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Śrīmad-bhāgavatam 3.18.22-23

Texto

brahmovāca
eṣa te deva devānām
aṅghri-mūlam upeyuṣām
viprāṇāṁ saurabheyīṇāṁ
bhūtānām apy anāgasām
āgas-kṛd bhaya-kṛd duṣkṛd
asmad-rāddha-varo ’suraḥ
anveṣann apratiratho
lokān aṭati kaṇṭakaḥ

Palabra por palabra

brahmā uvāca — Brahmā dijo; eṣaḥ — este demonio; te — Tus; deva — ¡oh, Señor!; devānām — a los semidioses; aṅghri-mūlam — Tus pies; upeyuṣām — a los que han alcanzado; viprāṇām — a los brāhmaṇas; saurabheyīṇām — a las vacas; bhūtānām — a las entidades vivientes comunes; api — también; anāgasām — inocentes; āgaḥ-kṛt — un ofensor; bhaya-kṛt — una fuente de temor; duṣkṛt — malhechor; asmat — de mí; rāddha-varaḥ — habiendo obtenido una bendición; asuraḥ — un demonio; anveṣan — buscando; apratirathaḥ — sin tener un rival adecuado; lokān — por todo el universo; aṭati — vaga; kaṇṭakaḥ — siendo causa de irritación para todos.

Traducción

Brahmā dijo: Mi querido Señor, este demonio ha demostrado ser un constante motivo de irritación para semidioses, brāhmaṇas, vacas y personas inocentes, que, libres de mancha, dependen siempre de la adoración de Tus pies de loto. Acosándolos innecesariamente, se ha convertido en una fuente de temor. Como ha obtenido de mí una bendición, se ha convertido en un demonio, buscando siempre un rival adecuado, vagando por todo el universo queriendo satisfacer ese propósito infame.

Significado

Hay dos clases de entidades vivientes; a unas se las llama suras, o semidioses, y a las otras se las llama asuras, o demonios. Generalmente los demonios se inclinan a adorar a los semidioses, y hay evidencias de que con esa adoración adquieren abundante poder para complacer sus sentidos. Luego esto es motivo de perturbación para los brāhmaṇas, semidioses y demás entidades vivientes inocentes. Habitualmente, encuentran defectos en los semidioses, los brāhmaṇas y los inocentes, para quienes son constante causa de temor. La costumbre del demonio es adquirir poder de los semidioses y, entonces, molestar a los propios semidioses. Hay un ejemplo de un gran devoto de Śiva que obtuvo de Śiva la bendición de hacer saltar del tronco la cabeza de todo aquel a quien tocase con su mano. Tan pronto como se le ofreció la bendición, el demonio quiso tocar la propia cabeza de Śiva. Este es su modo de hacer. Sin embargo, los devotos de la Suprema Personalidad de Dios no piden ninguna gracia para complacer sus sentidos. Rehúsan incluso la liberación, si se les ofrece. Son felices con simplemente ocuparse en el servicio amoroso trascendental del Señor.