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Capítulo 60

Conversaciones entre Kṛṣṇa y Rukmiṇī

Una vez, el Señor Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, el que otorga todo conocimiento a todas las entidades vivientes, desde Brahmā hasta la hormiga insignificante, estaba sentado en la alcoba de Rukmiṇī, que se ocupaba en el servicio del Señor juntamente con sus sirvientas asistentes. Kṛṣṇa estaba sentado en la cama de Rukmiṇī, y las sirvientas se ocupaban de abanicarlo con cāmaras (espantamoscas de cola de yak).

Los tratos del Señor Kṛṣṇa con Rukmiṇī como un marido perfecto son una perfecta manifestación de la suprema perfección de la Personalidad de Dios. Hay muchos filósofos que proponen un concepto de la Verdad Absoluta en el cual Dios no puede hacer esto o aquello. Ellos niegan que Dios, la Suprema Verdad Absoluta, se encarne en forma humana. Pero en realidad, no es así: Dios no puede estar sujeto a nuestras percepciones sensuales imperfectas. Él es la Personalidad de Dios todopoderosa, omnipresente, y por Su voluntad suprema, no solamente puede crear, mantener y aniquilar la totalidad de la manifestación cósmica, sino que también puede descender en la forma de un ser humano ordinario, para ejecutar la misión más elevada. Como se afirma en el Bhagavad-gītā, cuando quiera que hay desviaciones en la ejecución de los deberes ocupacionales humanos, Él desciende. Ningún agente externo lo obliga a aparecer, sino que desciende mediante Su propia potencia interna para restablecer las funciones normales de las actividades humanas, así como también para aniquilar simultáneamente a los elementos perturbadores de la marcha progresiva de la civilización humana. De acuerdo con este principio en el que se basan los pasatiempos trascendentales de la Suprema Personalidad de Dios, Él descendió en Su forma eterna de Śrī Kṛṣṇa en la dinastía de los Yadus.

El palacio de Rukmiṇī estaba maravillosamente acabado. Había muchos pabellones que colgaban del techo, con encajes adornados con guirnaldas de perlas, y el palacio entero estaba iluminado por el fulgor de joyas valiosas. Había muchas huertas de flores de baela y cāmeli, que se consideran las flores más fragantes de la India. Había muchos racimos de estas plantas, con flores que se estaban abriendo y que realzaban la belleza del palacio. Y debido a la exquisita fragancia de las flores, pequeños grupos de abejas zumbantes se reunían alrededor de los árboles, y de noche la agradable luz de la Luna resplandecía a través de la red de los orificios de las ventanas. Había muchos árboles cargados de flores pārijāta, y el suave viento revolvía la fragancia de las flores por los alrededores. Dentro del palacio había incienso encendido, y el humo fragante se escapaba por los intersticios de las ventanas. Dentro del cuarto había colchones cubiertos con sábanas blancas que se asemejaban a la espuma de la leche; la ropa de la cama era tan suave y blanca como la espuma de la leche. En este escenario, el Señor Kṛṣṇa estaba sentado muy cómodamente, disfrutando del servicio de Rukmiṇījī, que estaba asistida por sus sirvientas.

Rukmiṇī estaba también muy ansiosa de tener la oportunidad de servirle a la Suprema Personalidad de Dios como esposo de ella. Por lo tanto, quería servir al Señor personalmente, y asió el mango del cāmara tomándolo de manos de la sirvienta, y comenzó a mover el abanico. El mango del cāmara, que estaba hecho de oro y decorado con valiosas joyas, se tornó más hermoso cuando Rukmiṇī lo agarró, ya que todos sus dedos estaban hermosamente adornados con anillos enjoyados. Sus piernas estaban decoradas con campanitas tobilleras y con joyas, que tintineaban muy suavemente entre los pliegues de su sārī. Los pechos erguidos de Rukmiṇī estaban untados con kuṅkuma y azafrán; de esa forma su belleza se realzó por el reflejo rojizo que emanaba de sus pechos cubiertos. La muy erguida parte inferior de sus posaderas estaba decorada con una faja de encaje enjoyada, y un medallón de gran fulgor pendía de su cuello. Por encima de todo, debido a que estaba ocupada en el servicio del Señor Kṛṣṇa —aunque en aquel entonces tenía la edad suficiente como para tener hijos ya adultos— su cuerpo hermoso no tenía igual en los tres mundos. Al considerar su hermoso rostro, parece que el cabello rizado de su cabeza, los hermosos zarcillos de sus orejas, su boca sonriente, y su collar de oro, se combinaban todos para derramar lluvias de néctar; y quedó definitivamente demostrado que Rukmiṇī no era otra que la diosa original de la fortuna, quien siempre está ocupada en el servicio de los pies de loto de Nārāyaṇa.

Las grandes autoridades aceptan los pasatiempos de Kṛṣṇa y Rukmiṇī en Dvārakā, como una manifestación de los pasatiempos de Nārāyaṇa y Lakṣmī, los cuales son de una opulencia sumamente elevada. Los pasatiempos de Rādhā y Kṛṣṇa en Vṛndāvana son sencillos y rurales, y se diferencian de las refinadas características urbanas de los de Dvārakā. Las características de Rukmiṇī eran excepcionalmente brillantes, y Kṛṣṇa estaba muy satisfecho con su comportamiento.

Kṛṣṇa había experimentado cuando Nārada Muni le ofreció a Rukmiṇī una flor pārijāta, que Satyabhāmā se puso envidiosa de su coesposa, exigiéndole a Kṛṣṇa inmediatamente una flor similar. De hecho, no se le pudo tranquilizar hasta que se le prometió el árbol entero. Y, en efecto, Kṛṣṇa hizo eso; el árbol fue traído desde el reino celestial hasta el planeta Tierra. Después de este episodio, Kṛṣṇa esperaba que Rukmiṇī también exigiera algo, ya que a Satyabhāmā se le había recompensado con un árbol completo de pārijāta. Sin embargo, Rukmiṇī no mencionó nada acerca del incidente, pues ella era grave, y estaba satisfecha simplemente con su servicio. Kṛṣṇa quería verla un poquito irritada, y por lo tanto tramó una treta para ver el hermoso rostro de Rukmiṇī irritado. A pesar de que Kṛṣṇa tenía más de dieciséis mil cien esposas, solía comportarse con cada una de ellas con afecto familiar; solía crear una situación particular entre Su esposa y Él, en la cual la esposa lo criticaba impulsada por la irritación del amor, y Kṛṣṇa disfrutaba de ello. En este caso, ya que Kṛṣṇa no pudo encontrar ninguna falta en Rukmiṇī, pues ella era muy grandiosa y siempre estaba ocupada en Su servicio, Él, sonriendo, con gran amor, comenzó a hablarle. Rukmiṇī era la hija del rey Bhīṣmaka, un rey poderoso. Así, Kṛṣṇa no se dirigió a ella como Rukmiṇī; se dirigió a ella esta vez como princesa: «Mi querida princesa, ¡qué sorprendente! Muchas de las grandes personalidades de la orden real querían casarse contigo. Si bien no todos ellos eran reyes, todos poseían la opulencia y riquezas de la orden real; se comportaban bien, eran eruditos, famosos entre los reyes, de cualidades personales y rasgos corporales hermosos, liberales, muy poderosos en cuanto a fortaleza se refiere, y avanzados en todo aspecto. Ellos no eran inadecuados de ninguna manera, y por encima de eso, tu padre y tu hermano no tenían ninguna objeción a tales matrimonios. Al contrario, dieron su palabra de honor que te casarían con Śiśupāla; tus padres aprobaron el matrimonio. Śiśupāla era un gran rey y estaba tan lujurioso y loco por tu belleza, que si se hubiera casado contigo, pienso que siempre hubiera permanecido contigo como un sirviente fiel.

»En comparación a Śiśupāla y sus cualidades personales, Yo no soy nada, y debes darte cuenta de ello personalmente. Estoy sorprendido de que hayas rechazado el matrimonio con Śiśupāla y Me hayas aceptado a Mí, que soy inferior en comparación con Śiśupāla. Pienso que soy completamente indigno de ser tu esposo, ya que tú eres muy hermosa, sobria, grave y excelsa. ¿Puedo preguntarte cuál fue la razón que te indujo a aceptarme? Por supuesto, ahora puedo dirigirme a ti como a Mi hermosa esposa, pero aun así debo informarte acerca de Mi posición real: soy inferior a todos aquellos príncipes que querían casarse contigo.

»En primer lugar, debes saber que Yo tenía tanto miedo de Jarāsandha que no Me atreví a vivir en la tierra, y por eso construí esta casa en el agua del mar. No Me corresponde revelar este secreto a otros, pero debes saber que no soy muy heroico; soy un cobarde y tengo miedo de ellos. Aun así, no estoy a salvo, ya que todos los grandes reyes de estos países son hostiles conmigo. He creado personalmente este sentimiento hostil, por luchar contra ellos de muchas maneras. Otra falta es que si bien ocupo el trono de Dvārakā no tengo ningún derecho legítimo sobre él. A pesar de que obtuve un reino matando a mi tío materno Kaṁsa, el reino debía de ser entregado a Mi abuelo; así que en realidad no tengo reino alguno que Me pertenezca. Además de eso, no tengo ninguna meta fija en la vida. La gente no puede comprenderme muy bien. ¿Cuál es la meta última de Mi vida? Ellos saben muy bien que fui un pastorcillo de vacas de Vṛndāvana. La gente esperaba que siguiera los pasos de Mi padre adoptivo, Nanda Mahārāja, y que le fuera fiel a Śrīmatī Rādhārāṇī y a todas Sus amigas de la aldea de Vṛndāvana. Pero de repente, los abandoné. Quería convertirme en un príncipe famoso. Aún así, no podía tener ningún reino, ni podía gobernar como un príncipe. La gente está confundida acerca de la meta última de Mi vida; ellos no saben si soy un pastorcillo de vacas o un príncipe, si soy el hijo de Nanda Mahārāja o el hijo de Vasudeva. Ya que no tengo meta fija en la vida, la gente puede que Me llame vagabundo. Por lo tanto, estoy sorprendido de que seleccionaras a un esposo tan vagabundo.

»Además de eso, Yo no soy muy refinado ni siquiera en lo que a etiqueta social se refiere. Una persona debiera estar satisfecha con una esposa, pero ya ves, Me he casado muchas veces, y tengo más de dieciséis mil esposas. No puedo complacerlas a todas como un esposo refinado. Mi comportamiento con ellas no es muy bueno, y sé que tú estás muy consciente de ello. Algunas veces creo una situación con Mis esposas, que no es muy feliz. Como en Mi niñez fui entrenado en una aldea, no estoy muy familiarizado con la etiqueta de la vida urbana. No conozco la manera de complacer a una esposa con palabras lindas y buen comportamiento; y de la experiencia práctica se observa, que cualquier mujer que sigue Mi camino o que se siente atraída por Mí, a fin de cuentas queda llorando de por vida. En Vṛndāvana, muchas gopīs estaban atraídas a Mí, y ahora las he dejado, y se encuentran vivas, pero solamente lloran por Mí a causa del sentimiento de separación que las acongoja. Akrūra y Uddhava Me dijeron que desde que salí de Vṛndāvana, todos Mis amigos pastorcillos de vacas, las gopīs, Rādhārāṇī, y Mi padre adoptivo, Nanda Mahārāja, solo han estado llorando constantemente por Mí. Me he ido de Vṛndāvana para siempre, y ahora estoy ocupado con las reinas de Dvārakā, pero no Me porto bien con ninguna de ustedes. Así que muy fácilmente puedes comprender que tengo un carácter poco estable; además no soy un esposo de quien puedas depender mucho. El resultado final de estar atraído hacia Mí es el de adquirir solamente una vida de congoja.

»Mi querida y hermosa princesa, debes saber también que siempre Me encuentro en la miseria. Justamente después de Mi nacimiento, fui llevado en la miseria a casa de Nanda Mahārāja, y Me criaron como un pastorcillo de vacas. Si bien Mi padre adoptivo poseía muchos cientos de miles de vacas, Yo no era propietario ni siquiera de una de ellas. Simplemente se Me confió el cuidado de ellas y su vigilancia, pero Yo no era el propietario. Aquí tampoco soy el propietario de nada; por el contrario, siempre Me encuentro en la miseria. No hay por qué lamentarse por encontrarse en la miseria; no poseía nada en el pasado, así pues, ¿por qué debo lamentarme de que no poseo nada en el presente? También debes notar que Mis devotos no son personas muy opulentas; ellos también son muy pobres en bienes mundanos. Aquellos que son muy ricos, que poseen riquezas mundanas, no están interesados en la devoción hacia Mí ni en desarrollar conciencia de Kṛṣṇa. Al contrario, cuando una persona se queda en la miseria, ya sea a la fuerza o por las circunstancias, puede que se interese en Mí si recibe la oportunidad apropiada. Las personas que están orgullosas de su riqueza, aun si se les ofrece la oportunidad de asociarse con Mis devotos, no la aprovechan para desarrollar conciencia de Mí. En otras palabras, la clase de hombres muy pobres puede que tenga algún interés en Mí, pero la clase de hombres muy ricos no tiene ningún interés. Por lo tanto, pienso que el hecho de que Me hubieras escogido a Mí no fue algo muy inteligente. Tú pareces ser muy inteligente, fuiste entrenada por tu padre y por tu hermano, pero a fin de cuentas cometiste un gran error al seleccionar a tu compañero de vida.

»Pero aun no se ha perdido nada; más vale tarde que nunca. Estás en libertad de escoger a un esposo adecuado que sea en realidad igual a ti en opulencia, tradición familiar, riqueza, belleza, educación —en todo aspecto—. Cualquier error que hayas cometido se puede olvidar. Ahora puedes planificar tu propio sendero lucrativo de vida. Por lo general, una persona no establece una relación matrimonial con otra persona que esté por encima o por debajo de su posición. Mi querida hija del rey de Vidarbha, pienso que antes de casarte no consideraste tu matrimonio sagazmente. Así que hiciste una selección errónea al escogerme como tu esposo. Oíste erróneamente que yo tenía un carácter excelso, aunque de hecho Yo no era más que un mendigo. Sin verme a Mí y sin ver Mi posición verdadera, simplemente por oír acerca de Mí, Me seleccionaste como tu esposo. Eso no estuvo muy bien hecho. Por lo tanto, te aconsejo que más vale tarde que nunca; ahora puedes seleccionar a uno de los grandes príncipes kṣatriyas y aceptarlo como tu compañero de por vida, y puedes rechazarme a Mí».

Kṛṣṇa le estaba proponiendo a Rukmiṇī que se divorciara de Él cuando Rukmiṇī ya tenía muchos hijos adultos. Por lo tanto, la proposición completa que le hizo Kṛṣṇa a Rukmiṇī era algo inesperado, ya que, según la cultura védica, no había algo así como la separación de los esposos mediante el divorcio. Tampoco era posible que Rukmiṇī lo hiciera a una edad avanzada, cuando ya tenía muchos hijos casados. A Rukmiṇī le parecían locuras todas y cada una de las proposiciones que Kṛṣṇa le hizo, y ella quedó sorprendida de que Kṛṣṇa pudiera decir tales cosas. Siendo ella muy sencilla, su ansiedad aumentaba cada vez más al pensar en estar separada de Kṛṣṇa.

Kṛṣṇa continuó: «Después de todo, tienes que prepararte para tu próxima vida. Por lo tanto, te aconsejo que selecciones a alguien que te pueda ayudar tanto en esta vida como en la próxima, pues Yo soy completamente incapaz de hacerlo. Mi querida y hermosa princesa, sabes que todos los miembros de la orden principesca, entre ellos Śiśupāla, Śālva, Jarāsandha, Dantavakra y aun tu hermano mayor Rukmī, son Mis enemigos; ellos no Me quieren en absoluto. Me odian desde el fondo de sus corazones. Todos estos príncipes estaban muy envanecidos por sus posesiones mundanas, y no les preocupaba en absoluto quién se les enfrentara. Para darles algunas lecciones, convine en raptarte de acuerdo con tu deseo; por otra parte, en realidad no siento ningún amor por ti, aunque Tú me amabas aun antes del matrimonio.

»Como ya te expliqué, no estoy muy interesado en la vida familiar ni en el amor entre esposo y esposa. Por naturaleza, Yo no soy muy aficionado ni a la vida familiar, ni a tener esposa, hijos, hogar u opulencias. Así como Mis devotos nunca prestan atención a todas estas posesiones mundanas, Yo tampoco lo hago. En realidad, estoy interesado en la autorrealización; eso Me da placer, y no esta vida familiar». Después de decir eso, el Señor Kṛṣṇa repentinamente se detuvo.

La gran autoridad Śukadeva Gosvāmī, comenta que Kṛṣṇa casi siempre pasaba Su tiempo con Rukmiṇī, y Rukmiṇī estaba un poquito orgullosa de ser tan afortunada porque Kṛṣṇa nunca la abandonaba ni aun por un momento. A Kṛṣṇa, sin embargo, no le gusta que ninguno de Sus devotos sea orgulloso. Tan pronto como un devoto se vuelve así, Él, con alguna táctica, derriba ese orgullo. En este caso también, Kṛṣṇa dijo muchas cosas que fueron muy duras para que Rukmiṇī las oyera. Ella solamente pudo concluir que aunque estaba orgullosa de su posición, Kṛṣṇa podía separarse de ella en cualquier momento.

Rukmiṇī estaba consciente de que su esposo no era un ser humano ordinario. Él era la Suprema Personalidad de Dios, el amo de los tres mundos. Por la manera en que hablaba, ella temía quedar separada del Señor, pues nunca antes había oído a Kṛṣṇa decir palabras tan ásperas. Así, quedó perpleja, con el temor de la separación, y su corazón comenzó a palpitar. Sin responder a ninguna palabra de la afirmación de Kṛṣṇa, simplemente lloró con gran ansiedad, como si se estuviera ahogando en un océano de aflicción. En silencio, rasguñó el piso con las uñas de sus pies, que reflejaban una luz rojiza en el piso. Las lágrimas de sus ojos eran rosadas, y estando mezcladas con el negro ungüento cosmético de sus párpados, caían lavando el kuṅkuma y el azafrán de sus pechos. Ahogada a causa de la gran ansiedad, incapaz de pronunciar ni siquiera una palabra, mantuvo su cabeza inclinada, y permaneció parada tal como una vara. Debido al temor y al lamento extremadamente dolorosos, perdió toda capacidad de razonamiento, y se puso tan débil, que inmediatamente su cuerpo perdió tanto peso que las pulseras de sus muñecas se aflojaron. El cāmara con el cual estaba sirviendo a Kṛṣṇa, inmediatamente cayó de su mano. Su cerebro y su memoria quedaron perplejos y ella perdió la conciencia. Su cabello bien peinado se esparció aquí y allá, y ella cayó recta como un árbol de plátano derribado por un torbellino.

El Señor Kṛṣṇa inmediatamente se dio cuenta de que Rukmiṇī no había tomado Sus palabras en broma. Las había tomado muy seriamente, y causa de su extrema ansiedad por la inmediata separación de Él, había caído en esa condición. El Señor Śrī Kṛṣṇa es por naturaleza muy afectuoso con Sus devotos, y viendo la condición de Rukmiṇī, Su corazón inmediatamente se ablandó. Enseguida se volvió misericordioso con ella. La relación entre Kṛṣṇa y Rukmiṇī era de Lakṣmī-Nārāyaṇa; por lo tanto, Él apareció ante ella en Su manifestación de cuatro brazos de Nārāyaṇa. Se bajó de la cama, la levantó tomándola de las manos y, colocando Sus refrescantes manos en la cara de ella, le alisó el cabello esparcido que caía de su cabeza. El Señor Kṛṣṇa secó el pecho mojado de Rukmiṇī con Su mano. Comprendiendo la seriedad del amor de Rukmiṇī por Él, la abrazó contra Su pecho.

La Suprema Personalidad de Dios es muy experto en expresar algo con razonamientos para que uno lo comprenda, y así, Él trató de retractarse de todo lo que había dicho anteriormente. Él es el único refugio para todos los devotos, y por ello, Él sabe muy bien cómo satisfacer a Sus devotos puros. Kṛṣṇa se dio cuenta de que Rukmiṇī no podía comprender las afirmaciones que Él había hecho en son de broma. Para contrarrestar su confusión, comenzó a hablar de nuevo, de la siguiente manera:

»Mi querida hija del rey de Vidarbha, Mi querida Rukmiṇī, por favor no Me malinterpretes. No seas cruel conmigo de esta manera. Sé que estás apegada a Mí de forma sincera y seria; eres Mi eterna compañera. Las palabras que te han afectado tanto no son ciertas. Quería irritarte un poco, y estaba esperando que inventaras unas respuestas contrarias a estas palabras jocosas. Desafortunadamente, las has tomado en serio; lo siento mucho. Esperaba que tus labios rojos temblaran con furia al oír Mi afirmación, y que Me regañaras con muchas palabras. ¡Oh, perfección del amor!, nunca creí que reaccionarías así. Esperaba que pusieras tus ojos parpadeantes sobre Mí en señal de venganza, y de esta manera, podría ver tu hermosa cara con esa actitud furiosa.

»Mi querida y hermosa esposa, sabes que somos personas casadas. Siempre estamos ocupados en muchos asuntos hogareños, así que anhelamos tener un momento en que podemos disfrutar de algunas palabras jocosas entre nosotros. Ese es nuestro juego principal en la vida hogareña. En realidad, la gente casada trabaja muy duro día y noche, pero toda la fatiga del trabajo del día se minimiza tan pronto como el esposo y la esposa se reúnen y disfrutan de la vida de muchas maneras». El Señor Kṛṣṇa quería mostrarse como un hombre de familia ordinario que se deleitaba intercambiando palabras jocosas con su esposa. Por lo tanto, repetidamente le pidió a Rukmiṇī que no tomara aquellas palabras muy en serio.

Así pues, cuando el Señor Kṛṣṇa tranquilizó a Rukmiṇī mediante Sus dulces palabras, ella pudo comprender que lo que Él había dicho anteriormente no era en serio, sino que lo había hecho para provocar algún placer jocoso entre ellos. Por lo tanto, ella se tranquilizó por oír las palabras de Kṛṣṇa. Gradualmente se liberó de todo el temor de tener que separarse de Él, y comenzó a contemplar la cara de Él muy alegremente con su cara que era, por naturaleza, sonriente. Ella le dijo: «Mi querido Señor de los ojos de loto, Tu afirmación de que no somos una pareja adecuada, es completamente correcta. No me es posible llegar a Tu nivel, ya que Tú eres la fuente de toda cualidad, la Ilimitada y Suprema Personalidad de Dios. ¿Cómo puedo ser yo una pareja apta para Ti? No hay posibilidad de equipararme contigo, que eres el amo de toda grandeza, el controlador de las tres cualidades y el objeto de adoración de grandes semidioses como Brahmā y el Señor Śiva. En lo que me concierne a mí, soy el producto de las tres modalidades de la naturaleza material. Las tres modalidades de la naturaleza material son impedimentos al avance progresivo del servicio devocional. ¿Cómo he de poder ser yo una pareja apta para Ti? Mi querido esposo, también has dicho con razón que, por tener miedo de los reyes, Te has refugiado en el agua del mar. Pero, ¿quién es el rey de este mundo material? No pienso que las supuestas familias reales sean reyes del mundo material. Los reyes del mundo material son las tres modalidades de la naturaleza material. Ellas en realidad son las controladoras de este mundo material. Tú estas situado en el centro del corazón de todos, donde permaneces completamente apartado del contacto con las tres modalidades de la naturaleza material, y no hay ninguna duda de ello.

»Dices que siempre mantienes una enemistad con los reyes del mundo. Pero, ¿quiénes son los reyes del mundo? Yo pienso que los reyes del mundo son los sentidos. Ellos son muy formidables, y controlan a todos. Ciertamente, mantienes una enemistad con estos sentidos materiales. Nunca estás bajo el control de los sentidos; por el contrario, Tú eres el controlador de los sentidos, Hṛṣīkeśa. 

Mi querido Señor, has dicho que estás desprovisto de todo poder de la realeza, y eso también es correcto. No solamente estás desprovisto de la supremacía del mundo material, sino que aun Tus sirvientes, aquellos que tienen algún apego por Tus pies de loto, también renuncian a la supremacía del mundo material, en virtud de que consideran la posición material como la región más oscura, que detiene el progreso de la iluminación espiritual. A Tus sirvientes no les gusta tener la supremacía material, así que, ¿qué decir de Ti? Mi querido Señor, Tu afirmación de que no actúas como una persona ordinaria que tiene una meta particular en la vida, también es perfectamente correcta. Aun Tus grandes devotos y sirvientes, conocidos como grandes sabios y personas santas, permanecen en un estado tal, que nadie puede recabar ni siquiera un indicio acerca de cuál es la meta de sus vidas. La sociedad humana los considera unos locos y cínicos. La meta de sus vidas permanece como un misterio para el ser humano común; los más bajos de la humanidad no pueden conocerte a Ti ni conocer a Tu sirviente. Un ser humano contaminado no puede ni siquiera imaginar Tus pasatiempos ni los de Tus devotos. ¡Oh, ilimitado! Si hasta las actividades y esfuerzos de Tus devotos permanecen como un misterio para el ser humano común, ¿cómo podrán ellos comprender Tus motivos y esfuerzos? Todos los tipos de energías y opulencias están ocupadas en Tu servicio, pero aun así, dependen de Tu refugio.

»Has descrito que Te encuentras en la miseria, pero esta condición no constituye la pobreza. Ya que no hay nada en la existencia sino Tú Mismo, no requieres poseer nada —Tú Mismo lo eres todo—. A diferencia de las demás personas, no necesitas adquirir nada externo. Por Tu influencia, todas las cosas contradictorias pueden acoplarse ya que eres absoluto. No posees nada, pero nadie es más rico que Tú. En el mundo material, nadie puede ser rico sin poseer cosas. Debido a que Vuestra Señoría es absoluta, puede conciliar la contradicción de no poseer nada y al mismo tiempo ser el más rico. En los Vedas se afirma que a pesar de que no tienes manos ni piernas materiales, aceptas todo lo que Te ofrecen los devotos con devoción. No tienes ojos ni oídos materiales, aun así, puedes ver todo y a todas partes, y puedes oír todo y de todas partes. Aunque no posees nada, los grandes semidioses aceptan oraciones y adoración de otras personas. Te adoran para solicitar Tu misericordia. ¿Cómo puedes estar clasificado entre los pobres?

»Mi querido Señor, también dijiste que la sección más rica de la sociedad humana no Te adora. Eso también es correcto, debido a que las personas que están envanecidas con posesiones materiales piensan en cómo han de utilizar su propiedad para la complacencia de los sentidos. Cuando un hombre afligido por la pobreza se vuelve rico, hace un programa para conseguir la complacencia de los sentidos. Esto es debido a su ignorancia de cómo ha de utilizar su dinero ganado tan duramente. Bajo el embrujo de la energía externa, piensa que su dinero está correctamente empleado cuando lo utiliza en la complacencia de los sentidos, y así pues, él no Te rinde servicio trascendental. Mi querido Señor, has afirmado que las personas que no poseen nada son muy queridas por Ti; renunciando a todo, Tu devoto quiere poseerte solamente a Ti. Por lo tanto, veo que un gran sabio como Nārada Muni, que no posee ninguna propiedad material, es aun así muy querido por Ti; y a tales personas no les importa nada sino Vuestra Señoría.

»Mi querido Señor, has afirmado que un matrimonio entre las personas de igual posición social, belleza, riqueza, fuerza, influencia y renunciación, puede constituir una combinación adecuada. Pero esto solamente puede ser posible mediante Tu gracia. Tú eres la fuente suprema y perfecta de toda opulencia. Cualquier posición opulenta de vida que uno tenga se deriva de Ti. Como se describe en El Vedānta-sūtra: janmādy asya yataḥ, Tú eres la fuente suprema de donde todo emana, la fuente de todo placer. En consecuencia, las personas dotadas de conocimiento desean solamente alcanzarte a Ti y nada más. Para obtener Tu gracia, ellos lo abandonan todo —aun la comprensión trascendental del Brahman—. Eres la última y suprema meta de la vida. Eres la fuente de todos los intereses de las entidades vivientes. Aquellos que en realidad tienen buenas intenciones solamente desean alcanzarte a Ti, y por esta razón abandonan todo para alcanzar el éxito. Luego ellos merecen estar asociados contigo. En la sociedad de los servidores y los servidos, todos conscientes de Kṛṣṇa, uno no está sujeto a los dolores y placeres de la sociedad material, que funciona en base a la atracción sexual. Por consiguiente, todo el mundo, hombre o mujer, debe aspirar a ser un asociado de Tu sociedad de servidores y servidos, Tú eres la Suprema Personalidad de Dios; nadie puede superarte, ni nadie puede llegar a Tu mismo nivel. El sistema social perfecto es aquel en el cual Tú permaneces en el centro, siendo servido como el Supremo, y todas las demás personas se ocupan como Tus sirvientes. En una sociedad tan perfectamente construida, todo el mundo puede encontrarse eternamente feliz y bienaventurado.

»Mi Señor, has afirmado que solamente los mendigos alaban Tus glorias, y eso es también perfectamente correcto. Pero, ¿quiénes son esos mendigos? Esos mendigos son todos devotos excelsos, personalidades liberadas, y aquellos que están en la orden de renuncia de la vida. Todos son grandes almas y devotos que no tienen otra ocupación que no sea el glorificarte. Tales grandes almas perdonan aun al peor ofensor. Estos supuestos mendigos ejecutan el proceso por el cual logran su avance espiritual en la vida, tolerando todo tipo de tribulaciones del mundo material. Mi querido esposo, no pienses que por mi inexperiencia Te acepté como mi esposo; de hecho, seguí a todas esas grandes almas. Seguí el sendero de esos grandes mendigos y decidí rendir mi vida a Tus pies de loto.

»Has dicho que Te encuentras en la miseria, y eso es correcto. Tú te entregas por completo a esas grandes almas y devotos. Conociendo este hecho perfectamente bien, rechacé aun a tales grandes personalidades como el Señor Brahmā y el rey Indra. Mi Señor, el gran factor tiempo actúa solamente bajo Tu dirección. El factor tiempo es tan grande y poderoso, que en cuestión de momentos puede efectuar una devastación de cualquier parte de la creación. Considerando todos estos factores, yo pensé que Jarāsandha, Śiśupāla y otros príncipes similares que querían casarse conmigo, no eran más importantes que los insectos ordinarios.

»Mi querido y todopoderoso hijo de Vasudeva, Tu afirmación de que Te has refugiado dentro del agua del océano, por temor a todos los grandes príncipes es bastante apropiada, pero la experiencia que he tenido contigo contradice esto. De hecho, yo vi cómo me raptabas a la fuerza en presencia de todos esos príncipes. En el momento de mi ceremonia de matrimonio, simplemente dándole un tirón a la cuerda de Tu arco, ahuyentaste fácilmente a los demás príncipes, y bondadosamente me diste refugio en Tus pies de loto. Todavía recuerdo vívidamente que me raptaste de la misma manera en que un león toma a la fuerza su parte del botín cazado, ahuyentando a todos los demás animales pequeños en un abrir y cerrar de ojos.

»Mi querido Señor de los ojos de loto, no puedo comprender Tu afirmación de que las mujeres y demás personas que se han refugiado en Tus pies de loto, pasan sus días solamente en un estado de congoja. De la historia del mundo podemos ver que príncipes como Aṅga, Pṛthu, Bharata, Yayāti y Gaya, eran todos grandes emperadores del mundo, y no había quien compitiera con sus posiciones excelsas. Pero para alcanzar la gracia de Tus pies de loto, ellos renunciaron a sus posiciones excelsas, y entraron al bosque para llevar a cabo penitencias y austeridades. El hecho de que ellos hayan aceptado voluntariamente dicha posición, aceptando Tus pies de loto como el todo absoluto, ¿significa acaso que ellos se encontraban en un estado de lamentación y congoja?

»Mi querido Señor, me has indicado que todavía puedo elegir a otro esposo de la orden principesca y separarme de Tu compañía. Pero, mi querido Señor, sé perfectamente bien que eres la fuente de todas las cualidades buenas. Las grandes personas santas como Nārada Muni, siempre están ocupadas simplemente en glorificar Tus características trascendentales. Si alguien simplemente se refugia en una persona santa así, inmediatamente se libera de toda contaminación material; y por ponerse en contacto directo con el servicio que se Te preste a Ti, la diosa de la fortuna conviene en otorgarle todas sus bendiciones. Bajo tales circunstancias, ¿qué mujer que haya oído de Tus glorias una sola vez de fuentes autoritativas, y que de una u otra manera haya probado el sabor nectáreo de Tus pies de loto, puede ser tan tonta como para aceptar casarse con una persona de este mundo material, que siempre le teme a la muerte, a la enfermedad, a la vejez, y que le teme a nacer de nuevo? Por lo tanto, no he aceptado Tus pies de loto sin consideración alguna, sino después de una decisión madura y deliberada. Mi querido Señor, eres el amo de los tres mundos. Puedes complacer todos los deseos de todos Tus devotos en este mundo y en el otro, debido a que eres el Alma Suprema de todos. Por lo tanto, Te he elegido como mi esposo, considerándote como la única personalidad apta para ello. Puedes lanzarme a cualquier especie de vida de acuerdo con la reacción de mis actividades fruitivas; eso no me preocupa en absoluto. Mi única ambición es que siempre pueda permanecer consagrada a Tus pies de loto, ya que Tú puedes liberar a Tus devotos de la existencia material ilusoria, y estás siempre dispuesto a entregarte a Tus devotos.

»Mi querido Señor, me has aconsejado que seleccione a uno de los príncipes como Śiśūpala, Jarāsandha o Dantavakra, pero ¿cuáles son sus posiciones en este mundo? Siempre están ocupados en labores arduas para mantener su vida hogareña, tal como los toros que trabajan duro día y noche con la máquina de exprimir aceite. Ellos se asemejan a los burros, las bestias de carga. Están siempre deshonrados como los perros, y son mezquinos como los gatos. Se han vendido como esclavos a sus esposas. Cualquier mujer desafortunada que nunca haya oído acerca de Tus glorias, puede que acepte a dicho hombre como su esposo, pero una mujer que ha sabido de Ti —que eres alabado, no solamente en este mundo, sino en los salones de grandes semidioses como el Señor Brahmā y el Señor Śiva— no aceptará a nadie más que a Ti Mismo como su esposo. Un hombre que se encuentre en este mundo material es simplemente un cuerpo muerto. De hecho, superficialmente, la entidad viviente está cubierta por este cuerpo, que no es nada más que una bolsa de piel decorada con barbas y bigotes, vellos en el cuerpo, uñas en los dedos y cabellos en la cabeza. Dentro de esta bolsa decorada hay montones de músculos, manojos de huesos y pozos de sangre, siempre mezclados con excremento, orina, moco, bilis y aire contaminado, y disfrutado por diferentes tipos de insectos y gérmenes. Una mujer tonta acepta a dicho cuerpo muerto como su esposo, y por una completa falta de comprensión, lo ama como a su querido compañero. Esto solamente ocurre debido a que esa mujer nunca ha saboreado el eterno y bienaventurado sabor de Tus pies de loto.

»Mi querido esposo de los ojos de loto, Tú eres autosatisfecho. No Te importa si soy hermosa y calificada o no; eso no Te preocupa en absoluto. Por lo tanto, Tu falta de apego por mí no es sorprendente en absoluto; es bastante natural. No puedes estar apegado a ninguna mujer, por más excelsa que sean su posición y su belleza. Ya sea que estés o no apegado a mí, que mi devoción y atención siempre estén dedicadas a Tus pies de loto. La modalidad material de la pasión también es creada por Ti, así que cuando apasionadamente lanzas una mirada sobre mí, yo la acepto como la más grande bendición de mi vida. Ambiciono solamente tales momentos propicios».

Después de oír la afirmación de Rukmiṇī y su aclaratoria respecto a todas y cada una de las palabras que Él había usado para despertar su ira de amor hacia Él, Kṛṣṇa se dirigió a Rukmiṇī de la siguiente manera: «Mi querida y casta esposa, Mi querida princesa, Me esperaba una explicación así de ti, y solamente con este propósito dije todas esas palabras jocosas, para que olvidaras la verdadera situación. Ahora Mi objetivo se ha logrado. La maravillosa explicación que has dado a todas y cada una de Mis palabras es completamente cierta, y Yo la apruebo. ¡Oh, hermosísima Rukmiṇī!, eres Mi esposa más querida. Me complace mucho comprender cuánto amor tienes por Mí. Por favor, da por sentado que no importa qué ambición ni qué deseo tengas, y no importa lo que esperes de Mí, siempre estoy a tu servicio; y es un hecho también que Mis devotos, Mis más queridos amigos y servidores, están siempre libres de la contaminación material, aunque no están inclinados a pedirme tal liberación. Mis devotos nunca desean nada de Mí excepto estar ocupados en Mi servicio; y aun así, en virtud de que dependen completamente de Mí, aun si ocurre que piden algo de Mí, eso no es material. Tales ambiciones y deseos, en lugar de convertirse en la causa del cautiverio material, se convierten en la fuente de liberación de este mundo material.

»Mi querida esposa, casta y piadosa, he probado en base a la castidad estricta, tu amor por tu esposo, y has pasado la prueba muy exitosamente. Te agité a propósito, diciendo muchas palabras que no correspondían a tu personalidad, y estoy sorprendido de ver que ni una pizca de tu devoción hacia Mí se ha desviado de su posición fija. Mi querida esposa, Yo soy el que otorga toda bendición, aun hasta el punto de dar la liberación de este mundo material, y solamente Yo puedo detener la continuación de la existencia material de alguien, y llamarlo para que regrese al hogar, regrese a Dios. Aquel que posee una devoción por Mí que se encuentra contaminada, Me adora por algún beneficio material, que culmina en el placer de la vida sexual. Aquel que se ocupa en severas penitencias y austeridades simplemente para alcanzar esta felicidad material, ciertamente está bajo el influjo de la ilusión que consiste en Mi energía externa. Las personas que se dedican a Mi servicio devocional simplemente con ese propósito de adquirir ganancias materiales y lograr la complacencia de los sentidos, ciertamente son muy tontas. La felicidad material basada en la vida sexual se puede conseguir en las más abominables especies de vida, tales como las de los cerdos y perros. Nadie debiera tratar de acercarse a Mí en busca de dicha felicidad, debido a que esta puede conseguirse aun si uno es puesto en una condición infernal de vida. Por lo tanto, es mejor que las personas que simplemente están buscando la felicidad material y no a Mí, permanezcan en esa condición infernal».

La contaminación material es tan fuerte, que todo el mundo está trabajando muy arduamente día y noche para obtener la felicidad material. La exhibición de religiosidad, austeridad, penitencia, humanitarismo, filantropía, política, ciencia... todo eso tiene como meta la obtención de algún beneficio material. Para lograr el éxito inmediato del beneficio material, las personas materialistas generalmente adoran a diferentes semidioses, y bajo el embrujo de las propensiones materiales, algunas veces se entregan al servicio devocional del Señor. Algunas veces sucede, que si una persona sinceramente le sirve al Señor y al mismo tiempo mantiene sus ambiciones materiales, el Señor muy bondadosamente aparta las fuentes de su felicidad material. El devoto entonces se dedica absolutamente al servicio devocional puro, al no encontrar ningún recurso en la felicidad material.

El Señor Kṛṣṇa continuó: «Mi querida reina, la mejor entre todas, claramente entiendo que no tienes ninguna ambición material; tu único propósito es servirme, y has estado por largo tiempo ocupada en el servicio puro. El servicio devocional ejemplar e inmaculado, no solamente puede otorgarle al devoto la liberación de este mundo material, sino que también lo promueve al mundo espiritual para que esté eternamente ocupado en Mi servicio. Las personas que son demasiado adictas a la felicidad material, no pueden rendir tal servicio. Las mujeres cuyos corazones están contaminados y llenos de deseos materiales, inventan diversos medios para obtener la complacencia de los sentidos, mientras externamente hacen alarde de ser grandes devotas.

»Mi querida y honorable esposa, aunque tengo miles de esposas, no creo que ninguna de ellas pueda amarme más que tú. La prueba práctica de tu posición extraordinaria; es que nunca Me habías visto antes de tu matrimonio; simplemente habías oído acerca de Mí a través de una tercera persona, y aun así, tu fe en Mí estaba tan fija, que incluso en presencia de muchos hombres calificados, ricos y hermosos de la orden real, no seleccionaste a ninguno como tu esposo, sino que insististe en tenerme a Mí. Hiciste caso omiso de todos los príncipes presentes, y muy cortésmente Me enviaste una carta confidencial invitándome a raptarte. Mientras te raptaba, tu hermano mayor Rukmī violentamente protestó y luchó conmigo. Como resultado de la lucha, lo derroté despiadadamente y le desfiguré el cuerpo. Durante el matrimonio de Aniruddha, cuando estábamos todos jugando ajedrez, hubo otra pelea con tu hermano Rukmī debido a una controversia de palabra, y Mi hermano mayor Balarāma finalmente lo mató. Me sorprendí al ver que no pronunciaste ni siquiera una palabra de protesta por este incidente. Por la gran ansiedad de que pudieras estar separada de Mí, sufriste todas las consecuencias sin decir ni una palabra. Como resultado de ese gran silencio, Mi querida esposa, Me has ganado para siempre; he quedado bajo tu control para toda la eternidad. Me enviaste tu mensajero, invitándome a raptarte, y cuando viste que había una pequeña demora en Mi llegada al lugar, comenzaste a ver el mundo entero como si estuviera vacío. En aquel entonces concluiste que tu hermoso cuerpo no debería ser tocado por nadie más; por lo tanto, pensando que Yo no venía, decidiste acabar con ese cuerpo y suicidarte inmediatamente. Mi querida Rukmiṇī, un amor por Mí, tan grande y excelso, siempre permanecerá dentro de Mi alma. En lo que a Mí respecta, no estoy en capacidad de recompensarte por tu devoción pura por Mí».

La Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, ciertamente no tiene ninguna razón de ser el esposo o el hijo o el padre de nadie, ya que todo le pertenece a Él y todos están bajo Su control. Él no requiere de la ayuda de nadie para Su satisfacción. Él es ātmārāma, autosatisfecho; Él puede obtener todo el placer por Sí Mismo sin la ayuda de nadie. Cuando el Señor desciende para desempeñar el papel de un ser humano, lo hace bien como esposo, bien como hijo, bien como amigo o como enemigo, a plena perfección. Por ello, cuando actuaba como el esposo perfecto de las reinas, especialmente de Rukmiṇījī, disfrutó del amor conyugal con plena perfección.

De acuerdo con la cultura védica, aunque se permite la poligamia, ninguna de las esposas debe ser maltratada. En otras palabras, uno puede tener muchas esposas solamente si es capaz de satisfacerlas a todas por igual como un hombre de familia ideal; de no ser así, no se permite. El Señor Kṛṣṇa es el maestro del mundo; por lo tanto, aunque no necesitaba esposa alguna, se expandió en tantas formas como esposas tenía, y vivió con ellas como un hombre de familia ideal, observando los principios regulativos, reglas y obligaciones, de acuerdo con las normas védicas y las leyes y costumbres de la sociedad. Para cada una de Sus 16.108 esposas, mantuvo simultáneamente diferentes palacios, diferentes establecimientos y diferentes atmósferas. Así, el Señor, si bien es uno, se exhibió como 16.108 hombres de familia ideales.

Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo sexagésimo del libro Kṛṣṇa, titulado: «Conversaciones entre Kṛṣṇa y Rukmiṇī».