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Śrīmad-bhāgavatam 10.7.35-36

Texto

pīta-prāyasya jananī
sutasya rucira-smitam
mukhaṁ lālayatī rājañ
jṛmbhato dadṛśe idam
khaṁ rodasī jyotir-anīkam āśāḥ
sūryendu-vahni-śvasanāmbudhīṁś ca
dvīpān nagāṁs tad-duhitṝr vanāni
bhūtāni yāni sthira-jaṅgamāni

Palabra por palabra

pīta-prāyasya — del niño Kṛṣṇa, a quien Su madre daba la leche de sus senos y que estaba casi satisfecho; jananī — madre Yaśodā; sutasya — de su hijo; rucira-smitam — al ver al niño plenamente satisfecho y sonriente; mukham — la cara; lālayatī — acariciar y frotar suavemente con la mano; rājan — ¡oh, rey!; jṛmbhataḥ — mientras el niño bostezaba; dadṛśe — ella vio; idam — lo siguiente; kham — el cielo; rodasī — tanto el sistema planetario superior como la Tierra; jyotiḥ-anīkam — los astros luminosos; āśāḥ — las direcciones; sūrya — el Sol; indu — la Luna; vahni — el fuego; śvasana — el aire; ambudhīn — los mares; ca — y; dvīpān — las islas; nagān — las montañas; tat-duhitṝḥ — las hijas de las montañas (los ríos); vanāni — los bosques; bhūtāni — toda clase de entidades vivientes; yāni — que son; sthira-jaṅgamāni — inmóviles y móviles.

Traducción

¡Oh, rey Parīkṣit!, cuando el bebé Kṛṣṇa estaba terminando de beber la leche de Su madre, mientras madre Yaśodā Le acariciaba y miraba Su cara, hermosa, brillante y sonriente, el bebé bostezó. Entonces madre Yaśodā vio dentro de Su boca el cielo entero, la Tierra y el sistema planetario superior, con los astros luminosos en todas direcciones, el Sol, la Luna, el fuego, el aire, los mares, las islas, las montañas, los ríos, los bosques y toda clase de entidades vivientes, móviles e inmóviles.

Significado

Yoga-māyā dispuso los pasatiempos de Kṛṣṇa con madre Yaśodā de forma que fuesen considerados actividades corrientes. Kṛṣṇa tenía ahora la oportunidad de mostrar a Su madre que el universo entero está dentro de Él. El pequeño Kṛṣṇa tuvo la bondad de mostrar a Su madre el virāṭ-rūpa, la forma universal, para que ella disfrutase al ver qué clase de niño tenía en su regazo. En este verso se menciona a los ríos como hijos de las montañas (nagāṁs tad-duhitṝḥ). Los grandes bosques deben su existencia a los ríos. Las entidades vivientes, móviles e inmóviles, están en todas partes. No hay ningún lugar vacío. Esa es una característica especial de la creación de Dios.