Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 3.26.7

Texto

tad asya saṁsṛtir bandhaḥ
pāra-tantryaṁ ca tat-kṛtam
bhavaty akartur īśasya
sākṣiṇo nirvṛtātmanaḥ

Palabra por palabra

tat — del concepto erróneo; asya — del alma condicionada; saṁsṛtiḥ — vida condicionada; bandhaḥ — cautiverio; pāra-tantryam — subordinación; ca — y; tat-kṛtam — hecha por esa; bhavati — es; akartuḥ — del que no actúa; īśasya — independiente; sākṣiṇaḥ — el testigo; nirvṛta-ātmanaḥ — dichosa por naturaleza.

Traducción

La conciencia material es la causa de la vida condicionada, en la cual la energía material impone una serie de condicionamientos a la entidad viviente. Aunque el alma espiritual no hace nada y es trascendental a esas actividades, se ve de este modo afectada por la vida condicionada.

Significado

El filósofo māyāvādī, que no distingue entre el Espíritu Supremo y el espíritu individual, dice que la existencia condicionada de la entidad viviente es su līlā, su pasatiempo. Pero la palabra «pasatiempo» lleva implícita su referencia a las actividades del Señor. Los māyāvādīs no usan la palabra correctamente, y dicen que la entidad viviente, incluso en un cuerpo de cerdo, que se alimenta a base de excremento, está disfrutando también de sus pasatiempos. Esa interpretación es de lo más peligrosa. En realidad, el Señor Supremo es el líder y sustentador de todas las entidades vivientes. Sus pasatiempos son trascendentales a cualquier actividad material. Esos pasatiempos del Señor no pueden rebajarse al nivel de las actividades condicionadas de las entidades vivientes. En la vida condicionada, la entidad viviente en realidad es como un esclavo en manos de la energía material. Lo que la energía material ordena, el alma condicionada lo hace. No es responsable de ello; no es más que el testigo de la acción, pero está forzada a actuar de ese modo por la ofensa que ha cometido en su relación eterna con Kṛṣṇa. Por esa razón, el Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā que māyā, Su energía material, es tan poderosa que es insuperable. Pero cuando la entidad viviente entiende simplemente que su posición constitucional es servir a Kṛṣṇa, y trata de basar sus acciones en ese principio, por muy condicionada que esté, la influencia de māyā se desvanece de inmediato. Esto se afirma claramente en el capítulo siete del Bhagavad-gītā: Kṛṣṇa Se hace cargo de todo aquel que se entrega a Él desamparadamente, y de este modo se elimina la influencia de māyā, la vida condicionada.

En realidad, el alma espiritual es sac-cid-ānanda: eterna, plena de bienaventuranza y plena de conocimiento. Sin embargo, bajo las garras de māyā, experimenta continuamente los sufrimientos del nacimiento, la muerte, las enfermedades y la vejez. La persona debe ser seria para curar ese condicionamiento de la existencia material y pasar al estado de conciencia de Kṛṣṇa, pues de esa manera su largo sufrimiento puede mitigarse sin dificultad. En resumen, el sufrimiento del alma condicionada se debe a su apego a la naturaleza material. Ese apego por la materia debe transferirse a Kṛṣṇa.