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CC Ādi-līlā 7.157

Texto

prabhu yabe yā’na viśveśvara-daraśane
lakṣa lakṣa loka āsi’ mile sei sthāne

Palabra por palabra

prabhu—Śrī Caitanya Mahāprabhu; yabe—cuando; yā’na—va; viśveśvara—la deidad de Vārāṇasī; daraśane—a visitar; lakṣa lakṣa—cientos de miles; loka—gente; āsi’’—viene; mile—reúnen; sei—ese; sthāne—en el lugar.

Traducción

Cuando el Señor fue a visitar el templo de Viśveśvara, cientos de miles de personas se reunieron para verle.

Significado

Lo importante de este verso es que Śrī Caitanya Mahāprabhu visitaba con regularidad el templo de Viśveśvara (el Señor Śiva) de Vārāṇasī. Los vaiṣṇavas, en general, no visitan los templos de los semidioses, pero aquí vemos que Śrī Caitanya Mahāprabhu visitaba con regularidad el templo de Viśveśvara, que era la deidad regente de Vārāṇasī. Por lo general, los sannyāsīs māyāvādīs y los adoradores del Señor Śiva viven en Vārāṇasī, pero ¿cómo es posible que Śrī Caitanya Mahāprabhu, que había tomado el papel de sannyāsī vaiṣṇava, visitase también el templo de Viśveśvara? La respuesta es que el vaiṣṇava no se comporta de manera insolente hacia los semidioses. Un vaiṣṇava tiene el respeto adecuado para todos, aunque nunca considera que un semidiós y la Suprema Personalidad de Dios estén al mismo nivel.

En la Brahma-saṁhitā hay mantras en los que se ofrecen reverencias al Señor Śiva, al Señor Brahmā, al dios del Sol y al Señor Gaṇeśa, lo mismo que al Señor Viṣṇu, todos los cuales reciben adoración de los impersonalistas como pañcopāsanā. En sus templos, los impersonalistas instalan deidades del Señor Viṣṇu, del Señor Śiva, del dios del Sol, de la diosa Durgā, y a veces también de Brahmā, y este sistema persiste en la India en nuestros días bajo el nombre de religión hindú. Los vaiṣṇavas pueden adorar también a todos estos semidioses, pero sólo bajo los principios de la Brahma-saṁhitā, Escritura recomendada por Śrī Caitanya Mahāprabhu. Podemos señalar a este respecto los mantras para adorar al Señor Śiva, al Señor Brahmā, a la diosa Durgā, al dios del Sol y a Gaṇeśa, como se describen en la Brahma-saṁhitā:

sṛṣṭi-sthiti-pralaya-sādhana-śaktir ekā
chāyeva yasya bhuvanāni bibharti durgā
icchānurūpam api yasya ca ceṣṭate sā
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

«La potencia externa, māyā, cuya naturaleza es de sombra de la potencia (espiritual) cit, recibe la adoración de todos como Durgā, el agente creador, preservador y destructor de este mundo. Yo adoro al Señor primigenio, Govinda, bajo cuya voluntad actúa Durgā» (Bs. 5.44).

kṣīraṁ yathā dadhi vikāra-viśeṣa-yogāt
sañjāyate na hi tataḥ pṛthag asti hetoḥ
yaḥ śambhutām api tathā samupaiti kāryād
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

«La leche se transforma en cuajada por la acción de unos ácidos, pero el efecto “cuajada”, no es ni igual ni diferente de su causa, es decir, la leche. Yo adoro al Señor primigenio, Govinda, de quien el estado de Śambu es una transformación similar para llevar a cabo la labor de destrucción» (Bs. 5.45).

bhāsvān yathāśma-śakaleṣu nijeṣu tejaḥ
svīyaṁ kiyat prakaṭayaty api tadvad atra
brahmā ya eṣa jagad-aṇḍa-vidhāna-kartā
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

«Yo adoro al Señor primigenio, Govinda, del cual la porción subjetiva separada, Brahmā, recibe su poder para gobernar el mundo, lo mismo que el Sol manifiesta una porción de su propia luz en todas las gemas refulgentes que llevan nombres tales como sūrya-kānta» (Bs. 5.49).

yat-pāda-pallava-yugaṁ vinidhāya kumbha-
dvandve praṇāma-samaye sa gaṇādhirājaḥ
vighnān vihantum alam asya jagat-trayasya
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

«Yo adoro al Señor primigenio, Govinda. Gaṇeśa siempre mantiene Sus pies de loto sobre las dos protuberancias que sobresalen de su cabeza de elefante, para obtener la fuerza necesaria en su función de destruir todos los obstáculos de la senda del progreso en los tres mundos» (Bs. 5.50).

yac cakṣur eṣa savitā sakala-grahāṇāṁ
rājā samasta-sura-mūrtir aśeṣa-tejāḥ
yasyājñayā bhramati sambhṛta-kāla-cakro
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

«El Sol, lleno de refulgencia infinita, que es el rey de todos los planetas y la imagen del alma buena, es como el ojo de este mundo. Yo adoro al Señor primigenio, Govinda, en obediencia de cuya orden realiza su viaje el Sol, montado en la rueda del tiempo» (Bs. 5.52).

Todos los semidioses son sirvientes de Kṛṣṇa; no son iguales a Kṛṣṇa. Por tanto, incluso si se va a un templo de pañcopāsanā, como ya se ha mencionado, no hay que aceptar a las deidades como las aceptan los impersonalistas. Deben aceptarse como semidioses personales, pero todos ellos sirven a las órdenes de la Suprema Personalidad de Dios. Se sabe que Śaṅkarācārya, por ejemplo, es una encarnación de Śiva, como se describe en el Padma Pūraṇa. Él propagó la filosofía māyāvāda bajo la orden del Señor Supremo. Ya hemos tratado este punto en el verso 114 de este capítulo: tāṅra doṣa nāhi, teṅho ājñā-kārī dāsa, «Śaṅkarācārya no es culpable, porque ha cubierto el verdadero propósito de los Vedas de este modo bajo la orden de la Suprema Personalidad de Dios». Aunque Śiva, bajo la forma de un brāhmana (Śaṅkarācārya), predicó la falsa filosofía māyāvāda, Śrī Caitanya Mahāprabhu dijo que puesto que lo hizo por orden de la Suprema Personalidad de Dios, no había culpa por su parte (tāṅra doṣa nāhi).

Debemos ofrecer el respeto apropiado a todos los semidioses. Si se puede ofrecer respeto hasta a una hormiga, ¿por qué no ofrecérselo a los semidioses? No hay que olvidar, sin embargo, que ningún semidiós es igual ni superior al Señor Supremo: ekale īśvara kṛṣṇa, āra saba bhṛtya, «Sólo Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios, y todos los demás, incluso semidioses como Śiva, Brahmā, la diosa Durgā y Gaṇeśa, son Sus sirvientes». Todos sirven para el propósito del Dios Supremo, y ¿qué decir de estas pequeñas e insignificantes entidades vivientes como nosotros mismos? Nosotros somos ciertamente sirvientes eternos del Señor. La filosofía māyāvāda sostiene que los semidioses, las entidades vivientes y la Suprema Personalidad de Dios somos todos iguales. Esto constituye la más insensata desfiguración del conocimiento védico.