Skip to main content

Text 24

VERSO 24

Texto

Texto

sarva-sad-guṇa-māhātmye
eṣa kṛṣṇam anuvrataḥ
rantideva ivodāro
yayātir iva dhārmikaḥ
sarva-sad-guṇa-māhātmye
eṣa kṛṣṇam anuvrataḥ
rantideva ivodāro
yayātir iva dhārmikaḥ

Palabra por palabra

Sinônimos

sarva-sat-guṇa-māhātmye — glorificado por todos los atributos divinos; eṣaḥ — este niño; kṛṣṇam — como el Señor Kṛṣṇa; anuvrataḥ — un seguidor de Sus pasos; rantidevaḥ — Rantideva; iva — como; udāraḥ — en lo referente a la magnanimidad; yayātiḥ — Yayāti; iva — como; dhārmikaḥ — en lo que respecta a la religión.

sarva-sat-guṇa-māhātmye — glorificado em virtude de todos os atributos divinos; eṣaḥ — esta criança; kṛṣṇam — como o Senhor Kṛṣṇa; anuvrataḥ — um seguidor de Seus passos; rantideva — Rantideva; iva — como; udāraḥ — quanto à magnanimidade; yayātiḥ — Yayāti; iva — como; dhārmikaḥ — a respeito da religião.

Traducción

Tradução

Este niño será casi igual que el Señor Śrī Kṛṣṇa, por el hecho de seguir Sus pasos. En magnanimidad, logrará la grandeza del rey Rantideva. Y en religión, será como Mahārāja Yayāti.

Esta criança será quase tão boa como o Senhor Kṛṣṇa, por seguir Seus passos. Em magnanimidade, ele se tornará tão grandioso como o rei Rantideva. E, em religião, será como Mahārāja Yayāti.

Significado

Comentário

La última instrucción que el Señor Śrī Kṛṣṇa da en el Bhagavad-gītā, es que uno debe abandonar todo y seguir únicamente Sus pasos. Personas poco inteligentes no aceptan esta gran instrucción del Señor —lo quiso así la mala suerte—, pero alguien que en verdad es inteligente adopta esta instrucción sublime y se beneficia sobremanera. La gente necia no sabe que la asociación es la causa de la adquisición de cualidades. Incluso en sentido material, el asociarse con el fuego hace que un objeto se ponga caliente. De modo que, asociarse con la Suprema Personalidad de Dios lo vuelve a uno tan apto como el Señor. Tal como lo hemos discutido anteriormente, por uno asociarse íntimamente con el Señor, puede obtener un setenta y ocho por ciento de las cualidades divinas. Seguir las instrucciones del Señor es asociarse con Él. El Señor no es un objeto material cuya presencia se tenga que sentir para que ocurra esa asociación. El Señor está presente en todas partes y en todo momento. Es perfectamente posible tener Su compañía con solo seguir Sus instrucciones, ya que el Señor y Su instrucción, y el Señor y Su nombre, fama, atributos y enseres, son todos idénticos, pues todo ello es conocimiento absoluto. Mahārāja Parīkṣit se asoció con el Señor incluso mientras se hallaba en el vientre de su madre y hasta el último día de su valiosa vida, y de ese modo adquirió en toda su perfección todas las principales y buenas cualidades del Señor.

SIGNIFICADO—A última instrução do Senhor Śrī Kṛṣṇa na Bhagavad-gītā é que devemos abandonar tudo e unicamente seguir os passos do Senhor. As pessoas menos inteligentes, por má sorte, não concordam com essa grande instrução do Senhor, mas aquele que é realmente inteligente assimila essa sublime instrução e é imensamente beneficiado. As pessoas tolas não sabem que a associação é a causa da aquisição de qualidades. A associação com o fogo aquece um objeto, mesmo no sentido material. Portanto, a associação com a Suprema Personalidade de Deus faz uma pessoa qualificar-se como o Senhor. Como já discutimos previamente, pode-se alcançar setenta e oito por cento das qualidades divinas através da associação íntima com o Senhor. Seguir as instruções do Senhor é associar-se com o Senhor. O Senhor não é um objeto material cuja presença tenhamos que sentir para podermos nos associar com Ele. O Senhor está presente em toda parte e em todos os momentos. É completamente possível ter Sua associação simplesmente por seguir Sua instrução, porque o Senhor e Sua instrução, e o Senhor e Seu nome, fama, atributos e parafernália são todos idênticos a Ele, já que são conhecimento absoluto. Mahārāja Parīkṣit se associou com o Senhor mesmo a partir do ventre de sua mãe, e até o último dia de sua preciosa vida, e, desse modo, ele adquiriu, com toda a perfeição, todas as boas qualidades essenciais do Senhor.

Rantideva: Un rey de la antigüedad que vivió antes del período del Mahābhārata, y al que Nārada Muni se refiere mientras instruye a Sañjaya, tal como se menciona en el Mahābhārata (Droṇa-parva 67). Él era un gran rey, liberal en lo referente a la hospitalidad y distribución de comida. Incluso el Señor Śrī Kṛṣṇa elogió sus actos de caridad y hospitalidad. Por haberle proveído de agua fría al gran Vasiṣṭha Muni, este lo bendijo, y en virtud de ello alcanzó el planeta celestial. Él solía proveerles de frutas, raíces y hojas a los ṛṣis, y por ello estos últimos lo bendijeron con el cumplimiento de sus deseos. Aunque era un kṣatriya de nacimiento, nunca en su vida comió carne. Él fue especialmente hospitalario con Vasiṣṭha Muni, y solo por las bendiciones de este logró residir en el sistema planetario superior. Es uno de los reyes piadosos cuyos nombres se recuerdan por la mañana y por la noche.

Rantideva: Um rei antigo, anterior ao período do Mahābhārata, a quem Nārada Muni se referiu enquanto instruía Sañjaya, como se menciona no Mahābhārata (Droṇa-parva 67). Era um grande rei, liberal na hospitalidade e distribuição de alimentos. Mesmo o Senhor Śrī Kṛṣṇa louvou seus atos de caridade e hospitalidade. Foi abençoado pelo grande Vasiṣṭha Muni por ter-lhe fornecido água fresca, e, assim, ele alcançou o planeta celestial. Costumava fornecer frutas, raízes e folhas aos ṛṣis, em consequência do que foi abençoado por eles com a satisfação de seus desejos. Embora kṣatriya por nascimento, ele nunca comeu carne em sua vida. Era especialmente hospitaleiro com Vasiṣṭha Muni, e ele alcançou a residência planetária mais elevada unicamente por suas bênçãos. É um daqueles reis piedosos cujos nomes são lembrados de manhã e à noite.

Yayāti: El gran emperador de la Tierra y el antepasado original de todas las grandes naciones del mundo que pertenecen a la raza aria y a la indoeuropea. Era hijo de Mahārāja Nahuṣa, y se convirtió en el emperador del mundo debido a que su hermano mayor se volvió un gran sabio místico y liberado. Yayāti gobernó el mundo por varios miles de años, y ejecutó muchos sacrificios y actividades piadosas que se registran en la historia, aunque su temprana juventud fue muy lujuriosa y estuvo llena de historias románticas. Él se enamoró de Devayānī, la muy querida hija de Śukrācārya. Devayānī deseaba casarse con él, pero al principio Yayāti rehusó aceptarla, porque era hija de un brāhmaṇa. Según los śāstras, solo un brāhmaṇa podía casarse con la hija de otro brāhmaṇa. Ellos cuidaban mucho de que en el mundo no hubiera población varṇa-saṅkara. Śukrācārya enmendó esta ley de prohibición matrimonial, e indujo al emperador Yayāti a que aceptara a Devayānī. Devayānī tenía una amiga de nombre Śarmiṣṭhā, quien también se enamoró del emperador, por lo cual acompañó a su amiga. Śukrācārya le prohibió al emperador Yayāti llamar a Śarmiṣṭhā a su alcoba, pero Yayāti no pudo seguir la instrucción al pie de la letra. Secretamente, también se casó con Śarmiṣṭhā, y tuvo hijos con ella. Cuando Devayānī se enteró de esto, fue a quejarse con su padre. Yayāti estaba muy apegado a Devayānī, y al ir a la casa de su suegro a llamarla, Śukrācārya, que estaba disgustado con él, lo maldijo para que se volviera impotente. Yayāti le imploró a su suegro que revocara la maldición, pero el sabio puso como condición para que se volviera potente, que Yayāti les pidiera juventud a sus hijos y que estos envejecieran. Él tenía cinco hijos: dos con Devayānī y tres con Śarmiṣṭhā. De sus cinco hijos —(1) Yadu, (2) Turvasu, (3) Druhyu, (4) Anu y (5) Pūru— procedieron cinco dinastías, es decir, (1) la dinastía Yadu, (2) la dinastía Yavana (los turcos), (3) la dinastía Bhoja, (4) la dinastía Mleccha (los griegos) y (5) la dinastía Paurava, que se propagaron por todas partes del mundo. Él llegó a los planetas celestiales en virtud de sus actos piadosos, pero cayó de allí por elogiarse a sí mismo y criticar a otras grandes almas. Después de su caída, su hija y su nieto le confirieron las virtudes que habían acumulado y, con la ayuda de su nieto y amigo Śibi, fue promovido de nuevo al reino celestial, convirtiéndose en uno de los miembros de la asamblea de Yamarāja, con quien permanece como devoto. Él ejecutó más de mil sacrificios diferentes, dio caridad de una manera muy liberal, y fue un rey de una gran influencia. Su majestuoso poder se sintió por todas partes del mundo. Cuando Yayāti se hallaba perturbado por deseos lujuriosos, su hijo menor accedió a darle su juventud hasta por mil años. Finalmente, se desapegó de la vida mundana, y le devolvió de nuevo la juventud a su hijo Pūru. Él quiso entregarle el reino a Pūru, pero sus nobles y los súbditos no estuvieron de acuerdo con ello. Mas, cuando les explicó a sus súbditos la grandeza de Pūru, accedieron a aceptar a este como rey, y así el emperador Yayāti se retiró de la vida familiar y dejó el hogar, para irse al bosque.

Yayāti: O grande imperador do mundo e antepassado original de todas as grandes nações do mundo que pertencem ao ramo ariano e indo-europeu. É o filho de Mahārāja Nahuṣa e se tornou imperador do mundo devido ao fato de seu irmão mais velho ter-se tornado um santo místico grandioso e liberado. Governou o mundo por vários milhares de anos e realizou muitos sacrifícios e atividades piedosas registrados na história, embora sua adolescência fosse muito luxuriosa e cheia de histórias românticas. Ele se apaixonou por Devayānī, a mais querida filha de Śukrācārya. Devayānī desejava casar-se com ele, mas, de início, ele se recusou a aceitá-la porque ela era filha de um brāhmaṇa. Segundo os śāstras, um brāhmaṇa só podia desposar a filha de um brāhmaṇa. Havia muita precaução contra a população varṇa-saṅkara no mundo. Śukrācārya emendou essa lei de proibição matrimonial e induziu o imperador Yayāti a aceitar Devayānī. Devayānī tinha uma dama de companhia chamada Śarmiṣṭhā, que também se apaixonou pelo imperador e, desse modo, foi ter com sua amiga Devayānī. Śukrācārya proibira o imperador Yayāti de chamar Śarmiṣṭhā a seu dormitório, mas Yayāti não conseguiu seguir estritamente sua instrução. Ele se casou secretamente com Śarmiṣṭhā e também teve filhos com ela. Quando Devayānī ficou sabendo disso, foi até seu pai e apresentou queixa. Yayāti era muito apegado a Devayānī, e, quando foi ao local onde estava seu sogro, para chamá-la, Śukrācārya ficou irado com ele e o amaldiçoou a se tornar impotente. Yayāti suplicou a seu sogro que retirasse sua maldição, mas o sábio pediu a Yayāti que solicitasse a juventude de seus filhos e os deixasse ficarem velhos, como condição para que ele se tornasse potente. Ele tinha cinco filhos, dois de Devayānī e três de Śarmiṣṭhā. De seus cinco filhos, a saber, (1) Yadu, (2) Turvasu, (3) Druhyu, (4) Anu e (5) Pūru, cinco famosas dinastias, a saber, (1) a dinastia Yadu, (2) a dinastia Yavana (turca), (3) a dinastia Bhoja, (4) a dinastia Mleccha (grega) e (5) a dinastia Paurava, emanaram para espalhar-se por todo o mundo. Ele alcançou os planetas celestiais em virtude de seus atos piedosos, mas caiu dali por causa de sua autopromoção e por criticar outras grandes almas. Após sua queda, sua filha e seu neto lhe concederam suas virtudes acumuladas, e, com a ajuda de seu neto e de seu amigo Śibi, ele foi novamente promovido ao reino celestial, tornando-se um dos membros da assembleia de Yamarāja, com o qual permanece como um devoto. Ele executou mais de mil sacrifícios diferentes, deu caridade muito liberalmente e foi um rei muito influente. Seu majestoso poder repercutiu por todo o mundo. Seu filho caçula concordou em conceder-lhe sua juventude, mesmo por mil anos, quando ele estava em apuros com desejos luxuriosos. Por fim, ele se desapegou da vida mundana e devolveu novamente a juventude a seu filho Pūru. Ele quis legar o reino a Pūru, mas a nobreza e os súditos não concordaram. Porém, quando ele explicou a seus súditos a grandeza de Pūru, eles concordaram em aceitar Pūru como o rei, e, assim, o imperador Yayāti se retirou da vida familiar e deixou o lar rumo à floresta.