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Śrīmad-bhāgavatam 6.18.30

Texto

vilokyaikānta-bhūtāni
bhūtāny ādau prajāpatiḥ
striyaṁ cakre sva-dehārdhaṁ
yayā puṁsāṁ matir hṛtā

Palabra por palabra

vilokya — al ver; ekānta-bhūtāni — desapegadas; bhūtāni — a las entidades vivientes; ādau — en el comienzo; prajāpatiḥ — el Señor Brahmā; striyam — a la mujer; cakre — creó; sva-deha — de su cuerpo; ardham — mitad; yayā — por quien; puṁsām — de los hombres; matiḥ — la mente; hṛtā — arrastrada.

Traducción

Al comienzo de la creación, el Señor Brahmā, el padre de las entidades vivientes del universo, se encontró con que todas las entidades vivientes estaban desapegadas. Entonces, para aumentar la población, creó a la mujer a partir de la mejor mitad del cuerpo del hombre, pues la conducta de la mujer arrastra tras de sí la mente del hombre.

Significado

Todo este universo se mueve bajo el hechizo del apego sexual, que fue creado por el Señor Brahmā para aumentar la población del universo, no solo en la sociedad humana, sino también en las demás especies. En el Quinto Canto, Mahārāja Ṛṣabhadeva afirma: puṁsaḥ striyā mithunī-bhāvam etam: El mundo entero gira bajo el hechizo del deseo y la atracción sexual entre hombre y mujer. Cuando el hombre y la mujer se unen, el fuerte nudo de ese apego se estrecha cada vez más; de ese modo, el hombre se enreda en el modo de vida materialista. Esa es la ilusión del mundo material, la ilusión que actuó incluso sobre Kaśyapa Muni a pesar de que era un gran erudito, muy avanzado en el conocimiento espiritual. Como se afirma en la Manu-saṁhitā (2.215) y en el Śrīmad-Bhāgavatam (9.19.17):

mātrā svasrā duhitrā vā
nāviviktāsano bhavet
balavān indriya-grāmo
vidvāṁsam api karṣati

«Un hombre no debe relacionarse con una mujer en un lugar apartado, ni aunque se trate de su madre, su hermana o su hija, pues los sentidos son tan fuertes que pueden perder incluso a una persona de conocimiento avanzado». Cuando un hombre se queda a solas con una mujer, sus deseos sexuales aumentan sin lugar a dudas. Por lo tanto, las palabras ekānta-bhūtāni, que se emplean en este verso, indican que, para evitar los deseos sexuales, hay que evitar la compañía de mujeres tanto como sea posible. El deseo sexual es tan poderoso que dejará bajo su control a quien se quede a solas con una mujer, aunque sea su madre, su hermana o su hija.