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Śrīmad-bhāgavatam 9.13.9

Texto

yasya yogaṁ na vāñchanti
viyoga-bhaya-kātarāḥ
bhajanti caraṇāmbhojaṁ
munayo hari-medhasaḥ

Palabra por palabra

yasya — con el cuerpo; yogam — contacto; na — no; vāñchanti — los jñānīs desean; viyoga-bhaya-kātarāḥ — temerosos de tener que abandonar de nuevo el cuerpo; bhajanti — ofrecen servicio amoroso trascendental; caraṇa-ambhojam — a los pies de loto del Señor; munayaḥ — las grandes personas santas; hari-medhasaḥ — cuya inteligencia está siempre absorta en pensar en Hari, la Suprema Personalidad de Dios.

Traducción

Mahārāja Nimi continuó: Normalmente, los māyāvādīs quieren liberarse de los cuerpos materiales porque tienen miedo de tener que abandonarlos de nuevo. Pero los devotos, cuya inteligencia está siempre llena con el servicio del Señor, no tienen miedo. En verdad, aprovechan el cuerpo para ofrecer servicio amoroso trascendental.

Significado

Mahārāja Nimi no quería entrar en ningún cuerpo material que fuese causa de cautiverio; como era un devoto, quería un cuerpo que le permitiera ofrecer servicio devocional al Señor. Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura dice en una canción:

janmāobi more icchā yadi tora
bhakta-gṛhe jani janma ha-u mora
kīṭa-janma ha-u yathā tuyā dāsa

«Mi Señor, si Tú deseas que nazca de nuevo y reciba otro cuerpo material, ten la bondad de hacerme este favor: permíteme nacer en el hogar de Tu sirviente, Tu devoto. Con tal de nacer en ese hogar, no me importa nacer como el insecto o la criatura más insignificante». También Śrī Caitanya Mahāprabhu dice:

na dhanaṁ na janaṁ na sundarīṁ
kavitāṁ vā jagadīśa kāmaye
mama janmani janmanīśvare
bhavatād bhaktir ahaitukī tvayi

«¡Oh, Señor del universo!, no deseo riquezas materiales, ni seguidores materialistas, ni una hermosa esposa, ni las actividades fruitivas que se expresan con palabras floridas. Todo lo que quiero es Tu servicio devocional sin causa vida tras vida» (Śikṣāṣṭaka 4). Al decir «vida tras vida» (janmani janmani), el Señor no hablaba de un nacimiento cualquiera, sino de un nacimiento que Le permitiese recordar los pies de loto del Señor. Esa clase de cuerpo es deseable. El devoto no piensa como los yogīs y los jñānīs, cuyo deseo es rechazar todo cuerpo material y volverse uno con la refulgencia impersonal del Brahman. Al devoto no le gusta esa idea. Por el contrario, él está dispuesto a aceptar cualquier cuerpo, material o espiritual, porque su deseo es servir al Señor. Esa es la verdadera liberación.

Quien desea fervientemente servir al Señor no sufre de ansiedad aunque reciba un cuerpo material, pues el devoto es un alma liberada incluso si se halla en un cuerpo material. Śrīla Rūpa Gosvāmī nos lo confirma:

īhā yasya harer dāsye
karmaṇā manasā girā
nikhilāsv apy avasthāsu
jīvan-muktaḥ sa ucyate

«La persona que actúa con conciencia de Kṛṣṇa (o, en otras palabras, en el servicio de Kṛṣṇa) con el cuerpo, la mente, la inteligencia y las palabras es una persona liberada incluso mientras vive en el mundo material, aunque se ocupe en muchas actividades supuestamente materiales». El deseo de servir al Señor nos establece en el plano de la liberación, cualquiera que sea nuestra condición de vida, ya sea en un cuerpo espiritual o en un cuerpo material. En un cuerpo espiritual, el devoto tiene una relación directa con el Señor, pero, incluso en un cuerpo aparentemente material, el devoto también está liberado y se ocupa en los mismos deberes de servicio al Señor que si estuviese en Vaikuṇṭhaloka. No hay diferencia. Dicen las Escrituras: sādhur jīvo vā maro vā. Vivo o muerto, el devoto no tiene otro interés que el servicio del Señor. Tyaktvā dehaṁ punar janma naiti mām eti. Cuando abandona el cuerpo, pasa a relacionarse directamente con el Señor y Le ofrece servicio; pero ya en el mundo material, en un cuerpo material, hace exactamente lo mismo.

El devoto no conoce el sufrimiento, el placer o la perfección material. Esto podría discutirse: ¿es que acaso el devoto no sufre al abandonar el cuerpo material en el momento de la muerte? Como respuesta, se puede dar el ejemplo de la gata que puede llevar en la boca un ratón o a uno de sus gatitos. La boca es la misma para el ratón que para el gatito, pero el ratón la ve de forma muy distinta. Cuando abandona el cuerpo (tyaktvā deham), el devoto parte de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Su percepción, por lo tanto, es bien distinta de la que tiene la persona que se lleva Yamarāja para imponerle su castigo. La persona cuya inteligencia está siempre concentrada en el servicio del Señor no tiene miedo de recibir un cuerpo material, mientras que el no devoto, que no se ocupa en el servicio del Señor, tiene mucho miedo de recibir un cuerpo material o de abandonar el que ahora posee. Por consiguiente, debemos seguir la instrucción de Caitanya Mahāprabhu: mama janmani janmanīśvare bhavatād bhaktir ahaitukī tvayi. Que el cuerpo que recibamos sea material o espiritual no importa; nuestra única aspiración debe ser el servicio de la Suprema Personalidad de Dios.