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Śrīmad-bhāgavatam 2.10.30

Texto

nididhyāsor ātma-māyāṁ
hṛdayaṁ nirabhidyata
tato manaś candra iti
saṅkalpaḥ kāma eva ca

Palabra por palabra

nididhyāsoḥ — estando deseoso de conocer; ātma-māyām — energía propia; hṛdayam — la localidad de la mente; nirabhidyata — se manifestó; tataḥ — después de eso; manaḥ — la mente; candraḥ — la Luna, la deidad controladora de la mente; iti — así pues; saṅkalpaḥ — determinación; kāmaḥ — deseo; eva — tanto como; ca — también.

Traducción

Cuando hubo un deseo de pensar acerca de las actividades de Su propia energía, se manifestaron entonces el corazón (el lugar de asiento de la mente), la mente, la Luna, la determinación y todos los deseos.

Significado

El corazón de toda entidad viviente es el lugar de asiento de la Superalma, Paramātmā, una expansión plenaria de la Suprema Personalidad de Dios. Sin Su presencia, la entidad viviente no puede participar de la energía actuante según sus acciones pasadas. Las entidades vivientes que están condicionadas en el mundo material, se manifiestan en la creación en función de inclinaciones respectivas inherente a ellas, y la energía material les ofrece a todas y cada una de ellas el cuerpo material requerido, bajo la dirección de la Superalma. Eso se explica en el Bhagavad-gītā (9.10). De modo que, cuando la Superalma se sitúa en el corazón del alma condicionada, se manifiesta en esta la mente requerida, y el alma se vuelve consciente de su ocupación, de la misma manera en que uno se vuelve consciente de su deber al despertarse del sueño. Por lo tanto, la mente material de la entidad viviente se desarrolla cuando la Superalma se sienta en el corazón de ella, después de lo cual, la mente, la deidad controladora (la Luna), y luego las actividades de la mente (es decir, pensar, sentir y desear) aparecen todas. Las actividades de la mente no pueden comenzar sin la manifestación del corazón, y el corazón se manifiesta cuando el Señor quiere ver las actividades de la creación material.