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Ilustración 33

Existen cascadas que caen de las colinas del bosque, pero a veces no fluye agua de ellas. Así que las cascadas no son como los aguaceros corrientes. Ellas se comparan con los grandes reformadores, que hablan o no hablan, según el tiempo lo requiera.

Existen dos tipos de predicadores religiosos, a uno de ellos se le llama predicador profesional y al otro ācārya. Los predicadores profesionales son como aguaceros del cielo, pero los ācāryas son como las cascadas. Los comerciantes profesionales del Bhāgavatam y del Rāmāyaṇa hablarán de esa parte de las Escrituras que interesa a los sentidos mundanos de la audiencia. El recitador profesional del Bhāgavatam, por ejemplo, casi siempre habla del rasa-līlā que al neófito le parecerá semejante a los tratos corrientes de un hombre y una mujer. De este modo, los recitadores profesionales consiguen dinero de los así llamados admiradores. Sin embargo, un ācārya nunca hablara del rasa-līlā a la masa. Los capítulos del Bhāgavatam referentes al rasa-līlā son la parte más confidencial de las Escrituras y están destinados a estudiantes avanzados en la realización espiritual. En el Bhāgavatam hay doce cantos, y el rāsa-līlā está en el Décimo. Así antes que alguien llegue al Décimo Canto, el Bhāgavatam trata de convencerlo de la naturaleza trascendental de la Verdad Absoluta. A menos que uno haya entendido la posición espiritual de la Suprema Personalidad de Dios, es seguro que Lo tomará por un hombre ordinario y por eso cometerá ofensas a Sus pies de loto por tantas actividades indeseables.

Ācārya es el que conoce bien las Escrituras y enseña a sus discípulos según su capacidad para entender y avanzar en la realización espiritual. Por lo tanto, él a veces habla y a veces no habla. Los santos mensajes de Dios tienen que ser recibidos del alma realizada y no del hombre profesional, tal como uno no debe aceptar la leche tocada por la lengua de una serpiente. La leche es buena, pero tan pronto es tocada por la lengua de la serpiente se vuelve venenosa. Por lo tanto, el ācārya no es un mercenario proveedor de instrucciones como el recitador profesional de las Escrituras.