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Śrīmad-bhāgavatam 8.5.15-16

Texto

śrī-śuka uvāca
yadā yuddhe ’surair devā
badhyamānāḥ śitāyudhaiḥ
gatāsavo nipatitā
nottiṣṭheran sma bhūriśaḥ
yadā durvāsaḥ śāpena
sendrā lokās trayo nṛpa
niḥśrīkāś cābhavaṁs tatra
neśur ijyādayaḥ kriyāḥ

Palabra por palabra

śrī-śukaḥ uvāca — Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo; yadā — cuando; yuddhe — en la batalla; asuraiḥ — por los demonios; devāḥ — los semidioses; badhyamānāḥ — acosados; śita-āyudhaiḥ — por armas-serpiente; gata-āsavaḥ — prácticamente muertos; nipatitāḥ — algunos de los cuales habían caído; na — no; uttiṣṭheran — levantarse de nuevo; sma — así quedaron; bhūriśaḥ — la mayoría de ellos; yadā — cuando; durvāsaḥ — de Durvāsā Muni; śāpena — con la maldición; sa-indrāḥ — con Indra; lokāḥ trayaḥ — los tres mundos; nṛpa — ¡oh, rey!; niḥśrīkāḥ — sin ninguna opulencia material; ca — también; abhavan — quedaron; tatra — por aquel entonces; neśuḥ — no podían celebrarse; ijya-ādayaḥ — sacrificios; kriyāḥ — ceremonias rituales.

Traducción

Śukadeva Gosvāmī dijo: En el transcurso de una batalla, los asuras lanzaron sus armas-serpiente contra los semidioses; en aquel violento ataque cayeron y perdieron la vida muchos semidioses, sin que pudieran ser revividos. Por aquel entonces, ¡oh, rey!, los semidioses habían sido maldecidos por Durvāsā Muni y los tres mundos estaban sumidos en una gran pobreza, de modo que no se podían celebrar ceremonias rituales. Las consecuencias fueron muy graves.

Significado

Se explica que en cierta ocasión Durvāsā Muni se encontró con Indra, que iba montado en su elefante, y tuvo a bien ofrecerle el collar de flores que llevaba puesto. Pero Indra, que estaba demasiado engreído, tomó el collar de flores, y, sin el menor respeto por Durvāsā Muni, se lo puso en la trompa a su elefante. Como animal que era, el elefante no supo apreciar aquel collar de flores, de modo que lo tiró y lo aplastó con sus patas. Ante la insultante conducta de Indra, Durvāsā Muni le maldijo inmediatamente, condenándole a padecer una gran pobreza y verse privado de toda opulencia material. Agobiados de un lado por los ataques de los demonios, y del otro por la maldición de Durvāsā Muni, los semidioses perdieron toda su opulencia material en los tres mundos.

A veces, gozar de una desmedida opulencia en el progreso material es muy arriesgado. A la persona materialmente opulenta no le importa nadie, y eso le lleva a cometer ofensas contra grandes personalidades, como los devotos y los grandes santos. Así actúa la opulencia material. Como explica Śukadeva Gosvāmī: dhana-durmadāndha: Demasiada riqueza ciega al hombre. Si esto le puede suceder hasta al propio Indra en el reino celestial, ¿qué podemos decir entonces de los demás habitantes del mundo material? Quien posea opulencia material debe aprender a ser sobrio y comportarse correctamente con los vaiṣṇavas y las personas santas; de lo contrario, caerá.