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Śrīmad-bhāgavatam 9.5.24

Texto

gate ’tha durvāsasi so ’mbarīṣo
dvijopayogātipavitram āharat
ṛṣer vimokṣaṁ vyasanaṁ ca vīkṣya
mene sva-vīryaṁ ca parānubhāvam

Palabra por palabra

gate — a su regreso; atha — entonces; durvāsasi — el gran yogī místico Durvāsā; saḥ — él, el rey; ambarīṣaḥ — Mahārāja Ambarīṣa; dvija-upayoga — los más adecuados para un brāhmaṇa puro; ati-pavitram — alimentos muy puros; āharat — le sirvió para que comiese, y él mismo comió; ṛṣeḥ — del gran sabio; vimokṣam — liberación; vyasanam — del gran peligro de ser quemado por el cakra Sudarśana; ca — y; vīkṣya — al ver; mene — consideró; sva-vīryam — acerca de su propio poder; ca — también; para-anubhāvam — debido a su devoción pura por el Señor Supremo.

Traducción

Al cabo de un año, cuando Durvāsā Muni regresó, el rey Ambarīṣa le sirvió suntuosamente toda clase de alimentos puros, y no comió mientras no le hubo servido. Cuando el rey vio que el brāhmaṇa Durvāsā se había liberado del gran peligro de ser quemado, se dio cuenta de que, por la gracia del Señor, también él era poderoso, pero no se dio la menor importancia, pues todo lo había hecho el Señor.

Significado

Ciertamente, los devotos como Mahārāja Ambarīṣa siempre están ocupados en muchas actividades. El mundo material, qué duda cabe, está lleno de peligros que nos salen al paso; pero el devoto depende por entero de la Suprema Personalidad de Dios, de modo que nunca se perturba. Esto se ve con claridad en el ejemplo de Mahārāja Ambarīṣa. Como emperador del mundo entero, Mahārāja Ambarīṣa tenía muchos deberes que cumplir, y en el curso de esos deberes tenía que enfrentarse a muchas dificultades creadas por personas como Durvāsā Muni; el rey, sin embargo, lo toleraba todo y, con mucha paciencia, dependía por entero de la misericordia del Señor. El Señor, sin embargo, está en el corazón de todos (sarvasya cāhaṁ hṛdi sanniviṣṭaḥ), y dispone las cosas según Su deseo. Así, aunque Mahārāja Ambarīṣa tuvo que pasar por muchas dificultades, el Señor fue misericordioso con él y dispuso las cosas de tal forma que, al final, Durvāsā Muni y el rey se hicieron grandes amigos y se despidieron cordialmente en virtud del bhakti-yoga. Después de todo, Durvāsā Muni se convenció del poder del bhakti-yoga, aunque él, personalmente, era un gran yogī místico. Por lo tanto, como el Señor Kṛṣṇa afirma en el Bhagavad-gītā (6.47):

yoginām api sarveṣāṁ
mad-gatenāntarātmanā
śraddhāvān bhajate yo māṁ
sa me yuktatamo mataḥ

«De todos los yogīs, aquel que tiene una gran fe y siempre mora en Mí, piensa en Mí y Me ofrece servicio amoroso trascendental, es el que está más íntimamente unido a Mí en yoga y es el más elevado de todos. Esa es Mi opinión». Vemos entonces que el devoto es el yogī más elevado, como lo demuestra el episodio de Mahārāja Ambarīṣa y Durvāsā Muni.