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Śrīmad-bhāgavatam 4.25.12

Texto

na sādhu mene tāḥ sarvā
bhūtale yāvatīḥ puraḥ
kāmān kāmayamāno ’sau
tasya tasyopapattaye

Palabra por palabra

na — nunca; sādhu — buen; mene — pensamiento; tāḥ — a ellos; sarvāḥ — todo; bhū-tale — en la Tierra; yāvatīḥ — toda clase de; puraḥ — casas residenciales; kāmān — objetos para el disfrute de los sentidos; kāmayamānaḥ — desear; asau — ese rey; tasya — su; tasya — su; upapattaye — para obtener.

Traducción

El rey Purañjana tenía ilimitados deseos de disfrute sensorial; por esa razón, viajó por todo el mundo en busca de un lugar donde satisfacer todos sus deseos. Desdichadamente, en ningún lugar encontró otra cosa que un sentimiento de insuficiencia.

Significado

Śrīla Vidyāpati, un gran poeta vaiṣṇava, dice en una canción:

tātala saikate, vāri-bindu-sama,
suta-mita-ramaṇī-samāje

En este verso compara la complacencia material de los sentidos por medio de la sociedad, los amigos y el amor, con una gota de agua que cae en el desierto. Para regar un desierto harían falta mares de agua; ¿de qué serviría una sola gota? De manera similar, la entidad viviente es parte integral de la Suprema Personalidad de Dios, quien, como se explica en el Vedānta-sūtra, es ānandamayo ’bhyāsāt, es decir, está lleno de disfrute. Como parte integral de la Suprema Personalidad de Dios, la entidad viviente también busca la plenitud del disfrute. Sin embargo, esa plenitud del disfrute solo la puede encontrar en la Suprema Personalidad de Dios, y no aparte de Él. En su vagar por diversas especies de vida, la entidad viviente puede gozar de algún tipo de disfrute en determinados cuerpos, pero la plenitud del disfrute de los sentidos no se puede obtener en ningún cuerpo material. De esta forma, la entidad viviente, Purañjana, vaga de cuerpo en cuerpo, pero en su intento de disfrutar no encuentra otra cosa que frustración en todas partes. En otras palabras, la chispa espiritual cubierta por la materia no puede disfrutar plenamente de los sentidos en ninguna circunstancia de la vida material. Puede que el ciervo se sienta muy absorto al oír las notas musicales del reclamo del cazador, pero como resultado, pierde la vida. El pez también es muy experto en complacer su lengua, pero si come el cebo que le ofrece el pescador, pierde la vida. Incluso el poderosísimo elefante pierde su independencia al ser capturado mientras satisface sus genitales con una hembra de su especie. En todas las especies de vida, la entidad viviente recibe un cuerpo para satisfacer distintos sentidos, pero no puede disfrutar de todos sus sentidos a la vez. En la forma humana de vida recibe la oportunidad de gozar del disfrute desvirtuado de todos los sentidos, pero el resultado es que sus intentos de complacer los sentidos le traen tantas angustias, que finalmente acaba lleno de tristeza. Cuanto más trata de satisfacer sus sentidos, más se enreda.