Skip to main content

CC Madhya-līlā 19.159

Texto

‘niṣiddhācāra’, ‘kuṭīnāṭī’, ‘jīva-hiṁsana’
‘lābha’, ‘pūjā’, ‘pratiṣṭhādi’ yata upaśākhā-gaṇa

Palabra por palabra

niṣiddha-ācāra — un comportamiento que no debe manifestar una persona que desea alcanzar la perfección; kuṭīnāṭī — la diplomacia; jīva-hiṁsana — la matanza innecesaria de animales o del alma; lābha — la ganancia conforme a cálculos materiales; pūjā — la adoración que se obtiene por satisfacer a personas mundanas; pratiṣṭha-ādi — llegar a ser un hombre importante conforme a la estima material, etc.; yata — todas esas; upaśākhā-gaṇa — enredaderas innecesarias.

Traducción

«Algunas plantas innecesarias que crecen con la enredadera del bhakti son las enredaderas del comportamiento inaceptable en quienes tratan de alcanzar la perfección, la conducta diplomática, la matanza de animales, la búsqueda de ganancias mundanas, la adoración mundana y la importancia mundana. Todas ellas son enredaderas indeseables.

Significado

Quienes tratan realmente de alcanzar la perfección tienen establecidas unas determinadas pautas de conducta. En nuestro movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa aconsejamos a nuestros estudiantes no comer carne, no practicar juegos de azar, no ocuparse en vida sexual ilícita y no consumir drogas y sustancias embriagantes. Las personas que se consienten esas cuatro actividades nunca pueden alcanzar la perfección; por esa razón, estos principios regulativos son para quienes aspiran a alcanzar la perfección e ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios.
Kuṭīnāṭī, el comportamiento diplomático, no puede satisfacer al ātmā, el alma. Ni siquiera satisface al cuerpo y a la mente. Una mente culpable siempre está llena de sospechas; por lo tanto, nuestros tratos deben ser siempre claros y deben contar con la aprobación de las autoridades védicas. Tratar a la gente con diplomacia o duplicidad es un obstáculo en nuestro avance espiritual.
Jīva-hiṁsana se refiere a matar animales o envidiar a otras entidades vivientes. Si matamos animales indefensos se debe, sin lugar a dudas, a la envidia que sentimos por esos animales. La forma humana está hecha para entender el proceso de conciencia de Kṛṣṇa (athāto brahma-jijñāsā), para preguntarse acerca del Brahman Supremo. La forma humana da la posibilidad de entender el Brahman Supremo. Los supuestos líderes de la sociedad humana no conocen el verdadero objetivo de la vida humana y, por consiguiente, se esfuerzan por el crecimiento económico. Eso es descarriar a la gente. Todos los países y sociedades están tratando de mejorar la calidad del comer, el dormir, el aparearse y el defenderse. La forma humana de vida está hecha para algo más que para esos cuatro principios animales. Comer, dormir, aparearse y defenderse son problemas que se dan en el reino animal y que los animales han resuelto sin dificultad. ¿Por qué tendría que dar tanto trabajo a la sociedad humana el resolverlos? La dificultad está en que la gente no ha sido educada en la comprensión de esta filosofía tan sencilla. Piensan que el progreso de la civilización consiste en aumentar la complacencia de los sentidos.

Hay muchos propagandistas religiosos que no saben cómo resolver los problemas fundamentales de la vida, de modo que también ellos tratan de educar a la gente en una forma de complacencia de los sentidos. También eso es jīva-hiṁsana. Los religiosos no dan verdadero conocimiento, y de ese modo descarrían a la gente.
En lo que se refiere a ganancias materiales, debemos saber que toda ganancia material se tendrá que abandonar a la hora de la muerte. La gente, por desdicha, no sabe que hay vida después de la muerte; por esa razón, la gente mundana pierde el tiempo en amasar riquezas materiales que tendrá que dejar atrás a la hora de la muerte. Esas ganancias no dan beneficio eterno. Del mismo modo, tampoco la adoración de las personas mundanas tiene valor, pues después de la muerte hay que recibir otro cuerpo. La adoración y los títulos materiales son adornos que no se pueden llevar al siguiente cuerpo. En la siguiente vida se olvida todo.

Todos estos obstáculos se explican en este verso como plantas indeseables, que simplemente son impedimentos para la verdadera enredadera, la bhakti-latā. Hay que poner mucho cuidado en evitar todas esas cosas indeseables. A veces, esas malas hierbas tienen el mismo aspecto que la enredadera bhakti-latā. Cuando están estrechamente unidas a la enredadera bhakti-latā, parecen ser del mismo tamaño y de la misma especie, pero, a pesar de ello, el nombre que reciben es upaśākhā. El devoto puro sabe diferenciar entre la enredadera bhakti-latā y una enredadera mundana, y está siempre muy atento en distinguirlas y mantenerlas separadas.