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El Amo de los Sentidos

yathā hṛṣīkeśa khalena devakī
kaṁsena ruddhāti-ciraṁ śucārpitā
vimocitāhaṁ ca sahātmajā vibho
tvayaiva nāthena muhur vipad-gaṇāt

¡Oh, Hṛṣīkeśa, amo de los sentidos y Señor de señores!, Tú has liberado a Tu madre, Devakī, quien por mucho tiempo estuvo encarcelada y atormentada por el envidioso rey Kaṁsa, y a mí y a mis hijos nos has librado de una serie de constantes peligros.

Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.23

Devakī, la madre de Kṛṣṇa y hermana del rey Kaṁsa, fue puesta en prisión junto con su esposo, Vasudeva, debido a que el envidioso rey tenía miedo de que el octavo hijo de Devakī (Kṛṣṇa) lo matara. El rey mató a todos los hijos de Devakī que nacieron antes que Kṛṣṇa, pero Kṛṣṇa Se escapó del peligro de infanticidio, porque fue trasladado a la casa de Nanda Mahārāja, el padre adoptivo del Señor Kṛṣṇa. Kuntīdevī, junto con sus hijos, también fue salvada de una serie de peligros. Pero Kuntīdevī fue muchísimo más favorecida, porque el Señor Kṛṣṇa no salvó a los otros hijos de Devakī, mientras que salvó a los hijos de Kuntīdevī. Esto se debía a que el esposo de Devakī, Vasudeva, estaba vivo, mientras que Kuntīdevī era viuda, y no había nadie que la ayudara, con la excepción de Kṛṣṇa. La conclusión de esto es que Kṛṣṇa favorece más a un devoto que está en mayores peligros. A veces Él pone a Sus devotos puros en tales peligros porque en esa condición de desamparo el devoto se apega más al Señor. Cuanto más apego hay por el Señor, más éxito hay para el devoto.

Devakī, la devota que se convirtió en madre de Kṛṣṇa, no era una mujer corriente. Al fin y al cabo, ¿quién puede convertirse en madre de la Suprema Personalidad de Dios? Kṛṣṇa sólo accede a volverse el hijo del devoto más adelantado de todos. En sus vidas anteriores, Devakī y su esposo se sometieron a severas austeridades, y cuando Kṛṣṇa, en consecuencia, apareció ante ellos y quiso darles una bendición, ellos Le dijeron que querían un hijo como Dios. Pero ¿dónde puede haber otra persona igual a Dios? Eso no es posible. Dios es asamordhva; es decir, nadie puede ser igual ni más grande que Él. No puede haber ninguna competencia. No se puede decir: «Yo soy Dios, tú eres Dios, él es Dios, todos nosotros somos Dios». No. Aquel que dice esto es un perro, no Dios[1], pues Dios es grande, y Él no tiene competidor. Nadie es igual a Él; todo el mundo es inferior a Él. Ekale īśvara kṛṣṇa āra saba bhṛtya: Kṛṣṇa, Dios, es el único amo, y todos los demás son Sus sirvientes, incluso grandes semidioses como Brahmā, Viṣṇu y Śiva, para no hablar de otros. Śiva-viriñci-nutam. En el śāstra, las Escrituras védicas, se dice que al Señor Kṛṣṇa Le ofrecen respetos incluso el Señor Śiva y el Señor Brahmā, los semidioses más elevados de todos.

Los semidioses están por encima de los seres humanos. Así como nosotros, los seres humanos, estamos por encima de los animales inferiores, así mismo los semidioses están por encima de nosotros, siendo los más importantes de ellos el Señor Brahmā y el Señor Śiva. El Señor Brahmā es el creador de este universo, el Señor Śiva es su destructor, y el Señor Viṣṇu, que es el propio Kṛṣṇa, es su sustentador. Para la conservación de este mundo material hay tres guṇas, o modalidades de la naturaleza material: sattva-guṇa (la modalidad de la bondad), rajo-guṇa (la modalidad de la pasión) y tamo-guṇa (la modalidad de la ignorancia). El Señor Viṣṇu, el Señor Brahmā y el Señor Śiva se han hecho cargo, cada uno de ellos, de una de esas modalidades (el Señor Viṣṇu, de sattva-guṇa; el Señor Brahmā, de rajo-guṇa; y el Señor Śiva, de tamo-guṇa). Mas, con todo, estos tres controladores no se encuentran bajo la influencia de las guṇas. Así como el superintendente de una cárcel no es un prisionero de ella sino el oficial que la controla, así mismo el Señor Śiva, el Señor Viṣṇu y el Señor Brahmā controlan las tres guṇas y no se hallan bajo su control.

Pero por encima de todos los demás, el controlador supremo es Kṛṣṇa, quien es conocido como Hṛṣīkeśa. La palabra hṛṣīka significa «sentidos». Nosotros estamos disfrutando de nuestros sentidos, pero en fin de cuentas el controlador de los sentidos es Kṛṣṇa. Tomen, por ejemplo, mi mano. Yo digo: «Ésta es mi mano. Puedo pelear con usted haciendo uso de un buen puño». Yo estoy muy orgulloso. Pero no soy el controlador; el controlador es Kṛṣṇa, porque si Él le quita a mi mano la capacidad de actuar, ésta se paralizará. Aunque yo diga: «Es mi mano y la usaré», cuando se paraliza no puedo hacer nada. Por consiguiente, debo entender que, aunque por la gracia de Kṛṣṇa poseo esta mano, no soy su controlador. Eso es conciencia de Kṛṣṇa.

Un hombre cuerdo piensa: «Si a fin de cuentas esta mano la controla Kṛṣṇa, entonces está hecha para Kṛṣṇa». Ése es un juicio con sentido común. Yo digo: «Ésta es mi mano, ésta es mi pierna, ésta es mi oreja». Hasta un niño habla así. Si le preguntamos a un niño: «¿Qué es esto?», él dirá: «Es mi mano». Pero digamos lo que digamos, de hecho no es nuestra mano: nos la han dado. Debido a que yo quería usar mi mano de muchísimas maneras, Kṛṣṇa me la ha dado: «Muy bien, toma esta mano y úsala». De modo que es un regalo de Kṛṣṇa y, en consecuencia, un hombre cuerdo siempre piensa conscientemente: «Todo lo que poseo, comenzando con este cuerpo y mis sentidos, de hecho no es mío. Me han dado todas estas posesiones para que las use y, si todo en definitiva pertenece a Kṛṣṇa, ¿por qué no usarlo todo para Kṛṣṇa?». Eso es inteligencia, y eso es conciencia de Kṛṣṇa.

Todo el mundo es parte integral de Kṛṣṇa (mamaivāṁśo jīva-loke jīva-bhūtaḥ) y, en consecuencia, los sentidos de todo el mundo también son de Kṛṣṇa. Cuando usamos los sentidos para el servicio de Kṛṣṇa, alcanzamos la perfección de la vida. Por consiguiente: hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa-sevanaṁ bhaktir ucyate: cuando con nuestros sentidos (hṛṣīkeṇa) servimos a Hṛṣīkeśa, el verdadero amo de los sentidos, ese servicio se denomina bhakti. Ésa es una definición muy sencilla de bhakti. Hṛṣīkeśa-sevanam, no hṛṣīka-sevanam (ofrecer servicio al supremo amo de los sentidos, no a los sentidos en sí). Cuando usamos nuestros sentidos para la complacencia de ellos, nos hallamos bajo la influencia de māyā, la ilusión, pero cuando usamos nuestros sentidos para la complacencia del amo de los sentidos, ese servicio se denomina bhakti.

En este mundo material, por lo general todos están usando sus sentidos para la complacencia de éstos. Eso es māyā, una ilusión, y ésa es la causa de nuestro cautiverio. Pero cuando llegamos al estado de conciencia de Kṛṣṇa, cuando nos purificamos y entendemos que estos sentidos tienen en realidad la función de satisfacer a Kṛṣṇa, entonces somos personas liberadas (mukta-puruṣa).

īhā yasya harer dāsye
karmaṇā manasā girā
nikhilāsv apy avasthāsu
jīvan-muktaḥ sa ucyate

«Una persona que actúa en el servicio de Kṛṣṇa con su cuerpo, mente, inteligencia y palabras, es una persona liberada, incluso dentro del mundo material». Debemos llegar a entender, «mis sentidos tienen la finalidad de servir al amo de los sentidos, Hṛṣīkeśa». El amo de los sentidos Se encuentra situado en el corazón de todos. En el Bhagavad-gītā (15.15), el Señor dice: sarvasya cāhaṁ hṛdi sanniviṣṭo: «Yo estoy situado en el corazón de todos». Mattaḥ smṛtir jñānam apohanaṁ ca: «Y de Mí provienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido».

Kṛṣṇa es tan misericordioso que, si queremos usar nuestros sentidos de una cierta manera, Él nos dará la oportunidad de hacerlo. Los sentidos no son nuestros; son de Kṛṣṇa, pero Kṛṣṇa nos da la oportunidad de usarlos conforme a nuestros deseos. Por ejemplo, cada uno de nosotros tiene una lengua y, supongamos que queramos comer excremento. Diremos: «Kṛṣṇa, quiero probar excremento», y Kṛṣṇa dirá: «Bien, toma este cuerpo de cerdo y come excremento». El amo está presente: Kṛṣṇa. Él nos dará un cuerpo apropiado y nos recordará: «Mi querida entidad viviente, querías comer excremento. Ahora tienes el cuerpo idóneo para hacerlo». De igual modo, si alguien quiere volverse un semidiós, Kṛṣṇa también le dará la oportunidad de lograrlo. Existen ocho millones cuatrocientas mil formas de vida, y a quien quiera ocupar sus sentidos en un tipo de cuerpo en particular, Kṛṣṇa le dará la oportunidad de hacerlo: «Ven. Aquí está el cuerpo que querías. Tómalo». Pero, con el tiempo, uno se exasperará de usar sus sentidos. Finalmente, se quedará sin sentidos. Por consiguiente, Kṛṣṇa dice: sarva-dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja: «No actúes así. Tus sentidos están hechos para servirme a Mí. Estás haciendo un mal uso de tus sentidos y por eso estás quedando atrapado en diferentes tipos de cuerpos. Así que, para liberarte de este tedioso asunto de aceptar un cuerpo y luego dejarlo para aceptar otro, y después otro más, en una existencia material continua, tan sólo abandona este proceso de complacencia de los sentidos y entrégate a Mí. Entonces serás salvado». Esto es conciencia de Kṛṣṇa.

Actualmente, nuestros sentidos están contaminados. Yo estoy pensando: «Soy americano, así que mis sentidos deben utilizarse para el servicio de mi país, mi sociedad, mi nación». O, si no, estoy pensando: «Soy hindú, y mis sentidos son sentidos hindúes y, en consecuencia, deben utilizarse para la India». Por ignorancia, no sabemos que los sentidos pertenecen a Kṛṣṇa. Si pensamos que tenemos sentidos americanos, hindúes o africanos. Eso se denomina māyā, ilusión. En la vida material, los sentidos están cubiertos por designaciones como «americano», «hindú», «africano», pero, cuando nuestros sentidos dejan de estar contaminados por todas esas designaciones (sarvopādhi-vinirmuktam), comienza el bhakti.

Es necio pensar: «Soy americano. ¿Por qué he de adoptar el proceso de conciencia de Kṛṣṇa y adorar a un Dios hindú?». Está dominado por la ilusión quien piensa: «Soy mahometano», «soy cristiano» o «soy hindú». Debemos purificar los sentidos de manera que podamos entender: «Soy un alma espiritual, y la suprema alma espiritual es Kṛṣṇa. Yo soy parte integral de Kṛṣṇa y, por tanto, es mi deber servir a Kṛṣṇa». Cuando pensamos de esa manera, de inmediato nos volvemos libres. En ese momento, dejamos de ser americanos, hindúes, africanos, esto o aquello. En ese momento, estamos «kṛṣṇaizados», conscientes de Kṛṣṇa. Eso es lo que se desea. De modo que Kuntīdevī dice: «Mi querido Kṛṣṇa, Hṛṣīkeśa, Tú eres el amo de los sentidos».

En aras de la complacencia de los sentidos, hemos caído en esta condición material y estamos sufriendo en diferentes variedades de vida. Como éste es el mundo material, incluso la madre de Kṛṣṇa tuvo que sufrir. Devakī era tan adelantada que se convirtió en la madre de Kṛṣṇa, pero aun así su propio hermano, Kaṁsa, la puso en dificultades. Ésa es la naturaleza del mundo material. Las entidades vivientes de este mundo son tan celosas que, si sus intereses personales se ven obstaculizados, de inmediato estarán dispuestas a ocasionar problemas a otros, incluso a sus parientes más cercanos.

La palabra khala significa «celoso». Este mundo material es un mundo de celos y envidia. Yo estoy envidioso de ti, y tú estás envidioso de mí. El movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa, sin embargo, está hecho para aquel que ha dejado de ser celoso o envidioso. Quien se libera de los celos y la envidia se vuelve una persona perfecta. Dharmaḥ projjhita-kaitavo ’tra paramo nirmatsarāṇāṁ satām (Bhāg. 1.1.2). Aquellos que son celosos y envidiosos están dentro de este mundo material, y aquellos que no lo son están en el mundo espiritual. Así que podemos examinarnos nosotros mismos. Si estamos celosos o envidiosos de nuestros amigos u otros conocidos, estamos en el mundo material, y si no estamos celosos, estamos en el mundo espiritual. No tiene por qué haber ninguna duda si estamos o no adelantados espiritualmente. Podemos examinarnos nosotros mismos. Bhaktiḥ pareśānubhavo viraktir anyatra ca (Bhāg. 11.2.42). Cuando alguien come, puede entender por sí mismo si su hambre ha quedado satisfecha; no tiene que pedirle un certificado a otra persona. De manera similar, podemos examinarnos nosotros mismos para saber si estamos en el mundo material o en el mundo espiritual. Si estamos celosos o envidiosos, nos hallamos en el mundo material, y si no lo estamos, nos hallamos en el mundo espiritual.

Quien no es celoso puede servir a Kṛṣṇa muy bien, porque los celos y la envidia comienzan con celos de Kṛṣṇa. Por ejemplo, algunos filósofos piensan: «¿Por qué Kṛṣṇa tiene que ser Dios? Yo también soy Dios». Ése es el comienzo de la vida material: estar envidiosos de Kṛṣṇa. «¿Por qué Kṛṣṇa tiene que ser el disfrutador?, —piensan ellos—. Yo también seré el disfrutador. ¿Por qué Kṛṣṇa tiene que disfrutar de las gopīs? Yo me volveré Kṛṣṇa, haré una sociedad de gopīs y disfrutaré». Eso es māyā. Nadie más que Kṛṣṇa puede ser el disfrutador. Por consiguiente, Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā: bhoktāraṁ yajña, «Yo soy el único disfrutador». Si proveemos de ingredientes para el disfrute de Kṛṣṇa, alcanzamos la perfección de la vida. Pero si queremos imitar a Kṛṣṇa, pensando: «Me volveré Dios y disfrutaré como Él», entonces estamos dominados por māyā. Nuestra posición natural es dar disfrute a Kṛṣṇa. En el mundo espiritual, por ejemplo, Kṛṣṇa disfruta, y las gopīs, las trascendentales pastorcillas de vacas, proveen de los ingredientes para el disfrute de Kṛṣṇa. Eso es bhakti.

Bhakti es una relación entre amo y sirviente. El deber del sirviente es servir al amo, y el amo suministra todo lo que el sirviente necesita.

nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām
eko bahūnāṁ yo vidadhāti kāmān

(Kaṭha Up. 2.2.13)

Las Escrituras védicas nos informan que Kṛṣṇa nos puede proveer de todo lo necesario para la vida. No hay escasez ni problema económico alguno. Simplemente tenemos que tratar de servir a Kṛṣṇa, y entonces todo estará completo.

Si Kṛṣṇa lo desea, puede haber abundantes provisiones. En América, por ejemplo, existe una amplia provisión de todo lo necesario, aunque en otros países no es así. Por ejemplo, cuando fui a Suiza, vi que allá todo es importado. Lo único que se produce en el país es nieve. Todo eso se halla bajo el control de Kṛṣṇa. Si nos volvemos devotos, se nos proveerá de comida en abundancia, y si no nos volvemos devotos, nos veremos cubiertos de nieve. Todo se halla bajo el control de Kṛṣṇa, así que de hecho no hay ninguna escasez. La única escasez es una escasez de conciencia de Kṛṣṇa.

Desde luego, el mundo está lleno de peligros. Pero Kuntīdevī dice: «Como Devakī es Tu devota, Tú la salvaste de las aflicciones que le impuso su envidioso hermano». En cuanto el hermano de Devakī oyó que el octavo hijo de su hermana lo mataría, de inmediato estuvo dispuesto a matarla. Pero el esposo de Devakī lo tranquilizo. Es el deber de un esposo proteger a su esposa y, en consecuencia, el esposo de Devakī dijo: «Mi querido cuñado, ¿por qué estás envidioso de tu hermana? Al fin y al cabo, tu hermana no te matará; es su hijo el que habrá de matarte. Ése es el problema. De manera que yo te entregaré a todos los hijos, y entonces tú puedes hacer con ellos lo que quieras. ¿Por qué habrías de matar a esta inocente muchacha recién casada? Ella es tu hermana menor, y debes protegerla tal como protegerías a tu hija. ¿Por qué habrías de matarla?». De esa manera, Vasudeva aplacó a Kaṁsa, el cual creyó en su palabra de que traería a todos los hijos para que, si Kaṁsa quería, los pudiera matar. Vasudeva pensó: «Voy a salvar la situación actual. Después de todo, si luego Kaṁsa llega a tener un sobrino, puede que olvide esta envidia». Pero a Kaṁsa nunca se le olvidó. Por el contrario, mantuvo a Devakī y a Vasudeva en prisión por mucho tiempo (aticiram) y mató a todos sus hijos. Finalmente, Kṛṣṇa apareció y salvó a Vasudeva y Devakī.

Por lo tanto, debemos depender de Kṛṣṇa, tal como Devakī y Kuntī. Después de que Kuntī enviudó, el envidioso Dhṛtarāṣṭra siempre estuvo planeando maneras de matar a sus hijos, los cinco Pāṇdavas. «Como por casualidad nací ciego —pensó él—, no pude heredar el trono del reino, y en vez de ello le tocó a mi hermano menor. Ahora él está muerto, así que al menos mis hijos deben subir al trono». Ésa es la propensión materialista. Uno piensa: «Seré feliz. Mis hijos serán felices. Mi comunidad será feliz. Mi nación será feliz». Eso es egoísmo extendido. Nadie está pensando en Kṛṣṇa y en cómo Kṛṣṇa será feliz. Al contrario, todo el mundo está pensando en términos de su propia felicidad: «¿Cómo seré feliz? ¿Cómo serán felices mis hijos, mi comunidad, mi sociedad y mi nación?». En todas partes encontraremos esto. Todo el mundo está luchando por la existencia, sin pensar en cómo Kṛṣṇa será feliz. El proceso de conciencia de Kṛṣṇa es muy sublime. Debemos tratar de entenderlo con el Śrīmad-Bhāgavatam y el Bhagavad-gītā, y debemos tratar de ocupar nuestros sentidos al servicio del amo de los sentidos (hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa-sevanam). Entonces seremos verdaderamente felices.

[1] N. del T.: En inglés, la palabra god (Dios) a la inversa es dog (perro). El autor señala así que un ser limitado que dice ser Dios es justamente lo opuesto.