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Capítulo 23

Liberando a las esposas de los brāhmaṇas que ejecutaban sacrificios

La mañana pasó, y los pastorcillos de vacas estaban muy hambrientos debido a que no habían desayunado. Ellos se acercaron inmediatamente a Kṛṣṇa y a Balarāma y les dijeron: «Queridos Kṛṣṇa y Balarāma, Ustedes dos son sumamente poderosos; Ustedes pueden matar a muchos, muchos demonios, pero hoy estamos muy afligidos por el hambre, y esto nos está perturbando. Por favor, hagan algo para mitigar nuestra hambre».

Al suplicárselo de esta manera Sus amigos, el Señor Kṛṣṇa y Balarāma inmediatamente se mostraron compasivos con las esposas de unos brāhmaṇas que estaban ejecutando sacrificios. Estas esposas eran grandes devotas del Señor, y Kṛṣṇa aprovechó esta oportunidad para bendecirlas. Él dijo: «Mis queridos amigos, por favor vayan a la casa de los brāhmaṇas que queda cerca de aquí. Ahora, ellos están ocupados en la ejecución del sacrificio védico conocido como āṅgirasa, pues desean la elevación a los planetas celestiales. Todos ustedes, por favor, vayan a donde están ellos». Luego, el Señor Kṛṣṇa les advirtió a Sus amigos: «Estos brāhmaṇas no son vaiṣṇavas. Ellos ni siquiera pueden cantar Nuestros nombres, Kṛṣṇa y Balarāma. Ellos están muy ocupados en cantar los himnos védicos, aunque el propósito del conocimiento védico es encontrarme a Mí. Pero debido a que no los atraen los nombres de Kṛṣṇa y Balarāma, es mejor que ustedes no les pidan nada en Mi nombre. Mejor pídanles alguna caridad en nombre de Balarāma».

La caridad generalmente se le da a la elevada clase de los brāhmaṇas, pero Kṛṣṇa y Balarāma no aparecieron en una familia brāhmaṇa. A Balarāma se le conocía como el hijo de Vasudeva, un kṣatriya, y Kṛṣṇa era conocido en Vṛndāvana como el hijo de Nanda Mahārāja, quien era un vaiśya. Ninguno de los dos pertenecía a la comunidad brāhmaṇa. Por consiguiente, Kṛṣṇa consideró que los brāhmaṇas que se ocupaban en la ejecución de sacrificios, quizás no se sentirían motivados a darles caridad a un kṣatriya y a un vaiśya. «Pero por lo menos si ustedes pronuncian el nombre de Balarāma, puede que ellos prefieran darle caridad a un kṣatriya en vez de dármela a Mí, debido a que Yo solamente soy un vaiśya».

Al así ordenárselo la Suprema Personalidad de Dios, todos los muchachos fueron a donde estaban los brāhmaṇas y empezaron a pedir alguna caridad. Ellos se les acercaron con las manos juntas y se postraron en el piso para ofrecer respeto. «¡Oh, dioses terrenales!, tengan la bondad de oírnos, pues nos lo ordenaron el Señor Kṛṣṇa y Balarāma. Esperamos que ustedes los conozcan muy bien a los dos, y les deseamos a todos ustedes toda la buena fortuna. Kṛṣṇa y Balarāma están cuidando las vacas muy cerca de aquí, y nosotros los hemos acompañado. Hemos venido a pedirles a ustedes algo de comida. Ustedes son todos brāhmaṇas y conocedores de los principios religiosos, y si piensan que deben darnos caridad, entonces dennos un poco de comida y todos nosotros comeremos junto con Kṛṣṇa y Balarāma. Ustedes son los más respetables brāhmaṇas de la sociedad humana, y se espera que conozcan todos los principios de los procedimientos religiosos».

A pesar de que ellos eran niños de aldea y no se esperaba que estuvieran versados en todos los principios védicos de los rituales religiosos, insinuaron que, debido a su asociación con Kṛṣṇa y Balarāma, ellos conocían todos esos principios. Cuando la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa y Balarāma, pidieron comida, los niños inmediatamente se la dieron sin vacilación, porque se afirma en el Bhagavad-gītā que uno debe ejecutar yajña (sacrificios) solamente para la satisfacción de Viṣṇu.

Los niños continuaron: «El Señor Viṣṇu en la forma de Kṛṣṇa y Balarāma está parado esperando, y ustedes deberían entregar inmediatamente cualquier comida que tengan en su despensa». Ellos también les explicaron a los brāhmaṇas cómo deben aceptarse los alimentos. Generalmente, los vaiṣṇavas, o los devotos puros del Señor, no participan en ejecuciones de sacrificios ordinarias. Pero ellos conocen muy bien las ceremonias llamadas dīkṣā, paśu-saṁsthā y sautrāmaṇi. Está permitido aceptar el alimento después del procedimiento de dīkṣā y antes de la ceremonia del sacrificio animal y del sautrāmaṇi, o ceremonia en la cual también se ofrecen licores. Los niños dijeron: «Nosotros podemos tomar su comida en el presente estado de su ceremonia, porque ahora no estaría prohibido. Así que, pueden entregarnos la comida».

Aunque los compañeros del Señor Kṛṣṇa y Balarāma eran pastorcillos de vacas sencillos, estaban en la posición de darle órdenes aun a la clase elevada de los brāhmaṇas, ocupados en los rituales védicos de sacrificios. Pero los smārta-brāhmaṇas, quienes solamente pensaban en sacrificios, no pudieron comprender las órdenes de los trascendentales devotos del Señor. Ellos no pudieron ni siquiera apreciar la solicitud de limosna del Señor Supremo, Kṛṣṇa y Balarāma. Aunque ellos oyeron todos los argumentos a favor de Kṛṣṇa y Balarāma, a ellos no les importaba nada de eso, y rehusaron hablar con los niños. A pesar de ser sumamente elevados en el conocimiento de los rituales de los sacrificios védicos, tales brāhmaṇas no devotos, aunque se creen sumamente elevados, son personas ignorantes y tontas. Debido a que no conocen el propósito de los Vedas tal como se explica en el Bhagavad-gītā —comprender a Kṛṣṇa— todas sus actividades son inútiles. A pesar de su avance en el conocimiento védico y en los rituales, ellos no comprenden a Kṛṣṇa; por consiguiente, su conocimientos de los Vedas es superficial. El Señor Caitanya, por lo tanto, dio Su valiosa opinión de que una persona no tiene que haber nacido en una familia brāhmaṇa; si ella conoce a Kṛṣṇa, o a la ciencia de la conciencia de Kṛṣṇa, es más que un brāhmaṇa y es perfectamente apta para convertirse en un maestro espiritual.

Existen varios detalles que deben observarse en la ejecución de sacrificios, y se les conoce colectivamente como deśa. Estos son los siguientes: kāla, significa el tiempo; pṛthag-dravya, los diferentes enseres detallados; mantra, himnos; tantra, evidencias de las Escrituras; agni, fuego; ṛtvij, ejecutantes eruditos de sacrificios; devatā, los semidioses; yajamāna, el ejecutante de los sacrificios; kratu, el sacrificio en sí mismo; y dharma, los procedimientos. Todos estos son para satisfacer a Kṛṣṇa. Está confirmado que Él es el verdadero disfrutador de todos los sacrificios, debido a que es directamente la Suprema Personalidad de Dios y la Suprema Verdad Absoluta; que está más allá de la concepción y de la especulación de los sentidos materiales. Él está presente tal como un niño humano ordinario, pero a las personas que se identifican con este cuerpo, les resulta muy difícil comprenderlo a Él. Los brāhmaṇas estaban muy interesados en las comodidades de este cuerpo material, y en la elevación a las residencias planetarias superiores, llamadas svarga-vāsa. Así, ellos fueron completamente incapaces de comprender la posición de Kṛṣṇa.

Cuando los niños vieron que los brāhmaṇas no les hablaban, se desilusionaron mucho. Ellos regresaron entonces a donde estaban el Señor Kṛṣṇa y Balarāma y les explicaron todo lo que había sucedido. Después de oír sus afirmaciones, la Suprema Personalidad empezó a sonreír. Él les dijo que no deberían lamentarse por haber sido rechazados por los brāhmaṇas, debido a que así sucede cuando se mendiga. Él los convenció de que mientras uno se ocupa en recolectar o en mendigar, no debe pensar que tendrá éxito en todas partes. Puede que se fracase en algunos sitios, pero eso no debe ser causa de una desilusión. El Señor Kṛṣṇa les pidió entonces a todos los niños que fueran de nuevo, pero esta vez se dirigieran a las esposas de esos brāhmaṇas dedicados a los sacrificios. Él también les informó que estas esposas eran grandes devotas. «Ellas siempre están absortas pensando en Nosotros. Vayan allá y pídanles algo de comida en Mi nombre y en el nombre de Balarāma, y estoy seguro de que ellas les darán tanta comida como deseen».

Llevando a cabo la orden de Kṛṣṇa, los niños inmediatamente fueron a donde se hallaban las esposas de los brāhmaṇas. Ellos encontraron a las esposas sentadas dentro de su casa. Estaban muy hermosamente adornadas con ornamentos. Después de ofrecerles a ellas toda clase de reverencias respetuosas, los niños dijeron: «Queridas madres, por favor acepten nuestras humildes reverencias y oigan nuestra afirmación. Permítannos informales que el Señor Kṛṣṇa y Balarāma están muy cerca. Ellos han venido aquí con las vacas, y ustedes pueden saber también que hemos venido aquí bajo Sus instrucciones. Todos nosotros tenemos mucha hambre; por consiguiente, hemos venido por un poco de comida. Por favor, dennos algo de comer para Kṛṣṇa, Balarāma, y para nosotros mismos».

Inmediatamente al oír esto, las esposas de los brāhmaṇas se pusieron muy preocupadas por Kṛṣṇa y Balarāma. Estas reacciones eran espontáneas. A ellas no se les tenía que convencer de la importancia de Kṛṣṇa y Balarāma; tan pronto como oyeron Sus nombres, se pusieron muy ansiosas por verlos. Siendo avanzadas por pensar constantemente en Kṛṣṇa, ellas ejecutaban la forma más elevada de meditación mística. Entonces, todas las esposas se ocuparon muy diligentemente de llenar las diferentes ollas con comidas agradables. Debido a la ejecución del sacrificio, las diversas comidas eran todas muy apetitosas. Después de haber recogido un festín, ellas se prepararon para ir a donde se encontraba Kṛṣṇa, su objeto más adorable, de la misma manera en que las aguas del río fluyen hacia el mar.

Por un largo tiempo, las esposas habían estado ansiosas de ver a Kṛṣṇa. Sin embargo, cuando ellas se preparaban para salir de la casa a verlo a Él, sus esposos, padres, hijos y parientes les pidieron que no fueran. Pero las esposas no les obedecieron. Cuando un devoto es llamado por la atracción que siente por Kṛṣṇa, no le importan las ataduras corporales. Las mujeres entraron en el bosque de Vṛndāvana que estaba sobre la ribera del Yamunā, la cual reverdecía con vegetación y viñas y flores recién crecidas. Dentro de aquel bosque, ellas vieron a Kṛṣṇa y a Balarāma ocupados en cuidar las vacas, junto con Sus muy afectuosos amiguitos.

Las esposas de los brāhmaṇas vieron a Kṛṣṇa ponerse un atuendo brillante como el oro. Él llevaba una bella guirnalda de flores del bosque y una pluma de pavo real en Su cabeza. También estaba pintado con los minerales que se encontraban en Vṛndāvana, y se veía tal como un actor bailarín en el escenario de un teatro. Ellas lo vieron apoyando una mano en el hombro de Su amigo, y en Su otra mano sostenía una flor de loto. Sus orejas estaban decoradas con lirios, llevaba marcas de tilaka, y sonreía encantadoramente. Con sus propios ojos, las esposas de los brāhmaṇas vieron a la Suprema Personalidad de Dios, de quien tanto habían oído hablar, quien les era tan querido, y en quien sus mentes siempre estaban absortas. Ahora, ellas lo veían frente a frente, cara a cara, y Kṛṣṇa entró en sus corazones a través de sus ojos.

Ellas empezaron a abrazar a Kṛṣṇa a sus anchas, y la angustia de la separación se mitigó inmediatamente. Ellas eran iguales a grandes sabios que, por su avance en el conocimiento, se fusionan en la existencia del Supremo. Como la Superalma que vive en el corazón de todos, el Señor Kṛṣṇa podía comprender lo que había en sus mentes, ellas habían ido a Él a pesar de todas las protestas de sus parientes, padres, esposos, hermanos, y a pesar de todos sus deberes hogareños. Ellas fueron simplemente a verlo a Él, quien era su vida y su alma. En verdad, estaban siguiendo las instrucciones que da Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā: uno debe entregarse a Él, abandonando toda variedad de ocupaciones obligatorias y religiosas. Las esposas de los brāhmaṇas realmente llevaron a cabo la instrucción del Bhagavad-gītā en su totalidad. Por consiguiente, Él empezó a hablar con ellas, sonriendo muy espléndidamente. Se debe notar a este respecto que, cuando Kṛṣṇa entró en el corazón de las esposas, y cuando ellas lo abrazaron a Él y sintieron la dicha trascendental de fundirse con Él, el Supremo Señor Kṛṣṇa no perdió Su identidad, ni tampoco la perdieron las esposas individuales. Tanto la individualidad del Señor como la de las esposas permanecieron, pero aun así ellas sintieron unidad de existencia. Cuando un amante se entrega a su amado sin ningún vestigio de consideración personal, a eso se le llama unidad. El Señor Caitanya nos ha enseñado este sentimiento de unidad en Su Śikṣāṣṭaka: Kṛṣṇa puede actuar libremente, haciendo lo que le guste, pero el devoto debe permanecer siempre en unidad, es decir, de acuerdo con Sus deseos. Esta unidad la exhibieron las esposas de los brāhmaṇas en su amor por Kṛṣṇa.

Kṛṣṇa les dio la bienvenida a ellas con las siguientes palabras: «Mis queridas esposas de los brāhmaṇas, ustedes son muy afortunadas, y les doy la bienvenida. Por favor, permítanme saber qué puedo hacer Yo por ustedes. Su venida aquí, desatendiendo todas las restricciones e impedimentos de parientes, padres, hermanos y esposos, para verme a Mí, es completamente apropiada. Aquel que hace esto, realmente conoce lo que es mejor para él, debido a que el hecho de prestarme servicio trascendental y amoroso a Mí, sin motivo ni restricción, es realmente propicio para las entidades vivientes».

El Señor Kṛṣṇa confirma aquí que el más elevado estado de perfección del alma condicionada es el de entregarse a Él. Uno debe abandonar todas las demás responsabilidades. Esta entrega completa a la Suprema Personalidad de Dios es el sendero más propicio para el alma condicionada, debido a que el Señor Supremo es el objetivo supremo del amor. En fin de cuentas, todo el mundo ama a Kṛṣṇa, pero la iluminación se logra de acuerdo con el avance del conocimiento. Uno llega a la comprensión de que su yo es el alma espiritual, y de que el alma espiritual no es más que una parte integral del Señor Supremo; por consiguiente, el Señor Supremo es la meta última del amor, y, por lo tanto, uno debería entregarse a Él. Esta entrega se considera propicia para el alma condicionada. Nuestra vida, propiedad, hogar, esposa, hijos, casa, país, sociedad y todos los enseres que nos son tan queridos, son expansiones de la Suprema Personalidad de Dios. Él es el objeto central del amor, debido a que Él nos da toda bienaventuranza, expandiéndose de tantas maneras de acuerdo con nuestras diferentes situaciones, a saber, corporales, mentales o espirituales.

«Mis queridas esposas de los brāhmaṇas —dijo Kṛṣṇa— ahora pueden regresar a sus hogares. Ocúpense en actividades de sacrificio, en el servicio de sus esposos y en los asuntos domésticos, para que sus esposos estén complacidos con ustedes, y así el sacrifico que han empezado sea ejecutado apropiadamente. Después de todo, sus esposos son jefes de familia, y sin su ayuda, ¿cómo pueden ellos ejecutar sus deberes prescritos?».

Las esposas de los brāhmaṇas respondieron: «Querido Señor, este tipo de instrucción no es propia de Ti. Tu eterna promesa es que siempre proteges a Tus devotos, y ahora Tú debes cumplir esa promesa. Cualquiera que viene y se entrega a Ti, nunca regresa a la vida condicionada de la existencia material. Esperamos que ahora cumplas Tu promesa. Nos hemos entregado a Tus pies de loto, los cuales están cubiertos por hojas de tulasī, así que no tenemos ningún deseo de regresar a la compañía de nuestros supuestos parientes, amigos y sociedad y abandonar el refugio de Tus pies de loto. Y, ¿qué haremos regresando a nuestros hogares? Nuestros esposos, hermanos, padres, hijos, madres y amigos no esperan vernos, debido a que ya los hemos dejado a todos. Por consiguiente, no tenemos ningún refugio al cual regresar. Así que, por favor, no nos pidas que regresemos a nuestro hogar, mas bien haz de manera que nos quedemos bajo Tus pies de loto y podamos vivir eternamente bajo Tu protección».

La Suprema Personalidad de Dios respondió: «Mis queridas esposas, estén seguras de que sus esposos no las van a rechazar a su regreso, ni sus hermanos, hijos ni padres van a rehusar aceptarlas. Debido a que ustedes son Mis devotas puras, no solamente sus parientes, sino que también la gente en general, así como también los semidioses, estarán satisfechos con ustedes». Kṛṣṇa está situado como la Superalma en el corazón de todos. Así que, si alguien se convierte en devoto puro del Señor Kṛṣṇa, inmediatamente se vuelve agradable a todo el mundo. El devoto puro del Señor Kṛṣṇa nunca es enemigo de nadie. Una persona cuerda no puede ser enemiga de un devoto puro. «El amor trascendental por Mí no depende de las relaciones corporales —añadió Kṛṣṇa— pero cualquiera cuya mente está siempre absorta en Mí, sin duda vendrá muy pronto a Mí para tener Mi compañía eterna».

Después de haber recibido instrucciones de la Suprema Personalidad de Dios, todas las esposas regresaron de nuevo a los hogares y a sus respectivos esposos. Complacidos de ver a sus esposas de regreso al hogar, los brāhmaṇas ejecutaron los sacrificios sentándose juntos, tal como se prescribe en los śāstras. De acuerdo con los principios védicos, los rituales religiosos deben ejecutarlos el esposo y la esposa juntos. Cuando las esposas de los brāhmaṇas regresaron, el sacrificio se hizo debida y esmeradamente. Una de las esposas de los brāhmaṇas, sin embargo, a quien le impidieron a la fuerza ir a ver a Kṛṣṇa, empezó a recordarlo conforme a las características corporales de Él que le habían descrito. Estando completamente absorta pensando en Él, abandonó su cuerpo material condicionado por las leyes de la naturaleza.

Śrī Govinda, la eternamente jovial Personalidad de Dios, reveló Sus pasatiempos trascendentales, apareciendo tal como un ser humano ordinario, y disfrutó la comida ofrecida por las esposas de los brāhmaṇas. De esa manera, Él atrajo a las personas comunes al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. Él atrajo hacia Sus palabras y Su belleza, a todas las vacas, pastorcillos y doncellas de Vṛndāvana.

Después de que sus esposas regresaron de ver a Kṛṣṇa, los brāhmaṇas ocupados en la ejecución de sacrificios comenzaron a lamentar sus actividades pecaminosas al negarle la comida a la Suprema Personalidad de Dios. Ellos finalmente pudieron comprender su error. Ocupados en la ejecución de rituales védicos, habían desatendido a la Suprema Personalidad de Dios, quien había aparecido tal como un ser humano ordinario y había pedido algo de comida. Ellos empezaron a condenarse a sí mismos después de ver la fe y la devoción de sus esposas. Ellos lamentaron mucho que, a pesar de que sus esposas estaban elevadas a la plataforma de servicio devocional puro, ellos mismos no podían comprender ni siquiera un poquito sobre cómo amar y ofrecer amoroso servicio trascendental al Alma Suprema. Ellos empezaron a hablar entre sí de la siguiente manera: «¡Al diablo con nuestro nacimiento como brāhmaṇas! ¡Al diablo con nuestro aprendizaje de todas las Escrituras védicas! ¡Al diablo con nuestra ejecución de grandes sacrificios y observancia de todas las reglas y regulaciones! ¡Al diablo con nuestra familia! ¡Al diablo con nuestro servicio experto de ejecutar rituales siguiendo exactamente la descripción de las Escrituras! ¡Al diablo con todo eso, porque no hemos desarrollado el amoroso servicio trascendental para la Suprema Personalidad de Dios, quien está más allá de la especulación de la mente, del cuerpo y de los sentidos!».

Los brāhmaṇas eruditos, expertos en la ejecución de rituales védicos, estaban lamentándose debidamente, porque sin desarrollar conciencia de Kṛṣṇa, toda ejecución de deberes religiosos es simplemente una pérdida de tiempo y de energía. Ellos continuaron hablando entre sí: «La energía externa de Kṛṣṇa es tan fuerte, que puede crear la ilusión que supere al yogī místico más grande. A pesar de que somos brāhmaṇas expertos, considerados los maestros de todas las demás secciones de la sociedad humana, también hemos sido engañados por la energía externa. Nada más vean cuán afortunadas son estas mujeres que tan devotamente han dedicado sus vidas a la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. Ellas pudieron abandonar fácilmente su relación familiar, lo cual es tan difícil de hacer. La vida familiar es igual que un pozo oscuro, que lleva a la continuación de los sufrimientos materiales».
Las mujeres en general, siendo muy simples de corazón, pueden adoptar fácilmente el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, y cuando ellas desarrollan amor por Kṛṣṇa, pueden fácilmente obtener la liberación de las garras de māyā, la cual es muy difícil de superar, aun para supuestos hombres inteligentes y eruditos. 

 De acuerdo con los mandatos védicos, a las mujeres no se les permite someterse a los procesos purificatorios de iniciación con el cordón sagrado, ni se les permite vivir como brahmacāriṇīs en el āśrama del maestro espiritual; ni se les recomienda someterse al estricto procedimiento disciplinario; ni son muy expertas en discutir filosofía ni autorrealización. Y por naturaleza, no son muy puras; ni están muy apegadas a las actividades propicias. «Pero, ¡cuán maravilloso es que ellas han desarrollado amor trascendental por Kṛṣṇa, el Señor de todos los yogīs místicos!, —exclamaron los brāhmaṇas—. Ellas nos han sobrepasado a todos nosotros en la fe firme y en la devoción hacia Kṛṣṇa. Estando demasiado apegados al modo de vida materialista, a pesar de que se nos considera los maestros de todos los procesos purificatorios, realmente no sabíamos cuál era la meta. Aun a pesar de que los pastorcillos de vacas nos hicieron recordar a Kṛṣṇa y Balarāma, nosotros hicimos caso omiso de Ellos. Creemos ahora que el hecho de que la Suprema Personalidad de Dios enviara a Sus amigos a mendigarnos comida a nosotros, fue simplemente un truco de misericordia que Él nos hizo; de no ser por eso, Él no tenía ninguna necesidad de mandarlos. Él pudo haber satisfecho Su hambre ahí, en ese mismo momento, simplemente deseándolo».

Si alguien niega la autosuficiencia de Kṛṣṇa al oír que Él cuidaba las vacas como medio de vida, o si alguien duda del hecho de que Él no necesita comida, pensando que realmente tenía hambre, entonces debe comprender que la diosa de la fortuna está siempre ocupada en Su servicio. De esa manera, la diosa puede romper su imperfecto hábito de estar inquieta. En las Escrituras védicas como la Brahma-saṁhitā, se afirma que a Kṛṣṇa le sirven en Su morada, con gran respeto, no solo una diosa de la fortuna, sino muchos miles de ellas. Por consiguiente, es simplemente ilusión creer que Kṛṣṇa les mendigó comida a los brāhmaṇas. Realmente fue un truco para conferirles la misericordia de aceptarlo a Él a través del servicio devocional puro. El conjunto de los enseres de la ceremonia védica, el lugar adecuado, el tiempo adecuado, los diferentes tipos de artículos para ejecutar las ceremonias rituales, los himnos védicos, el sacerdote que sea capaz de ejecutar el sacrificio, el fuego y los semidioses, el ejecutor del sacrificio y los principios religiosos, todo tiene por objeto comprender a Kṛṣṇa, porque Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios. Él es el Supremo Señor Viṣṇu, y el Señor de todos los yogīs místicos.

Los brāhmaṇas dijeron: «Debido a que Él ha aparecido como un niño en la dinastía de los Yadus, fuimos tan tontos que no pudimos comprender que Él es la Suprema Personalidad de Dios. Pero por otro lado, estamos muy orgullosos de que tenemos unas esposas tan excelsas, que han desarrollado el servicio puro y trascendental para el Señor sin haber sido encadenadas por nuestra posición rígida. Por lo tanto, ofrezcamos nuestras respetuosas reverencias a los pies de loto del Señor Kṛṣṇa, bajo cuya energía ilusoria, llamada māyā, estamos absortos en actividades fruitivas. En consecuencia, nosotros le rogamos al Señor que sea lo suficientemente bondadoso, como para excusarnos por estar simplemente cautivados por Su energía externa. Hemos transgredido Su orden sin conocer Sus glorias trascendentales».

Los brāhmaṇas se arrepintieron de sus actividades pecaminosas. Ellos querían ir personalmente a ofrecerle sus reverencias a Kṛṣṇa, pero, por miedo a Kaṁsa, no pudieron ir. En otras palabras, es muy difícil entregarse plenamente a la Personalidad de Dios sin purificarse mediante el servicio devocional. El ejemplo de los brāhmaṇas eruditos y sus esposas es vívido. A las esposas de los brāhmaṇas, debido a que estaban infundidas con servicio devocional puro, no les importó ningún tipo de oposición. Ellas inmediatamente fueron a donde estaba Kṛṣṇa. Pero a pesar de que los brāhmaṇas habían llegado a conocer la supremacía del Señor y estaban arrepentidos, aún así tenían temor del rey Kaṁsa, debido a que estaban demasiado adictos a las actividades fruitivas.

Así termina el significado de Bhaktivedanta, del capítulo vigésimo tercero del libro Kṛṣṇa, titulado: «Liberando a las esposas de los brāhmaṇas que ejecutaban sacrificios».