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CC Madhya-līlā 6.171

Texto

maṇi yaiche avikṛte prasabe hema-bhāra
jagad-rūpa haya īśvara, tabu avikāra

Palabra por palabra

maṇi — la piedra de toque; yaiche — tal y como; avikṛte — sin transformarse; prasabe — produce; hema-bhāra — grandes cantidades de oro; jagat-rūpa — la manifestación cósmica; haya — Se vuelve; īśvara — la Suprema Personalidad de Dios; tabu — aun así; avikāra — inmutable.

Traducción

«La piedra de toque, después de tocar hierro, produce grandes cantidades de oro sin transformarse. Del mismo modo, la Suprema Personalidad de Dios Se manifiesta en la forma de la manifestación cósmica por Su potencia inconcebible, y, aun así, permanece inmutable en Su forma eterna trascendental.»

Significado

Según el comentario de Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura, el verso janmādy asya del Vedānta-sūtra tiene por objeto establecer que la manifestación cósmica es el resultado de la transformación de las potencias de la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Supremo es el amo de infinitas energías eternas, que son ilimitadas. Esas energías a veces están manifiestas, y a veces no. En cualquier caso, todas las energías están bajo Su control; Él es, por lo tanto, la fuente original, la morada de todas las energías. Un cerebro corriente, en el estado condicionado, no puede concebir que esas energías inconcebibles reposen en la Suprema Personalidad de Dios, ni que Él, existiendo en Sus innumerables formas, sea el amo de las energías materiales y, a la vez, de las espirituales, que domine tanto los poderes manifiestos como los potenciales, o que potencias contradictorias puedan tener su morada en Él. La entidad viviente, mientras se halla en el mundo material, condicionada por la ilusión, no puede entender las actividades de las inconcebibles energías del Señor. Así pues, las energías del Señor, aunque son reales, están más allá de la capacidad de comprensión de los cerebros corrientes.

Cuando los māyāvādīs o los filósofos ateos, incapaces de comprender las inconcebibles energías de la Suprema Personalidad de Dios, se imaginan un vacío impersonal, lo que imaginan no es más que la negación del pensamiento materialista. Dentro del mundo material, no hay nada que sea inconcebible. Los filósofos y científicos de altos vuelos pueden penetrar en los secretos de la energía material, pero, incapaces de entender la energía espiritual, simplemente se imaginan un estado inactivo, como pueda serlo el Brahman impersonal. Eso es simplemente el lado negativo de la vida material. Con ese conocimiento imperfecto, los filósofos māyāvādīs llegan a la conclusión de que la manifestación cósmica es una transformación del Supremo. Y esta conclusión les lleva, por fuerza, a aceptar la teoría de la ilusión del Supremo (vivarta-vāda). Sin embargo, si aceptamos que el Señor posee potencias inconcebibles, podemos entender que la Suprema Personalidad de Dios puede aparecer en el mundo material sin que las tres modalidades de la naturaleza material lleguen a tocarle o a contaminarle.

Los śāstras nos enseñan que existe un tipo de piedra o joya, la piedra de toque, que puede transformar el hierro en oro. Esa piedra, por muchas veces que transforme hierro en oro, siempre permanece en su estado original. Si una piedra material puede conservar su inconcebible energía incluso después de producir grandes cantidades de oro, ciertamente la Suprema Personalidad de Dios puede permanecer en Su forma original sac-cid-ānanda después de crear el mundo cósmico. Como se confirma en la Bhagavad-gītā (9.10), Él actúa únicamente por intermedio de Sus diversas energías. Mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ: Kṛṣṇa dirige la energía material, y esa potencia actúa en el mundo material. Así lo confirma también la Brahma-saṁhitā (5.44):

sṛṣṭi-sthiti-pralaya-sādhana-śaktir ekā
chāyeva yasya bhuvanāni bibharti durgā
icchānurūpam api yasya ca ceṣṭate sā
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

La durgā-śakti (la energía material) actúa bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios, y es quien lleva a cabo la creación, el mantenimiento y la destrucción de los universos. Todo ello se realiza, en última instancia, bajo la dirección de Kṛṣṇa. La conclusión es que la Suprema Personalidad de Dios permanece tal y como es a pesar de dirigir a Su energía, que hace que la manifestación cósmica, en toda su diversidad, funcione de un modo tan maravilloso.