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Śrīmad-bhāgavatam 4.2.35

Texto

āplutyāvabhṛthaṁ yatra
gaṅgā yamunayānvitā
virajenātmanā sarve
svaṁ svaṁ dhāma yayus tataḥ

Palabra por palabra

āplutya — bañándose; avabhṛtham — el baño que sigue a la ejecución de sacrificios; yatra — donde; gaṅgā — el río Ganges; yamunayā — con el río Yamunā; anvitā — mezclados; virajena — sin contaminación; ātmanā — en la mente; sarve — todos; svam svam — a sus respectivas; dhāma — moradas; yayuḥ — fueron; tataḥ — desde allí.

Traducción

Mi querido Vidura, portador de arcos y flechas, después de completar la ejecución de yajña, todos los semidioses participantes en el sacrificio se bañaron en la confluencia del Ganges y el Yamunā. Ese baño se denomina avabhṛtha-snāna. Tras purificar su corazón de este modo, partieron hacia sus respectivas moradas.

Significado

Después de que el Señor Śiva y, antes que él, Dakṣa, se fuesen del recinto, el sacrificio siguió adelante; los sabios continuaron durante muchos años, a fin de satisfacer al Señor Supremo. La ausencia de Śiva y Dakṣa no acabó con el sacrificio, y los sabios continuaron con sus actividades. En otras palabras, podemos entender que aun sin adorar a los semidioses, incluso a semidioses como el Señor Śiva y Brahmā, podemos satisfacer a la Suprema Personalidad de Dios, lo cual se confirma también en el Bhagavad-gītā (7.20): kāmais tais tair hṛta-jñānāḥ prapadyante ’nya-devatāḥ. Las personas impulsadas por la lujuria y el deseo se dirigen a los semidioses en busca de beneficios materiales. El Bhagavad-gītā emplea dos palabras muy específicas, nāsti buddhiḥ, que significan «personas que han perdido el buen juicio o la inteligencia». Esas son las únicas personas que se preocupan de los semidioses y desean obtener de ellos beneficios materiales. Por supuesto, eso no quiere decir que no debamos ser respetuosos con los semidioses; pero no es necesario adorarles. Una persona honesta puede ser leal al gobierno, pero no necesita sobornar a los sirvientes del gobierno. El soborno es ilegal, y no hay que sobornar al sirviente del gobierno; pero eso tampoco significa que no se le respete como es debido. Análogamente, el que se ocupa en el servicio amoroso trascendental del Señor Supremo no necesita adorar a ningún semidiós, ni tiene tampoco la menor tendencia a faltarles al respeto. En otro pasaje del Bhagavad-gītā (9.23), se afirma: ye ’py anya-devatā-bhaktā yajante śraddhayānvitāḥ. El Señor dice que cualquiera que adore a los semidioses Le está adorando también a Él, pero esa adoración es avidhi-pūrvakam, que significa «que no sigue los principios regulativos». El principio regulativo consiste en adorar a la Suprema Personalidad de Dios. La adoración a los semidioses puede que sea adoración indirecta a la Suprema Personalidad de Dios, pero no es adoración regulada. Como los semidioses son partes integrales del todo, cuando adoramos al Señor Supremo, al mismo tiempo servimos a todos los semidioses. Si regamos la raíz, todas las partes del árbol —hojas, ramas, etc.— quedan también satisfechas, y cuando el estómago recibe comida, todos los miembros del cuerpo —manos, piernas, dedos, etc.— se nutren. Es decir, adorando a la Suprema Personalidad de Dios podemos satisfacer a los semidioses, pero adorando a los semidioses no estamos ofreciendo suficiente adoración al Señor Supremo. Por lo tanto, la adoración de semidioses es irregular, y significa una falta de respeto a los mandamientos de las Escrituras.

En la era de Kali, la ejecución de deva-yajña, sacrificios a los semidioses, es prácticamente imposible. En estas circunstancias, el Śrīmad-Bhāgavatam recomienda para esta era el saṅkīrtana-yajña: yajñaiḥ saṅkīrtana-prāyair yajanti hi sumedhasaḥ (Bhāg. 11.5.32): «En esta era la persona inteligente satisface el objetivo de todo tipo de yajñas simplemente cantando Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare». Tasmin tuṣṭe jagat tuṣṭaḥ: «Cuando el Señor Viṣṇu está satisfecho, todos los semidioses, que son partes integrales del Señor Supremo, lo están también».

Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo segundo del Canto Cuarto del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado: «Dakṣa maldice al Señor Śiva».