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Devanagari

Devanagari

अभ्यसेन्मनसा शुद्धं त्रिवृद्ब्रह्माक्षरं परम् ।
मनो यच्छेज्जितश्वासो ब्रह्मबीजमविस्मरन् ॥ १७ ॥

Text

Texto

abhyasen manasā śuddhaṁ
trivṛd-brahmākṣaraṁ param
mano yacchej jita-śvāso
brahma-bījam avismaran
abhyasen manasā śuddhaṁ
trivṛd-brahmākṣaraṁ param
mano yacchej jita-śvāso
brahma-bījam avismaran

Synonyms

Palabra por palabra

abhyaset — one should practice; manasā — by the mind; śuddham — sacred; tri-vṛt — composed of the three; brahma-akṣaram — transcendental letters; param — the supreme; manaḥ — mind; yacchet — get under control; jita-śvāsaḥ — by regulating the breathing air; brahma — absolute; bījam — seed; avismaran — without being forgotten.

abhyaset — uno debe practicar; manasā — con la mente; śuddham — sagrado; tri-vṛt — compuesto de las tres; brahma-akṣaram — letras trascendentales; param — lo supremo; manaḥ — la mente; yacchet — pon bajo control; jita-śvāsaḥ — regulando el aire de la respiración; brahma — absoluto; bījam — semilla; avismaran — sin ser olvidado.

Translation

Traducción

After sitting in the above manner, make the mind remember the three transcendental letters [a-u-m], and by regulating the breathing process, control the mind so as not to forget the transcendental seed.

Después de sentarte de la manera descrita, haz que la mente recuerde las tres letras trascendentales [a-u-m], y, regulando el proceso respiratorio, controla la mente de modo tal que no olvides la semilla trascendental.

Purport

Significado

Oṁkāra, or the praṇava, is the seed of transcendental realization, and it is composed of the three transcendental letters a-u-m. By its chanting by the mind, in conjunction with the breathing process, which is a transcendental but mechanical way of getting into trance, as devised by the experience of great mystics, one is able to bring the mind, which is materially absorbed, under control. This is the way of changing the habit of the mind. The mind is not to be killed. Mind or desire cannot be stopped, but to develop a desire to function for spiritual realization, the quality of engagement by the mind has to be changed. The mind is the pivot of the active sense organs, and as such if the quality of thinking, feeling and willing is changed, naturally the quality of actions by the instrumental senses will also change. Oṁkāra is the seed of all transcendental sound, and it is only the transcendental sound which can bring about the desired change of the mind and the senses. Even a mentally deranged man can be cured by treatment of transcendental sound. In the Bhagavad-gītā, the praṇava (oṁkāra) has been accepted as the direct, literal representation of the Supreme Absolute Truth. One who is not able to chant directly the holy name of the Lord, as recommended above, can easily chant the praṇava (oṁkāra). This oṁkāra is a note of address, such as “O my Lord,” just as om hari om means “O my Lord, the Supreme Personality of Godhead.” As we have explained before, the Lord’s holy name is identical with the Lord Himself. So also is oṁkāra. But persons who are unable to realize the transcendental personal form or name of the Lord on account of their imperfect senses (in other words, the neophytes) are trained to the practice of self-realization by this mechanical process of regulating the breathing function and simultaneously repeating the praṇava (oṁkāra) within the mind. As we have several times expressed, since the transcendental name, form, attributes, pastimes, etc., of the Personality of Godhead are impossible to understand with the present material senses, it is necessary that through the mind, the center of sensual activities, such transcendental realization be set into motion. The devotees directly fix their minds on the Person of the Absolute Truth. But one who is unable to accommodate such personal features of the Absolute is disciplined in impersonality to train the mind to make further progress.

Oṁkāra, o el praṇava, es la semilla de la iluminación trascendental, y se compone de las tres letras trascendentales a-u-m. Al cantarlo mentalmente, en combinación con el proceso respiratorio —que es una manera trascendental pero mecánica de caer en trance, tal como lo ha legado la experiencia de los grandes místicos—, se es capaz de controlar la mente, la cual está absorta en lo material. Esa es la manera de cambiar el hábito de la mente. La mente no debe aniquilarse. La mente o el deseo no se pueden suprimir, pero para que se desarrolle el deseo de actuar en aras de la iluminación espiritual, debe cambiarse la calidad de la ocupación de la mente. La mente es el eje de los órganos activos de los sentidos, y como tal, si se cambia la calidad de los actos de pensar, sentir y desear, en forma natural cambiará también la calidad de las acciones de los sentidos instrumentales. El oṁkāra es la semilla de todo sonido trascendental, y es solo el sonido trascendental lo que puede provocar el deseado cambio de la mente y los sentidos. Hasta un trastornado mental se puede curar con un tratamiento basado en el sonido trascendental. En el Bhagavad-gītā se ha aceptado el praṇava (oṁkāra) como representación literal directa de la Suprema Verdad Absoluta. Aquel que no puede cantar directamente el santo nombre del Señor, como se recomendó con anterioridad, puede cantar fácilmente el praṇava (oṁkāra). Este oṁkāra es una forma de llamada, tal como «¡oh, mi Señor!», de la misma manera en que oṁ hari oṁ significa «¡oh, mi Señor!, ¡la Suprema Personalidad de Dios!» Como ya hemos explicado anteriormente, el santo nombre del Señor es idéntico al propio Señor. Así mismo ocurre con oṁkāra. Pero a las personas que, debido a sus sentidos imperfectos, son incapaces de llegar a comprender la trascendental forma personal o el trascendental nombre del Señor (en otras palabras, a las personas neófitas), se las prepara en la práctica de la autorrealización mediante este proceso mecánico de regular la función respiratoria y al mismo tiempo repetir mentalmente el praṇava (oṁkāra). Como ya lo hemos expresado en diversas oportunidades, puesto que con los presentes sentidos materiales es imposible entender los trascendentales pasatiempos, atributos, forma, nombre, etc., de la Personalidad de Dios, es necesario que esa iluminación trascendental se ponga en marcha a través de la mente, que es el centro de todas las actividades sensuales. Los devotos fijan la mente directamente en la Persona de la Verdad Absoluta. Pero a aquel que es incapaz de entender esas características personales del Absoluto, se lo disciplina con la impersonalidad, para irle entrenando la mente de manera que progrese más.