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CAPÍTULO 16

La naturaleza divina y la demoníaca

Texto

śrī-bhagavān uvāca
abhayaṁ sattva-saṁśuddhir
jñāna-yoga-vyavasthitiḥ
dānaṁ damaś ca yajñaś ca
svādhyāyas tapa ārjavam
ahiṁsā satyam akrodhas
tyāgaḥ śāntir apaiśunam
dayā bhūteṣv aloluptvaṁ
mārdavaṁ hrīr acāpalam
tejaḥ kṣamā dhṛtiḥ śaucam
adroho nāti-mānitā
bhavanti sampadaṁ daivīm
abhijātasya bhārata

Palabra por palabra

śrī-bhagavān uvāca — la Suprema Personalidad de Dios dijo; abhayam — la valentía; sattva-saṁśuddhiḥ — la purificación de la existencia propia; jñāna — con conocimiento; yoga — de vincularse; vyavasthitiḥ — la situación; dānam — la caridad; damaḥ — controlando la mente; ca — y; yajñaḥ — la ejecución de sacrificios; ca — y; svādhyāyaḥ — el estudio de la literatura védica; tapaḥ — la austeridad; ārjavam — la sencillez; ahiṁsā — la no violencia; satyam — la veracidad; akrodhaḥ — el estar libre de ira; tyāgaḥ — la renunciación; śāntiḥ — la tranquilidad; apaiśunam — la aversión a buscar defectos en los demás; dayā — la misericordia; bhūteṣu — para con las entidades vivientes; aloluptvam — el estar libre de codicia; mārdavam — la mansedumbre; hrīḥ — la modestia; acāpalam — la determinación; tejaḥ — el vigor; kṣamā — el perdón; dhṛtiḥ — la fortaleza; śaucam — la limpieza; adrohaḥ — el estar libre de envidia; na — no; ati-mānitā — ansia de honor; bhavanti — son; sampadam — las cualidades; daivīm — la naturaleza trascendental; abhijātasya — de aquel que nace de; bhārata — ¡oh, hijo de Bharata!

Traducción

La Suprema Personalidad de Dios dijo: La valentía; la purificación de la existencia propia; el cultivo del conocimiento espiritual; la caridad; el autocontrol; la ejecución de sacrificios; el estudio de los Vedas; la austeridad; la sencillez; la no violencia; la veracidad; el estar libre de ira; la renunciación; la tranquilidad; la aversión a buscarles defectos a los demás; la compasión; el estar libre de codicia; la mansedumbre; la modestia; la firme determinación; el vigor; el perdón; la fortaleza; la limpieza; y el estar libre de envidia y del ansia de honor: estas cualidades trascendentales, ¡oh, hijo de Bharata!, les pertenecen a hombres piadosos que están dotados de naturaleza divina.

Significado

Al principio del capítulo quince se explicó el árbol baniano de este mundo material. Las raíces adicionales que salen de él se dijo que eran como las actividades de las entidades vivientes: unas auspiciosas, otras poco auspiciosas. Además, en el capítulo nueve se describieron los devas, o seres divinos, y los asuras, los seres no divinos, o los demonios. Ahora bien, según los ritos védicos, las actividades que se realizan en el plano de la modalidad de la bondad se considera que son auspiciosas para progresar en la senda de la liberación, y esas actividades se conocen como daivī prakṛti, trascendentales por naturaleza. Aquellos que están situados en el seno de la naturaleza trascendental, progresan en la senda de la liberación. En cambio, para aquellos que actúan en los planos de las modalidades de la pasión y la ignorancia, no hay ninguna posibilidad de liberarse. Ellos tendrán que, o bien permanecer en este mundo material como seres humanos, o bien descender a las especies de animales o a formas de vida aún inferiores. En este decimosexto capítulo, el Señor explica tanto la naturaleza trascendental y sus cualidades concomitantes, como la naturaleza demoníaca y sus cualidades. Él explica también las ventajas y desventajas de esas cualidades.

La palabra abhijātasya es muy significativa en relación con alguien que ha nacido con cualidades trascendentales o tendencias divinas. El proceso para engendrar a un niño en una atmósfera divina se conoce en las Escrituras védicas como Garbhādhāna-saṁskāra. Si los padres quieren un hijo que tenga cualidades divinas, deben seguir los diez principios recomendados para la vida social del ser humano. En el Bhagavad-gītā también estudiamos antes, que, la vida sexual que se tiene para engendrar un buen hijo, es Kṛṣṇa mismo. La vida sexual no se censura, siempre y cuando el proceso se emplee en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. Al menos aquellos que tienen conciencia de Kṛṣṇa no deben engendrar hijos como los perros y los gatos, sino que deben hacerlo de modo que esos niños puedan volverse conscientes de Kṛṣṇa después de nacer. Esa debe ser la ventaja de los niños que nacen de unos padres que están absortos en el plano de conciencia de Kṛṣṇa.

La institución social conocida como varṇāśrama-dharma —la institución que divide a la sociedad en cuatro categorías de vida social y en cuatro categorías de ocupaciones o castas— no es para dividir a la sociedad humana según el linaje de cada cual. Esas divisiones se hacen según las aptitudes que se tienen en el campo de la educación. Su función es mantener a la sociedad en un estado de paz y prosperidad. Las cualidades que aquí se mencionan se describen como cualidades trascendentales, cuyo objeto es que la persona progrese en el campo de la comprensión espiritual de manera que pueda liberarse del mundo material.

En la institución varṇāśrama, el sannyāsī, o la persona que se encuentra en la orden de vida de renuncia, se considera que es el líder o el maestro espiritual de todos los estados y órdenes sociales. El brāhmaṇa se considera que es el maestro espiritual de los otros tres sectores de la sociedad, es decir, de los kṣatriyas, los vaiśyas y los śūdras, pero el sannyāsī, que está a la cabeza de la institución, se considera que es el maestro espiritual incluso de los brāhmaṇas. El primer requisito que debe cumplir un sannyāsī es el de no tener miedo. Como un sannyāsī tiene que estar solo, sin ningún respaldo ni garantía de respaldo, simplemente tiene que depender de la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios. Si él piensa: «Después de abandonar mis vínculos, ¿quién me protegerá?», él no debe adoptar la orden de vida de renuncia. Uno debe estar plenamente convencido de que Kṛṣṇa, o la Suprema Personalidad de Dios, en Su aspecto localizado de Paramātmā siempre está dentro de uno, que Él lo está viendo todo y que Él siempre sabe lo que uno piensa hacer. Se debe tener, pues, la firme convicción de que Kṛṣṇa en forma de Paramātmā se va a ocupar de un alma que está entregada a Él. «Nunca estaré solo» —debe pensar uno—. «Incluso si vivo en las regiones más oscuras de un bosque, Kṛṣṇa me acompañará y me dará absoluta protección». Esa convicción se denomina abhayam, valentía. Ese estado mental es necesario en una persona que se halla en la orden de vida de renuncia.

Luego, el sannyāsī tiene que purificar su existencia. Hay muchísimas reglas y regulaciones que se deben seguir en la orden de vida de renuncia. Lo más importante de todo es que un sannyāsī tiene estrictamente prohibido el relacionarse íntimamente con una mujer. Él tiene prohibido incluso el hablar con una mujer en un lugar solitario. El Señor Caitanya era un sannyāsī ideal, y cuando se encontraba en Purī, Sus devotas ni siquiera podían acercársele para ofrecerle sus respetos. A ellas se les decía que se postraran desde lejos. Ese no es un signo de odio hacia las mujeres como clase, sino que el no tener relaciones íntimas con mujeres es una regla estricta que se le impone al sannyāsī. Uno tiene que seguir las reglas y regulaciones de un determinado estado de vida a fin de purificar su existencia. El sannyāsī tiene estrictamente prohibido el tener relaciones íntimas con mujeres y el poseer riquezas para el goce de los sentidos. El propio Señor Caitanya fue el sannyāsī ideal, y al estudiar Su vida podemos ver que Él era muy estricto respecto a las mujeres. Aunque se considera que Él es la encarnación de Dios más liberal de todas, pues aceptaba a las almas condicionadas más caídas de todas, no obstante siguió estrictamente los reglamentos de la orden de vida de sannyāsī en lo que se refiere a la relación con mujeres. Uno de Sus asociados personales, Choṭa Haridāsa, se reunía con el Señor Caitanya junto con Sus otros asociados personales íntimos, pero de algún modo ocurrió que, una vez, este Choṭa Haridāsa miró lujuriosamente a una joven mujer, y el Señor Caitanya era tan estricto, que de inmediato lo expulsó del grupo de Sus asociados personales. El Señor Caitanya dijo: «Para un sannyāsī o para cualquiera que ambicione salirse de las garras de la naturaleza material y que esté tratando de elevarse a la naturaleza espiritual e ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios, para él, mirar las posesiones materiales y a las mujeres en aras del goce de los sentidos —ni siquiera el disfrutarlas, sino solo el mirarlas con esa propensión— es tan malo, que mejor haría en suicidarse antes que experimentar esos deseos ilícitos». De manera que, esos son los procesos para la purificación.

El siguiente punto es jñāna-yoga-vyasvasthiti: el estar dedicado al cultivo del conocimiento. La vida de sannyāsī es para impartirles conocimiento a los casados y a otros que han olvidado su verdadera vida de adelanto espiritual. Se supone que un sannyāsī mendiga de puerta en puerta para mantenerse, pero eso no significa que él es un mendigo. La humildad también es una de las cualidades de una persona que está en el plano trascendental, y es por pura humildad que el sannyāsī va de puerta en puerta, no precisamente para mendigar, sino para ver a los casados y despertarlos en lo que se refiere al proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Ese es el deber de un sannyāsī. Si él verdaderamente está adelantado y se lo ha ordenado así su maestro espiritual, debe predicar acerca del proceso de conciencia de Kṛṣṇa con lógica y comprensión, y si no se está tan adelantado, no se debe adoptar la vida de renuncia. Pero incluso si uno ha aceptado la orden de vida de renuncia sin suficiente conocimiento, debe dedicarse por entero a oír a un maestro espiritual genuino y cultivar así el conocimiento. Un sannyāsī, o alguien que está en la orden de vida de renuncia, debe tener valor, sattva-saṁśuddhi (pureza) y jñāna-yoga (conocimiento).

El siguiente elemento es la caridad. La caridad es para que la pongan en práctica los jefes de familia. Estos deben ganarse la vida por medios honestos, y gastar el cincuenta por ciento de sus ingresos en propagar el proceso de conciencia de Kṛṣṇa por todas partes del mundo. Así pues, el dueño de casa debe darles caridad a las instituciones que se dedican a eso. La caridad se le debe dar al receptor indicado. Hay diferentes clases de caridades, tal como se explicará más adelante —caridad en los planos de las modalidades de la bondad, la pasión y la ignorancia—. Las Escrituras recomiendan la caridad en el plano de la modalidad de la bondad, pero la caridad en los planos de las modalidades de la pasión y la ignorancia no se recomienda, porque ello es simplemente un desperdicio de dinero. La caridad se debe dar únicamente para propagar el proceso de conciencia de Kṛṣṇa por todas partes del mundo. Eso es caridad en el plano de la modalidad de la bondad.

Luego, en lo que respecta a dama (el autocontrol), no es solo para las demás órdenes de la sociedad religiosa, sino en especial para el jefe de familia. Aunque este tiene una esposa, no debe usar los sentidos para la vida sexual innecesariamente. Los jefes de familia tienen restricciones incluso en la vida sexual, la cual se debe tener únicamente para la procreación. Si el hombre casado no desea tener hijos, no debe disfrutar de vida sexual con su esposa. La sociedad moderna disfruta de la vida sexual con anticonceptivos o métodos aún más abominables, para eludir la responsabilidad de tener hijos. Esa no es una cualidad trascendental sino demoníaca. Cualquiera que quiera progresar en la vida espiritual, incluso una persona casada, debe controlar su vida sexual y no debe engendrar un niño sin el propósito de servir a Kṛṣṇa. Si se es capaz de engendrar hijos que se vuelvan conscientes de Kṛṣṇa, se pueden producir cientos de hijos, pero sin esa capacidad no hay que entregarse a ello solo para placer de los sentidos.

El celebrar sacrificios es otra de las cosas que deben hacer los jefes de familia, porque para los sacrificios se requiere de una gran cantidad de dinero. Aquellos que se encuentran en las otras órdenes de vida, es decir, brahmacarya, vānaprastha y sannyāsa, no tienen dinero; ellos viven de limosna. De manera que, la ejecución de diferentes tipos de sacrificios es función de los dueños de casa. Ellos deben realizar sacrificios agni-hotra tal como se estipula en la literatura védica, pero en la actualidad esos sacrificios son muy costosos, y a un casado cualquiera no le es posible llevarlos a cabo. El mejor sacrificio que se recomienda en esta era se denomina saṅkīrtana-yajña. Este saṅkīrtana-yajña, el canto de Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, es el mejor y el más barato de todos los sacrificios; todo el mundo puede adoptarlo y beneficiarse con ello. Así que esas tres cosas, es decir, la caridad, el control de los sentidos y la ejecución de sacrificios, son para el jefe de familia.

Luego, svādhyāya, el estudio de los Vedas, es para la vida de brahmacarya, o la vida de estudiante. Los brahmacārīs no deben tener ninguna relación con mujeres; ellos deben llevar una vida de celibato y ocupar la mente en el estudio de la literatura védica para el cultivo del conocimiento espiritual. Eso se denomina svādhyāya.

Tapas, o la austeridad, es especialmente función de la vida retirada. Uno no debe permanecer como cabeza de familia durante toda su vida; siempre se debe recordar que la vida se divide en cuatro partes: brahmacarya, gṛhastha, vānaprastha y sannyāsa. De modo que, después de gṛhastha, de la vida de casado, uno debe retirarse. Si uno vive cien años, debe emplear veinticinco en la vida de estudiante, veinticinco en la vida de casado, veinticinco en la vida retirada y veinticinco en la orden de vida de renuncia. Esas son las regulaciones de la disciplina religiosa védica. Un hombre retirado de la vida doméstica debe practicar austeridades del cuerpo, de la mente y de la lengua. Eso es tapasya. La sociedad varṇāśrama-dharma por entero está hecha para la tapasya. Sin tapasya, o austeridad, ningún ser humano puede conseguir la liberación. La teoría de que en la vida no hay necesidad de austeridad, de que uno puede seguir especulando y todo va a ir bien, no se recomienda ni en la literatura védica ni en el Bhagavad-gītā. Esa clase de teorías las crean espiritualistas exhibicionistas que tratan de conseguirse más seguidores. Si hay restricciones —reglas y regulaciones—, la gente no se verá atraída. Por consiguiente, aquellos que quieren tener seguidores en nombre de la religión, solo por exhibicionismo, no restringen las vidas de sus alumnos ni las suyas propias. Pero ese método no lo aprueban los Vedas.

En lo que concierne a la cualidad brahmínica de la sencillez, este principio no solo lo debe poner en práctica una determinada orden de vida, sino todos los individuos, ya sea que se encuentren en el brahmacārī-āśrama, en el gṛhastha-āśrama, en el vānaprastha-āśrama o en el sannyāsa-āśrama. Uno debe ser muy sencillo y franco.

Ahiṁsā significa no impedir la vida progresiva de ninguna entidad viviente. Uno no debe pensar que, como la chispa espiritual nunca es matada, ni siquiera después de que se mata el cuerpo, no hay nada de malo en matar animales para el goce de los sentidos. Ahora la gente está adicta a comer animales, a pesar de tener una amplia provisión de granos, frutas y leche. No hay ninguna necesidad de matar a los animales. Este mandamiento es para todos. Cuando no hay otro recurso, se puede matar a un animal, pero se lo debe ofrecer en calidad de sacrificio. En todo caso, cuando hay una amplia provisión de comida para la humanidad, las personas que desean progresar en el campo de la comprensión espiritual no deben perpetrar actos de violencia contra los animales. Verdadera ahiṁsā significa no obstaculizar la vida progresiva de nadie. Los animales también están progresando en su vida evolutiva, transmigrando de una categoría de vida animal a otra. Si un determinado animal es matado, entonces su progreso se obstaculiza. Si un animal tiene que permanecer en un cuerpo determinado durante un cierto número de días o de años y es matado prematuramente, tiene entonces que regresar de nuevo en esa forma de vida para completar los días restantes, a fin de ser promovido a otra especie de vida. De modo que, su progreso no se debe obstaculizar solo para que uno satisfaga su paladar. Eso se denomina ahiṁsā.

Satyam. Esta palabra significa que uno no debe tergiversar la verdad por algún interés personal. En la literatura védica hay algunos pasajes difíciles, pero su significado o su esencia se debe aprender con un maestro espiritual genuino. Ese es el proceso para entender los Vedas. Śruti significa que uno debe oír a la autoridad. Uno no debe elaborar una interpretación por un interés personal. Hay muchísimos comentarios que se le han hecho al Bhagavad-gītā y que interpretan erróneamente el texto original. Se debe presentar el verdadero sentido de la palabra, y ello se debe aprender de labios de un maestro espiritual genuino.

Akrodha significa contener la ira. Incluso si existe una provocación se debe ser tolerante, pues en cuanto uno se pone furioso, todo su cuerpo se contamina. La ira es el producto de la modalidad de la pasión y de la lujuria, por lo cual aquel que está situado en el plano trascendental debe evitar que ella lo domine. Apaiśunam significa que uno no debe buscar defectos en los demás o corregirlos innecesariamente. Claro que, decirle ladrón a alguien que lo es no es buscar defectos, pero decirle ladrón a una persona honesta es una gran ofensa por parte de alguien que está progresando en la vida espiritual. Hrī significa que uno debe ser muy modesto y no debe realizar ningún acto que sea abominable. Acāpalam, determinación, significa que uno no se debe agitar o frustrar en ningún esfuerzo. Puede que uno fracase en algún esfuerzo, pero uno no se debe lamentar por eso; se debe progresar con paciencia y determinación.

La palabra tejas que se usa aquí es para los kṣatriyas. Los kṣatriyas siempre deben ser muy fuertes, para ser capaces de darles protección a los débiles. Ellos no deben hacerse pasar por no violentos. Si se requiere de violencia, ellos deben hacer uso de ella. Pero, en ciertas circunstancias, una persona que es capaz de someter a su enemigo, puede perdonarlo. Ella puede excusar las ofensas menores.

Śaucam significa limpieza, no solo en cuerpo y mente, sino también en los tratos de uno. Eso se refiere en especial a los comerciantes, los cuales no deben tratar en el mercado negro. Nāti-mānitā, el no esperar honor, se les aplica a los śūdras, la clase trabajadora, que, según las disposiciones védicas, se considera que son la más baja de las cuatro clases. Ellos no deben envanecerse con un prestigio u honor innecesarios, y deben permanecer en su propia posición. Los śūdras tienen el deber de ofrecerles respeto a las clases superiores, para la conservación del orden social.

Todas estas veintiséis cualidades que se han mencionado son trascendentales. Las mismas se deben cultivar conforme a las diferentes órdenes sociales y las diferentes ocupaciones en que cada cual se encuentre. La conclusión de esto es que aunque las condiciones materiales sean desoladoras, si todas las clases de hombres cultivan esas cualidades por medio de la práctica, entonces, gradualmente, será posible ascender hasta el plano más alto de la comprensión trascendental.

Texto

dambho darpo ’bhimānaś ca
krodhaḥ pāruṣyam eva ca
ajñānaṁ cābhijātasya
pārtha sampadam āsurīm

Palabra por palabra

dambhaḥ — orgullo; darpaḥ — arrogancia; abhimānaḥ — engreimiento; ca — y; krodhaḥ — ira; pāruṣyam — aspereza; eva — ciertamente; ca — y; ajñānam — ignorancia; ca — y; abhijātasya — de aquel que nace de; pārtha — ¡oh, hijo de Pṛthā!; sampadam — las cualidades; āsurīm — de la naturaleza demoníaca.

Traducción

El orgullo, la arrogancia, el engreimiento, la ira, la aspereza y la ignorancia: esas cualidades les pertenecen a aquellos que son de naturaleza demoníaca, ¡oh, hijo de Pṛthā!

Significado

En este verso se describe el mejor camino al infierno. Los seres demoníacos quieren hacer un espectáculo de religión y adelanto en la ciencia espiritual, aunque no siguen los principios. Ellos siempre son arrogantes y orgullosos si poseen algún tipo de educación o mucha riqueza. Ellos desean ser adorados por los demás y exigen que se los respete, aunque no infunden respeto. Ellos se disgustan mucho por nimiedades y hablan ásperamente, sin gentileza. Ellos no saben lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Ellos hacen todo caprichosamente, según sus propios deseos, y no reconocen a ninguna autoridad. Ellos adoptan esas cualidades demoníacas desde el comienzo de sus cuerpos en el vientre de sus madres, y a medida que crecen van manifestando todas esas cualidades poco propicias.

Texto

daivī sampad vimokṣāya
nibandhāyāsurī matā
mā śucaḥ sampadaṁ daivīm
abhijāto ’si pāṇḍava

Palabra por palabra

daivī — trascendental; sampat — bienes; vimokṣāya — que son para la liberación; nibandhāya — para el cautiverio; āsurī — cualidades demoníacas; matā — se considera; — no; śucaḥ — te preocupes; sampadam — bienes; daivīm — trascendentales; abhijātaḥ — nacido de; asi — tú has; pāṇḍava — ¡oh, hijo de Pāṇḍu!

Traducción

Las cualidades trascendentales llevan a la liberación, mientras que las cualidades demoníacas conducen al cautiverio. No te preocupes, ¡oh, hijo de Pāṇḍu!, pues tú has nacido con las cualidades divinas.

Significado

El Señor Kṛṣṇa animó a Arjuna diciéndole que no había nacido con cualidades demoníacas. Su implicación en la contienda no era demoníaca, pues él estaba considerando los pros y los contras. Él estaba analizando si se debía o no matar a personas respetables tales como Bhīṣma y Droṇa, por lo cual no estaba actuando bajo la influencia de la ira, el prestigio falso o la aspereza. Luego él no era de la categoría de los demonios. Para un kṣatriya, un militar, el dispararle flechas al enemigo se considera que es algo trascendental, y el abstenerse de cumplir con ese deber es demoníaco. Por consiguiente, no había ninguna razón para que Arjuna se lamentara. Todo el que cumpla los principios regulativos de las diferentes órdenes de vida, está situado en el plano trascendental.

Texto

dvau bhūta-sargau loke ’smin
daiva āsura eva ca
daivo vistaraśaḥ prokta
āsuraṁ pārtha me śṛṇu

Palabra por palabra

dvau — dos; bhūta-sargau — seres vivientes creados; loke — en el mundo; asmin — este; daivaḥ — divino; āsuraḥ — demoníaco; eva — ciertamente; ca — y; daivaḥ — el divino; vistaraśaḥ — muy minuciosamente; proktaḥ — dicho; āsuram — demoníaco; pārtha — ¡oh, hijo de Pṛthā!; me — de Mí; śṛṇu — oye.

Traducción

¡Oh, hijo de Pṛthā!, en este mundo hay dos clases de seres creados. A unos se los llama divinos, y a los otros, demoníacos. Ya te he explicado con todo detalle las cualidades divinas. Ahora óyeme hablar de las demoníacas.

Significado

El Señor Kṛṣṇa, habiéndole asegurado a Arjuna que había nacido con las cualidades divinas, va a describir ahora el modo de ser demoníaco. En este mundo, las entidades vivientes condicionadas se dividen en dos clases. Aquellos que nacen con cualidades divinas siguen una vida regulada; es decir, ellos acatan las disposiciones de las Escrituras y de las autoridades. Uno debe cumplir con los deberes a la luz de las Escrituras autoritativas. Esa mentalidad se llama «divina». Aquel que no sigue los principios regulativos tal como se exponen en las Escrituras y que actúa como se le antoja, se dice que es demoníaco o asúrico. No hay otro criterio más que el marcado por la obediencia a los principios regulativos de las Escrituras. En la literatura védica se menciona que tanto los semidioses como los demonios nacen del Prajāpati; la única diferencia que hay entre ellos es que una clase obedece las disposiciones védicas y la otra no.

Texto

pravṛttiṁ ca nivṛttiṁ ca
janā na vidur āsurāḥ
na śaucaṁ nāpi cācāro
na satyaṁ teṣu vidyate

Palabra por palabra

pravṛtim — actuando debidamente; ca — también; nivṛttim — no actuando indebidamente; ca — y; janāḥ — personas; na — nunca; viduḥ — saben; āsurāḥ — de calidad demoníaca; na — nunca; śaucam — limpieza; na — ni; api — también; ca — y; ācāraḥ — comportamiento; na — nunca; satyam — verdad; teṣu — en ellos; vidyate — hay.

Traducción

Aquellos que son demoníacos no saben lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. En ellos no se encuentra limpieza, buen comportamiento ni veracidad.

Significado

En toda sociedad humana civilizada hay algún conjunto de Escrituras que presentan reglamentos que se siguen desde el principio. Especialmente entre los arios —aquellos que adoptan la civilización védica y a quienes se conoce como la gente civilizada más adelantada de todas—, los que no siguen las disposiciones de las Escrituras se considera que son demonios. Por consiguiente, aquí se afirma que los demonios no conocen las reglas de las Escrituras, ni tampoco tienen inclinación a seguirlas. La mayoría de ellos no las conocen, y si algunos las conocen, no tienen la tendencia a seguirlas. Ellos no tienen fe, ni están dispuestos a actuar en función de las disposiciones védicas. Los demonios no son limpios, ni externa ni internamente. Uno siempre debe tener el cuidado de mantener limpio su cuerpo, bañándose, cepillándose los dientes, afeitándose, mudándose de ropa, etc. En lo que se refiere a la limpieza interna, uno debe recordar siempre los santos nombres de Dios y cantar Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. A los demonios no les gustan todas esas reglas de limpieza externa e interna, ni tampoco las siguen.

En lo que respecta al comportamiento, hay muchas reglas y regulaciones que guían el comportamiento humano, tales como las de la Manu-saṁhitā, que es la ley para la raza humana. Incluso hasta el día de hoy, los hindúes siguen la Manu-saṁhitā. Las leyes de herencia y otros asuntos legales se derivan de ese libro. Ahora bien, en la Manu-saṁhitā se dice claramente que a la mujer no se le debe dar libertad. Eso no significa que las mujeres tienen que ser tratadas como esclavas, sino que son como los niños. A los niños no se les da libertad, pero eso no significa que se los trata como esclavos. En la actualidad, los demonios han hecho caso omiso de esas disposiciones, y ellos creen que a las mujeres se les debe dar tanta libertad como a los hombres. Sin embargo, eso no ha mejorado la condición social del mundo. En realidad, a la mujer se le debe dar protección en cada etapa de la vida. Durante la infancia la debe proteger el padre, durante la juventud, el esposo, y durante la vejez, sus hijos mayores. Según la Manu-saṁhitā, ese es el comportamiento social idóneo. Pero la educación moderna ha ideado artificialmente un concepto engreído de vida femenina, a raíz de lo cual en la sociedad humana de hoy en día el matrimonio es prácticamente una imaginación. Y la condición moral de la mujer tampoco es muy buena en la actualidad, aunque la que se encuentra casada se halla   en una mejor condición que la que proclama su así llamada libertad. Por lo tanto, los demonios no aceptan ninguna instrucción que sea buena para la sociedad, y como ellos no se guían por la experiencia de grandes sabios ni siguen las reglas y regulaciones establecidas por los sabios, la condición social de la gente demoníaca es muy desdichada.

Texto

asatyam apratiṣṭhaṁ te
jagad āhur anīśvaram
aparaspara-sambhūtaṁ
kim anyat kāma-haitukam

Palabra por palabra

asatyam — irreal; apratiṣṭham — sin fundamento; te — ellos; jagat — la manifestación cósmica; āhuḥ — dicen; anīśvaram — sin un controlador; aparaspara — sin causa; sambhūtam — originado; kim anyat — no hay otra causa; kāma-haitukam — se debe únicamente a la lujuria.

Traducción

Ellos dicen que este mundo es irreal, y que no tiene ningún fundamento, ningún Dios que lo controle. Ellos dicen que se produce del deseo sexual, y que no tiene otra causa más que la lujuria.

Significado

La gente demoníaca concluye que el mundo es una fantasmagoría. No hay causa y efecto, no hay controlador, no hay finalidad: todo es irreal. Ellos dicen que esta manifestación cósmica aparece por acciones y reacciones materiales casuales. Ellos no creen que el mundo fue creado por Dios con un cierto propósito. Ellos tienen su propia teoría: que el mundo ha aparecido por sí solo y que no hay razón para creer que hay un Dios tras él. Para ellos no hay diferencia entre el espíritu y la materia, y ellos no aceptan al Espíritu Supremo. Todo es solo materia, y se supone que todo el cosmos es una masa de ignorancia. Según ellos, todo es un vacío, y cualquier manifestación que exista se debe a la ignorancia de nuestra percepción. Ellos dan por sentado que toda manifestación de variedad es una manifestación de la ignorancia, así como en un sueño creamos muchísimas cosas que de hecho no existen. Entonces, cuando despertemos veremos que todo es solo un sueño. Pero, en realidad, aunque los demonios dicen que la vida es un sueño, ellos son muy expertos en disfrutar de ese sueño. Y, así pues, en vez de adquirir conocimiento, se involucran cada vez más en su mundo de ensueños. Ellos concluyen que así como un niño es simplemente el resultado de la relación sexual que hay entre el hombre y la mujer, así mismo este mundo nace sin alma alguna. Para ellos, a las entidades vivientes solo las ha producido una combinación de materia, y no hay ninguna posibilidad de la existencia del alma. Así como de la transpiración y de un cuerpo muerto surgen sin ninguna causa muchas criaturas vivas, todo el mundo viviente ha salido de las combinaciones materiales de la manifestación cósmica. Por consiguiente, la naturaleza material es la causa de esta manifestación, y no hay ninguna otra causa. Ellos no creen en las palabras de Kṛṣṇa que se encuentran en el Bhagavad-gītā: mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ sūyate sa-carācaram. «Todo el mundo material se mueve bajo Mi dirección». En otras palabras, entre los demonios no existe conocimiento perfecto acerca de la creación de este mundo; cada uno de ellos tiene su propia teoría en particular. De acuerdo con ellos, una interpretación de las Escrituras es tan buena como cualquier otra, ya que ellos no creen en una pauta para la comprensión de las disposiciones de las Escrituras.

Texto

etāṁ dṛṣṭim avaṣṭabhya
naṣṭātmāno ’lpa-buddhayaḥ
prabhavanty ugra-karmāṇaḥ
kṣayāya jagato ’hitāḥ

Palabra por palabra

etām — esta; dṛṣṭim — visión; avaṣṭabhya — aceptando; naṣṭa — habiendo perdido; ātmānaḥ — a sí mismos; alpa-buddhayaḥ — los poco inteligentes; prabhavanti — prosperan; ugra-karmāṇaḥ — dedicados a actividades que causan aflicción; kṣayāya — para la destrucción; jagataḥ — del mundo; ahitāḥ — perjudicial.

Traducción

Siguiendo esas conclusiones, la gente demoníaca, que está perdida y que no tiene inteligencia, se dedica a obras perjudiciales y horribles destinadas a destruir el mundo.

Significado

La gente demoníaca está dedicada a actividades que llevarán al mundo a la destrucción. El Señor dice aquí que ellos son poco inteligentes. Los materialistas, quienes no tienen ningún concepto de Dios, creen que están progresando. Pero, según el Bhagavad-gītā, ellos no son inteligentes y están desprovistos de todo buen juicio. Ellos tratan de disfrutar de este mundo material al máximo y, en consecuencia, siempre se dedican a inventar algo para el goce de los sentidos. Esos inventos materialistas se considera que son un adelanto de la civilización humana, pero el resultado de ellos es que la gente se vuelve cada vez más violenta y cada vez más cruel, cruel con los animales y cruel con los demás seres humanos. Ellos no tienen idea de cómo comportarse entre sí. La matanza de animales es muy notoria entre la gente demoníaca. Esa gente se considera que es enemiga del mundo, porque en fin de cuentas va a inventar o crear algo que lo destruirá todo. De un modo indirecto, este verso predice la invención de las armas nucleares, de las cuales el mundo entero está hoy en día muy orgulloso. En cualquier momento puede estallar la guerra, y esas armas atómicas van a causar estragos. Cosas como esas solo se crean para la destrucción del mundo, y eso es lo que se indica aquí. Esas armas se inventan en la sociedad humana debido al ateísmo; esas armas no son para la paz y la prosperidad del mundo.

Texto

kāmam āśritya duṣpūraṁ
dambha-māna-madānvitāḥ
mohād gṛhītvāsad-grāhān
pravartante ’śuci-vratāḥ

Palabra por palabra

kāmam — lujuria; āśritya — refugiándose en; duṣpūram — insaciable; dambha — orgullo; māna — y prestigio falso; mada-anvitāḥ — absorto en el engreimiento de; mohāt — por la ilusión; gṛhītvā — tomando; asat — no permanentes; grāhān — cosas; pravartante — prosperan; aśuci — a lo sucio; vratāḥ — decididos.

Traducción

Refugiándose en una lujuria insaciable y absortos en la vanidad del orgullo y el prestigio falso, la gente demoníaca, engañada de ese modo, siempre está entregada a trabajos sucios, atraída por lo temporal.

Significado

Aquí se describe la mentalidad demoníaca. La lujuria de los demonios no se sacia. Ellos seguirán aumentando cada vez más sus insaciables deseos de disfrute material. Aunque ellos siempre están llenos de ansiedades por depender de cosas temporales, aun así continúan dedicados a esas actividades debido a la ilusión. Ellos carecen de conocimiento y no pueden darse cuenta de que siguen un camino equivocado. Basándose en cosas temporales, esa gente demoníaca crea su propio Dios, y crea sus propios himnos y los canta según le convenga. El resultado de ello es que cada vez se ven más atraídos a dos cosas: al disfrute sexual y a la acumulación de riqueza material. La palabra aśuci-vratāḥ, votos sucios, es muy significativa en relación con esto. A esa gente demoníaca solo la atraen el vino, las mujeres, las apuestas y el comer carne; esos son sus aśuci, sus hábitos sucios. Llevados por el orgullo y el prestigio falso, ellos crean algunos principios religiosos que las disposiciones védicas no aprueban. Aunque esa gente demoníaca es de lo más abominable que hay en el mundo, no obstante, por medios artificiales, el mundo crea un falso honor para ellos. Aunque ellos se están deslizando hacia el infierno, se creen muy adelantados.

Texto

cintām aparimeyāṁ ca
pralayāntām upāśritāḥ
kāmopabhoga-paramā
etāvad iti niścitāḥ
āśā-pāśa-śatair baddhāḥ
kāma-krodha-parāyaṇāḥ
īhante kāma-bhogārtham
anyāyenārtha-sañcayān

Palabra por palabra

cintām — temores y ansiedades; aparimeyām — inconmensurable; ca — y; pralaya-antām — hasta la hora de la muerte; upāśritāḥ — habiéndose refugiado en; kāma-upabhoga — el goce de los sentidos; paramāḥ — la meta más elevada de la vida; etāvat — así; iti — de esta forma; niścitāḥ — determinan; āśā-pāśa — enredos en una red de esperanzas; śataiḥ — por cientos; baddhāḥ — estando atados; kāma — de la lujuria; krodha — y la ira; parāyaṇāḥ — siempre fijos en la mentalidad; īhante — desean; kāma — lujuria; bhoga — disfrute de los sentidos; artham — con el propósito de; anyāyena — ilegalmente; artha — de riqueza; sañcayān — acumulación.

Traducción

Ellos creen que satisfacer los sentidos es la necesidad fundamental de la civilización humana. Así pues, hasta el final de la vida, su ansiedad es inconmensurable. Atados por una red de cientos de miles de deseos y absortos en la lujuria y la ira, ellos consiguen dinero por medios ilícitos, para complacer los sentidos.

Significado

La gente demoníaca acepta que el disfrute de los sentidos es la meta última de la vida, y ellos mantienen ese concepto hasta la muerte. Ellos no creen en la vida después de la muerte, y no creen que uno adopta diferentes tipos de cuerpos según su karma, o las actividades que realiza en este mundo. Los planes que ellos tienen en la vida nunca se acaban, y ellos continúan preparando un plan tras otro, todos los cuales nunca se terminan. Nosotros tuvimos una experiencia personal con alguien que tenía esa mentalidad demoníaca, y quien, incluso a la hora de la muerte, le estaba pidiendo al médico que le prolongara la vida por cuatro años más, porque todavía no había completado sus planes. Esa gente necia no sabe que un médico no puede prolongar la vida ni siquiera por un momento. Cuando a un hombre le llega su hora, no se toma en consideración lo que él desee. Las leyes de la naturaleza no le permiten a uno disfrutar ni un segundo más que lo que tiene destinado.

La persona demoníaca, quien no tiene fe en Dios ni en la Superalma que está dentro de sí, realiza toda clase de actividades pecaminosas simplemente para complacer los sentidos. Ella no sabe que en su corazón hay un testigo. La Superalma está observando las actividades del alma individual. Tal como se afirma en los Upaniṣads, hay dos pájaros sentados en un árbol: uno de ellos está actuando y disfrutando o sufriendo con los frutos de las ramas, y el otro lo está presenciando. Pero aquel que es demoníaco no sabe nada de las Escrituras védicas, ni tiene ninguna fe; por consiguiente, él se siente libre de hacer cualquier cosa para el goce de los sentidos, sean cuales fueren las consecuencias.

Texto

idam adya mayā labdham
imaṁ prāpsye manoratham
idam astīdam api me
bhaviṣyati punar dhanam
asau mayā hataḥ śatrur
haniṣye cāparān api
īśvaro ’ham ahaṁ bhogī
siddho ’haṁ balavān sukhī
āḍhyo ’bhijanavān asmi
ko ’nyo ’sti sadṛśo mayā
yakṣye dāsyāmi modiṣya
ity ajñāna-vimohitāḥ

Palabra por palabra

idam — esto; adya — hoy; mayā — por mí; labdham — ganado; imam — esto; prāpsye — ganaré; manaḥ-ratham — de acuerdo con mis deseos; idam — esto; asti — hay; idam — esto; api — también; me — mi; bhaviṣyati — aumentará en el futuro; punaḥ — otra vez; dhanam — riqueza; asau — eso; mayā — por mí; hataḥ — ha sido matado; śatruḥ — enemigo; haniṣye — mataré; ca — también; aparān — otros; api — ciertamente; īśvaraḥ — el señor; aham — yo soy; aham — yo soy; bhogī — el disfrutador; siddhaḥ — perfecto; aham — yo soy; bala-vān — poderoso; sukhī — feliz; āḍhyaḥ — rico; abhijana-vān — rodeado de parientes aristócratas; asmi — yo soy; kaḥ — quién; anyaḥ — otro; asti — hay; sadṛśaḥ — como; mayā — yo; yakṣye — sacrificaré; dāsyāmi — daré caridad; modiṣye — me regocijaré; iti — así; ajñāna — por la ignorancia; vimohitāḥ — engañados.

Traducción

La persona demoníaca piensa: «Hoy tengo toda esta riqueza, y ganaré más siguiendo mis ardides. Todo esto es mío ahora, y en el futuro irá aumentando cada vez más. Aquél era mi enemigo y lo he matado, y mis otros enemigos también serán matados. Yo soy el señor de todo. Yo soy el disfrutador. Yo soy perfecto, poderoso y feliz. Yo soy el hombre más rico que existe, y estoy rodeado de parientes aristócratas. No hay nadie que sea tan poderoso y feliz como yo. Voy a celebrar algunos sacrificios, dar algo de caridad, y así me regocijaré». De esa manera, a esa clase de personas las engaña la ignorancia.

Texto

aneka-citta-vibhrāntā
moha-jāla-samāvṛtāḥ
prasaktāḥ kāma-bhogeṣu
patanti narake ’śucau

Palabra por palabra

aneka — numerosas; citta — por ansiedades; vibhrāntāḥ — perplejos; moha — de ilusiones; jāla — por una red; samāvṛtāḥ — rodeados; prasaktāḥ — apegados; kāma-bhogeṣu — al goce de los sentidos; patanti — se deslizan; narake — al infierno; aśucau — impuro.

Traducción

Perplejos así por diversas ansiedades y atados por una red de ilusiones, ellos se apegan demasiado al disfrute de los sentidos y caen en el infierno.

Significado

El hombre demoníaco no le ve límites a su deseo de adquirir dinero. Ese deseo es ilimitado. Él solo piensa en cuánto capital tiene en el momento, y elabora planes para poner a producir esa riqueza cada vez más. Por esa razón, él no vacila en actuar de cualquier manera pecaminosa, y, en consecuencia, trafica en el mercado negro en aras de un goce ilícito. Él está enamorado de las posesiones que ya tiene, tales como la tierra, la familia, la casa y el saldo bancario, y siempre está haciendo planes para mejorarlas. Él cree en su propia fuerza, y no sabe que todo lo que gana se debe a sus buenas acciones pasadas. A él se le da la oportunidad de acumular esas cosas, pero él no tiene ningún concepto acerca de las causas pasadas. Él tan solo piensa que toda su riqueza se debe a su propio esfuerzo. La persona demoníaca cree en la fuerza de su trabajo personal, no en la ley del karma. Según la ley del karma, un hombre nace en una familia de clase alta, o se vuelve rico, o muy bien preparado, o muy atractivo, debido a un buen trabajo realizado en el pasado. La persona demoníaca cree que todas esas cosas son accidentales y se deben a la fuerza de su habilidad personal. Ella no percibe que exista ninguna disposición tras todas las variedades de personas, belleza y educación que hay. Todo el que se ponga a competir con esa clase de hombre demoníaco, es enemigo de él. Hay mucha gente demoníaca, y cada uno de ellos es enemigo de los demás. Esa enemistad se vuelve cada vez más profunda: entre personas, luego entre familias, luego entre sociedades, y, finalmente, entre naciones. Por eso hay una constante contienda, guerra y enemistad por todas partes del mundo.

Cada persona demoníaca cree que puede vivir a costa de todos los demás. Por lo general, la persona demoníaca piensa de sí misma que es el Dios Supremo, y un predicador demoníaco les dice a sus seguidores: «¿Por qué están buscando a Dios en otra parte? ¡Todos ustedes son Dios! Pueden hacer todo lo que gusten. No crean en Dios. Desechen a Dios. Dios está muerto». Eso es lo que predican los seres demoníacos.

Aunque la persona demoníaca ve que hay otras personas igual de ricas e influyentes que ella o aun más, no obstante piensa que no hay nadie que sea más rico ni más influyente que ella. En lo que concierne a la promoción al sistema planetario superior, ella no cree en la ejecución de yajñas, o sacrificios. Los demonios piensan que van a crear su propio proceso de yajña y preparar una máquina con la cual serán capaces de ir a cualquier planeta superior. El mejor ejemplo de esa clase de hombre demoníaco lo fue Rāvaṇa. Él le ofreció a la gente un programa por el cual construiría una escalera para que cualquiera pudiera ir a los planetas celestiales sin realizar sacrificios, tales como los que se prescriben en los Vedas. De igual modo, en la era actual esos hombres demoníacos se están esforzando por llegar a los sistemas planetarios superiores mediante dispositivos mecánicos. Esos son ejemplos de confusión. El resultado de ello es que, sin saberlo, se están deslizando hacia el infierno. Aquí, la palabra sánscrita moha-jāla es muy significativa. Jāla significa «red»; al igual que peces atrapados en una red, ellos no tienen ninguna manera de salirse.

Texto

ātma-sambhāvitāḥ stabdhā
dhana-māna-madānvitāḥ
yajante nāma-yajñais te
dambhenāvidhi-pūrvakam

Palabra por palabra

ātma-sambhāvitāḥ — satisfechos de sí mismos; stabdhāḥ — impudentes; dhana-māna — riqueza y prestigio falso; mada — bajo el engaño; anvitāḥ — absortos; yajante — ejecutan sacrificios; nāma — de nombre únicamente; yajñaiḥ — con sacrificios; te — ellos; dambhena — debido al orgullo; avidhi-pūrvakam — sin seguir ninguna regulación disciplinaria.

Traducción

Creídos de sí mismos y siempre impudentes, engañados por la riqueza y el prestigio falso, a veces ellos ejecutan sacrificios orgullosamente y solo de nombre, sin seguir ninguna regla ni regulación.

Significado

Creyéndose lo máximo que existe, no importándoles ninguna autoridad ni Escritura, las personas demoníacas celebran a veces supuestos sacrificios o ritos religiosos. Y como ellos no creen en la autoridad, son muy impudentes. Esto se debe a la ilusión provocada por la acumulación de un poco de riqueza y prestigio falso. En ocasiones, esos demonios asumen el papel de predicadores, desencaminan a la gente y llegan a ser conocidos como reformadores religiosos o encarnaciones de Dios. Ellos hacen un espectáculo de ejecución de sacrificios, o adoran a los semidioses, o crean su propio Dios. Los hombres comunes los anuncian como Dios y los adoran, y los necios los consideran adelantados en los principios religiosos, o en los principios del conocimiento espiritual. Ellos adoptan el traje de la orden de vida de renuncia y se dedican a toda clase de tonterías con esa ropa. En verdad, para alguien que ha renunciado a este mundo hay muchísimas restricciones. A los demonios, sin embargo, no les importan esas restricciones. Ellos piensan que cualquier senda que uno pueda crear es su propia senda; no existe una senda oficial que haya que seguir, ni nada por el estilo. Aquí se hace especial hincapié en la palabra avidhi-pūrvakam, que significa «desdén por las reglas y regulaciones». Esas cosas siempre se deben a la ignorancia y la ilusión.

Texto

ahaṅkāraṁ balaṁ darpaṁ
kāmaṁ krodhaṁ ca saṁśritāḥ
mām ātma-para-deheṣu
pradviṣanto ’bhyasūyakāḥ

Palabra por palabra

ahaṅkāram — ego falso; balam — fuerza; darpam — orgullo; kāmam — lujuria; krodham — ira; ca — también; saṁśritāḥ — habiéndose refugiado en; mām — Mí; ātma — en su propio; para — y en otros; deheṣu — cuerpos; pradviṣantaḥ — blasfemando; abhyasūyakāḥ — envidiosos.

Traducción

Confundidos por el ego falso, la fuerza, el orgullo, la lujuria y la ira, los demonios se vuelven envidiosos de la Suprema Personalidad de Dios, quien está situado en el cuerpo de ellos y en los cuerpos de los demás, y blasfeman contra la religión verdadera.

Significado

Como una persona demoníaca siempre está en contra de la supremacía de Dios, a ella no le gusta creer en las Escrituras. Ella envidia tanto a las Escrituras como la existencia de la Suprema Personalidad de Dios. Eso se debe a su llamado prestigio y a su cúmulo de riqueza y poder. Ella no sabe que la vida actual es una preparación para la siguiente vida. Ignorando esto, de hecho se envidia a sí misma, así como también a los demás. Ella perpetra actos de violencia en otros cuerpos y en el suyo propio. A ella no le importa el control supremo de la Personalidad de Dios, porque carece de conocimiento. Como envidia a las Escrituras y a la Suprema Personalidad de Dios, expone falsos argumentos contra la existencia de Dios y niega la autoridad de las Escrituras. Ella se cree independiente y poderosa en todas las acciones. Ella cree que como nadie puede igualarla en fuerza, poder o riqueza, puede actuar de cualquier manera y nadie puede detenerla. Si tiene un enemigo que pudiera impedir el progreso de las actividades de sus sentidos, hace planes para derribarlo con su propio poder.

Texto

tān ahaṁ dviṣataḥ krūrān
saṁsāreṣu narādhamān
kṣipāmy ajasram aśubhān
āsurīṣv eva yoniṣu

Palabra por palabra

tān — aquellos; aham — Yo; dviṣataḥ — envidiosos; krūrān — malévolos; saṁsāreṣu — en el océano de la existencia material; nara-adhamān — los más bajos de la humanidad; kṣipāmi — pongo; ajasram — para siempre; aśubhān — poco propicio; āsurīṣu — demoníacas; eva — ciertamente; yoniṣu — en los vientres.

Traducción

A aquellos que son envidiosos y malvados, que son los hombres más bajos de todos, Yo los lanzo perpetuamente al océano de la existencia material, en varias especies de vida demoníaca.

Significado

En este verso se indica claramente que, la colocación de una determinada alma individual en un determinado cuerpo, es una prerrogativa de la voluntad suprema. Puede que la persona demoníaca no esté de acuerdo en aceptar la supremacía del Señor, y es un hecho que puede que actúe según sus caprichos, pero su siguiente nacimiento dependerá de la decisión de la Suprema Personalidad de Dios, y no de sí misma. En el Śrīmad-Bhāgavatam, Tercer Canto, se dice que un alma individual, después de morir, es puesta en el vientre de quien va a ser su siguiente madre, en donde adquiere un determinado tipo de cuerpo bajo la supervisión de un poder superior. Por eso en la existencia material encontramos muchísimas especies de vida: animales, insectos, hombres, etc. Todas las dispone el poder superior. Ellas no son accidentales. En cuanto a los seres demoníacos, aquí se dice muy claro que a ellos se los pone perpetuamente en los vientres de demonios, y de esa manera continúan siendo envidiosos y lo más bajo de la humanidad. Esas especies de vida demoníaca se considera que siempre están llenas de lujuria, y que siempre son violentas, rencorosas y sucias. Las muchas clases de cazadores que hay en la jungla, se dice que pertenecen a las especies de vida demoníaca.

Texto

āsurīṁ yonim āpannā
mūḍhā janmani janmani
mām aprāpyaiva kaunteya
tato yānty adhamāṁ gatim

Palabra por palabra

āsurīm — demoníacas; yonim — especies; āpannāḥ — alcanzando; mūḍhāḥ — los necios; janmani janmani — en nacimiento tras nacimiento; mām — a Mí; aprāpya — sin llegar; eva — ciertamente; kaunteya — ¡oh, hijo de Kuntī!; tataḥ — de ahí en adelante; yānti — van; adhamām — condenado; gatim — destino.

Traducción

Naciendo repetidamente entre las especies de vida demoníaca, ¡oh, hijo de Kuntī!, esas personas nunca pueden acercarse a Mí. Gradualmente, ellas se van sumergiendo en los tipos de existencia más abominables que existen.

Significado

Se sabe que Dios es supremamente misericordioso, pero aquí vemos que Dios nunca es misericordioso con los seres demoníacos. Se afirma claramente que la gente demoníaca, vida tras vida, es puesta en los vientres de demonios como ellos, y, no consiguiendo la misericordia del Señor Supremo, descienden cada vez más, de modo que, por último, adquieren cuerpos tales como los de los perros, los gatos y los cerdos. Aquí se dice bien claro que esos demonios prácticamente no tienen ninguna oportunidad de recibir la misericordia de Dios en ninguna etapa posterior de la vida. En los Vedas también se declara que esas personas se hunden de a poco hasta volverse perros y cerdos. Podría entonces argüirse en relación con eso, que, a Dios no se lo debe anunciar como supremamente misericordioso, si Él no es misericordioso con esos demonios. En respuesta a esto, en el Vedānta-sūtra encontramos la declaración de que el Señor Supremo no siente odio por nadie. La colocación de los asuras, los demonios, en el estado más bajo de la vida, es simplemente otro aspecto de su misericordia. A veces, los asuras son matados por el Señor Supremo, pero esa muerte también es buena para ellos, porque la literatura védica nos informa que todo el que es matado por el Señor Supremo, se libera. En la historia hay ejemplos de muchos asuras —Rāvaṇa, Kaṁsa, Hiraṇyakaśipu— a quienes el Señor se les apareció en diversas encarnaciones solo para matarlos. Por lo tanto, la misericordia de Dios se les confiere a los asuras, si estos son lo suficientemente afortunados como para ser matados por Él.

Texto

tri-vidhaṁ narakasyedaṁ
dvāraṁ nāśanam ātmanaḥ
kāmaḥ krodhas tathā lobhas
tasmād etat trayaṁ tyajet

Palabra por palabra

tri-vidham — de tres clases; narakasya — de infierno; idam — este; dvāram — puerta; nāśanam — destructivas; ātmanaḥ — del ser; kāmaḥ — lujuria; krodhaḥ — ira; tathā — así como; lobhaḥ — codicia; tasmāt — por lo tanto; etat — estas; trayam — tres; tyajet — debes abandonar.

Traducción

Hay tres puertas que conducen a ese infierno: la lujuria, la ira y la codicia. Todo hombre cuerdo debe abandonarlas, pues ellas llevan a la degradación del alma.

Significado

Aquí se describe el comienzo de la vida demoníaca. Uno trata de satisfacer su lujuria, y cuando no puede hacerlo, surgen la ira y la codicia. Un hombre cuerdo que no quiere deslizarse hacia las especies de vida demoníaca, debe tratar de abandonar esos tres enemigos, los cuales pueden matar el ser hasta tal punto, que no haya posibilidad de liberarse de este enredo material.

Texto

etair vimuktaḥ kaunteya
tamo-dvārais tribhir naraḥ
ācaraty ātmanaḥ śreyas
tato yāti parāṁ gatim

Palabra por palabra

etaiḥ — de estas; vimuktaḥ — siendo liberado; kaunteya — ¡oh, hijo de Kuntī!; tamaḥ-dvāraiḥ — de las puertas de la ignorancia; tribhiḥ — de tres tipos; naraḥ — una persona; ācarati — ejecuta; ātmanaḥ — para el ser; śreyaḥ — bendición; tataḥ — de ahí en adelante; yāti — va; parām — al supremo; gatim — destino.

Traducción

El hombre que se ha escapado de esas tres puertas del infierno, ¡oh, hijo de Kuntī!, ejecuta actos que conducen hacia la autorrealización, y de ese modo alcanza gradualmente el destino supremo.

Significado

Uno debe cuidarse mucho de esos tres enemigos de la vida humana: la lujuria, la ira y la codicia. Cuanto más una persona esté libre de la lujuria, la ira y la codicia, más se purifica su existencia. De ese modo, ella puede seguir las reglas y regulaciones que se estipulan en la literatura védica. Por el hecho de seguir los principios regulativos de la vida humana, uno se eleva gradualmente hasta el plano de la comprensión espiritual. Si uno es tan afortunado que, mediante esa práctica, se eleva hasta el plano de conciencia de Kṛṣṇa, entonces tiene el éxito garantizado. En la literatura védica se prescriben los caminos de la acción y la reacción que le permiten a uno llegar a la etapa de la purificación. Todo el método se basa en abandonar la lujuria, la codicia y la ira. Mediante el cultivo del conocimiento de este proceso, uno puede elevarse a la máxima posición de la autorrealización; esa autorrealización se perfecciona en el servicio devocional. En ese servicio devocional, la liberación del alma condicionada está garantizada. Por lo tanto, según el sistema védico, se han instituido las cuatro órdenes y los cuatro estados de la vida, que se conocen como el sistema de castas y el sistema del orden espiritual. Existen diferentes reglas y regulaciones para las diferentes castas o divisiones de la sociedad, y si una persona es capaz de seguirlas, ascenderá automáticamente hasta el plano más elevado de la comprensión espiritual. En ese momento, ella podrá liberarse sin duda alguna.

Texto

yaḥ śāstra-vidhim utsṛjya
vartate kāma-kārataḥ
na sa siddhim avāpnoti
na sukhaṁ na parāṁ gatim

Palabra por palabra

yaḥ — cualquiera que; śāstra-vidhim — las regulaciones de las Escrituras; utsṛjya — abandonando; vartate — permanece; kāma-kārataḥ — actuando caprichosamente con lujuria; na — nunca; saḥ — él; siddhim — perfección; avāpnoti — alcanza; na — nunca; sukham — felicidad; na — nunca; parām — el supremo; gatim — estado de la perfección.

Traducción

Aquel que hace a un lado las disposiciones de las Escrituras y actúa según sus propios caprichos, no consigue ni la perfección, ni la felicidad, ni el destino supremo.

Significado

Como se describió antes, el śāstra-vidhim, o la guía del śāstra, se les da a las diferentes castas y órdenes de la sociedad humana. Se espera que todo el mundo siga esas reglas y regulaciones. Si uno no las sigue y actúa caprichosamente llevado por su lujuria, codicia y deseo, entonces nunca será perfecto en su vida. En otras palabras, puede que un hombre conozca teóricamente todas estas cosas, pero si no las aplica en su propia vida, entonces se lo debe conocer como lo más bajo de la humanidad. En la forma de vida humana, se espera que la entidad viviente sea cuerda y siga las regulaciones que se dan para que eleve su vida al plano más elevado de todos, pero si no las sigue, entonces se degrada. Sin embargo, incluso si sigue las reglas, las regulaciones y los principios morales y al final no llega a la etapa en la que se entiende al Señor Supremo, entonces todo su conocimiento se malogra. E incluso si acepta la existencia de Dios, si no se dedica al servicio del Señor, sus esfuerzos se malogran. Por consiguiente, uno debe ascender de a poco hasta el plano de conciencia de Kṛṣṇa y del servicio devocional; es en ese preciso momento cuando uno puede llegar a la etapa más elevada y perfecta de todas, y de ninguna otra manera.

La palabra kāma-kārataḥ es muy significativa. Una persona que viola las reglas conscientemente, actúa llevada por la lujuria. Ella sabe que está prohibido, pero aun así lo hace. Eso se denomina actuar caprichosamente. Ella sabe lo que se debe hacer, pero aun así no lo hace; por consiguiente, se dice que es caprichosa. Esa clase de personas están destinadas a ser condenadas por el Señor Supremo. Esas personas no pueden conseguir la perfección que le corresponde a la vida humana. La vida humana está hecha especialmente para purificar la existencia de uno, y aquel que no sigue las reglas y regulaciones no puede purificarse, ni tampoco puede alcanzar la verdadera etapa de la felicidad.

Texto

tasmāc chāstraṁ pramāṇaṁ te
kāryākārya-vyavasthitau
jñātvā śāstra-vidhānoktaṁ
karma kartum ihārhasi

Palabra por palabra

tasmāt — por lo tanto; śāstram — las Escrituras; pramāṇam — prueba; te — tu; kārya — deber; akārya — y actividades prohibidas; vyavasthitau — en determinar; jñātvā — conociendo; śāstra — de las Escrituras; vidhāna — las regulaciones; uktam — tal como lo declaran; karma — obras; kartum — hacer; iha — en este mundo; arhasi — debes.

Traducción

Así pues, mediante las regulaciones de las Escrituras, se debe entender lo que es el deber y lo que no lo es. Después de conocer esas reglas y regulaciones, se debe actuar de una manera en que uno se vaya elevando gradualmente.

Significado

Como se afirma en el decimoquinto capítulo, todas las reglas y regulaciones de los Vedas están hechas para conocer a Kṛṣṇa. Si uno entiende a Kṛṣṇa con el Bhagavad-gītā y se sitúa en el plano de conciencia de Kṛṣṇa, dedicándose al servicio devocional, ha alcanzado la máxima perfección del conocimiento que ofrece la literatura védica. El Señor Caitanya Mahāprabhu hizo que este proceso fuera muy sencillo: Él tan solo le pedía a la gente que cantara Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, que se dedicara al servicio devocional del Señor y que comiera remanentes de comida ofrecida a la Deidad. Aquel que se dedica directamente a todas esas actividades devocionales, se considera que ha estudiado toda la literatura védica. Él ha llegado a la conclusión de un modo perfecto. Claro que, en el caso de las personas ordinarias que no están en el plano de conciencia de Kṛṣṇa o que no se dedican al servicio devocional, lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer lo tienen que decidir las disposiciones de los Vedas. Uno debe actuar de conformidad con ello, sin objetar. Eso se llama seguir los principios de los śāstras, o las Escrituras. Los śāstras no tienen los cuatro defectos principales que se ven en el alma condicionada: sentidos imperfectos, la propensión a engañar, la certeza de cometer errores y la certeza de estar engañado. Esos cuatro defectos principales de la vida condicionada lo incapacitan a uno para formular reglas y regulaciones. Por consiguiente, las reglas y regulaciones tal como se exponen en los śāstras —puesto que están por encima de esos defectos—, las aceptan sin alteración todos los grandes santos, los ācāryas y las grandes almas.

En la India hay muchos grupos en el campo de la comprensión espiritual, y todos ellos por lo general se clasifican en dos: el impersonalista y el personalista. Ambos grupos, sin embargo, conducen su vida de conformidad con los principios de los Vedas. Sin seguir los principios de las Escrituras, uno no puede elevarse a la etapa de la perfección. Por lo tanto, aquel que entiende de hecho la esencia de los śāstras, se considera que es afortunado.

En la sociedad humana, la aversión a los principios que llevan a comprender a la Suprema Personalidad de Dios, es la causa de todas las caídas. Esa es la ofensa más grande de la vida humana. En consecuencia, māyā, la energía material de la Suprema Personalidad de Dios, siempre nos está dando problemas en la forma de las tres clases de sufrimientos. Esta energía material está constituida por las tres modalidades de la naturaleza material. Uno tiene que elevarse al menos hasta la modalidad de la bondad, antes de que se pueda abrir la senda hacia la comprensión del Señor Supremo. Si uno no se eleva hasta el nivel de la modalidad de la bondad, permanece en los planos de la ignorancia y la pasión, que son la causa de la vida demoníaca. Aquellos que se encuentran en los planos de las modalidades de la pasión y la ignorancia, se burlan de las Escrituras, se burlan del hombre santo y se burlan de la debida comprensión de la Suprema Personalidad de Dios. Ellos desobedecen las instrucciones del maestro espiritual, y a ellos no les importan las regulaciones de las Escrituras. A pesar de oír las glorias del servicio devocional, ellos no se sienten atraídos a él. Así pues, ellos elaboran su propia manera de elevarse. Esos son algunos de los defectos de la sociedad humana que conducen a la posición de la vida demoníaca. Sin embargo, si uno puede ser guiado por un maestro espiritual idóneo y genuino, que pueda llevarlo a uno a la senda de la elevación, a la etapa suprema, entonces la vida de uno se vuelve un éxito.

Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo decimosexto del Śrīmad Bhagavad-gītā, titulado «La naturaleza divina y la demoníaca».