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Śrīmad-bhāgavatam 8.3.1

Texto

śrī-bādarāyaṇir uvāca
evaṁ vyavasito buddhyā
samādhāya mano hṛdi
jajāpa paramaṁ jāpyaṁ
prāg-janmany anuśikṣitam

Palabra por palabra

śrī-bādarāyaṇiḥ uvāca — Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo; evam — así; vyava-sitaḥ — fijó; buddhyā — con inteligencia; samādhāya — para concentrarse; manaḥ — la mente; hṛdi — en la conciencia o el corazón; jajāpa — recitó; paramam — un supremo; jāpyam — mantra que había aprendido de grandes devotos; prāk-janmani — en su vida anterior; anuśikṣitam — practicado.

Traducción

Śrī Śukadeva Gosvāmī prosiguió: A continuación, el rey de los elefantes, Gajendra, fijó la mente en el corazón con inteligencia perfecta y recitó un mantra que había aprendido en su vida anterior, cuando era Indradyumna; pudo recordarlo por la gracia de Kṛṣṇa.

Significado

Esa clase de recuerdo se describe en el Bhagavad-gītā (6.43-44):

tatra taṁ buddhi-saṁyogaṁ
labhate paurva-dehikam
yatate ca tato bhūyaḥ
saṁsiddhau kuru-nandana
pūrvābhyāsena tenaiva
hriyate hy avaśo ’pi saḥ

En estos versos se asegura que la persona ocupada en servicio devocional no se degradará ni aun si cae; desde esa posición, y con el paso del tiempo, acabará por recordar de nuevo a la Suprema Personalidad de Dios. Como se explicará más tarde, Gajendra había sido en el pasado el rey Indradyumna, y, por una u otra causa, en su siguiente vida fue rey de los elefantes. Ahora Gajendra estaba en peligro, y aunque su cuerpo no era humano, pudo recordar el stotra que había recitado en su vida anterior. Yatate ca tato bhūyaḥ saṁsiddhau kuru-nandana: Para permitirnos alcanzar la perfección, Kṛṣṇa nos da la oportunidad de recordarle de nuevo. Eso queda demostrado en este verso: el rey de los elefantes, Gajendra, estaba en peligro, pero ese peligro le daba la oportunidad de recordar sus pasadas actividades devocionales, y, con ello, la posibilidad de ser rescatado inmediatamente por la Suprema Personalidad de Dios.

Por consiguiente, es indispensable que todos los devotos del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa practiquen algún mantra. Sin duda, deben recitar el mantraHare Kṛṣṇa, que es el mahā-mantra, el gran mantra, pero también deben recitar el mantra cintāmaṇi-prakara-sadmasu o el Nṛsiṁha stotra (ito nṛsiṁhaḥ parato nṛsiṁho yato yato yāmi tato nṛsiṁhaḥ). Todo devoto debe adoptar esa práctica a fin de recitar algún mantra perfectamente, de modo que, aun en el caso de que en esta vida su conciencia espiritual sea imperfecta, en su siguiente vida no olvide el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, incluso si nace en cuerpo animal. Por supuesto, el devoto debe tratar de perfeccionar su conciencia de Kṛṣṇa en esta vida, pues, por el simple hecho de recordar a Kṛṣṇa y las instrucciones de Kṛṣṇa, puede ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios, cuando abandone el cuerpo. El cultivo de conciencia de Kṛṣṇa nunca es en vano, incluso si se produce alguna caída. Ajāmila, por ejemplo, cuando era niño, recitaba el santo nombre de Nārāyaṇa bajo la guía de su padre; más tarde, en su juventud, cayó y se convirtió en un borracho mujeriego, ladrón y bandido. No obstante, por el hecho de pronunciar el nombre de Nārāyaṇa llamando a su hijo, a quien había dado ese nombre, alcanzó una posición avanzada, a pesar de su enredo en actividades pecaminosas. Por lo tanto, no debemos olvidar el canto del mantra Hare Kṛṣṇa en ninguna circunstancia, pues, como vemos en la vida de Gajendra, eso nos ayudará frente al mayor de los peligros.