Skip to main content

Text 4

Text 4

Devanagari

Devanagari

सूत उवाच
अपीपलद्धर्मराज: पितृवद् रञ्जयन् प्रजा: ।
नि:स्पृह: सर्वकामेभ्य: कृष्णपादानुसेवया ॥ ४ ॥

Text

Texto

sūta uvāca
apīpalad dharma-rājaḥ
pitṛvad rañjayan prajāḥ
niḥspṛhaḥ sarva-kāmebhyaḥ
kṛṣṇa-pādānusevayā
sūta uvāca
apīpalad dharma-rājaḥ
pitṛvad rañjayan prajāḥ
niḥspṛhaḥ sarva-kāmebhyaḥ
kṛṣṇa-pādānusevayā

Synonyms

Palabra por palabra

sūtaḥ uvāca — Śrī Sūta Gosvāmī said; apīpalat — administered prosperity; dharma-rājaḥ — King Yudhiṣṭhira; pitṛ-vat — exactly like his father; rañjayan — pleasing; prajāḥ — all those who took birth; niḥspṛhaḥ — without personal ambition; sarva — all; kāmebhyaḥ — from sense gratification; kṛṣṇa-pāda — the lotus feet of Lord Śrī Kṛṣṇa; anusevayā — by dint of rendering continuous service.

sūtaḥ uvāca — Śrī Sūta Gosvāmī dijo; apīpalat — administró prósperamente; dharma-rājaḥ — el rey Yudhiṣṭhira; pitṛvat–exactamente igual que su padre; rañjayan — complaciendo; prajāḥ — a todos aquellos que nacían; niḥspṛhaḥ — sin ambición personal; sarva — todo; kāmebhyaḥ — de la complacencia de los sentidos; kṛṣṇa-pāda — los pies de loto del Señor Śrī Kṛṣṇa; anusevayā — a fuerza de prestar servicio continuo.

Translation

Traducción

Śrī Sūta Gosvāmī said: Emperor Yudhiṣṭhira administered generously to everyone during his reign. He was exactly like his father. He had no personal ambition and was freed from all sorts of sense gratification because of his continuous service unto the lotus feet of the Lord Śrī Kṛṣṇa.

Śrī Sūta Gosvāmī dijo: Durante su reinado, el emperador Yudhiṣṭhira administró de un modo generoso para con todos. Él era exactamente igual que su padre. Él no tenía ninguna ambición personal y estaba exento de toda clase de complacencia de los sentidos, por su continuo servicio a los pies de loto del Señor Śrī Kṛṣṇa.

Purport

Significado

As mentioned in our introduction, “There is a need for the science of Kṛṣṇa in human society for all the suffering humanity of the world, and we simply request the leading personalities of all nations to take to the science of Kṛṣṇa for their own good, for the good of society, and for the good of all the people of the world.” So it is confirmed herein by the example of Mahārāja Yudhiṣṭhira, the personality of goodness. In India the people hanker after Rāma-rājya because the Personality of Godhead was the ideal king and all other kings or emperors in India controlled the destiny of the world for the prosperity of every living being who took birth on the earth. Herein the word prajāḥ is significant. The etymological import of the word is “that which is born.” On the earth there are many species of life, from the aquatics up to the perfect human beings, and all are known as prajās. Lord Brahmā, the creator of this particular universe, is known as the prajāpati because he is the grandfather of all who have taken birth. Thus prajā is used in a broader sense than it is now used. The king represents all living beings, the aquatics, plants, trees, reptiles, birds, animals and man. Every one of them is a part and parcel of the Supreme Lord (Bg. 14.4), and the king, being the representative of the Supreme Lord, is duty-bound to give proper protection to every one of them. This is not the case with the presidents and dictators of this demoralized system of administration, where the lower animals are given no protection while the higher animals are given so-called protection. But this is a great science which can be learned only by one who knows the science of Kṛṣṇa. By knowing the science of Kṛṣṇa, one can become the most perfect man in the world, and unless one has knowledge in this science, all qualifications and doctorate diplomas acquired by academic education are spoiled and useless. Mahārāja Yudhiṣṭhira knew this science of Kṛṣṇa very well, for it is stated here that by continuous cultivation of this science, or by continuous devotional service to Lord Kṛṣṇa, he acquired the qualification of administering the state. The father is sometimes seemingly cruel to the son, but that does not mean that the father has lost the qualification to be a father. A father is always a father because he always has the good of the son at heart. The father wants every one of his sons to become a better man than himself. Therefore, a king like Mahārāja Yudhiṣṭhira, who was the personality of goodness, wanted everyone under his administration, especially human beings who have better developed consciousness, to become devotees of Lord Kṛṣṇa so that everyone can become free from the trifles of material existence. His motto of administration was all good for the citizens, for as personified goodness he knew perfectly well what is actually good for them. He conducted the administration on that principle, and not on the rākṣasī, demonic, principle of sense gratification. As an ideal king, he had no personal ambition, and there was no place for sense gratification because all his senses at all times were engaged in the loving service of the Supreme Lord, which includes the partial service to the living beings, who form the parts and parcels of the complete whole. Those who are busy rendering service to the parts and parcels, leaving aside the whole, only spoil time and energy, as one does when watering the leaves of a tree without watering the root. If water is poured on the root, the leaves are enlivened perfectly and automatically, but if water is poured on the leaves only, the whole energy is spoiled. Mahārāja Yudhiṣṭhira, therefore, was constantly engaged in the service of the Lord, and thus the parts and parcels of the Lord, the living beings under his careful administration, were perfectly attended with all comforts in this life and all progress in the next. That is the way of perfect management of state administration.

Como se mencionó en nuestra introducción al Primer Canto: «Existe la necesidad de la ciencia de Kṛṣṇa en la sociedad humana, por el bien de toda la humanidad que sufre en el mundo, y nosotros simplemente les pedimos a los líderes de todas las naciones, que acojan esta ciencia de Kṛṣṇa por su propio bien, por el bien de la sociedad y por el bien de toda la gente del mundo». Y esto lo confirma aquí el ejemplo de Mahārāja Yudhiṣṭhira, la personificación de la bondad. En la India, la gente anhela el rāma-rājya, porque la Personalidad de Dios era el rey ideal, y todos los demás reyes o emperadores de la India controlaban el destino del mundo en aras de la prosperidad de cada ser viviente que nacía en la Tierra. Aquí es significativa la palabra prajāḥ. El significado etimológico de la palabra es «aquello que nace». En la Tierra hay muchas especies de vida, las cuales abarcan desde los seres acuáticos hasta los seres humanos perfectos, y a todos los que las integran se los conoce como prajās. Al Señor Brahmā, el creador de este universo en particular, se lo conoce como el Prajāpati, por ser el abuelo de todos los que han nacido. Así pues, prajā se utiliza aquí en un sentido más amplio que el que se le da en la actualidad. El rey representa a todos los seres vivientes: los seres acuáticos, las plantas, los árboles, los reptiles, las aves, los animales y el hombre. Cada uno de ellos es una parte integral del Señor Supremo, (Bg. 14.4), y el rey, siendo el representante del Señor Supremo, tiene la obligación de brindarles a todos la debida protección. No ocurre así con los presidentes y dictadores de este desmoralizado sistema de administración, en el que a los animales inferiores no se les da protección alguna, mientras que a los animales superiores se les da una supuesta protección. Pero ello constituye una gran ciencia, que puede aprender únicamente aquel que conoce la ciencia de Kṛṣṇa. Por el hecho de conocer la ciencia de Kṛṣṇa, uno puede convertirse en el hombre más perfecto del mundo, y a menos que se tenga conocimiento de esa ciencia, todas las aptitudes y diplomas de doctorado que se hayan adquirido mediante la educación académica, son malos e inútiles. Mahārāja Yudhiṣṭhira conocía muy bien esa ciencia de Kṛṣṇa, pues se afirma aquí que mediante el continuo cultivo de la misma, o por prestarle al Señor servicio devocional continuo, adquirió la capacidad de administrar el Estado. A veces el padre se muestra aparentemente cruel con un hijo, pero eso no significa que el padre haya perdido la capacidad de ser padre. El padre siempre es padre, porque siempre tiene presente en el corazón el bien del hijo. El padre quiere que cada uno de sus hijos llegue a ser mejor que él. Por consiguiente, un rey como Mahārāja Yudhiṣṭhira, quien era la personificación de la bondad, quería que todo aquel que se encontrara bajo su administración —especialmente el ser humano, que tiene una conciencia más desarrollada— se volviera devoto del Señor Kṛṣṇa, de modo que todo el mundo pudiera librarse de las tonterías de la existencia material. El lema de su administración era «todo lo bueno para los ciudadanos», pues como él era la bondad personificada, sabía perfectamente bien lo que era realmente bueno para ellos. Él dirigía la administración sobre la base de ese principio, y no sobre la base del principio rākṣasī, o demoníaco, de la complacencia de los sentidos. Como rey ideal que era, no tenía ninguna ambición personal ni había lugar para la complacencia de los sentidos, porque, en todo momento, todos los sentidos los tenía dedicados al servicio amoroso del Señor Supremo, lo cual incluye el servicio parcial que se les presta a los seres vivientes, que constituyen las partes integrales del todo completo. Aquellos que están muy dedicados a prestarles servicio a las partes integrales dejando a un lado el todo, solo pierden el tiempo y la energía, como ocurre cuando uno riega las hojas de un árbol sin regar la raíz. Si se vierte agua en la raíz, las hojas se nutren perfecta y automáticamente, pero si se vierte agua solo en las hojas, se desperdicia toda la energía. En consecuencia, Mahārāja Yudhiṣṭhira estaba dedicado constantemente al servicio del Señor, y, por ende, las partes integrales del Señor —los seres vivientes que se encontraban bajo su cuidadosa administración— eran atendidas a la perfección, proveyéndoseles de todas las comodidades en esta vida, y de pleno progreso en la siguiente. Esa es la manera de dirigir perfectamente la administración estatal.