Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 1.3.2

Texto

yasyāmbhasi śayānasya
yoga-nidrāṁ vitanvataḥ
nābhi-hradāmbujād āsīd
brahmā viśva-sṛjāṁ patiḥ

Palabra por palabra

yasya — cuyo; ambhasi — en el agua; śayānasya — acostándose; yoga-nidrām — durmiendo en meditación; vitanvataḥ — suministrando; nābhi — ombligo; hrada — del lago; ambujāt — del loto; āsīt — se manifestó; brahmā — el abuelo de los seres vivientes; viśva — el universo; sṛjām — los ingenieros; patiḥ — amo.

Traducción

Una parte del puruṣa se acuesta en el agua del universo, del lago umbilical de Su cuerpo brota un tallo de loto, y de la flor de loto que hay sobre ese tallo se manifiesta Brahmā, el amo de todos los ingenieros del universo.

Significado

El primer puruṣa es Kāraṇodakaśāyī Viṣṇu. De los poros de Su piel han emanado infinidad de universos. En todos y cada uno de los universos, el puruṣa entra como Garbhodakaśāyī Viṣṇu. Él está acostado en la mitad del universo que está llena del agua de Su cuerpo. Y del ombligo de Garbhodakaśāyī Viṣṇu ha brotado el tallo de la flor de loto, que es el lugar natal de Brahmā, el padre de todos los seres vivientes y el amo de todos los semidioses ingenieros que se dedican al diseño y funcionamiento perfectos del orden universal. Dentro del tallo del loto hay catorce divisiones de sistemas planetarios, y los planetas terrenales están situados en el medio. Hacia arriba hay otros sistemas planetarios que son mejores, y el sistema más elevado se denomina Brahmaloka o Satyaloka. Por debajo del sistema planetario terrestre hay siete sistemas planetarios inferiores, habitados por los asuras y otros seres vivientes materialistas similares.

A partir de Garbhodakaśāyī Viṣṇu ocurre la expansión de Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, quien es el Paramātmā colectivo de todos los seres vivientes. Él recibe el nombre de Hari, y a partir de Él se expanden todas las encarnaciones que hay en el universo.

Por lo tanto, se concluye que el puruṣa-avatāra se manifiesta en tres aspectos: primero, Kāraṇodakaśāyī, que crea en el mahat-tattva el conjunto de los ingredientes materiales; segundo, Garbhodakaśāyī, que entra en todos y cada uno de los universos; y tercero, Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, quien es el Paramātmā de todo objeto material, orgánico e inorgánico. Aquel que conoce estos aspectos plenarios de la Personalidad de Dios, conoce a Dios correctamente, y, en consecuencia, el conocedor se libera de las condiciones materiales en la forma de nacimiento, muerte, vejez y enfermedades, tal como se confirma en el Bhagavad-gītā.

En este śloka se resume lo referente a Mahā-Viṣṇu. Mahā-Viṣṇu se acuesta en alguna parte del cielo espiritual por su propio y libre albedrío. Así pues, Él se acuesta en el océano de kāraṇa, desde donde lanza una mirada a Su naturaleza material, y el mahat-tattva se crea de inmediato. Electrizada así por el poder del Señor, la naturaleza material crea al instante infinidad de universos, tal como a su debido tiempo un árbol se adorna con infinidad de frutos maduros. El agricultor cultiva la semilla del árbol, y el árbol o enredadera, a su debido tiempo, se manifiesta con muchísimos frutos. Nada puede ocurrir sin ninguna causa. El océano kāraṇa recibe por ello el nombre de océano causal. Kāraṇa significa «causal». No debemos aceptar neciamente la teoría atea de la creación. En el Bhagavad-gītā se da la descripción de los ateos. El ateo no cree en el creador, pero no puede proporcionar una buena teoría para explicar la creación. La naturaleza material no tiene ningún poder para crear sin el poder del puruṣa, tal como una prakṛti, o mujer, no puede procrear un niño sin relacionarse con un puruṣa, u hombre. El puruṣa fecunda, y la prakṛti da a luz. No debemos creer que obtendremos leche de los sacos carnosos que hay en el cuello de una cabra, aunque estos se parezcan a los pezones de la ubre. De igual manera, no debemos esperar que haya ningún poder creativo en los ingredientes materiales; debemos creer en el poder del puruṣa, el cual fecunda a prakṛti, o la naturaleza. Debido a que el Señor deseó acostarse a meditar, la energía material creó de una vez infinidad de universos; en cada uno de ellos el Señor se acostó y, de esa forma, todos los planetas y los diferentes enseres fueron creados al mismo tiempo por la voluntad del Señor. El Señor tiene potencias ilimitadas y, por ende, puede actuar como guste mediante un planeamiento perfecto, aunque, personalmente, Él no tiene obligación de hacer nada. Nadie es ni más grande ni igual que Él. Ese es el veredicto de los Vedas.