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Śrīmad-bhāgavatam 7.3.35

Texto

yadi dāsyasy abhimatān
varān me varadottama
bhūtebhyas tvad-visṛṣṭebhyo
mṛtyur mā bhūn mama prabho

Palabra por palabra

yadi — si; dāsyasi — tú vas a darme; abhimatān — las deseadas; varān — bendiciones; me — a mí; varada-uttama — ¡oh, tú, el mejor de quienes otorgan bendiciones!; bhūtebhyaḥ — de las entidades vivientes; tvat — por ti; visṛṣṭebhyaḥ — que son creados; mṛtyuḥ — muerte; — no; bhūt — que sea; mama — mía; prabho — ¡oh, mi señor!

Traducción

¡Oh, mi señor!, ¡oh, tú, el mejor de quienes otorgan bendiciones!, si tienes la bondad de concederme la bendición que deseo, te pido que ninguna de las entidades vivientes que tú has creado pueda matarme.

Significado

Después de ser creado a partir del ombligo de Garbhodakaśāyī Viṣṇu, el Señor Brahmā, el ser creado original, creó a su vez muchos otros tipos de entidades vivientes para que habitasen en el universo. Vemos entonces que, desde el principio de la creación, las entidades vivientes han nacido de una entidad viviente superior. En última instancia, Kṛṣṇa es el ser vivo supremo, el padre de todos los demás. Ahaṁ bīja-pradaḥ pitā: Él es el padre que aporta la semilla de todas las entidades vivientes.

Hasta este verso, Hiraṇyakaśipu ha adorado al Señor Brahmā considerándole la Suprema Personalidad de Dios, con la esperanza de lograr la inmortalidad con sus bendiciones. Ahora, sin embargo, ya ha comprendido que ni siquiera el Señor Brahmā es inmortal, ya que también él morirá al final del milenio; por eso Hiraṇyakaśipu está procurando pedir unas bendiciones que en la práctica sean casi como la inmortalidad. Su primera propuesta es que ninguna de las entidades vivientes que el Señor Brahmā ha creado en diversas especies en el mundo material pueda causarle la muerte.