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Ilustración 17

Cuando las nubes aparecen en el cielo, los pavos reales comienzan a danzar en éxtasis, tal como un alma sincera reboza de alegría ante la visita de un santo a su casa.

El deber de los sabios y santos es ir de puerta en puerta, iluminando a los jefes de familia con el conocimiento espiritual. La vida familiar se compara a un pozo oscuro. En un pozo oscuro, las ranas no pueden ver la luz libre del cielo despejado. El oscuro pozo de la vida familiar destruye el alma. Por lo tanto, uno debe salir de ella de tal manera que pueda ver la luz de la visión espiritual. Los santos y los sabios misericordiosamente tratan de sacar a las almas caídas del oscuro pozo de la vida familiar. En consecuencia, un jefe de familia iluminado se complace con la visita de tales santos y sabios. La mente de un jefe de familia, que es un alma condicionada está siempre alterada por las tres miserias de la vida material. Todos desean ser felices en su vida familiar, pero las leyes de la naturaleza no permiten que uno sea feliz en la existencia material, la cual es como un incendio forestal espontáneo.

En la era de Kali, como ya fue descrito, la gente común no se complace más con la presencia de santos y sabios, ni se interesa en la iluminación espiritual. Pese a ello, los santos y los sabios aceptan todo tipo de riesgos para propagar el mensaje de Dios. El Señor Jesucristo, Ṭhākura Haridāsa, el Señor Nityānanda Prabhu y muchos otros sabios arriesgaron su vida para propagar el mensaje de Dios. Los santos y sabios autorrealizados toman tales riesgos para conseguir la iluminación espiritual de la gente común. Ellos no hacen votos de silencio que puedan ganarles una gloria barata entre la masa ignorante. Dios se satisface únicamente cuando sus devotos aceptan todo tipo de riesgos para propagar Sus glorias. Tales devotos no le temen al difícil viaje para cruzar el océano de la ignorancia. Ellos están siempre ansiosos por el bienestar de las almas caídas, que se encuentran apegadas al falso disfrute de la vida materialista en la cual olvidan su eterna relación con Dios.

Es deber de los santos y sabios iluminar a las almas caídas, y, recíprocamente, es deber de los jefes de familia recibir a los santos y sabios cordialmente, tal como el pavo real danza en éxtasis ante la presencia de las nubes en el cielo. El incendio de las tres miserias experimentadas por los hombres materialistas, sólo puede extinguirse mediante la nube de misericordia de los santos y sabios que pueden derramar el agua de los mensajes trascendentales que acabarán con las miserias de los jefes de familia