Skip to main content

Capítulo 82

El encuentro del Señor Kṛṣṇa y Balarāma con los habitantes de Vṛndāvana

Una vez, mientras el Señor Kṛṣṇa y Balarāma vivían tranquilamente en Su gran ciudad de Dvārakā, se presentó la rara ocasión de un eclipse de Sol total, tal como el que tiene lugar al final de cada kalpa o día de Brahmā. Al final de cada kalpa, una gran nube cubre el Sol, y una lluvia incesante inunda los sistemas planetarios inferiores ascendiendo hasta Svargaloka. En virtud de cálculos astronómicos, la gente fue informada de este gran eclipse antes de que ocurriera y, por consiguiente, todos, tanto hombres como mujeres, decidieron reunirse en el lugar sagrado de Kurukṣetra conocido como Samanta-pañcaka.

El lugar de peregrinaje Samanta-pañcaka es célebre, porque el Señor Paraśurama ejecutó allí grandes sacrificios después de haber dado muerte veintiuna veces a todos los kṣatriyas del mundo. El Señor Paraśurama mató a todos los kṣatriyas, y el cúmulo de su sangre fluyó como un río. El Señor Paraśurama excavó cinco lagos grandes en Samanta-pañcaka, y los llenó con esa sangre. El Señor Paraśurama es viṣṇu-tattva. Como se afirma en El Īśopaniṣad‚ viṣṇu-tattva no puede ser contaminado por ninguna actividad pecaminosa. Pero a pesar de que el Señor Paraśurama es plenamente poderoso e incontaminado por entero, para exhibir un carácter ideal, ejecutó grandes sacrificios en Samanta-pañcaka con el fin de expiar Su matanza de los kṣatriyas supuestamente pecaminosa. El Señor Paraśurama determinó mediante Su ejemplo que, aunque algunas veces es necesario, el arte de matar no es bueno. El Señor Paraśurama se consideró así Mismo culpable por la pecaminosa matanza de los kṣatriyas; por lo tanto, ¡cuánto más culpables no somos nosotros por esos abominables actos prohibidos! Así pues, la matanza de entidades vivientes está prohibida en todas partes del mundo desde tiempo inmemorial.

Aprovechando la ocasión del eclipse solar, todas las personas importantes visitaron el sagrado lugar de peregrinaje. A continuación se mencionan algunas de las personalidades importantes. Entre las personas mayores se encontraban Akrūra, Vasudeva y Ugrasena; entre la generación más joven se encontraban Gada, Pradyumna, Sāmba y muchos otros miembros de la dinastía Yadu, que habían ido allí con miras a expiar las actividades pecaminosas acumuladas en el transcurso de la ejecución de sus deberes respectivos. Debido a que casi todos los miembros de la dinastía Yadu fueron a Kurukṣetra, algunas personalidades importantes, como Aniruddha, el hijo de Pradyumna, y Kṛtavarmā, el comandante en jefe de la dinastía Yadu, juntamente con Sucandra, Śuka y Sāraṇa, permanecieron en Dvārakā para proteger la ciudad.

Todos los miembros de la dinastía Yadu eran muy hermosos por naturaleza y, aun así, en esa ocasión, cuando aparecieron debidamente adornados con collares de oro y guirnaldas de flores, vestidos con valiosas ropas y armados apropiadamente con sus armas respectivas, su belleza natural y sus personalidades se realzaron cien veces más. Los miembros de la dinastía Yadu fueron a Kurukṣetra en sus cuadrigas magníficamente decoradas, que se asemejaban a los aviones de los semidioses, tiradas por grandes caballos que se movían como las olas del océano; y algunos de ellos montaban firmes y robustos elefantes que se movían como las nubes del cielo. Sus esposas eran llevadas en bellos palanquines, por hermosos hombres cuyas características corporales se asemejaban a las de los Vidyādharas. La asamblea se veía tan hermosa como una reunión de semidioses del cielo.

Después de llegar a Kurukṣetra, los miembros de la dinastía Yadu se bañaron ceremoniosamente, con autocontrol, como se prescribe en los śastras, y observaron ayuno durante todo el período del eclipse, para anular las reacciones de sus actividades pecaminosas. Puesto que es una costumbre védica dar tanta caridad como sea posible durante las horas del eclipse, los miembros de la dinastía Yadu le distribuyeron a los brāhmaṇas, como caridad, muchos cientos de vacas. Todas esas vacas estaban enteramente adornadas con hermosas ropas y hermosos ornamentos, y tenían la característica especial de llevar campanitas tobilleras de oro, y guirnaldas de flores en sus cuellos.

Después del eclipse, todos los miembros de la dinastía Yadu se bañaron de nuevo en los lagos creados por el Señor Paraśurama. Después de esto, alimentaron suntuosamente a los brāhmaṇas con comida cocida de primera clase, toda preparada con mantequilla. De acuerdo con el sistema védico, hay dos clases de comida. Una recibe el nombre de comida cruda, y la otra recibe el nombre de comida cocida. Comida cruda no significa verduras crudas y granos crudos, sino comida hervida en agua; mientras que la comida cocida se prepara con ghī. Los capātīs, el dāl, el arroz y las verduras ordinarias reciben el nombre de comida cruda, así como las frutas y las ensaladas. Pero los purīs, kacaurīs, samosās, las bolitas dulces, etc., reciben el nombre de comida cocida. Todos los brāhmaṇas invitados en esa ocasión por los miembros de la dinastía Yadu, fueron alimentados suntuosamente con comida cocida.

Las ceremonias ejecutadas por los miembros de la dinastía Yadu, se asemejaban externamente a los rituales ejecutados por los karmīs. Cuando un karmī ejecuta alguna ceremonia ritual, su objetivo es la complacencia de los sentidos —buena posición, buena esposa, buena casa, buenos hijos o buena riqueza—; pero el objetivo de los miembros de la dinastía Yadu era diferente. Ellos anhelaban ofrecerle a Kṛṣṇa fe y devoción perpetuas. Todos los miembros de la dinastía Yadu eran grandes devotos. Como tales, después de muchos nacimientos de acumuladas actividades piadosas, recibieron la oportunidad de asociarse con el Señor Kṛṣṇa. Al ir a bañarse al lugar de peregrinaje de Kurukṣetra, o al observar los principios regulativos durante el eclipse solar, o al alimentar a los brāhmaṇas —en todas sus actividades—, tan solo pensaron en devoción por Kṛṣṇa. Kṛṣṇa, y nadie más, era su Señor ideal y digno de adoración.

Después de alimentar a los brāhmaṇas, se acostumbra que el anfitrión tome prasādam con el permiso de ellos. Así pues, con el permiso de los brāhmaṇas, todos los miembros de la dinastía Yadu almorzaron. Luego, consiguieron lugares de descanso debajo de árboles grandes y sombrosos, y cuando hubieron descansado suficientemente, se dispusieron a recibir a los visitantes, entre los cuales se encontraban parientes y amigos, así también como muchos reyes y gobernantes subordinados. Estaban los gobernantes de la provincia Matsya, de la provincia Uśīnara, de la provincia Kośala, de la provincia Vidarbha, de la provincia Kuru, de la provincia Sṛñjaya, de la provincia Kāmboja, de la provincia Kekaya, y de muchos otros países y provincias. Algunos de los gobernantes pertenecían a los partidos de oposición, y algunos eran amigos. Pero, por encima de todos, los visitantes de Vṛndāvana eran los más notables. Los residentes de Vṛndāvana, encabezados por Nanda Mahārāja, habían estado viviendo con gran ansiedad a causa de su separación de Kṛṣṇa y de Balarāma. Aprovechándose del eclipse solar, todos fueron a ver a su alma y vida, Kṛṣṇa y Balarāma.

Los habitantes de Vṛndāvana eran bienquerientes y amigos íntimos de la dinastía Yadu. Este encuentro de los dos bandos después de una larga separación, fue un incidente muy conmovedor. Tanto los Yadus como los residentes de Vṛndāvana sintieron un placer tan grande al encontrarse y conversar juntos, que fue una escena única. Todos estaban jubilosos por haberse encontrado después de una larga separación; sus corazones palpitaban, y sus caras se veían como flores de loto recién abiertas. Había gotas de lágrimas que caían de sus ojos, los vellos de sus cuerpos se erizaban y, a causa de su éxtasis intenso, perdían el habla temporalmente. En otras palabras, comenzaron a zambullirse en el océano de la felicidad.

Mientras los hombres se reunían de esa manera, las mujeres también se reunían entre sí de la misma manera. Ellas se abrazaban mutuamente con gran amistad, sonreían muy dulcemente, y se miraban las unas a las otras con mucho afecto. Mientras ellas se estrechaban mutuamente entre sus brazos, el azafrán y el kuṅkuma que estaban untados sobre sus pechos pasaban de una persona a otra, y todas sintieron un éxtasis celestial. A causa de esos abrazos de corazón a corazón, se deslizaron torrentes de lágrimas por sus mejillas. Los menores le ofrecían reverencias a los mayores, y los mayores le ofrecían sus bendiciones a los menores. De esa manera se dieron la bienvenida el uno al otro y se preguntaron entre sí por el bienestar de cada cual. Sin embargo, en fin de cuentas, toda su conversación se reducía a hablar solamente de Kṛṣṇa. Todos los vecinos y parientes estaban conectados con los pasatiempos que realizaba el Señor Kṛṣṇa en este mundo, y, por ello, Kṛṣṇa era el centro de todas sus actividades. Toda actividad que ejecutaran —social, política, religiosa o convencional— era trascendental.

La verdadera elevación de la vida humana depende del conocimiento y de la renunciación. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam, en el Canto Primero, el servicio devocional que se le presta a Kṛṣṇa, automáticamente origina perfecto conocimiento y renunciación. Los miembros de la familia de la dinastía Yadu y los pastores de vacas de Vṛndāvana tenían sus mentes fijas en Kṛṣṇa. Ese es el síntoma de que se posee conocimiento. Y, debido a que sus mentes estaban siempre ocupadas en Kṛṣṇa, automáticamente se liberaron de toda actividad material. Esta etapa de la vida se llama yukta-vairāgya, tal como lo enuncia Śrīla Rūpa Gosvāmī. El conocimiento y la renunciación, por lo tanto, no significan especulación árida y renunciación a las actividades. Por el contrario, uno debe empezar a hablar y actuar solamente en relación con Kṛṣṇa.

En este encuentro en Kurukṣetra, Kuntī-devī y Vasudeva, quienes eran hermanos, se encontraron después de un largo período de separación, juntamente con sus respectivos yernos, nueras, esposas, hijos y demás miembros de la familia. Por hablar entre sí, rápidamente olvidaron todos sus pasados sufrimientos. Kuntī-devī le habló especialmente a su hermano Vasudeva de la siguiente manera: «Mi querido hermano, yo soy muy desafortunada, pues ni siquiera uno de mis deseos se ha cumplido jamás; de no ser así, ¿cómo es que a pesar de que tengo un hermano tan santo como tú, perfecto en todo aspecto, no me hubieras preguntado cómo estaba pasando mis días en una afligida condición de vida?». Parece que Kuntī-devī estaba recordando los desoladores días en que había sido exiliada con sus hijos, debido a los maliciosos planes de Dhṛtarāṣṭra y Duryodhana. Ella continuó: «Mi querido hermano, me doy cuenta de que cuando la providencia va en contra de alguien, aun sus parientes más íntimos lo olvidan también. En esa condición, aun el propio padre, la propia madre o los propios hijos lo olvidan a uno. Por lo tanto, mi querido hermano, yo no te reprocho».

Vasudeva le contestó a su hermana: «Mi querida hermana, no te lamentes, y no me culpes de esa manera. Siempre debemos recordar que todos somos tan solo juguetes en manos de la providencia. Todo el mundo está bajo el control de la Suprema Personalidad de Dios. Solamente bajo Su control ocurren todo tipo de acción fruitiva y sus reacciones resultantes. Mi querida hermana, sabes que fuimos muy acosados por el rey Kaṁsa, y por sus persecuciones nos dispersamos por aquí y por allá. Siempre estábamos llenos de ansiedades. Solamente en estos últimos días hemos regresado a nuestros propios hogares, por la gracia de Dios».

Después de esta conversación, Vasudeva y Ugrasena recibieron a los reyes que vinieron a verlos, y les dieron la bienvenida suficientemente a todos. Viendo al Señor Kṛṣṇa presente allí mismo, todos los visitantes sintieron placer trascendental y se sintieron muy tranquilos. Algunos de los visitantes destacados eran: Bhīṣmadeva, Droṇācārya, Dhṛtarāṣṭra, Duryodhana, y Gandhārī juntamente con sus hijos; el rey Yudhiṣṭhira juntamente con su esposa, y los Pāṇḍavas juntamente con Kuntī; Sañjaya, Vidura, Kṛpācārya, Kuntibhoja, Virāṭa, el rey Nagnajit, Purujit, Drupada, Śalya, Dhṛṣṭaketu, el rey de Kāśī, Damaghoṣa, Viśalākṣa, el rey de Mithilā, el rey de Madras (anteriormente conocido como Madra), el rey de Kekaya, Yudhāmanyu, Suśarmā, Bāhlikā juntamente con sus hijos, y muchos otros gobernantes que estaban subordinados al rey Yudhiṣṭhira.

Cuando ellos vieron al Señor Kṛṣṇa con Sus miles de reinas, quedaron plenamente satisfechos ante el panorama de tal belleza y opulencia trascendental. Todos los presentes visitaron personalmente al Señor Balarāma y a Kṛṣṇa, y siendo apropiadamente acogidos por el Señor, empezaron a glorificar a los miembros de la dinastía Yadu, especialmente a Kṛṣṇa y Balarāma. Debido a que Ugrasena era el rey de los Bhojas, se le consideraba el principal de los Yadus, y, por lo tanto, los visitantes le dijeron específicamente a él: «Su Majestad Ugrasena, Rey de los Bhojas, de hecho los Yadus son las únicas personas de este mundo que son perfectas en todo aspecto. ¡Todas las glorias a ustedes! ¡Todas las glorias a ustedes! La condición específica de su perfección es que siempre están viendo al Señor Kṛṣṇa, que es a quien buscan muchos yogīs místicos que se someten a severas austeridades y penitencias por un gran número de años. Todos ustedes están en contacto directo con el Señor Kṛṣṇa en todo momento.

»Todos los himnos védicos glorifican a la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. El agua del Ganges se considera santificada, por ser el agua que se usa para lavar los pies de loto del Señor Kṛṣṇa. Las Escrituras védicas no son nada más que las normas dadas por el Señor Kṛṣṇa. El propósito del estudio de todos los Vedas es conocer a Kṛṣṇa; por lo tanto, las palabras de Kṛṣṇa y el mensaje de Sus pasatiempos siempre son purificantes. Mediante la influencia del tiempo y de las circunstancias, todas las opulencias de este mundo habían quedado casi aniquiladas, pero desde el momento en que Kṛṣṇa apareció en este planeta, todas las características auspiciosas han aparecido de nuevo a causa del toque de Sus pies de loto. Gracias a Su presencia, todas nuestras aspiraciones y deseos se están cumpliendo gradualmente. Su Majestad, Rey de los Bhojas, tú estás relacionado con la dinastía Yadu por una relación matrimonial, y también por una relación consanguínea. Como resultado, estás constantemente en contacto con el Señor Kṛṣṇa, y no tienes dificultad alguna en verlo a Él en cualquier momento. El Señor Kṛṣṇa se mueve contigo, habla contigo, se sienta contigo, descansa contigo y come contigo. Los Yadus parecen estar siempre ocupados en asuntos mundanos, y se considera que estos conducen al camino real hacia el infierno; pero debido a la presencia del Señor Kṛṣṇa, la Personalidad de Dios original en la categoría Viṣṇu, quien es omnisapiente, omnipresente y omnipotente, todos ustedes están de hecho liberados de toda contaminación material, y están situados en la posición trascendental de la liberación y de la existencia Brahman».

Cuando los residentes de Vṛndāvana, encabezados por Mahārāja Nanda, oyeron que Kṛṣṇa estaría presente en Kurukṣetra debido al eclipse solar, también decidieron ir allí, y, por lo tanto, todos los miembros de la dinastía Yadu se encontraban presentes. El rey Nanda, acompañado por sus pastores de vacas, había cargado todos los enseres necesarios en carretas de bueyes, y todos los residentes de Vṛndāvana, habían ido a Kurukṣetra a ver a sus bienamados hijos, el Señor Balarāma y el Señor Kṛṣṇa. Cuando los pastores de vacas de Vṛndāvana llegaron a Kurukṣetra, todos los miembros de la dinastía Yadu quedaron altamente complacidos. Tan pronto como vieron a los residentes de Vṛndāvana, se pusieron de pie para darles la bienvenida, y parecía que hubieran recuperado su vida de nuevo. Ambos grupos habían estado muy ansiosos de encontrarse, y cuando de hecho se acercaron y se encontraron, se abrazaron entre sí hasta quedar plenamente satisfechos, y permanecieron abrazados por un tiempo considerable

Tan pronto como Vasudeva vio a Nanda Mahārāja, saltó, corrió hacia él y lo abrazó muy afectuosamente. Vasudeva comenzó a narrar su pasada historia —cómo el rey Kaṁsa lo había encarcelado, cómo sus bebes habían sido matados, cómo inmediatamente después del nacimiento de Kṛṣṇa había llevado a este al hogar de Nanda Mahārāja, y cómo Kṛṣṇa y Balarāma habían sido criados por Nanda Mahārāja y por su reina, Yaśodā, como si fueran sus propios hijos—. De forma similar, el Señor Balarāma y Kṛṣṇa también abrazaron al rey Nanda y a madre Yaśodā, y luego ofrecieron Sus respetos a sus pies de loto, postrándose ante ellos. A causa de Su afecto filial por Nanda y Yaśodā, tanto al Señor Kṛṣṇa como a Balarāma se les ahogó la voz y, por unos cuantos segundos, no pudieron hablar. El rey Nanda y madre Yaśodā, ambos sumamente afortunados, colocaron a sus hijos en sus regazos, y los abrazaron a plena satisfacción. A causa de la separación de Kṛṣṇa y de Balarāma, tanto el rey Nanda como Yaśodā habían estado sumidos en una gran aflicción por mucho, mucho tiempo. Ahora, después de encontrarse con Ellos y abrazarlos, todos sus sufrimientos fueron mitigados.

Después de esto, la madre de Kṛṣṇa, Devakī, y la madre de Balarāma, Rohiṇī, abrazaron ambas a madre Yaśodā. Ellas dijeron: «Querida reina Yaśodā-devī, tanto tú como Nanda Mahārāja han sido grandes amigos para con nosotros, y cuando los recordamos, de inmediato quedamos sobrecogidos por los pensamientos acerca de sus actividades amistosas. Estamos tan endeudados con ustedes, que aun si correspondiéramos a sus bendiciones dándoles la opulencia del Rey del cielo, no sería suficiente para recompensarles por su comportamiento amistoso. Nunca olvidaremos su comportamiento bondadoso para con nosotros. Cuando tanto Kṛṣṇa como Balarāma nacieron, antes de que ni siquiera vieran a Su verdadero padre y a Su verdadera madre, fueron confiados al cuidado de ustedes, y los criaron como sus propios hijos, cuidándolos tal como los pájaros cuidan a sus crías en el nido. Los han alimentado, nutrido y amado muy bien, y han ejecutado muchas ceremonias religiosas auspiciosas para Su beneficio.

»En realidad, Ellos no son nuestros hijos; Ellos les pertenecen a Ustedes. Nanda Mahārāja y tú son el verdadero padre y la verdadera madre de Kṛṣṇa y de Balarāma. Mientras Ellos estuvieron bajo su cuidado, no tuvieron ni siquiera una pequeña dificultad. Bajo su protección, Ellos estaban completamente exentos de toda clase de temor. Este cuidado tan cariñoso que ustedes les han dado, es muy propio de la elevada posición de ustedes. Las personalidades muy nobles no discriminan entre sus propios hijos y los hijos de otros, y no puede haber personalidades más nobles que Nanda Mahārāja y tú».

En lo que concierne a las gopīs de Vṛndāvana, desde el mismo principio de sus vidas, ellos no conocían nada más allá de Kṛṣṇa. Kṛṣṇa y Balarāma eran su vida y alma. Las gopīs estaban tan apegadas a Kṛṣṇa que no podían ni siquiera tolerar el no verlo momentáneamente cuando sus párpados pestañeaban e impedían su visión. Ellas condenaron a Brahmā, el creador del cuerpo, porque tontamente hizo párpados que pestañeaban y les impedían ver a Kṛṣṇa. A causa de que habían estado separadas de Kṛṣṇa por muchos años, las gopīs, habiendo ido allá juntamente con Nanda Mahārāja y madre Yaśodā, sintieron un éxtasis intenso al ver a Kṛṣṇa. Nadie puede ni siquiera imaginar cuán ansiosas estaban las gopīs de ver a Kṛṣṇa de nuevo. Tan pronto como vieron a Kṛṣṇa, lo metieron dentro de sus corazones a través de sus ojos, y lo abrazaron a su plena satisfacción. Aunque estaban abrazando a Kṛṣṇa solo mentalmente, se pusieron tan extáticas y se sobrecogieron tanto por el júbilo, que durante esos momentos se olvidaron de sí mismas por completo. El trance extático que habían logrado simplemente abrazando mentalmente a Kṛṣṇa, es imposible que lo alcancen aun los grandes yogīs que están constantemente ocupados en meditar en la Suprema Personalidad de Dios. Kṛṣṇa podía comprender que las gopīs estaban absortas en éxtasis por abrazarlo a Él en sus mentes y, por lo tanto, ya que Él está presente en el corazón de todos, también correspondió al abrazo, internamente.

Kṛṣṇa estaba sentado con madre Yaśodā y con Sus otras madres, Devakī y Rohiṇī. Pero cuando las madres se ocuparon de hablar, aprovechó la oportunidad y fue a un lugar apartado para encontrarse con las gopīs. Tan pronto como se acercó a las gopīs, el Señor empezó a sonreír, y después de abrazarlas y de preguntarles acerca de su bienestar, las animó diciendo: «Mis queridas amigas, ustedes saben que tanto el Señor Balarāma como Yo abandonamos Vṛndāvana solamente para complacer a Nuestros parientes y miembros de la familia. Así pues, por mucho tiempo estuvimos dedicados a luchar con Nuestros enemigos, y fuimos obligados a olvidarlas a ustedes, que estaban tan apegadas a Mí con amor y afecto. Puedo comprender que por esta acción he sido ingrato con ustedes, pero aun así sé que ustedes me son fieles. ¿Puedo preguntarles si ustedes han estado pensando en Nosotros, aunque tuvimos que abandonarlas a ustedes? Mis queridas gopīs, ¿les desagrada ahora recordarme, considerando que he sido ingrato con ustedes? ¿Toman muy en serio Mi mal comportamiento con ustedes?

»Después de todo, deben saber que no fue Mi intención dejarlas; nuestra separación estaba predestinada por la Providencia, quien, al fin y al cabo, es la controladora suprema y actúa como desea. Ella reúne a las diferentes personas, y de nuevo las dispersa como desea. Algunas veces vemos que debido a la presencia de las nubes y del fuerte viento, las diminutas partículas de polvo y los pedazos rotos de algodón se mezclan, y después de que el fuerte viento se calma, todas las partículas de polvo se separan de nuevo, esparciéndose en diferentes lugares. De forma similar, el Señor Supremo es el creador de todo. Los objetos que vemos son diferentes manifestaciones de Su energía. Por Su voluntad suprema algunas veces somos unidos y algunas veces somos separados. Podemos concluir, por lo tanto, que en fin de cuentas dependemos absolutamente de Su voluntad.

»Afortunadamente, ustedes han desarrollado un afecto amoroso por Mí, lo cual es la única manera de alcanzar la posición trascendental de poder asociarse conmigo. Toda entidad viviente que desarrolla ese afecto devocional puro por Mí, ciertamente al final regresa al hogar, de vuelta a Dios. En otras palabras, el servicio devocional puro y el afecto puro por Mí son la causa de la liberación suprema.

»Mis queridas amigas gopīs, he de hacerles saber que solamente Mis energías están actuando en todas partes. Consideren, por ejemplo, un tarro de barro. No es más que la combinación de tierra, agua, aire, fuego y cielo. Siempre está hecho de los mismos componentes físicos, ya sea en su comienzo, durante su existencia o después de su aniquilación. El tarro de barro, cuando es creado, está hecho de tierra, agua, fuego, aire y cielo; mientras permanece, su composición queda igual; y cuando es roto y destruido, sus diferentes ingredientes se conservan en diferentes partes de la energía material. De forma similar, en el momento de la creación de esta manifestación cósmica, durante su mantenimiento y después de su disolución, todo no es sino una diferente manifestación de Mi energía. Y debido a que la energía no es diferente de Mí, debe concluirse que Yo estoy existiendo en todas las cosas.

»De la misma manera, el cuerpo de un ser viviente no es más que una combinación de los cinco elementos, y la entidad viviente que mora en el cuerpo y que se encuentra en la condición material, también es parte integral de Mí. La entidad viviente está encarcelada en la condición material a causa de su falso concepto de creer que es el disfrutador supremo. Ese ego falso de la entidad viviente es la causa de su encarcelamiento en la existencia material. Siendo Yo la Suprema Verdad Absoluta, soy trascendental a la entidad viviente, así como también a su condición de encontrarse dentro de un cuerpo material. Las dos energías, material y espiritual, están ambas actuando bajo Mi supremo control. Mis queridas gopīs, les pido que en lugar de estar tan afligidas, traten de aceptar todo con una actitud filosófica. Entonces comprenderán que ustedes siempre están conmigo, y que no hay por qué lamentarse al estar separados el uno del otro».

Todos los devotos ocupados en desarrollar conciencia de Kṛṣṇa pueden utilizar esta importante instrucción que les dio el Señor Kṛṣṇa a las gopīs. La filosofía entera se determina en base a la inconcebible y simultánea identidad y diferencia. En el Bhagavad-gītā el Señor dice que Él se encuentra presente en todas partes de Su aspecto impersonal. Todo existe en Él, pero aun así Él no esta presente personalmente en todas partes. La manifestación cósmica no es nada más que una exhibición de la energía de Kṛṣṇa, y debido a que la energía no es diferente del energético, nada es diferente de Kṛṣṇa. Cuando esta conciencia absoluta, o conciencia de Kṛṣṇa, está ausente, nos encontramos separados de Kṛṣṇa, pero afortunadamente, si esta conciencia de Kṛṣṇa está presente, entonces no nos encontramos separados de Kṛṣṇa. El proceso del servicio devocional consiste en despertar de nuevo nuestra conciencia de Kṛṣṇa, y si el devoto es lo suficientemente afortunado como para comprender que la energía material no está separada de Kṛṣṇa, entonces puede utilizar la energía material y sus productos en el servicio del Señor. Pero en ausencia de conciencia de Kṛṣṇa, la olvidadiza entidad viviente, a pesar de ser parte integral de Kṛṣṇa, falsamente se pone a sí misma en la posición de disfrutador del mundo material; y, estando así envuelta en el enredo material, la energía material la obliga a continuar su existencia material. Eso también está confirmado en el Bhagavad-gītā. A pesar de que la energía material obliga a la entidad viviente a actuar, esta cree falsamente que es el todo absoluto y el disfrutador supremo.

Si el devoto sabe perfectamente que el arcā-vigraha, o la forma de la Deidad del Señor Kṛṣṇa que se encuentra en el templo, es exactamente el mismo sac-sid-ānanda-vigraha que Kṛṣṇa Mismo, entonces su servicio a la Deidad del templo se convierte en servicio directo a la Suprema Personalidad de Dios. De forma similar, el templo mismo, los enseres del templo y la comida ofrecida a la Deidad tampoco son diferentes de Kṛṣṇa. Uno tiene que seguir las reglas y regulaciones prescritas por los ācāryas y, así pues, bajo la guía superior, la comprensión de Kṛṣṇa es plenamente posible, aun en esta existencia material.

Las gopīs, habiendo sido instruidas por Kṛṣṇa en esta filosofía de la identidad y diferencia simultáneas, permanecieron siempre conscientes de Kṛṣṇa, y así se liberaron de toda contaminación material. La conciencia de la entidad viviente que falsamente se hace pasar por disfrutador del mundo material, se llama jiva-kośa, lo cual significa «ser encarcelado por el falso ego». No solo las gopīs, sino que todo aquel que sigue estas instrucciones de Kṛṣṇa, inmediatamente se libera del encarcelamiento jīva-kośa. Una persona con completa conciencia de Kṛṣṇa está siempre liberada del falso egoísmo; utilizado todo para el servicio de Kṛṣṇa, y no está en ningún momento separada de Kṛṣṇa.

Las gopīs, por lo tanto, le oraron a Kṛṣṇa: «Querido Kṛṣṇa, de Tu ombligo emanó la flor de loto original, que es el lugar donde nace Brahmā, el creador. Nadie puede calcular la extensión de Tus glorias ni de Tu opulencia, las cuales, por lo tanto, permanecen siempre como un misterio, aun para los pensadores más elevados, lo amos de todo poder yóguico. Sin embargo, el alma condicionada, caída en el pozo oscuro de esta existencia material, puede muy fácilmente refugiarse en los pies de loto del Señor Kṛṣṇa. De esa manera, su liberación está garantizada». 

Las gopīs continuaron: «Querido Kṛṣṇa, siempre estamos muy ocupadas en nuestros asuntos familiares. Por lo tanto, te pedimos que permanezcas dentro de nuestros corazones como el Sol naciente, y esa será Tu más grande bendición para con nosotras».
Las gopīs son siempre almas liberadas, porque están plenamente conscientes de Kṛṣṇa. Ellas solamente fingían estar enredadas en asuntos hogareños, en Vṛndāvana. A pesar de su larga separación de Kṛṣṇa, los habitantes de Vṛndāvana, las gopīs, no estaban interesadas en la idea de ir con Kṛṣṇa a Su ciudad capital, Dvārakā. Ellas querían permanecer ocupadas en Vṛndāvana, y así sentir la presencia de Kṛṣṇa en cada paso de sus vidas. Inmediatamente invitaron a Kṛṣṇa para que regresara a Vṛndāvana. Esa existencia emocional y trascendental de las gopīs es el principio básico de las enseñanzas del Señor Caitanya. El festival Ratha-yātrā que observó el Señor Caitanya, es el proceso emocional de llevar a Kṛṣṇa de regreso a Vṛndāvana. Śrīmatī Rādhārāṇī rehusó ir con Kṛṣṇa a Dvārakā para disfrutar de Su compañía en la atmósfera de la opulencia real; Ella quería disfrutar de Su compañía en la original atmósfera de Vṛndāvana. El Señor Kṛṣṇa, estando profundamente apegado a las gopīs, nunca se va de Vṛndāvana, y las gopīs y demás residentes de Vṛndāvana permanecen plenamente satisfechos con ser conscientes de Kṛṣṇa.

Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo octogésimo segundo del libro Kṛṣṇa, titulado: «El encuentro del Señor Kṛṣṇa y Balarāma con los habitantes de Vṛndāvana».