhupāda ha hecho un comentario acerca del kathāmṛtam que se menciona en este verso, y ha indicado que el Śrīmad-Bhāgavatam es el mensaje nectáreo de la Personalidad de Dios. Si se oye lo suficiente lo que dice el Śrīmad-Bhāgavatam, la meta corrupta de la vida, es decir, el enseñorearse de la materia, cederá, y la generalidad de la gente de todas partes del mundo podrá llevar una vida apacible de conocimiento y bienaventuranza.

Para un devoto puro del Señor, cualquier relato referente a Su nombre, fama, calidad, séquito, etc., es totalmente agradable, y como esos relatos los han aprobado grandes devotos, tales como Nārada, Hanumān, Nanda Mahārāja y otros habitantes de Vṛndāvana, sin duda que esos mensajes son trascendentales y agradables para el corazón y el alma.

Y mediante el proceso constante de oír los mensajes del Bhagavad-gītā, y luego del Śrīmad-Bhāgavatam, Śrīla Śukadeva Gosvāmī nos asegura aquí que alcanzaremos a la Personalidad de Dios y le prestaremos un amoroso servicio trascendental en el planeta espiritual de nombre Goloka Vṛndāvana, que se asemeja a una inmensa flor de loto.

Así pues, por medio del proceso del bhakti-yoga, aceptado directamente, tal como sugiere este verso, a través del proceso de oír lo suficiente el mensaje trascendental del Señor, la contaminación material se elimina directamente, sin que tengamos que hacer el intento de contemplar la concepción vīraṭ impersonal del Señor. Y si mediante la práctica del bhakti-yoga el ejecutor no se purifica de la contaminación material, este ha de ser un seudodevoto. Para semejante impostor no existe ningún remedio con el que se pueda liberar del enredo material.

Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo segundo del Canto Segundo del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado: «El Señor que está en el corazón».